Una de las características más apreciadas de la idiosincrasia española es ser ingenioso, sobre todo en la adversidad. Esto nos permite sobrevivir en un ambiente lleno de envidias, ineptos que cumplen plenamente el principio de Peter, leyes que se aplican según el grado de amiguismo o enemiguismo, etc. Cuando nos va muy mal, utilizamos la vía de escape del humor y la crítica irónica. Claro está que no todos entienden y aceptan el método, y los problemas se agudizan.

Lopez Ibor decía que los hiperadaptados, aquellos que gustan de cumplir las normas, son los candidatos más firmes a la depresión. La válvula de escape de la ironía humorística permite salvar no pocas mentes, quizá también vidas.

Esto viene a propósito de la caída de la pérgola (¿o debería escribir pérgala?). Ante lo que podía haber sido una catástrofe irremediable, ya que afortunadamente no ha habido que lamentar desgracias personales, la sonrisa es un buen ejercicio.

Tras el hundimiento, lo primero que vi, desde la ventana del laboratorio, fue a un grupo de estudiantes, o profesores, no puedo precisar por la distancia, que observaban atentamente los escombros y se hacían fotos, como si de las ruinas de Itálica se tratara. Tras ellos se apreciaba una pancarta. Cuando llegué al lugar, las personas habían sido espantadas por los trabajadores de la constructora, pero los restos del cartel quedaban todavía visibles, aunque rotos. No resisto la tentación de reproducir el ingenioso texto:

TENEMOS A GALA SER LOS MEJORES

Casi simultáneamente, con una rapidez digna de elogio, se nos ofertaba por Internet una nueva asignatura de libre elección, multidisciplinar. No hay mal que por bien no venga. Mientras la construcción no había conseguido despertar el entusiasmo de nuestra comunidad, la destrucción sí ha puesto en marcha los resortes de la supervivencia. Por vez primera en la historia de Alcalá se nos brinda la posibilidad de cursar una asignatura verdaderamente interfacultativa.

A continuación copio literalmente el texto recibido. Examínenlo con atención y díganme si no es una pieza realmente soberbia:

Nueva asignatura multidisciplinar:

CONSTRUCCIÓN Y MANTENIMIENTO DE MARQUESINAS

10 créditos inmobiliarios

(5 teóricos, 2 prácticos, 3 imaginarios)

Unidad 1 (Psicología)

- Las construcciones y sus motivaciones: Una perspectiva freudiana

- Toma de decisiones erróneas: Análisis de un caso real

Unidad 2 (Física)

- El equilibrio estático de un sólido poco rígido

Unidad 3 (Química)

- La mezcla de cementos de mala calidad

- Los efectos de la humedad y el aire en estructuras cutres

- Like a candle in the wind

Unidad 4 (Economía)

- Cómo gastar dinero en algo inútil

- Cómo gastar más de lo previsto en algo imprevisto

Unidad 5 (Derecho)

- La responsabilidad civil subsidiaria en caso de derrumbe

- Jurisprudencia sobre imprudencia temeraria

Unidad 6 (Historia)

- La historia de la construcción truncada (desde Babel a nuestros días)

Unidad 7 (Medicina)

- Daños y lesiones producidos por hundimientos: A concise review

- Soluciones y perspectivas futuras: ¿Viagra o analgésicos?

Bibliografía

Murphy, R. (1974) Leyes de Murphy. Editorial Failure, Washington.

López, A. (1994) Construcciones de sueños. Editorial Dreaming, Laponia.

Yañez, L. (1992) La Expo-92 como ejemplo de gestión. Editorial Monipodio, Sevilla.

Wartofsky, M. (1993) Física recreativa. Editorial Mir, Moscú.

Muchos compañeros me halagan asignándome la autoría de esta obra maestra, sobre todo teniendo en cuenta que, durante toda la campaña electoral a Rector, estuve afirmando: "con un viento un poco fuerte, la marquesina se vendrá abajo". Parece que hasta lo tenía preparado. Pues no, no he sido yo, aunque confieso que me hubiera gustado haberlo escrito.

No hace falta saber mucha Física para deducir que la estructura es totalmente inestable. Se preguntarán por qué no se han caído los primeros tramos. La respuesta es simple, están al abrigo del viento, gracias a los edificios de la Facultad de Ciencias, y se encuentran bajo el nivel de la primera terraza del Campus.

Lo que sí nos preguntábamos, sin que todavía tengamos respuesta, es el porqué se seguía construyendo, sin haber abierto una investigación seria y realizar análisis técnicos con garantías de independencia. Según informaciones oficiosas de última hora, el Ministerio de Fomento parece haber tomado cartas en el asunto y ha decidido paralizar la obra. En cualquier caso, a mí me recuerda demasiado el síndrome de la estructurofilia descrito en el Capítulo XII del clásico de Lawrence Peter y Raymond Hull, del que les hablaré en otra ocasión.