Recientemente todos hemos sido testigos de un rumor que, tras hacerse eco del mismo todos los medios de comunicación, alcanzó la categoría de "rumor nacional" y del cual eran protagonistas un conocido programa televisivo, una menor, un tarro de mermelada, nocilla o foiegras (depende de las versiones) y un inocente animal doméstico. El citado rumor alcanzó su apogeo y su mayor grado de credibilidad, -aunque también fue el principio de su fin-, cuando un insensato con pocas luces osó trasladarlo a los tribunales y solicitar la apertura de un expediente informativo por parte de la Fiscalía del Menor sin la menor prueba documental ni justificativa de la existencia del delito. En el pasado mes de marzo ha sido en nuestra Universidad donde se ha instalado un rumor que ha corrido como la pólvora entre muchos de los miembros de la Comunidad Universitaria. Dicho rumor tiene, como es lógico al poseer esa categoría, todos los ingredientes y características de los mismos, en este caso, de cierta "calidad" a juzgar por la trascendencia alcanzada. Para todos aquellos que no lo conozcan y para que los demás manejen una versión "básica" que pueda ser común a todos y libre de matices (algo difícil en un rumor), las líneas generales del mismo podrían ser:
Curiosamente, este rumor no es nuevo, se ha venido produciendo, con mayor o menor intensidad, a finales de cada año, aunque con algunas modificaciones, pues en años anteriores se decía que era una persona de la Universidad la que iba al banco con un cheque y la lista de agraciados. Al ser analizado con detenimiento se observa que el citado rumor tiene varias de las características propias de todo elemento de este tipo:
Pero todo lo anterior, como se ha comentado, no es ninguna novedad. Sin embargo, el rumor del presente año ha dado un salto cualitativo frente a los anteriores y, todo ello, gracias a la inestimable colaboración de la persona que lo introduce como punto del Orden del Día para su discusión en el principal órgano de gobierno de la Universidad, es decir, la Junta de Gobierno, (pueden ver la petición en el documento vinculado). Se pueden extraer varias conclusiones negativas de una actuación de este tipo. La primera, y quizás más importante, es que utilizar a la Junta de Gobierno para discutir rumores supone dar un tratamiento trivial a sus funciones y pudiera pensarse que en nuestra Universidad no existen asuntos de mayor calado para debatir. En cualquier caso, conlleva un grave descrédito para nuestro máximo órgano de gobierno. Por otra parte, se ha conseguido que algo que simplemente era un "chisme de pasillo" pase a convertirse en tema de comentario para toda la Comunidad Universitaria, dotándole de una trascendencia y verosimilitud que, en ningún caso, habría alcanzado por sí solo. Si, por el contrario, analizamos quién ha provocado esta situación, es curioso constatar que el primer punto que se introduce en la Junta de Gobierno por la representación del Personal de Administración y Servicios, sea la discusión de un "cotilleo" huérfano de toda justificación documental. Aunque más que curiosidad, debería levantar una cierta indignación entre sus representados, vistos los patentes y significados problemas que aquejan a dicho colectivo (estancamiento en la revisión de sus Catálogos de Puestos de Trabajo, volumen desmesurado de la contratación temporal y becarios, falta de incremento salarial en los últimos años, desmotivación generalizada, privatizaciones, escándalos en prensa sobre irregularidades en oposiciones, etc.); sin embargo, con este tipo de actuaciones irresponsables podría parecer que al mencionado Personal de Administración y Servicios sólo le preocupan los chismes y rumores, en lugar de los verdaderos problemas que padecen; aunque todos sabemos que no es así. Pero lo más gracioso y, también siniestro, es la segunda petición que se efectúa, solicitando la apertura de un expediente informativo para saber desde dónde se "rumorea". Al margen de que resulta cómico que en una Institución como la nuestra se persigan rumores, no hay que olvidar que este tipo de arrebatos justicieros son propios de los procedimientos de "caza de brujas" al más puro estilo del senador McCarthy. Por último, y de cara al futuro, quizás el colectivo del Personal de Administración y Servicios no haría mal en meditar con más detenimiento en qué personas deposita la responsabilidad de su representación para evitar que se vuelvan a producir actuaciones tan insensatas como la que se ha comentado. LA REDACCIÓN |
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