Editorial
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ISSN: 1575-2844

Revista Vivat Academia

 Histórico Año IV

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Febrero 2002. Nº 32

LA FRASE DEL MES:

El que resiste gana

Camilo José Cela.

Problemas en la educación = Políticos demagógicos

Siempre nos hemos preguntado por la poderosa razón que impele a los políticos a usar la educación como arma arrojadiza, cuando no les interesa lo más mínimo el tema.

Es indudable que la educación es el motor de un pueblo, pero la Educación con mayúsculas, no los simulacros a que las diferentes leyes y gobiernos nos tienen acostumbrados. Si los partidos políticos estuvieran de verdad interesados en implantar en nuestro país un sistema educativo eficaz, ya se habrían puesto de acuerdo y hubieran hecho una campaña intensiva proporcionando a la sociedad criterios adecuados para aceptar nuestras deficiencias y necesidades en esta materia.

Nada más lejos de la realidad. No existe gobierno que se precie que no cambie las leyes relativas a la formación de los ciudadanos españoles, porque "se debe" mostrar interés. Después olvidan los aspectos fundamentales, como el caso de la necesaria financiación de tan maravillosos cambios introducidos, dejando la reforma en agua de borrajas. La oposición aprovecha la ocasión para atacar al ministro de turno, olvidando, descaradamente y sin rubor que, cuando ostentaron el poder, ellos hicieron lo mismo.

Resulta patético oír a los responsables del PSOE atacar a sus colegas del PP, cuando sus reformas educativas propiciaron el actual caos educativo. ¿Qué ha supuesto la LOGSE para nuestro país? Los que sufrimos el nivel de conocimientos de los alumnos, adquiridos en sus estudios primarios y secundarios, no podemos ocultar nuestra frustración profesional. No es extraño que el 72% de los profesores de secundaria consultados opinen que la exigencia de trabajo y dedicación de los estudiantes debe ser recuperada de alguna manera.

Por otra parte, se rasgan las vestiduras con la recuperación de la reválida y nadie parece acordarse que la actual selectividad es obra y gracia de los gobiernos socialistas. Recordamos con pena aquellas reuniones en el Ministerio de Educación en las que se nos planteaba, sin opción a opinar, la introducción de un sistema que evitaba que los alumnos pudieran estudiar aquello que más les atraía o para lo que tenían vocación. ¡Cuántas generaciones frustradas...! Pero claro, confiados en la amnesia nacional, tan evidente, no dudan en atacar el "cambio de nombre", no dudan en lanzar a la calle con pancartas a esos mismos alumnos a los no hubieran dudado en someter a las pruebas de acceso.

Pasemos página. ¿Qué ha supuesto la LRU para la universidad? Al margen de los problemas que se han estado aireando estos últimos meses, resultó que ni los mismos que habían redactado la ley creían en ella. Se intentó montar una universidad departamental cohabitando con la estructura facultativa, que dio al traste con toda la reforma. Los Decanos se convirtieron en meros burócratas de hecho, pero en el fondo, sobre todo en ciertos estudios, continuaron ostentando el poco poder reservado a los docentes. Los directores de departamento no siempre eran, son, los más capaces para desempeñar las funciones correspondientes. Por lo general, producto del sistema cuasiasambleario, se elige al más "manejable" en el mejor de los casos. Para terminarlo de remediar, la propia administración fue transgrediendo una por una sus propias normas, y el exponente mayor viene representado por el desmadre con los asociados y la proliferación de estudios de todo tipo con profesorado poco cualificado. Pretendieron acabar con el penenazgo en las universidades y esa lacra continúa, unida a una gran variedad de becarios. La explotación por parte de la misma administración de titulados superiores, con un panorama de futuro de lo más negro, debería avergonzar a los menos escrupulosos. De la investigación, los complementos sexenales y lindezas por el estilo mejor no hablamos.

La Ley de Calidad no va arreglar nada porque olvida lo más esencial: la preparación adecuada del profesorado de primaria y secundaria. No nos sirven esos ridículos cursos que se imparten desde los ICEs y centros similares. En muchos de ellos se enseña a enchufar un retroproyector y poco más. ¿De qué sirven tantos cursos de pedagogía y didáctica si hay muchos profesores que han olvidado, o nunca aprendieron, lo que deben enseñar? Y para redondear los despropósitos, no olvidemos que un experto en latín termina enseñando dibujo, porque hay que rellenar las horas de su carga docente. Poco podrá enseñar el que no sabe. A modo de paréntesis, diremos que en la universidad también se dan casos análogos, con profesores que enseñan materias ancladas en el siglo XIX, porque fue lo que aprendieron y ahora no tienen tiempo de "dedicarse" a la docencia, tan preocupados como están de publicar y publicar, porque eso es lo único valorable en unas oposiciones.

La LOU no va a arreglar nada, porque el problema fundamental está en la propia comunidad universitaria. No tardaremos mucho en retorcer la letra y el espíritu de la ley, para adaptarla a nuestras "necesidades"; ello, en gran medida, porque, de nuevo, el legislador ha olvidado un aspecto esencial: el establecimiento de la carrera docente.

¿Alguno de nuestros lectores tiene alguna idea del futuro que el espera a la formación profesional, esa gran olvidada en todas las reformas? Se agradecerían noticias al respecto.

Como resumen, resulta chocante que, con los medios audiovisuales modernos, el aumento del presupuesto para material en los centros docentes, el aumento del porcentaje de la población escolarizada en enseñanza secundaria y superior y la disminución del número de estudiantes por aula, hayamos descendido los niveles de formación hasta límites preocupantes y hablemos de un inadmisible fracaso escolar.

Desde estas mismas páginas ya hemos denunciado, en diversas ocasiones, la incidencia negativa de padres, periodistas, pedagogos, didactas y psicólogos que no hacen otra cosa que enturbiar aún más el panorama. Sin embargo, lo absolutamente insoportable es la actitud de los políticos, primeros responsables de los errores en materia de educación; ¿quién si no es culpable de la falta de incentivación del profesorado y de la demagogia barata que iguala a todos los estudiantes por el mismo rasero, a la baja por supuesto, (igualar a alto nivel es imposible)?

Enlazando con la frase estrella de Cela, que encabeza la página, nos preguntamos: ¿Quiénes ganarán en esta ocasión? Desde luego no los que resisten, es decir, los sufridores de esta guerra sin cuartel entre facciones políticas ignorantes, en la práctica, de que detrás de la enseñanza se encuentran personas, y el futuro del país.

Para finalizar, sólo nos queda animar a los optimistas a que nos envíen sus opiniones, por aquello de no caer en el desánimo irreparable.

La Redacción

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Vivat Academia, revista del "Grupo de Reflexión de la Universidad de Alcalá" (GRUA).
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