LA FRASE DEL MES:

En la pelea, se conoce al soldado; sólo en la Victoria, se conoce al caballero.

Jacinto Benavente.

La piel de serpiente

¿Han visto ustedes alguna vez una serpiente vieja, con la piel arrugada o poco lustrosa? La razón es evidente, las serpientes cambian su pellejo cuando lo necesitan, ocultando su verdadero aspecto.

Algo parecido ha ocurrido, y viene ocurriendo desde hace años, en la Universidad de Alcalá, en particular, y en este país, en general. Los que hoy visten una lujosa vestimenta de opositores, por aquello de prestar apoyo a una opción probablemente beneficiosa, mañana, cuando tales beneficios se tornan imposibles, mostrarán sus mejores galas, en consonancia con los ganadores. Unos hablarán, los menos escrupulosos, de las posibilidades de renovación ocultas en la personalidad de quien ha tenido la suerte de salir elegido, otros cantarán, un poco más melindrosos, los beneficios de la duda. Todos ellos, días antes, hablaban en público y en privado de las catástrofes venideras si el vencedor fuera quien, al final, se lleva los laureles.

Este proceder, claramente cínico, imposibilita al electorado para alcanzar una idea clara de la situación y, como es natural, las especies gobernantes se perpetúan como si se tratara de taxones biológicos dominantes.

¿Quién duda que los auto-llamados "opositores" al galismo, han tomado la opción "oficialista" en la segunda vuelta de las recientes elecciones a rector de la UAH? ¿Por qué? No es difícil de encontrar la respuesta. Los hay aspirantes a cargos académicos, fácilmente maleables y amoldables a los nuevos tiempos a cambio de los mismos. Los hay protectores de beneficios previos conseguidos que, un poco despistados, piensan llegado el final de un sistema, después se dan cuenta de su error y rápidamente se equipan de una nueva piel. Los hay aduladores por naturaleza, siempre al lado del posible ganador, al que no dudan en abandonar cuando el futuro vencedor se convierte en vencido. Los hay buscadores de nuevas fronteras personales, con grandes aspiraciones, deseosos de encontrar promesas no escuchadas con anterioridad, que a la vista del fracaso, no dudan en volver a metas menos ambiciosas. Los hay, en definitiva, profesionales del travestismo político y profesional, que cambian a ropa de invierno a nada que sopla viento norteño.

Entre todos han hecho posible el continuismo de un sistema llamado a acabarse. Al menos se ha conseguido algo, es un avance: Manuel Gala no se ha presentado a la reelección y tendrá que jubilarse con otro título diferente de Magnífico. De ello, no cabe duda, parte de culpa ha tenido esta misma revista, con su persistencia en denunciar, sin tregua, los desaguisados de una forma obsoleta y anti-universitaria de gobierno. Hace exactamente cuatro años nacía Vivat Academia con la intención de crear un estado de opinión en la comunidad alcalaína proclive a nuevos vientos, nuevas ideas y nuevas personas. Hemos conseguido lo último, pero nos falta un largo camino por recorrer.

Aunque el nuevo rector electo, el profesor Virgilio Zapatero, exministro de Felipe González, nos asegure cambios en lo divino y lo humano de nuestra querida institución, poco conocedor de los recónditos estilos y formas de muchos de sus colaboradores, amén de recién llegado a la UAH, estamos seguros que acabará por amoldarse a las circunstancias, dimitir o dedicarse a otros menesteres políticos más prometedores. Eso en el mejor de los casos, porque mucho nos tememos que la sombra de Manuel Gala haya quedado atrapada en los alrededores de la plaza de San Diego y siga gobernando, por muchas "fundaciones" que alumbremos para difuminarla.

Vivat Academia, desde sus secciones de opinión, no ha podido cumplir todas sus aspiraciones. Acusada reiteradamente de ser el órgano altavoz de un "resentido perdedor" en unas elecciones, siempre ha tenido como meta de política universitaria, no el acabar con una persona, sino con un estilo gerencial inoperante, en la idea de conseguir una Universidad de Alcalá dedicada en cuerpo y alma a la docencia y la investigación, y no una Universidad de Alcalá conocida en todas partes como una agencia inmobiliaria ruinosa y decadente. Son ya cuarenta los números publicados y, si Dios no lo remedia, pensamos seguir en la brecha con otros cuarenta, vigilando las desviaciones de lo prometido, denunciando las irregularidades de gobierno, solicitando los cambios necesarios, etc, etc. Hay una larga lista: Servicios Informáticos, urbanización del Campus (no jardines botánicos dieciochescos), relaciones rectorado-personal (de todo tipo), laboratorios, aulas con medios audiovisuales adecuados, vigilancia y puesta en cuarentena de los presuntos acosadores psicológicos (haberlos haylos y en cantidades importantes), enseñanzas dignas en materias necesarias, docencia de superior calidad para atraer alumnos brillantes, dignificación de los servicios de deportes, reforzamiento de los servicios de mantenimiento, promoción de la investigación básica, evitación de privatizaciones costosas e ineficaces, desmantelamiento de empresas parásitas o "vampiro", exigencia del cumplimiento de sus obligaciones a los ocupantes de cargos académicos, desmantelamiento de chiringuitos personales producto de chalaneos anteriores, reestructuración y democratización del Consejo de Estudiantes (conocido por algunos como el SEU resucitado)... Eso sí, por favor, sin escudarse en los órganos de gobierno ("son los que finalmente deciden...") para el rector y su equipo quedar libres de toda culpa.

Esperamos con ansiedad, aunque con escepticismo.

Nos queda una duda final: ¿Se comprará, por fin, Manuel Gala un coche? Desde 1984, que sepamos, sólo ha hecho uso de coche oficial, incluso para uso particular. Los rumores, seguramente falsos, hablan de su exigencia de automóvil incluido en su nuevo futuro cargo, ¿será verdad?

LA REDACCIÓN

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