Chistes malos
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ISSN: 1575-2844

Revista Vivat Academia

  Histórico Año VII

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Febrero 2005. Nº 62

Seis chistes malos, seis

Sigfrido del Alce

¡Cuidado con equivocarse de dirección de e-mail!

Un matrimonio de Madrid decide ir a pasar un fin de semana largo en la playa, en el mismo hotel donde pasaron la luna de miel 20 años atrás.

Pero a última hora, debido a problemas de trabajo, la mujer no podía ausentarse el día previsto, así que decidieron que el marido volaría el Jueves, y la mujer lo haría al día siguiente.

El hombre llegó sin novedad y una vez alojado en el hotel, vio que en la habitación había un ordenador con conexión a Internet, así que decidió enviar un correo electrónico a su mujer. Sin embargo, trabucó una letra al escribir la dirección, y mandó el mensaje sin darse cuenta del error.

En Sevilla, una viuda acababa de llegar del funeral de su marido, que había fallecido repentinamente debido a un ataque al corazón. La viuda comprobó su correo electrónico esperando ver mensajes de parientes y amigos, al leer el primero se desmayó.

El hijo al entrar en la habitación, encontró a su madre en el suelo sin conocimiento a los pies del ordenador, en cuya pantalla se podía leer:

A : Mi querida esposa

Asunto : He llegado bien

Probablemente te sorprenda recibir noticias mías por esta vía, ahora tienen ordenadores aquí y puedes enviar mensajes a tus seres queridos.

Acabo de llegar y he comprobado que todo está preparado para cuando llegues tú, mañana Viernes. Tengo muchas ganas de verte. Espero que tu viaje sea tan tranquilo y relajado como lo ha sido el mío.

PD: ¡No traigas mucha ropa, hace un calor tremendo aquí abajo!"

Hay que saber mentir

Estaba un tipo leyendo tranquilamente su periódico durante el desayuno

cuando su esposa se desliza silenciosamente por detrás y lo golpea con una sartén en la cabeza. ¡Zas! El tipo sobándose la cabeza le dice:

- ¿Qué te pasa?

- A ver, grandísimo imbécil, ¿qué es este pedazo de papel en el bolsillo de tu pantalón con el nombre de Hortensia escrito? ¿Quién es, eh?

- Mi amor ¿no te acuerdas que hace dos semanas fui a las carreras de caballos? Pues Hortensia es el nombre de uno de los caballos a los que aposté.

La esposa, apenada, se disculpa y sigue con su trabajo en la casa. Tres días después, está el tipo sentado viendo la televisión, tomándose una cerveza, cuando de repente ¡zas!, otro sartenazo en la cabeza. Él, en el suelo y con la cabeza sangrando, le dice:

- Pero, ¿te has vuelto loca? ¿Qué te pasa ahora?

- Tu caballo llamó por teléfono.

Uno de bilbaínos

Patxi y Aitor en el baztxoki del tío Eneko.

Al entrar, Patxi se fija en una maquina de Coca Colas recién instalada en el local. Se acerca, mete 2 euros, aprieta el botón, y... ¡clonk!, baja una lata de Coca Cola.

La agarra, la mira fijamente, la deja en el suelo, saca otros 2 euros, aprieta el botón, baja otra lata, la coge, la mira, la deja en el suelo, saca otros 2 euros....

Media hora más tarde, Aitor le ve rodeado de latas de Coca Cola, apiladas por doquier, y le dice:

- Venga, Patxi, ostias, que nos vamos.

A lo que Patxi responde:

- No me jodas, ¡¡¡ahora que estoy en racha!!!

Otro de bilbaínos

¿Qué le falta al coche fantástico?

La matrícula de Bilbao

Diferencias notables

La esposa pasó la noche fuera de casa. A la mañana siguiente explicó al marido que había dormido en la casa de la mejor amiga. El marido entonces llamó por teléfono a diez de las mejores amigas. Ninguna de ellas confirmó la historia.

El marido pasó la noche fuera de casa. A la mañana siguiente, explicó a la mujer que había dormido en la casa de su mejor amigo. La esposa entonces llamó por teléfono a diez mejores amigos del marido...

Siete de ellos confirmaron la historia y los tres restantes, además de confirmarla, dijeron que él todavía estaba allí.

Nunca pregunte algo por lo que tendrá que disculparse

Una dama entra a una farmacia y le pide al farmacéutico:

- Por favor quisiera comprar arsénico

Dado que el arsénico es un veneno fatal, el dependiente quiso saber más datos antes de proporcionarle la sustancia.

-¿Y para qué querría la señora comprar arsénico?

- Para matar a mi marido.

- ¡Ah, caramba! Lamentablemente para ese fin no puedo vendérselo, es un delito muy grave.

La mujer sin decir palabra abre la cartera y saca una fotografía del marido haciendo el amor con la mujer del farmacéutico.

- ¡Mil disculpas! -dice el farmacéutico- ¡¡¡No sabía que usted tenía receta...!!!

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Vivat Academia, revista del "Grupo de Reflexión de la Universidad de Alcalá" (GRUA).
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Última modificación: 03-03-2005