..."todo el que osa hablar de la Universidad, Ortega y Gasset (1930). De entre los mensajes de nuestros lectores, recibidos este mes, hemos elegido la conclusión de uno de ellos, que termina con esta frase de Ortega, manifestada en su alegato sobre la misión de la Universidad, para dar entrada al número tres de Vivat Academia. Nuestro comunicante cree conveniente "tomar esta cita como "nickname" (apodo) para formar un grupo de reformistas, llamados leprosos", y añade: "BIENVENIDOS LOS LEPROSOS". Verdaderamente el grupo GRUA, y esta revista, son considerados por algunos miembros de la comunidad universitaria alcalaína como la expresión máxima de la marginalidad o la delincuencia. Prueba de ello es que el Rector ha declarado a los medios de comunicación que ve "mal e inusual en otras universidades que se realicen alusiones o se dude sobre las actitudes éticas", según Gala "esto viola una norma de funcionamiento interno en las universidades" (?). Evidentemente, en el seno de la Institución, que debería servir de modelo en el planteamiento de la validez de los medios utilizados y los fines buscados por la Sociedad, está terminantemente prohibido hacer uso de la palabra para discrepar, para insinuar siquiera que no se va por el camino correcto. Debemos ser condenados al SILENCIO. Otro dato. Aunque no venga a cuento, algunos/as de los privilegiados/as que han sido favorecidos con los mejores puestos profesionales, por el método de la libre designación, informan a todo visitante de la U. A. de la existencia de esta minoría de forajidos, que se dedican a publicar chistes ofensivos contra las personas. Además, para que no haya duda, van y cuentan, a su manera, el chiste, que evidentemente no han leído, ya que el contacto con estas páginas es contagioso. De esta forma avisan al recién llegado de la posibilidad de transportar la enfermedad a su lugar de origen. ¡Imagínense lo que sería de la universidad española si el ejemplo cunde! Estos bandoleros, dicen, autores de pasquines tendenciosos y, por si fuera poco, electrónicos (se pueden leer desde cualquier parte del planeta), tienen unos cabecillas con nombres y apellidos, muy agresivos y con los que es mejor no relacionarse. Gutiérrez y Cordero, Cordero y Gutiérrez son los peores. ¡Cuidado, están avisados! Se les acusa, se nos acusa, de intentar desestabilizar el gobierno de la Universidad (declaraciones del presidente del Consejo de Estudiantes al diario de Alcalá). No han caído en la cuenta que, para desestabilizar, primero debe existir un equilibrio inestable. Si la situación es estable, ¿a qué le tienen miedo? Claro que a nosotros esto nos recuerda uno de esos patios de vecinos antiguos, popularizados por las zarzuelas y las películas cutres de los cuarenta, cincuenta y sesenta. El chismorreo y la descalificación sin cuento son la moneda de cambio diaria. Se deben mantener los privilegios a toda costa y la mejor forma de hacerlo consiste en desprestigiar al enemigo. ¡Es que me lo ha contado fulanito, luego es verdad! Por un lado nos entristece la existencia de universitarios sin criterio propio, que sólo piensan a través del "me han dicho", sin un atisbo de espontaneidad o curiosidad que les empuje a comprobar por sí mismos lo que está al alcance de su mano. Con anécdotas de este estilo podíamos llenar varios números de Vivat Academia. Por otro lado nos satisface plenamente el ser considerados totalmente ajenos a esa forma de proceder y, más aún, ser acusados de estar al margen del grupo de los conformistas. Nuestros criterios, nuestras afirmaciones, nuestros pensamientos son del dominio público. Pueden leerse en estas páginas. No empleamos el rumor, sino los hechos documentados. Quizá sea eso lo que más duele. Nos hemos propuesto entrar en el siglo XXI dando un toque de atención a la Universidad para que despierte, se quite la venda de los ojos y corra la pesada losa de la apatía y la indiferencia que gravita sobre ella desde hace tiempo. La frase de Ortega es significativa por el año en que vio la luz. Lo hacemos sin demasiada virulencia; alguno de nuestros lectores habituales nos recrimina el no ser más explícitos en las denuncias y más exhaustivos en las críticas. Sin embargo, hemos levantado los recelos de las cúpulas de poder y sus bases sustentadoras. En realidad eso supone una autodelación. Insistimos en que esta revista está abierta a TODOS aquellos que tengan algo que manifestar o aportar, sea de la índole que sea. Esperamos con ansia la llegada de textos recriminatorios, desmentidos de noticias o, simplemente, opiniones contrarias. Sólo deseamos abrir puertas y ventanas para dejar paso a nuevos aires que sustituyan a los enrarecidos que respiramos. LA REDACCIÓN |
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