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ISSN: 1575-2844

Revista Vivat Academia. Marzo 2009

  Año XI. Nº 103

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DECANA DE LAS REVISTAS ELECTRÓNICAS UNIVERSITARIAS ESPAÑOLAS

Contenido de esta sección:

Paleto. El Monte de las Brujas (José O.Colón Ruiz)
Tarde de Broadway (José O.Colón Ruiz)

Paleto. El Monte de las Brujas
(Leyenda de Corozal)

José O. Colón Ruiz

- Paleto, la leyenda que te contaré hoy ocurrió por allá, por el año1898.

- ¿Durante La Guerra Hispanoamericana, Amo?

- ¡Sí, amigo, en el pueblo de Corozal!

- Oiga, es que aquellos tiempos en la mayoría de los pueblos las calles eran de tierra, como los tiempos de los vaqueros en Estados Unidos.

-Sí, Paleto. No estaban pavimentadas y como allá, en Puerto Rico, en algunos pueblos, también se usaba la carreta de caballos como medio de transporte.

- ¡Vaya, y nosotros estábamos en algo! ¿Por qué será que en Puerto Rico no se han escrito muchas novelas sobre esa gesta histórica de la invasión Norte Americana y aquella época de vaqueros puertorriqueños?

- Buen amigo, tú, sabes por qué.¡Déjame contarte la leyenda. Se trata de otra de las batallas de La guerra del 1898, de los valientes puertorriqueños y españoles. Por aquella época, del 21 de abril de 1898, por orden del Secretario de Gobernación Española, en Puerto Rico, se creó en Corozal El Batallón de Voluntarios Macheteros.

-¡No sería de esta gesta que adoptaron el nombre de los Los Macheteros de hoy!

- No sé. No interrumpas, Paleto, esta leyenda fue recogida del pueblo por Rafael López Acevedo, un famoso escritor nuestro, el cual tuve el gusto de conocer.

- Me gusta esta leyenda, siga.

- Se cuenta que por órdenes del Secretario de la Gobernación, el doctor Francia, se nombro, a Don Vicente Balbabas para organizar el Batallón.

- ¡Ji, ji, ji, ji, ji. -relinchó, Paleto, interesado.

- El grupo de voluntarios era pequeño, pero se sentían animados y deseosos de defender lo suyo. Así que se internaron en uno de los montes cercanos.

- ¿Por qué, Amo?

- Porque éste les ofrecía naturales medios para protegerse y una mejor visibilidad del enemigo. El 4 de octubre llegaron los primeros americanos a Corozal. Los Voluntarios Macheteros se encontraban acampados en el lado Sur del Monte, prestos a vender caras sus vidas. Esa tarde llegaron soldados americanos enemigos con banderas desplegadas y tambores batientes. De pronto sonó un disparo de arcabuz que alcanzó al primer militar americano que cayó herido de muerte. Se desató una lucha sin cuartel. Los macheteros, usando armas rudimentarias que consistían de machetes, espadas, arcabuces, palos, piedras, cuchillos y hachas, resistieron valientemente. Las bajas en ambos bandos fueron notables, llevando la mejor parte el ejercito boricua. Esto obligó a la milicia norteamericana a detenerse en el Sector Palmarejo.

- Amo, y eso que tenían caballos, fusiles, y cañones.

- Sí, Paleto, cuando llegó la noche, perseguidos hasta el monte y en peligro a ser exterminados, sucedió algo legendario. Todo aquello quedó misteriosamente tranquilo y una espesa niebla cubrió la comarca. Se cuenta que el monte empezó a crecer y a crecer.

- Amo ¿ no sería que el monte, al ser cubierto por la neblina, se veía creciendo, o por algún terremoto?

- Algo inexplicable, Paleto. Una aureola brillante rodeaba el monte. Entonces soldados y civiles corrieron despavoridos.

- ¿Un milagro, Amo?

- Creo que sí. El asunto es que la fama de la fortaleza y la valentía de los corozaleños han sido recogidas en diferentes obras literarias de Puerto Rico.

- ¿Qué sucedió luego?

- La batalla se detuvo y cuenta la leyenda que, cuando hay noches nebulosas, en el solitario Monte de las Brujas, que se levanta hoy, en la salida de Corozal hacia Morovis se escuchan danzas, y cantos misteriosos. Y hasta algunos dicen haber visto doncellas y brujas encantadas en el bosque.

- ¿Amo, no serán...?

- Espera, Paleto que tenemos que salir para Corozal.

 Aquel día Paleto y yo nos fuimos a la fiesta folklórica del Festival del Plátano y disfrutamos muchísimo.

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Tarde de Broadway

José O. Colón Ruiz

Aquella orquídea blanca
que prendí en tus recuerdos
renació en un capullo,
que fue voz de la tarde...
que fue nuestro color.

La compré por la plaza
donde germinó nuestra flor.
Un amor tan profundo
que nos llevó hasta el altar...
Y con un beso de honor
surgió nuestro amor.

Y fue una noche en Broadway
donde todo es glamour,
que recordaremos siempre
tanto ayer como hoy...

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Última modificación: 31-03-2009