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ISSN: 1575-2844

Revista Vivat Academia

Histórico Año II

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Abril 2000. Nº 14

Contenido:

Informe Bricall
Tertulia de marzo
RECORTES
Josep María Bricall. Director del informe "Universidad 2000"
Bricall se examina en la red
En relación con el informe: Las universidades proponen medidas especiales para limitar las repeticiones de curso.

Ante la importancia que representa para la comunidad universitaria nacional la publicación, por la CRUE, del "Informe Universidad 2000", comúnmente llamado "Informe Bricall", Vivat Academia pone a disposición de sus lectores el archivo comprimido ZIP, de la versión PDF, del citado documento (de más de 500 páginas), que puede descargarse sin más que pulsar en el siguiente enlace:

INFORME UNIVERSIDAD 2000

Tertulia de marzo

El pasado 22 de marzo tuvo lugar la tertulia mensual del Grupo de Reflexión de la Universidad de Alcalá, en el lugar y hora habituales, con el tema de más actualidad para los universitarios: "El informe Universidad 2000".

Dada la extensión del documento (en aquel momento sin publicar), ninguno de los presentes, aunque algunos habían conseguido hacerse con las últimas filtraciones, había leído el texto completo. Su complejidad y volumen lo hacen merecedor de sucesivos tratamientos en los actos del GRUA, por lo que se acordó continuar con su análisis detenido en futuras tertulias.

Durante la reunión, se pusieron de manifiesto sus muchas contradicciones con la consideración de pública que tiene la institución universitaria española. En particular, dada la gravedad de la propuesta del informe, relativa a la composición de los órganos de gobierno y el nombramiento del rector, se concretó la necesidad de debatir ampliamente, a nivel general, esta "marcha atrás" en el tiempo, que parece significar.

No obstante, debido a la inmediatez de la sesión del Claustro en que se deberían aprobar los presupuestos de la UA para el año 2000, la conversación derivó hacia la necesidad de presentar una enmienda a la totalidad, que devolviera los mismos a la Junta de Gobierno, para una redacción más acorde con las necesidades docentes e investigadoras de la Universidad de Alcalá.

Se acordó, asimismo, no convocar la tertulia para el mes de abril, habida cuenta de la coincidencia de fechas con el periodo vacacional de Semana Santa.

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RECORTES

JOSEP MARIA BRICALL • DIRECTOR DEL INFORME 'UNIVERSIDAD 2000'

"Si los Gobiernos no reforman la universidad, lo harán los mercados"

CARLOS ARROYO, Madrid. Diario "El País", lunes 3 de abril de 2000.

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La Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) encargó hace 15 meses a Josep María Bricall un análisis sobre los cambios que necesita la enseñanza superior española para modernizarse y afrontar el futuro en condiciones de calidad. Bricall, ex rector de la Universidad de Barcelona y ex presidente de los rectores europeos, presentó su informe (versión íntegra en www.crue.upm.es) el pasado día 24. En él se propugna un sistema de acreditación de universidades y titulaciones, el refuerzo de la financiación pública, el aumento de las becas, la modificación del sistema de acceso del profesorado y la creación de empresas que exploten la investigación universitaria.

El profesor Josep María Bricall no espera que su informe suscite arrebatadores consensos. A sus 63 años, sigue a pie juntillas el viejo axioma de Bertrand Russell: cualquier acuerdo unánime es irrelevante porque, o es pasteleo en estado puro, o sólo puede versar sobre abstracciones o principios básicos. Tras 15 meses de "angustia intelectual" con el informe entre manos, ahora le toca hacer bolos (España, Francia, Portugal y Hungría para empezar), algo que le da cierta pereza, pero no tanta como ponerse ante los periodistas.

Pregunta: Usted fue expulsado de la universidad en 1966 por "insubordinación a la autoridad". ¿Puede considerarse este documento una insubordinación a la situación actual?

Respuesta: No hacer nada es tan atractivo como suicida. La universidad ha perdido el monopolio de la enseñanza superior y, si no se renueva, una parte de la sociedad enviará a sus hijos a otra parte. A partir de la Ley de Reforma Universitaria (1983), la universidad se ha tenido que modernizar haciendo camino al andar. Pero, al tiempo, dándose cuenta de que ya no debe andar por ese mismo camino. La gente ya no acude a la universidad para aprender una disciplina, sino para ejercer una profesión. Y hay que darle lo que busca, no lo que la universidad decida por su cuenta.

¿Su informe es un documento de máximos o de mínimos?

Es un documento de iniciativas practicables. Hemos intentado orientar hacia determinados sitios, pero siendo prudentes sobre cómo llegar a ellos. Tenga en cuenta que, en este país, unas metas demasiado ambiciosas son la mejor manera de no arreglar nada. Nuestra idea ha sido: "Ni metas ambiciosas ni cambios de nombre". La verdad es que no está claro hacia dónde vamos, pero sí lo que tenemos que abandonar. El problema de los cambios es que sus ventajas representan el futuro, pero sus inconvenientes se sufren en el presente. Y esto es lo que los paraliza. Sobre todo cuando hay elecciones.

¿Qué tren perdería España si no hiciera ni caso a su informe?

Hombre, yo no lo plantearía con esas palabras.

Dicho de otro modo: si no se producen cambios, ¿cuánto tiempo seguiría siendo útil la actual universidad?

Tengo un amigo cura que siempre me dice: "En este país nada se extingue. Todavía sigue habiendo mercedarios, aunque ya no haya piratas en el Mediterráneo". Pero lo cierto es que hay que adaptarse a los tiempos. En Alemania, el canciller Schröder tiene sobre la mesa un plan para acoger a miles de expertos informáticos de India y Europa del Este.

Y si España, como país, no se adapta a los tiempos, ¿lo tendrán que hacer por su cuenta algunas de sus universidades?

Si el país no lo hace, alguien lo hará: por ejemplo, las universidades extranjeras o las corporativas. Y entonces habremos perdido para siempre la autonomía universitaria. Ésa sí que será la privatización de la universidad. Llegará un momento en que el mercado, después de invadir el mundo de los servicios, invada el mundo del conocimiento. Si los Gobiernos no reforman la universidad, lo harán los mercados. ¿Y es malo eso? Yo creo que sí. Porque la universidad ofrece a la sociedad parte de sus servicios, en formación e investigación, pero también se alimenta a sí misma, porque el conocimiento es un input del conocimiento.

¿Cree que el informe sobrevivirá a la nueva mayoría parlamentaria, al sistema educativo federal y a la propia autonomía universitaria?

Cuando hago una cosa, no la hago para algo, sino por sí misma, con independencia de lo que luego ocurra. La comisión asesora y yo mismo lo hemos hecho lo mejor que hemos sabido. A partir de este momento, yo sólo soy un ciudadano que paga sus impuestos.

¿Y es capaz de profetizar?

Soy economista, luego sólo profetizo el pasado. No obstante, lo importante no es que el informe sobreviva o no, sino que se ponga en marcha un esfuerzo de la razón y se hagan cosas. Lo importante no es a quién compete hacerlas, sino que la gente sea competente.

¿Es imprescindible una nueva LRU para cambiar las cosas en el sentido que propone el informe?

Yo no soy partidario de arreglarlo todo cambiando leyes. Quizá habría que flexibilizar algunas de sus partes.

¿Ayudará este informe a recuperar su vieja idea de que el cliente de la universidad pase a ser el estudiante en lugar del profesor?

Éste es un país nominalista. Si decimos "cliente", ya la hemos fastidiado. Digamos mejor que el usuario es el estudiante, o, mejor dicho, los distintos tipos de estudiantes.

Hablando de esa nueva Agencia de Acreditación que propone, ¿es partidario de cerrar las universidades que no funcionen?

Sí.

¿Así, sin más, a lo bestia?

Hombre, a lo bestia, no. Como debe ser: la Agencia envía un informe a la Administración y ésta toma la decisión. La Agencia es un punto decisivo del informe. En España, la Administración ha actuado sobre las universidades previniendo y regulando. En momentos de cambio esto es suicida: hay que desregular y hay que controlar a posteriori. Hay que decir: si usted quiere impartir una carrera, adelante. Pero luego vamos a ver cómo lo hace. Se trata de pasar de un sistema de autorización a un sistema de acreditación.

¿Es viable una universidad de funcionarios y profesores vitalicios para afrontar un futuro tan cambiante?

El problema del profesorado es de los más delicados. Es muy probable que el sistema de estabilidad del profesorado deba ser revisado.

Usted sugiere una selectividad de centro posterior a la general. ¿No cerrará más puertas de las que abra?

Siempre que el Estado garantice que nadie con méritos para entrar en la enseñanza superior se quede en la calle, es bueno que cada universidad seleccione a sus alumnos.

Entre la selectividad nacional y la selección a cargo de cada universidad, ¿qué elegiría?

La de cada universidad. No necesariamente con un examen, quizá con la evaluación del expediente.

¿Qué opina de la movilidad estudiantil o, mejor dicho, de la falta de movilidad en las universidades españolas?

Para mí es una de las cuestiones más importantes. No sé si es un problema de la universidad española o es que la gente no tiene dinero para moverse. En becas estamos muy por debajo de los países avanzados. El estudiante aporta aquí en torno al 20%, mientras que en el Reino Unido, una vez descontados las becas y los préstamos, sólo aporta el 10%.

¿Para qué son los 357.000 millones suplementarios que piden para dentro de 10 años?

Aparte de las becas y los costes ordinarios, deben aumentarse los fondos destinados a los contratos programa de cada universidad. Pero hay que evitar que el contrato programa sea, como suele pasar en este país, la misma chapuza de siempre con otro nombre. Las Administraciones deben decirle a las universidades lo que quieren de ellas, y financiarlas adecuadamente.

Si una Administración le dice a una universidad qué quiere que haga, ¿no viola la autonomía universitaria?

No, como no viola la autonomía de las empresas la presión de los consumidores. La autonomía no es para hacer lo que le dé la gana a la universidad, sino para hacer lo que le conviene a la sociedad.

¿El adelgazamiento de los claustros que propone haría más gobernables las universidades o simplemente abreviaría las reuniones?

La democracia no consiste en mucha gente opinando de todo en cualquier momento, sino en que la gente debida opine sobre determinadas cuestiones y sea responsable de lo que está haciendo. Cuando era rector, yo tenía una junta de Gobierno de 100 personas que no controlaba nada. Si hubieran sido 20 personas, lo habría controlado todo. Los claustros de 1.500 personas sólo pueden ser un bla, bla, bla.

¿Están obligadas las universidades modernas a elegir, metodológicamente, entre Fray Luis e Internet?

Como dice un rector finlandés amigo, "cuando se inventó la imprenta terminó el poder de la Iglesia". Con las nuevas tecnologías se ha terminado el control del conocimiento. La universidad tiene que reaccionar.

¿Le preocupa la federalización del sistema educativo?

No me preocupa que la gente sea autónoma, sino que sea sensata. Insisto en que el problema no es de competencias, sino de gente competente y con iniciativas.

¿Qué opina de las protestas estudiantiles previas al informe?

Me han sorprendido. Yo creo que hay desorientación e inquietud. Josep Plà decía que los estudiantes organizan follones en la universidad porque no se encuentran bien en ella. No sé si tiene algo que ver.

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Bricall se examina en la red

El director del informe 'Universidad 2000' explica sus propuestas en 'El País Digital'

EL PAÍS , Barcelona, miércoles 5 de abril.

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Josep Maria Bricall, el coordinador y responsable del informe Universidad 2000, que analiza la enseñanza superior en España y pone sobre la mesa diferentes propuestas para debate, se ha acostumbrado a mantener la calma ante las suspicacias que ha generado su trabajo, incluso antes de ser conocido.

Ayer respondió durante una hora a las preguntas que le hicieron los lectores de El País Digital en la red. Parecía cansado, y lo estaba. Por dos razones: la primera por el trajín que le ha supuesto la presentación del informe, la segunda, más prosaica; una gripe le empujaba más a guardar cama que a sentarse frente al ordenador.

Un estudiante de Madrid abrió el fuego preguntándole si limitando el número de repeticiones de asignaturas y haciendo más absorbente el estudio universitario no se perjudica a los alumnos que tienen que trabajar. La pregunta iba a marcar una constante en el sentido de obligar a Bricall a rectificar conceptos atribuidos a su informe que no responden a la realidad. "Sobre el límite de repeticiones", contestó Bricall, "creo que se ha divulgado una imagen distinta de la que dice el texto.

Se trata de atribuir un número determinado de créditos durante un periodo determinado, más bien amplio, para que el estudiante los utilice en el periodo que crea conveniente. No se habla en absoluto del número de los mismos. Este procedimiento permite, por otra parte, evitar la limitación en el uso de una beca por motivos de insuficiencia académica".

Otro estudiante de Madrid incidía en las interpretaciones sui generis del informe planteando la imposibilidad de financiar las carreras de letras, ya que "ninguna empresa estaría interesada". Y de nuevo, Bricall explicaba: "La financiación de la universidad tal y como se contempla en el informe es algo que corresponde al sector público financiando directamente a la universidad o a los estudiantes. La contribución de las empresas no se considera en el informe como normal en el sistema de financiación".

Otro estudiante madrileño insistía: "¿Qué opina de la próxima movilización de estudiantes en contra de su informe?". "El papel de los que hemos participado en la elaboración del informe se limita a proponer un texto para su discusión y debate", respondía impertérrito Bricall. "¿Qué cree que ha ocurrido para que los estudiantes protestáramos contra un informe que aún no conocíamos?", preguntaba más preciso un estudiante de Barcelona. "Lo desconozco. Debería preguntarse a los interesados", respondía el autor del análisis (versión íntegra en la red, en www.crue.upm.es) .

"No obstante", añadía, "comprendo que los estudiantes vean con recelo cualquier intento de reformar la universidad. Soy ciudadano de este país y también veo con recelo muchas iniciativas antes de que se plasmen en algo. No obstante, creo que ahora hay una ocasión de debate para hacer posible una decisión racional".

La llegada de personas de "especial cualificación y relieve" a los órganos de gobierno, no elegidos "mediante la decisión de la totalidad de la comunidad universitaria", preocupaba a otro estudiante. "La autonomía universitaria", respondía Bricall, "forma parte de una sociedad que en democracia está representada por sus órganos políticos. La autonomía, por tanto, es funcional a esta sociedad.

En Europa ordinariamente se ejerce por órganos elegidos por la comunidad universitaria, tal y como se propone en el informe, y se completa con representantes del resto de la sociedad que en las universidades públicas financian de forma abrumadoramente mayoritaria a las universidades. Esta representación debería garantizar que la universidad cumple las prioridades que le fija la administración pública, precisamente por el carácter público de la institución universitaria. Pero nunca debe interferir la independencia de la universidad por lo que se refiere a la libertad de la investigación y de la difusión del conocimiento",

"¿Qué se entiende por calidad en la enseñanza universitaria?", preguntaba otro estudiante. "La calidad es adaptación a unos objetivos y voluntad de mejorar", contestaba Bricall. "Estos objetivos son distintos en la actual universidad y no es posible reducirlo a un concepto de calidad basado en una idea que actualmente cubre únicamente una parte de la enseñanza superior".

"¿No resulta extravagante", preguntaba un profesor, "que la autonomía universitaria haya dado como resultado que los alumnos puedan obtener la misma licenciatura con una formación extraordinariamente distinta, dependiendo de la universidad en la que se hayan licenciado?". Todo lo contrario, le respondía Bricall. España es uno de los países con planes de estudio más rígidos. "No es grave la diferenciación de currículos universitarios", añadía, "porque la formación universitaria no depende de dosis de materias asimiladas sino de la forma en que se asimilan esas materias".

Un espacio europeo

"¿Qué opina de la noticia sobre la creación de fathom.com, una asociación de la London School of Economics, la British Library y otras entidades con vistas a ofrecer licenciaturas en la red?", le preguntaba Francesc Comellas de la Politécnica de Cataluña.

"Ésta es la gran preocupación de la universidad en toda Europa", respondía Bricall. "Existe ya un espacio europeo de la educación superior y esto se manifiesta en la noticia que usted recuerda", añadía, recordando que el tema de la mesa redonda de la última asamblea de la Conferencia de Rectores de Europa (CRE) fue precisamente el de la universidad en peligro. "Pero se refirió, no tanto a lo que hace la London School, que no representa ningún peligro para la universidad como institución europea, sino lo que ocurre con las llamadas universidades corporativas de las que se habla en el informe".

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Las universidades proponen medidas especiales para limitar las repeticiones de curso

Plan de choque contra el bloqueo que provocan las llamadas asignaturas 'hueso'

SUSANA PÉREZ DE PABLOS, Madrid. Diario "El País".

Uno de los grandes problemas de las universidades es el desfase entre la duración oficial de las carreras y el tiempo que tardan realmente los estudiantes en acabarlas, según el informe Universidad 2000, presentado el viernes en Madrid. Para evitar que los alumnos se eternicen en sus estudios propone, entre otras medidas, asignar al estudiante cuando empieza la carrera una tarjeta con un número limitado de créditos académicos que se van consumiendo con cada nueva matrícula. Estos créditos se redefinirían para que no equivalgan, como actualmente, al número de horas de clase sino a trabajos realizados. El informe pide también un plan de choque para evitar la proliferación de las asignaturas hueso que bloquean el progreso de los alumnos.

Todos los expertos coinciden en señalar los grandes efectos que provocan las excesivas repeticiones de curso. En la mayor parte de los países europeos se produce este mismo problema. El documento señala que, por ejemplo, en Dinamarca, Francia y Austria se necesitan habitualmente siete años para completar una carrera cuando oficialmente deben cursarse en cuatro o, a la sumo, en cinco años. Las repeticiones excesivas de los alumnos pueden estar provocadas, según el informe Universidad 2000 (versión íntegra en www.crue.upm.es) por el bajo rendimiento de los alumnos y por las evaluaciones excesivamente rigurosas. El informe también propone la creación de la figura del profesor asesor del alumno y la expedición de un certificado cuando se realicen cursos aislados.

La excesiva permanencia en la universidad degenera además en una pérdida de los recursos económicos de los que disponen las universidades para cada alumno. Si se evitara la inversión en alumnos multirrepetidores se conseguiría un saneamiento del sistema en general y un mayor gasto por estudiante. Estos son los principales aspectos que señala el informe:

Créditos académicos. En los modernos sistemas educativos, los créditos académicos se han convertido en la unidad de medida de las carreras y a cada asignatura se le asigna un número determinado de ellos. En España, las carreras constan actualmente de entre 180 y 400 créditos y cada uno equivale a 10 horas de clase. El informe propone cambiar este sistema y atribuir a cada alumno, al empezar la carrera, un número limitado de créditos, como si se tratara de una tarjeta que iría consumiendo al realizar la matrícula de cada curso. Una vez agotada dicha tarjeta -cuantas más matrículas haga más rápido será el consumo- terminaría su derecho a proseguir esos estudios. Sin embargo, el estudiante no estaría limitado temporalmente para utilizar esos créditos. El documento no concreta a cuántos créditos equivaldría cada curso en atención a la autonomía universitaria.

Otro de los cambios que propone el texto es redefinir los créditos académicos, tanto en las universidades como instituciones extrauniversitarias que imparten estudios superiores, para que no equivalgan a un número de horas de clase sino para que midan la intensidad del aprendizaje. Se concederían créditos por exámenes superados, trabajos o proyectos de investigación realizados o asistencia a seminarios, y cada curso académico equivaldría a 60 de los nuevos créditos. En otros países europeos -como el Reino Unido, Italia y Estados Unidos- ya se hace de este modo y es la tendencia dominante en la UE. La propuesta va por tanto encaminada a facilitar la homologación de los estudios dentro y fuera de España.

• Asignaturas hueso. El documento pide que cada universidad cree los mecanismos o las instituciones adecuadas para que se solventen las situaciones de rigor desproporcionado en la evaluación de ciertas asignaturas hueso , algo que ocurre a menudo en algunas carreras técnicas.

• Becarios. Los estudiantes con pocos recursos económicos que estudian con beca deben cumplir unos requisitos académicos para renovar su beca que no se exigen a los alumnos que se pueden costear sus estudios. Éste es otro de los argumentos que da el informe para proponer medidas que limiten la permanencia de los alumnos en la universidad.

• Asesor del alumno. El apoyo a los estudiantes para facilitar el logro de sus objetivos académicos es otra de las preocupaciones de las universidades. Por ello, el documento pide la creación de la figura del profesor asesor del alumno. Cada uno de esos docentes se ocuparía de apoyar a un número limitado de estudiantes durante toda carrera.

• Certificado de estudios. El texto propone además dar un certificado a los estudiantes cuando superen cursos aislados para acreditar los conocimientos adquiridos.

Más becas y una mayor inversión pública

S. P. DE P, Madrid El informe Universidad 2000 , presentado el viernes pasado, hace un análisis de la situación de la Universidad española y de sus necesidades. El documento fue encargado en diciembre de 1998 por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) a Josep Maria Bricall, ex presidente de la Conferencia de Rectores Europeos y experto en sistemas educativos reconocido internacionalmente. A la vez se constituyó un patronato, formado por 17 representantes de la vida pública española, con el fin de dar un aval social al proyecto. El patronato aprobó ayer el documento, elaborado tras meses de consultas con numerosos representantes políticos y sociales, que será sometido a debate en los próximos meses y presentado al Parlamento en septiembre con el fin de que el Gobierno y los partidos lo conviertan en medidas políticas concretas.

Los cambios sociales sucedidos en las últimas décadas (como el aumento del número de alumnos, el cambio de su perfil, la aparición de nuevas tecnologías, la demanda de formación continua y el creciente papel de la innovación en el sector productivo) hacían necesario revisar la situación de la Universidad, como hicieron hace unos años el Reino Unido y Francia, y que se tradujeron en el informe Dearing (elaborado por Ron Dearing) y el informe Attali (realizado por Jacques Attali), respectivamente.

El informe Bricall propone numerosos cambios a lo largo de los nueve apartados de los que consta el informe. Las peticiones de incrementar la inversión pública y aumentar el número de becas son algunas de las más relevantes del apartado económico. Éstas son los principales medidas presupuestarias que propone el documento:

• Aumentar la financiación pública, del 76% actual al 80%, y reducir la pública, del 24% al 20%.

• Elaborar un plan a 10 años para lograr ese incremento del gasto que permita alcanzar el 1,5% del producto interior bruto (PIB) a partir del 1,1% actual, para que España se sitúe en el nivel de gasto medio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

• Utilizar un modelo según el cual el aumento anual sea creciente durante los 10 años, al cabo de los cuales se debe consolidar un incremento de 357.000 millones de pesetas, a sumar a los 650.000 millones actuales.

• Duplicar el número de becas y su cuantía. Pasar del 17,3% de becas actual al 40% en los dos primeros cursos, y a un 10% de becas más otro 30% de unos nuevos créditos-renta en los últimos cursos. Estos créditos los concedería el Estado, no tendrían intereses y el alumno los empezaría a devolver cuando trabaje y sus ingresos alcancen la renta per cápita nacional.

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Última modificación: 03-05-2000