Uno de nuestros lectores nos obsequia con este bonito cuento que, a su vez, recibió, tras una serie de reenvíos por correo electrónico, de un mensaje original de Concepción Sánchez Pallarola. NADIE ES PERFECTOUn aguador de la India tenía dos grandes vasijas que colgaba a los extremos de un palo y que transportaba sobre sus hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra estaba en perfectas condiciones y conservaba toda el agua hasta el final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su dueño. Cuando llegaban al hogar, la vasija rota sólo tenía la mitad del agua. Durante dos años completos esta situación se produjo a diario. Desde luego la vasija entera estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque sólo podía hacer la mitad de lo que se suponía era su obligación. Tras esos dos años, la vasija quebrada le habló al aguador, mientras la llenaba, diciéndole:
El aguador, le dijo compasivamente:
Así lo hizo la tinaja. Y, en efecto, vio muchísimas flores hermosas al borde del sendero, pero de todos modos se sentía apenada porque, al final, sólo guardaba dentro de sí la mitad del agua que debía llevar. El aguador le dijo entonces:
FIN Volver al principio |
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