JUEGOS OLÍMPICOS MODERNOS vs ANTIGUOSPor Benjamín Hernández Blázquez (Universidad Complutense de Madrid) Los Juegos Olímpicos Modernos que tuvieron como célula generatriz La Sorbona francesa, nacieron con espíritu romántico y versallesco, hoy conforman el acontecimiento humano que despierta mayor interés en el planeta. En poco más de un siglo se han separado de ese ideal neofundacional catalizado por los medios de comunicación y convergiendo en el profesionalismo y nacionalismo exacerbado en parangón de los Antiguos, lo que generó su abolición por el emperador hispano Teodosio. La historia de los Juegos correlacionada con la sociedad actual, cual carrera de relevos en sus diferentes etapas civilizadoras, tiende a repetirse en lo concerniente al nacionalismo, profesionalismo y la violencia extinguiendo las ideas puras y filantrópicas originales. El culto a la competición lúdica es tan antiguo como noble, al menos teóricamente. Pero los antiguos griegos pronto asimilaron que los Juegos eran un achaque adecuado para la confluencia y ensamblaje de las tribus de las montañas. Los romanos sofisticaron la pugna en los "ludi circensis", su artículo de exportación el Derecho y sus manifestaciones llegaron a cobijar más de cien mil espectadores en los macrocircos. En los anfiteatros, similares a los modernos estadios, se reunían hasta 50.000 personas ejerciendo como actores los más selectos atletas púgiles y aurigas del imperio, a la vez que servían de escaparates sociales a los "turistas" de las "pro-víncere". Si estas cifras las relativizamos con los espectadores de cualquier evento deportivo actual, el aficionado se preguntará si son muchos o pocos; la ponderación correspondiente se encuentra en los millones de aficionados al sillón televisivo, paralelo a la cultura del ocio romano, que: "se tumbaban frente a las lujosas mesas para criticar la sociedad, el Estadio o el circo, o en las selectivas termas disfrutando de una vida sin esfuerzo". Pero permutando las valoraciones, casi todo permanece visto desde una perspectiva histórica. En los deportes individuales, de enfrentamiento, combinados o de asociación siguen latentes el nacionalismo y la violencia como metodología del ganador, turbios laureles que emergen entre las oscuras raíces del tiempo, y que como la guerra: "no fueron inventados por el hombre sino por los dioses". Lejos de los boicots pretéritos y la aplicación fundamentalista de la Carta caso de Cuba; en Sidney hemos asistido a los Juegos más grandes de la historia y los de mayor presupuesto "a la vez que han concurrido más países que Estados tiene la ONU", y que han competido bajo una bandera, es decir, bajo el signo de una clasificación política. Deportistas de élite, han ido los selectos de cada país, pero algunos de los excluidos son mejores que los primeros de otros países, los trials de USA, y, aunque se hace un control de calidad individual, subyace cierta injusticia, es decir, se subordina la excelencia deportiva al interés político de las pruebas. Las naciones y asociaciones deportivas ya existían en tiempos olímpicos antiguos y lanzaban aparentes cruzadas auspiciadas desde vértices sociales distintos e impregnadas de lenguaje bélico; tal vez porque el deporte de alta competición, y desde sus ancestros, ha "vendido" la idea de pertenencia a una nación o a un club y no al deporte en sí. Escasos cambios ha tenido el concepto de violencia que se sitúa en la coacción impositiva que obliga a realizar algo contra voluntad. Según las leyendas, los mismos Juegos, lejos de la imagen idealizadora por los pacíficos de Olimpia, fueron fundados por Penélope a través de un acto de engaño y violencia, y aunque el mito es sólo eso, mito, dice mucho que a los griegos no les importaba demasiado tener por inventor de los Juegos a un ventajista, a la postre, se dirían: "era un ganador". Volver al principio del artículo Volver al principioSOLDADURAS 2000Por Arturo Pérez París, alumno de la Escuela Politécnica de la Universidad de Alcalá. Hace exactamente un año, comencé a escribir en esta "magna revista". Me felicito por ello, sobre todo por el hecho de que no me hayan mandado "a freír espárragos" por rollista. Aunque quizás esto sea todavía posible. Como diría el gran Bogart en "El sueño eterno": " hasta que no cante la gorda no se termina la ópera". En fin, si mal no recuerdo, fue con el artículo "Todo lo que quería saber sobre la soldadura y no se atrevía a preguntar". En él presenté un tema eminentemente poco académico, aunque sí muy práctico. No obstante, quedaron cosas por decir, y aunque segundas partes nunca fueron buenas, intentaré completar aquel; cumpliendo así la promesa que en él hice. Parafraseando a D. Enrique Tierno Galván al volver a dar clase después del exilio y salvando las distancias: Como decíamos ayer, a la soldadura con metales de fácil fusión, como el plomo y el estaño, se la llama soldadura blanda. Normalmente no se emplean el estaño o plomo solos, sino una aleación de ambos en proporciones adecuadas, según el metal a soldar y el trabajo al que se dedicará la pieza soldada. Para las que haremos en electrónica será al 60% plomo y el 40% estaño. Este tipo de soldadura se emplea cuando la pieza, en su trabajo, no sobrepasa la temperatura de los 200 º C. La soldadura blanda se suele emplear en la unión de chapas y piezas de latón, hojalata, cobre o bronce, colectores de inducidos, empalmes, soldadura de tubos, etc., y, en condiciones adecuadas, piezas de hierro. La adherencia del estaño sobre el material a soldar no es posible sin el empleo de un fundente - desoxidante. El desoxidante para la soldadura de cobre, latón, bronce y hojalata puede ser la resina común o pasta que tiene como base a ésta. Para la soldadura de piezas de hierro se emplea como desoxidante el cloruro de cinc. Las herramientas empleadas para fundir el estaño son los soldadores eléctrico como los que a continuación se muestran:
Hay soldadores eléctricos para la soldadura con estaño de varios tipos, como los mostrados, pero todos están basados generalmente en una resistencia alojada en una pieza tubular refractaria. Una punta de cobre, alojada en el hueco de la pieza refractaria, se calienta al conexionar la resistencia a la red, consiguiendo así la temperatura necesaria para la fusión del estaño y realización de la soldadura. La pieza refractaria va alojada en una armadura metálica rematada con un mango de material aislante térmica y eléctricamente.
Otro tipo de soldador es el soldador de caldeo directo o rápido. Este consta de un pequeño transformador con el secundario conexionado a una punta especial que, al ser recorrida por la corriente, se calienta rápidamente produciendo la fusión del estaño y el caldeo de la pieza. Este soldador tiene la forma de pistola, y el encendido se realiza al oprimir un gatillo en la misma herramienta. Este tipo de soldadores y su esquema responde a:
La elección del soldador depende de la tarea a realizar, esto resulta obvio. El tamaño y potencia del soldador debe ser adecuado a la pieza que se va a soldar. Tal y como ya se expuso en el primer artículo sobre la soldadura, en la tabla que a continuación expongo, se especifica el tipo de soldador a emplear, según el tipo de trabajo, para aquellos que se la perdieron:
Si el soldador es nuevo, se procede al bañado con estaño en la punta de este. Algunos soldadores tienen la punta niquelada, por lo cual se debe comenzar limándola hasta que desaparezca el níquel. Al bañar la punta, se estará pendiente de la temperatura, comprobando cuándo funde el estaño, momento éste en que se procederá a recubrirla. Esta operación se realiza fundiendo en al punta y por contacto un poco de resina. Posteriormente se aplica estaño que se frota con ayuda de un trapo limpio procurando que éste no sea de nylon o de algún material degradable por calor. Conviene hacer notar que estando el soldador muy caliente, se adhiere mal el estaño , por lo cual, como antes hemos indicado, la operación del bañado se debe realizar en el instante en que la temperatura alcanzada empieza a fundir el estaño. Para aquellos que se perdieron la "receta de cómo soldar" y para recordársela a aquellos que se les olvidó, volveré a exponerla. Estando las piezas limpias y con el soldador preparado, se aplica al punto que se debe soldar para comunicar calor a la pieza. Sin este calor previo la soldadura quedará mal (soldadura fría). Una vez caliente la pieza que se pretende soldar, se aplica un poco de resina o ácido, según el material a soldar, e inmediatamente después el estaño. Con al punta del soldador, al mismo tiempo que se mantiene el calor, se extiende el estaño por todas las partes a soldar. El soldador no debe alcanzar nunca una temperatura excesiva; por lo que durante el trabajo, cuando se aprecie la fácil fusión del estaño, se desconectará de la red con el fin de mantenerlo a la temperatura adecuada. Hay que mantener siempre la punta del soldador bañada en estaño y a la temperatura ideal. Para la soldadura en circuitos impresos se requiere una habilidad que se logra con una continua práctica. La soldadura se realiza con una aparente facilidad; pero, de no poner todo el cuidado, fácilmente se realizarán trabajos defectuosos y, en ocasiones, con resultados lamentables. Para una buena soldadura hay que tener en cuenta las siguientes normas:
El estaño químicamente puro se presenta en el mercado en forma de barras y aleado, en rollos de hilo de diámetros variados. Para utilizar las barras de estaño hay que alearlas convenientemente con plomo, como ya apunté anteriormente. Esta operación se aprovecha para hacer barras de mayor o menor grosor. El estaño en rollos ya está aleado, con mayor o menor cantidad de plomo, y tiene la particularidad de que este hilo, en realidad, es un tubito con el interior relleno de resina como fundente y desoxidante. DESOLDADURAS Hoy día, que se impone el empleo de circuito impreso, es imprescindible disponer de soldadores especiales para desoldar los componentes o partes del circuitos a reponer y, por consiguiente, conseguir el dominio de la desoldadura. Esta se realizará correctamente siguiendo los pasos que a continuación detallo:
A las ventajas indicadas hay que añadir la de poder trabajar con una sola mano y sin precipitaciones, ya que una vez desoldado el componente queda suelto para ser retirado. En algunos casos, según la posición, caerá solo. Como en los soldadores normales, hay que emplear una punta adecuada según la desoldadura que se vaya a efectuar. En el cuerpo (e) va alojado un elemento calefactor que calienta la punta hueca. En el caso de que el componente sea difícil de sacar por no ser accesibles los puntos de soldadura, se procede a romper el componente (cortando las patillas) dejando los terminales suficientemente largos para soldar en ellos el nuevo componente.
Otra manera de desoldar es mediante un hilo trenzado que por capilaridad, al licuar el estaño calentándolo, lo absorbe dejando limpio de estaño el punto de conexión entre el terminal del componente y la placa permitiendo así su extracción. Este hilo trenzado viene a ser mas o menos como se muestra a continuación:
Esta manera de desoldar no requiere más herramienta que la del propio soldador y este hilo que, al ir absorbiendo estaño, quedará inservible por lo que habrá que recortarlo a medida que se empape. Pues bien, esto es todo lo que tenía que decir sobre el tema. Por desgracia (o por fortuna, según se mire) mis exiguos conocimientos no llegan más allá. Si alguien pudiera aportar sus conocimientos para expandir éste con nueva información o con el fin de rebatir errores que yo haya cometido en esta exposición, o manifestar críticas (a ser posible constructivas por favor) o cualquier tipo de comentario, les animo a que se dirijan a esta magna revista para que aquí me echen la bronca, esto quiero decir, me lo hagan saber (y hago aquí la solemne promesa: que en cuanto sepa manejar este diabólico artefacto de los "internés de la güeb", publicaré, si ello fuere menester claro, aquello que se me enviare). Espero que haya resultado del gusto del lector el presente articulo (aunque éste parezca más un "refrito de Agosto" que algo nuevo); si no fue así, desde aquí hago propósito de enmienda para que el próximo salga mejor (eso si no me echan antes por "rollista" ). Si por el contrario le gustó, y despidiéndome una vez más al más puro estilo Shakesperiano (tal y como me he marcado en esta revista), quedemos como amigos y volvamos a encontrarnos donde a la diosa fortuna más le complazca. Volver al principio del artículo Volver al principioRECORTESMás sobre la endogamia universitariaDiario "El País" septiembre de 2000. Ultimamente, el diario EL PAIS se ha hecho eco de los efectos y las causas de la endogamia universitaria. A mi juicio, tanto en el articulo de Fernández Enguita* como en el de Porta Casanellas, falta una reflexión sobre la composición y el funcionamiento de las comisiones de selección -los tribunales-. Mas allá de la fórmula 2+3, 1+4 ó 0+5 habría que establecer quien puede ser miembro de estas comisiones tanto en los tribunales de cátedra como en los de titularidades. Me parece fácilmente comprensible que no todos los profesores titulares, y ni siquiera todos los catedráticos, pueden estar en ellos. Para poder ser miembro de una comisión habría que acreditar estar al día en la materia de la que van a ser objeto de evaluación uno o varios candidatos. Como es posible que sea miembro de una comisión quien no tiene ni siquiera un sexenio de investigación o una acreditación similar? Con que criterios puede juzgar las memorias de docencia e investigación que presentan los candidatos? En parte coincido con lo expresado por Tortella* hace unas semanas: habría que enviar a su casa con el sueldo o la pensión de jubilación del grupo A a aquellos profesores que no tengan un mínimo rendimiento. Otra cuestión fundamental es el funcionamiento de las comisiones de selección. A diferencia de lo que ocurre con las tesis doctorales, los miembros de las comisiones reciben los ejemplares de las memorias de los candidatos habitualmente el día anterior a la celebración de las pruebas. A eso hay que añadir que cada candidato deposita en un local custodiado sus publicaciones e investigaciones de modo que cada miembro del tribunal debería consultarlas in situ en ese plazo inferior a un día. Qué opinión elaborada se puede emitir en tan poco tiempo? Los componentes de las comisiones no tienen posibilidad alguna de leer con tranquilidad, consultar con otros colegas, etcétera, con lo que normalmente los miembros no elegidos por el departamento confían en el criterio de los dos -o hipotéticamente uno en el futuro- representantes del departamento que promueve la plaza. Ni que decir tiene que convertir este proceso en algo mas serio requiere retribuir adecuadamente la realización de esta tarea. Recuerde el lector que esto es una carta y hay muchas mas cosas sobre las que se podría escribir y matizar. Rafael Feito Alonso. Profesor titular de Sociología. Pozuelo, Madrid. Volver al principio del artículo Volver al principio de Recortes Volver al principioUniversidades citadas habitualmente como poco endogamicas ahora se muestran totalmente contrarias a la reforma de la LRU. En fin, sobran las palabras... La Generalitat de Cataluña prefiere que el Gobierno no toque la LRUJ. M. MARTÍ FONT, Barcelona. Diario "El País" 21-09-00. Después de años exigiendo al Gobierno central la revisión a fondo de la Ley de Reforma Universitaria (LRU), de 1984, la Generalitat de Cataluña, alarmada por los últimos procesos legislativos parlamentarios en los que el Partido Popular ha utilizado sin ambages su mayoría absoluta por encima de cualquier sugerencia de su, en otro tiempo, socio parlamentario, prefiere que el Ejecutivo se olvide de la reforma del marco jurídico de las universidades. El consejero de Universidades, Investigación y Sociedad de la Información, Andreu Mas-Colell, dijo ayer en Barcelona que ha dejado de reclamar la "modificación urgente" de dicha ley "porque si los ánimos son los mismos que con las matrículas de los coches, quizás sea mejor que nos esperemos tres o cuatro años". Mas-Colell intervino en una jornada sobre el futuro de la Universidad y las reformas legislativas, organizada por la Universidad Pompeu Fabra, y dijo sentirse tranquilo en este sentido porque "no parece que el Gobierno vaya a emprender la reforma de la LRU hasta la segunda mitad de la legislatura o incluso más adelante". Sin embargo, en Madrid, el secretario de Estado de Educación y Universidades, Julio Iglesias, anunció en el Parlamento que antes de un año estará listo el borrador de la nueva ley universitaria y que será aprobada por el Gobierno en un máximo de dos años. Iglesias señaló que la reforma debe ser rápida, "pero no urgente", como piden los rectores. Mas-Colell teme, asimismo, que si el cambio legislativo "se hace un día en que la mayoría se levanta de mal humor" la reforma de la LRU vaya en la dirección de debilitar el papel de los consejos sociales de las universidades. Según el titular de universidades del Gobierno catalán, los consejos sociales tienen prerrogativas que todavía no han utilizado, y apuntó concretamente a la facultad de "afectar a la estructura económica del profesorado" en base al artículo 42 de la LRU. En un sentido similar aunque menos radical se pronunció Enric Argullol, rector de la Pompeu Fabra, que se mostró "poco partidario de las grandes reformas". Volver al principio del artículo Volver al principio de Recortes Volver al principioCascos reclama una reforma liberal de las universidades para salir de la «esclerosis»El ministro de Fomento pide centros más pequeños, pero sin «demagogos locales» CIUDAD REAL. Diario "El Mundo", Viernes, 15 de septiembre de 2000 El ministro de Fomento, Francisco Alvarez-Cascos, se decidió ayer a opinar sobre la política educativa y pidió una amplia reforma liberal para evitar «su preocupante esclerosis». Alvarez-Cascos, que fue vicepresidente del Gobierno en la anterior legislatura, considera que «siendo viejas y profundas las causas de sus males, igualmente profundos han de ser los cambios que permitan a la universidad española acometer un decidido proceso de convergencia con las universidades más prestigiosas». Así se expresó ayer en una conferencia pronunciada en la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Ciudad Real. Al exponer sus ideas liberales, el ministro se apoyó en la «deslumbrante conferencia pronunciada en Santiago de Compostela en 1996, titulada Elogio de la Universidad Liberal del profesor Víctor Pérez Díaz». De esa conferencia, Alvarez-Cascos destaca la necesidad de «un nuevo diseño de la vida universitaria, para que se puedan consolidar experiencias prácticas cotidianas de distancia, libertad, autodisciplina, comunicación, competición y cooperación, sobre las cuales se puedan construir los hábitos correspondientes, cuyo resultado sería, eventualmente, la formación de un carácter de gentes libres». El ministro considera que, para conseguir estas cualidades universitarias, hay que reducir, en primer lugar, el tamaño de las universidades españolas. Recordó que en las estadounidenses Yale, Columbia, Harvard o Standford no se llega ni a los 20.000 alumnos, mientras que en la Complutense hay 116.800. «Escalofríos» «Con estos simples datos, da escalofríos escuchar a los que defienden la continuidad del esclerotizado y elefantiásico modelo universitario actual», opina Alvarez Cascos. El ministro subrayó que la Complutense es sólo una de las cinco universidades públicas de Madrid y que sólo sus alumnos, se reparten en campus distantes. «El de El Escorial dista del Paraninfo de Moncloa, 50 kilómetros». Así que recomienda adoptar el modelo estadounidense de centros más reducidos. «¿Por qué lo que da buenos resultados fuera no puede dar buenos resultados también en España?», se pregunta. Otro problema, según el ministro, es el control local de las universidades, cuando «su misión es universal». Y, citando al profesor Pérez Díaz, subrayó que la universidad «tiene que encauzar, domesticar y civilizar las emociones localistas y nacionalistas; y ponerlas en su sitio, estimable, pero subordinando al fin superior de la creación de una sociedad de ciudadanos razonables, capaces de enfrentarse a demagogos locales, y capaces de contribuir a la creación de grandes conjuntos civilizados y, en un último término, de una sociedad civil universal». Volver al principio del artículo Volver al principio de Recortes Volver al principioLas universidades de mayor calidad recibirán más financiaciónPEDRO SIMON. Madrid, Diario "El Mundo", Jueves, 21 de septiembre de 2000 Bienaventuradas las facultades que obtengan mejores resultados, porque de ellas será el maná de la financiación. Bienaventurados los departamentos con más dedicación científica, las licenciaturas que den más trabajo, los centros más prestigiosos, porque de ellos será la subvención pública. Con la biblia universitaria de la legislatura bajo el brazo, se presentó ayer en el Congreso de los Diputados Julio Iglesias de Ussel, secretario de Estado de Educación y Universidades, para hablar de la tierra prometida a la enseñanza superior. «Los problemas de la Universidad no vienen dados por el estancamiento o la decadencia, sino por el crecimiento y progreso de los últimos años, le hace falta un nuevo traje», expuso antes de recordar la reforma que acabará con el marco normativo vigente. «El sistema necesita financiación como el oxígeno». Todo lo dijo en su comparecencia inaugural en la Comisión de Educación y Cultura. Mejorar la calidad, fomentar la movilidad de estudiantes («y estudiantas», sic) y profesores, construir un sistema universitario europeo... Con dos pilares de enjundia: más dinero y una ley diferente. Las bienaventuranzas que traerá el nuevo sistema vendrán de la mano de la excelencia, nos cuentan, unos indicadores de calidad comunes a todas las universidades que animen a un sano pique entre las mismas. La idea tiene mucho del modelo anglosajón. Algo así como financiar a los centros más aplicados, unos incentivos para quienes demuestren tener, por ejemplo, el mejor departamento de Biología Molecular de España. La reforma El ciclón que se divisa le cambiará también la cara a la carrera docente, castigada que anda con la dichosa endogamia. La reforma cambiará el sistema de selección y acceso al profesorado, modificará la composición y forma de designación de los tribunales, mejorará los procedimientos de incentivación de la calidad docente e investigadora mediante los quinquenios y los sexenios... Desde los asientos de la oposición, al secretario de Estado se le recordó que en España hay 200.000 millones pesetas «parados» en investigación dentro de nuestras universidades, que el Gobierno no ha adquirido ningún compromiso concreto en el tema de la financiación (media española de gasto público en universidad, 1,1% del PIB; media europea, 1,6%) y que las familias siguen poniendo (vía tasas) el 24% de lo que cuesta estudiar. Volver al principio del artículo Volver al principio de Recortes Volver al principioIglesias dice que en la universidad hay muchos profesores a tiempo parcial y pocos doctoresLa mitad de los alumnos matriculados en la facultad no llega a terminar los estudios. El secretario de Estado de Educación y Universidades, Julio Iglesias de Ussel, anunció ayer en el Congreso que la nueva ley universitaria quedará lista para su debate en el Parlamento antes de la primavera del año 2002 y en ella se incluirá una profunda reforma del profesorado universitario que, en opinión de Iglesias, cuenta con excesivos profesores a tiempo parcial y con pocos doctores. Explicó también un novedoso sistema de indicadores de calidad para que los alumnos puedan elegir el centro donde desean cursar una carrera sabiendo el puesto de cada universidad. Ana Amador, Madrid, Diario "La Razón", jueves 21 de septiembre de 2000. Algo falla en la Universidad cuando la mitad de los estudiantes que comienzan una carrera no la llegan a terminar. Éste fue uno de los datos ofrecidos ayer por el secretario de Estado de Educación y Universidades Julio Iglesias Ussel, en su primera comparecencia ante la Comisión de Educación del Congreso. Iglesias acudió a la Cámara Baja a petición del PSOE para explicar los proyectos de su departamento. Previamente, realizó un diagnóstico del sistema universitario en el que destacó la ascendente feminización de la enseñanza superior: el 53 por ciento de los estudiantes son mujeres, proporción que se reduce, sin embargo, al 33 por ciento en lo que al profesorado se refiere. También recordó que España tiene una tasa de alumnos muy por encima de la media de la OCDE, excepto en la etapa del doctorado, de 26 a 29 años, donde se sitúa con un nueve por ciento menos que la media de la OCDE. No obstante, la tasa de los que finalizan sus estudios está por debajo de otros países, ya que sólo la mitad de los universitarios terminan la carrera. Además, matizó que «la universidad ya no es una fábrica de parados, más bien al contrario» puesto que el desempleo entre licenciados se reduce un 38 por ciento respecto a la media nacional. PROBLEMAS DE CRECIMIENTO Con estos datos, el secretario de Estado habló de una baja productividad del sistema y la solución, dijo, no es lograr «más plazas y profesores sino conseguir que las universidades sean más exitosas». En su opinión, el problema de la enseñanza superior «no es de estancamiento sino precisamente de crecimiento». Propuso las siguientes medidas: PROFESORADO El secretario de Estado criticó la escasez de doctores en la Universidad y el porcentaje excesivo de docentes con trabajo a tiempo parcial, un 36 por ciento, y con salarios muy bajos. En nuestro país, hay un catedrático por cada tres profesores universitarios. La carrera docente y el acceso a la misma es una de las reformas más importantes que se incluirán en la nueva ley universitaria que entrará en el Parlamento para su debate antes de la primavera de 2002, tal y como ya anunció la ministra Pilar del Castillo. Iglesias comparó la endogamia universitaria «con el colesterol, que lo hay bueno y malo. Es algo que hay que diferenciar nítidamente», añadió. Para «seleccionar a los mejores», se modificarán las pruebas de acceso, se regularán los perfiles de las plazas, habrá una mejora en la publicación de las convocatorias y se reformarán los tribunales. INDICADORES El secretario de Estado informó de que el Consejo de Universidades estudia un sistema contrastado de indicadores de calidad para conocer el puesto de cada universidad. Esta especie de ranking, como ya informó LA RAZÓN (11 de mayo de 2000) podrá servir para conseguir financiación para determinados programas y también para que los estudiantes y sus familias puedan escoger la universidad con conocimiento de causa. Iglesias adelantó que el número de indicadores girará en torno a diez o veinte y su puesta en marcha será inmediata, una vez que el Consejo de Universidades concluya el proyecto. No será obligatorio para las universidades, aunque el secretario de Estado cree que en cuanto se apunte una lo harán el resto. FINANCIACIÓN Se mantendrá el porcentaje actual de aportación privada (24 por ciento del total) a la financiación universitaria, a través de las tasas. Aunque sin dar cifras, Iglesias prometió que aumentarán los recursos públicos a través de las ayudas a estudiantes y anunció que existe un compromiso con Cultura para que, por medio de la Ley de Mecenazgo, se canalicen recursos económicos hacia las universidades. BECAS El secretario de Estado reconoció la escasa movilidad geográfica de estudiantes y profesores, por lo que informó que el Ministerio, aunque tampoco dio cifras, potenciará el número y cuantía de las becas, y aumentará los préstamos de bajo interés en un 16 por ciento respecto al año anterior. ÁMBITO INTERNACIONAL Una mayor presencia de las instituciones educativas en Europa y en el mundo es otro de los retos que se propone Iglesias. En este sentido, comunicó que se ha conseguido que el encuentro anual de la Conferencia de Rectores de Universidades Europeas se celebre en 2001 en España. En el turno de la oposición, con una sala en donde los diputados populares brillaban por su ausencia a excepción de su portavoz, Juan Carlos Guerra Zunzunegui, la portavoz socialista Amparo Valcarce y su homólogo de CiU, Ignasi Guardans, reprocharon al responsable de Educación la falta de precisión en cómo, cuándo y con qué financiación se llevarán a cabo estas medidas. Volver al principio del artículo Volver al principio de Recortes Volver al principioCiencia y empresa, la otra cara de la monedaLLUÍS FERRER Diario "El País"(26-09-00) La publicación en este diario de que más del 90% de la investigación médica se orienta a la mejora de la salud de los habitantes del primer mundo y deja de lado los gravísimos problemas sanitarios que afectan a los habitantes de los países en vías de desarrollo (ver EL PAÍS del día 3 de mayo de 2000), dejó huellas profundas en las conciencias de muchos ciudadanos de bien. Y, sin duda, no es para menos. Entre los múltiples autoengaños con que mitigamos el dolor que nos produce la enorme desigualdad que existe en el planeta -de alguna forma hay que seguir en el camino-se encontraba la creencia de que la ciencia, benefactora de la humanidad, ayudaría a prevenir o curar muchas de las enfermedades de los países pobres (malaria, esquistosomiasis, tuberculosis, leishmaniosis...). Sin embargo, ahora resulta que estas enfermedades siguen sin solución sencillamente porque apenas se investiga en ellas. Y los datos que aparecen en el artículo son contundentes y en absoluto sorprenden a los que conocemos un poco el mundo de la medicina. A modo de ejemplo, basta recordar que en el vademécum español hay más de 50 fármacos con actividad ansiolítica o antidepresiva, muchos de ellos de reciente desarrollo y comercialización. Por el contrario, la leishmaniosis (una enfermedad que, según la OMS, afecta a más de 12 millones de personas en todo el mundo) se sigue tratando con el mismo producto (sales pentavalentes de antimonio) desde 1935. ¿Son culpables las empresas farmacéuticas, que carecen de piedad y no investigan las enfermedades de los pobres? Pienso que no. No sería razonable esperar que empresas, en su mayoría multinacionales y altamente competitivas, orientasen sus políticas de I+D a ámbitos donde no hay negocio. Parece lógico que sea la investigación de los países más avanzados, financiada con fondos públicos, la que luche por resolver estos problemas. De hecho, la investigación es una estrategia universal, un arma colectiva para hacer un mundo mejor, y no conoce fronteras; sin embargo, las políticas de investigación de los países ricos se orientan de forma decidida en la dirección contraria. Para nuestros políticos, la investigación es, fundamentalmente, un elemento de la competitividad de las empresas. Sencilla y llanamente. Cada vez se habla menos de investigación y de ciencia y más de "desarrollo tecnológico" e "innovación empresarial", como si fueran sinónimos. El nuevo Ministerio de Ciencia y Tecnología (su organigrama, los perfiles y declaraciones de sus responsables, sus prioridades, su ubicación en el antiguo Ministerio de Industria y Energía) es un reflejo nítido de la concepción que tiene el partido del Gobierno de la política científica. Concepción que coincide en lo esencial con la política científica que hace Bruselas y, en buena parte, con la que hace la Generalitat de Cataluña. El nuevo catecismo es simple: hay que obligar a los investigadores de los centros públicos a trabajar en los temas que marcan las empresas y a presentar proyectos de investigación conjuntamente con las empresas. Hay que traducir de forma rápida las inversiones en I+D en productos nuevos, en innovación empresarial, en cuotas de mercado de "nuestras" empresas. No discutiré la necesidad de conectar universidades y centros de investigación con el tejido empresarial: es imprescindible y muy beneficiosa. Sin embargo, la investigación es mucho más que un instrumento de la competitividad empresarial. Orientar la investigación financiada públicamente sólo a las prioridades empresariales inmediatas es un desacierto. Numerosas voces más cualificadas que la mía ya han denunciado el error que supone no invertir suficientemente en investigación básica. Otro efecto adverso de esta política es la desatención de los problemas de los menos favorecidos económicamente, el abandono de aquellos temas que no suponen negocio empresarial. Sería deseable que diferentes colectivos sociales alzaran su voz en contra de estas políticas científicas cada vez menos solidarias. Como ha hecho el Foro Global en su Informe sobre investigación sanitaria 2000. Para que, al menos, no nos digan que ésta es la investigación que pide la sociedad; confundiendo de nuevo sociedad con mundo empresarial. Lluís Ferrer es profesor en la Universitat Autònoma de Barcelona Volver al principio del artículo Volver al principio de Recortes Volver al principio |
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