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ISSN: 1575-2844

Revista Vivat Academia

Histórico Año II

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Septiembre 2000. Nº 18

En esta página:

La física, a través de la biomecánica, como explicación psíquica del estrés humano. (Por Horacio Rico. Catedrático de Medicina de la UAH)
¿El Fraude del Siglo? (Por Fuenteovejuna)
RECORTES
El manuscrito más antiguo de Arquímedes arroja luz sobre el nacimiento de la ciencia.
El magentismo cumple 400 años.
Investigar en España.
A quién le molesta el CONICET

La física, a través de la biomecánica, como explicación psíquica del estrés humano.

Prof. Dr. H. Rico Lenza Departamento de Medicina. Universidad de Alcalá

El concepto de estrés nace de un principio físico que define que cuando se aplica una fuerza a un objeto este tiende a oponer una resistencia a la misma, lo que los anglosajones denominan stress; la fuerza aplicada y el estrés que se opone a la misma, ocasionan una deformidad en el objeto, que ellos denominan strain.

El equilibrio entre la fuerza aplicada y la deformidad inducida en un principio es lineal, la denominada como zona elástica (Fig. 1), si la deformación, y por tanto la fuerza continua, mantienen sus valores bajos. De persistir la fuerza se entra en una zona límite, denominada por los anglosajones como la "yield region", después de la cual, si la fuerza aumenta, se entra en la zona plástica, obviamente más rígida. De continuar aumentando el valor de la fuerza aplicada y no haber una adecuada respuesta de estrés, se produce el fallo catastrófico de la deformación, lo que ocasiona la rotura del objeto en cuestión (1).

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Figura 1. Relación entre la fuerza aplicada a un objeto y la deformidad que ocasiona (strain), dependientes del estrés o resistencia del objeto a la fuerza aplicada, que se caracteriza por una zona de "buena oposición" (zona elástica), una límite o de "fatiga" (yield region) y una zona plástica o de mínima adaptación/oposición que, de persistir, da lugar a la catastrófica rotura o "desequilibrio mental". Junto a la zona elástica, se incluye la respuesta hormonal fisiológica, que ocurre en todas las especies animales, ante la existencia de una "fuerza emocional".

En este principio físico y puramente biomecánico hay que distinguir varios conceptos:

- el tipo de fuerza aplicada: de tensión o estiramiento, de compresión o de torsión

- y a su vez la característica de dicha fuerza: repentina (brusca) o continuada (paulatina), de forma lineal o progresiva

- y la intensidad de la fuerza: mínima, moderada o alta.

Frente a estas características de la fuerza aplicada, debemos tomar en consideración, las propias del objeto al que se aplica dicha fuerza, las que son estructurales y materiales; las materiales son las más específicas del objeto (acero, aluminio, caucho, corcho, etc.) y las estructurales, independientemente de las materiales, van a subordinarse en gran parte a la forma geométrica del objeto y a la denominada anisotropía (es obvio que no es lo mismo la resistencia de una bola de acero que la de un lingote, aún siendo los dos de acero y del mismo peso. En electrónica ocurre lo mismo, en un principio un circuito se opone al estímulo que quiere propagarse en su seno, para posteriormente ceder o, de ser muy intenso el estímulo, fundir o romper el circuito. Estas similitudes vienen a demostrarnos la importancia de unos simples principios físicos para comprender, de forma adecuada, unos mecanismos que parecen complejos en cuanto al funcionamiento ya sea mecánico o animal.

En medicina, relativo al estrés humano debemos considerar el strain, estrictamente hablando, en dos aspectos distintos: 1º. Como una reacción física a una determinada fuerza aplicada a nuestro organismo, en este caso es lo mismo que el mecánico, y 2º. Como el strain o la capacidad individual de deformación o adaptación al estrés, secundario a una fuerza o carga "emocional" aplicada a nuestra psiquis. Físicamente hablando, como ya hemos comentado, al igual que en biomecánica, esta capacidad es dependiente de la estructura y el material del que está compuesto el objeto. Podemos decir que, para comprender la similitud en el ejemplo con pocas diferencias, la estructura y material del cuerpo humano son superponibles en todos los individuos; la única diferencia es la capacidad psíquica, equivalente aquí al strain psíquico, de adaptarse al "estrés" como consecuencia de una determinada carga emocional, única circunstancia que en los objetos sin mente no está presente. Por ello es fácil deducir que en los humanos la capacidad de adaptación al estrés viene determinada, de forma prioritaria, por su equilibrio psíquico determinado por la "amplitud" de su strain o capacidad de adaptarse, o

de dominio de la "deformación"; así la misma fuerza emocional puede generar un distinto estrés en individuos diferentes dependiendo de su capacidad psíquica de respuesta, es decir de su strain psíquico. La muerte de un familiar puede generar un dolor incontrolado en un miembro de la familia, mientras que en otros induce una simple resignación.

Esto nos lleva a concluir que el estrés humano es mayoritariamente dependiente, ante iguales fuerzas a las que se puede someter a un individuo, de su strain o capacidad psíquica; a mayor equilibrio es la misma mayor capacidad de respuesta para oponerse a la carga emocional y viceversa. Consecuentemente el estrés humano es principalmente una consecuencia psíquica del propio individuo y es obvio que el más débil psíquicamente hablando, sufrirá un mayor estrés ante la misma fuerza.

Otros factores son muy importantes al valorar el estrés en la especie humana, como es la capacidad de respuesta hormonal del organismo a la tensión emocional, lo que también podríamos denominar como el strain humoral. Ésta se realiza preferentemente a través de la elevación de las catecolaminas y los esteroides adrenales; en unos individuos puede ocasionar un total agotamiento de la capacidad de secreción, entrando en lo que se denomina "surmenage" o estado de agotamiento general con acusada adinamia y necesidad de descanso aislado y sin perturbaciones, otros pueden sentirse menos agotados, simplemente cansados, ligeramente adinámicos y otros mínimamente "nerviosos" o desconcertados sin saber definir de forma "adecuada" su estado anímico, pero que notan alterado.

En definitiva, la deformidad orgánica (strain) que induce la carga emocional y a la que se opone el estrés del individuo, entrará en la zona plástica, dependiendo de una mayor o menor capacidad de "deformidad o adaptación" psíquica del individuo, que hace que unos, por ser menor dicho strain psíquico, se fracturen ocasionando alteraciones patológicas, mientras que en otros eso no llegue a ocurrir.

Como vemos una base física nos explica el condicionante psíquico del estrés y las amplias variaciones del mismo independientes de la fuerza o carga emocional que ocasionarán un mayor o menor strain (deformidad), dependiendo, "psíquicamente hablando", de la amplitud de adaptación mental del individuo, o strain psíquico.

REFERENCIAS

1. Bouxsein ML, Augat P. "Biomechanism of bone". En: Njeh CF, Hans D, Fuerst T, Glüer CC, Genant HK, eds. "Quantitative ultrasound". Martin Dunitz, London. 1999:21-46.

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Varios de nuestros lectores, separadamente, nos han remitido este documento que reproducimos. Tanto ellos como nosotros desconocemos el nombre del verdadero autor del mismo, pero dado su interés y el hecho de que, al parecer, circula libremente por Internet, nos ha decidido a publicarlo con la firma habitual para estos casos: "Fuenteovejuna".

¿EL FRAUDE DEL SIGLO?

El 20 de julio de 1969, millones de personas en todo el planeta presenciaron el acontecimiento del siglo, la llegada del hombre a la Luna.

Tiempo después comenzaría una polémica que alteraría este evento mundial: ¡Se Acusaba a la NASA de fraude!. Las fotografías tomadas por las misiones Apolo, los paseos lunares y algunos accidentes técnicos anteriores a la primera misión coronada con éxito contienen "anomalías" que han sido descubiertas por expertos en fotografía e investigadores. Existen dos teorías sobre este particular. Una se apoya sobre la hipótesis de un fraude total, es decir, jamás el hombre pisó la luna y fuimos engañados a una escala nunca vista por la humanidad, debido a que sólo fue una propaganda para demostrar su poderío frente a la ex Unión Soviética. La otra teoría, tan creíble como la anterior, indica que el hombre sí estuvo en la Luna, pero varias fotografías fueron realizadas en estudios de la Tierra, debido a que las originales contenían ovnis y estructuras lunares extraterrestres. Se dice que los astronautas estuvieron vigilados allí por ovnis y que usaron un canal de radiocomunicación secreto para coordinar acciones con la base en Tierra.

Otro punto a favor de esta última teoría fue la excesiva "cuarentena" que sufrieron los astronautas. ¿Por qué tanto tiempo? ¿Les lavaron el cerebro o los utilizaron para realizar las fotografías de encubrimiento?

Nosotros no nos inclinamos por ninguna de las hipótesis anteriores, saquen ustedes sus propias conclusiones asombrándose con las fotos que reproducimos (¿falsas?) de la Luna; para poder apreciar los detalles de estas fotografías, las hemos separado en ventanas individuales con su correspondiente explicación.

Postales para el asombro:

Fotografía 1 correspondiente al Apolo 11:

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Se puede observar a Neil Armstrong y Buzz Aldrin colocando la bandera de los Estados Unidos. Esta imagen fue tomada por una cámara de 16mm montada sobre el Módulo Lunar. La sombra de Aldrin (flecha verde) es bastante más larga que la de Armstrong. Como la única luz en la Luna y la única luz empleada fue la del sol, las sombras no deberían ser desiguales.

Fotografía 2 correspondiente al Apolo 11:
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Según la Nasa, la extraña silueta que aparece en la foto, tomada desde el Módulo Lunar a 95km de la superficie lunar, es la sombra proyectada por el cohete del Módulo de Mando. Pero cuando un avión de gran tamaño vuela a baja altura sobre la Tierra, no proyecta sombras tan enormes y definidas.

El Investigador Ralph René, escritor de New Jersey, sostiene que el hombre nunca fue a la luna. Afirma que las fotos de las misiones Apolo fueron hechas en un estudio del Gobierno cerca de la ciudad de Mercury (Nevada).

Por otra parte, el británico David Percy, fotógrafo profesional, expone con argumentos profesionales que la iluminación de las fotografías de las misiones Apolo sólo se pudo conseguir en un estudio de la Tierra. También dice tener un informador de la NASA, que ha filtrado información sobre el fraude. Otros afirman que la NASA no contaba con el tiempo suficiente para diseñar la tecnología que podría llevar a los hombres a la Luna. A esto se le suma otra duda: ¿por qué no volvieron a enviar otra misión allí?

Fotografía 3 correspondiente al Apolo 11:
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Buzz Aldrin está de pie con el Sol casi a su espalda. En la Luna el contraste entre la oscuridad y la claridad es muy notable, por lo que sería imposible que se vieran tantos detalles del traje espacial.

Según los científicos al no haber atmósfera en la Luna la visibilidad es totalmente nítida, pero en esta foto el fondo del astronauta es borroso. En el casco se observa un Extraño objeto reflejado, del cual no ha podido saberse con exactitud qué era.

Fotografía correspondiente al Apolo 14:

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Cuando este Módulo Lunar se poso en la Luna no produjo ningún cráter entre sus patas, a pesar de la considerable cantidad de polvo que debía haber levantado durante su descenso. Debajo del Módulo hay una pisada, a pesar de que nadie anduvo por esa parte de la Luna antes del descenso del vehículo. A la izquierda del Módulo se ven las palabras: United States, aunque están en la sombra. Buzz Aldrin explicó que, al no haber dispersión luminosa, se empleó otra fuente luminosa, además de la solar, para hacer la fotografía.

Fotografía 1 correspondiente al Apolo 16:

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El astronauta de espaldas es John Young, reajustando una antena, junto al vehículo de Exploración Lunar (VEL). Si observa con detalle, se dará cuenta de que el Vehículo hizo un giro de 90 grados en forma recta. Da la impresión de que fue movido y puesto en ese lugar. En la roca que se encuentra en la parte inferior de la foto está impresa la letra C, parece que alguien se olvidó de esconder la marca del decorado. En la parte superior, enmarcadas en un rectángulo rojo, pueden verse unas Líneas de Marca (las cruces), éstas son producidas por la cámara fotográfica. Pero si observa bien verá que la marca de la izquierda está debajo de una de las antenas del VEL. ¿Cómo es posible?

Fotografía 2 tomada en la misión Apolo 16:

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María Blyzinky, directora de astronomía del observatorio de Greenwich (Londres), afirma que en la Luna, a falta de atmósfera, las estrellas son totalmente visibles y tienen mayor brillo. Pero en esta imagen, no se ve ninguna. La NASA se defiende diciendo que la luz solar era tan intensa que anulaba el brillo de las estrellas.

Si observa con detalle, las sombras son muy claras, permitiendo ver detalles del astronauta e incluso una insignia de Estados Unidos en la parte lateral del Modulo Lunar, esto es sólo posible si estuvieran iluminados desde varios ángulos.

Fotografía de la Misión Apolo 12:

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El astronauta de la foto es Alan Bean, sosteniendo un contenedor de muestras. En el reflejo del casco se puede observar a Charles Conrad, esto es imposible ya que el reflejo del sol no debería dejar ver absolutamente nada. El traje de Alan puede verse con demasiada claridad, lo cual indica que la luz del sol no era la única luz presente. El contenedor de muestras se ve claramente, aun estando de espaldas a la luz.

Fotografía tomada por la Misión Apolo 15:

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Si observa el Modulo Lunar, verá la bandera Estadounidense con las palabras United States. Simplemente esto es imposible, ya que el Módulo está de espaldas al sol, y se sabe que en la Luna la sombra es absoluta, a causa de la ausencia de atmósfera. Nuevamente el cielo está sin estrellas y el astronauta tiene una leve sombra que permite ver los detalles de su traje.

A modo de conclusión:

El 27 de mayo de 1967 surgieron unos importantes problemas en el módulo de mando del Apolo 1. Mientras los astronautas estaban trabajando en él, hubo una corta transmisión: "Tenemos un incendio en la cabina". En pocos segundos la temperatura se elevo a 1400 grados debido a la alta concentración de oxigeno puro. Los 3 astronautas del Apolo 1 murieron. Muchos de los que dudan de la NASA, aseguran que era imposible solucionar todos los defectos tecnológicos que tenían en un lapso tan breve de 2 años.

FUENTEOVEJUNA

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RECORTES

EL MANUSCRITO MÁS ANTIGUO DE ARQUÍMEDES ARROJA LUZ SOBRE EL NACIMIENTO DE LA CIENCIA

Un equipo internacional estudia por primera vez en detalle el palimpsesto del siglo X

MALEN RUIZ DE ELVIRA, Madrid, Diario "El País" (19-07-00).

Un equipo de expertos -científicos y helenistas- estudia a fondo por primera vez el Palimpsesto de Arquímedes (287-212 antes de Cristo), la versión manuscrita más antigua que se conoce de los trabajos del genio griego, escrito en el siglo X y oculto desde el siglo XII. El análisis de este tesoro bibliográfico no sólo permite conocer de primera mano cómo razonaba el matemático griego, sino que está arrojando nueva luz sobre el nacimiento de la ciencia moderna, basada en la combinación de la matemática y la física, asegura el estudioso Reviel Netz.

Un palimpsesto es un manuscrito antiguo que conserva huellas de una escritura anterior borrada. El de Arquímedes (que vivió en el siglo III antes de Cristo) cumple todos los requisitos de esta definición y tiene además una fascinante historia, que gira alrededor de la ciudad de Constantinopla, hoy Estambúl.

Sin embargo, su importancia radica sobre todo en que es la única fuente original de El método de los teoremas mecánicos, un trabajo de Arquímedes crucial para entender el origen de la física matemática, sobre la que se basa, recuerda Netz, la ciencia moderna. De este original sólo se conocía una copia no literal, publicada a principios de siglo, cuando el manuscrito fue identificado por primera vez, antes de perderse hasta 1998. En este texto describe Arquímedes, por ejemplo, cómo encontró muchos de sus resultados matemáticos.

Logros

El nuevo análisis que se está haciendo, explica Netz, de la Universidad de Stanford (California) en la revista Physics Today, permitirá conocer lo que llevó a Arquímedes a conectar lo matemático y lo físico, a logros tan importantes como el cálculo del volumen de una esfera o el volumen de segmentos de sólidos de revolución. Los ejemplos que él mismo pone, con gráficos, en El método, muestran el camino que siguió para resolver problemas tan básicos de la matemática griega como encontrar la relación entre las figuras de líneas rectas y las de líneas curvas.

Las figuras del manuscrito son esquemáticas, mientras que las de otras versiones, son más precisas. Netz cree que las originales son las de este manuscrito y que indican la forma estrictamente geométrica de pensar de Arquímedes, que no hacía experimentos físicos en el mundo real. Netz se atreve a llegar a una conclusión: la física matemática deriva de la matemática y esta ha sido tan productiva para la ciencia moderna porque es la disciplina que exige mayores pruebas.

El palimpsesto fue escrito en pergamino y encuadernado, probablemente en madera, en el siglo X, en una época en la que el interés por la cultura helénica era todavía alto en el imperio bizantino y existían muchos escribas dedicados a la copia de los textos antiguos. En el siglo XII, tras la Cuarta Cruzada, el libro fue destrozado, sus páginas borradas y vueltas a utilizar para un libro de oraciones cristianas. El texto griego aparece medio borrado y en vertical en las páginas del actual libro -pequeño, de aspecto indudablemente antiguo y atacado por el moho-.

Disfraz

Este disfraz le ha servido para sobrevivir, porque en el siglo XII muy pocas personas podían ya leer el texto en griego y mucho menos adivinar su importancia, por lo que su destino hubiera sido la destrucción. El nuevo libro pasó supuestamente por varios monasterios de Tierra Santa hasta volver a mediados del siglo XIX a la iglesia del Santo Sepulcro de Constantinopla. Una buena catalogación del palimpsesto, que mencionaba sus textos griegos, permitió que en 1906, Johan Ludvig Heiberg, estudioso danés de las matemáticas clásicas, tuviera acceso en Constantinopla al manuscrito. Él fue el que reconoció su importancia, tras examinarlo con la sola ayuda de una lupa, y el que hizo pública su existencia poco después.

Sin embargo, el palimpsesto debió desaparecer de Constantinopla tras la I Guerra Mundial, en una época de gran turbulencia que conllevó la expulsión de los griegos de gran parte del territorio de la actual Turquía. Estuvo perdido durante todo el siglo, probablemente en manos privadas, hasta que apareció en una subasta de la casa Christie´s en Nueva York en 1998. La Iglesia ortodoxa griega lo reclamó aduciendo que le había sido sustraído y sólo una orden judicial permitió a última hora su subasta, que se remató en dos millones de dólares (350 millones de pesetas al cambio actual). El Gobierno griego, representado en la sala, no pudo igualar la puja de un coleccionista privado, que permanece en el anonimato pero que anunció inmediatamente que iba a dejar que se estudiara el manuscrito sistemáticamente por primera vez.

El nuevo propietario cumplió su promesa y el manuscrito se encuentra depositado en el Museo Walters, en la ciudad de Baltimore (EE UU) y está siendo estudiado por un equipo de científicos e historiadores de varios países, aunque el trabajo está todavía en su fase inicial.

El físico que exclamó "¡Eureka!"

Dicen que Arquímedes exclamó su famoso "¡Eureka!" ("¡Lo encontré!") tras verificar sobre sí mismo en una bañera su teoría sobre los cuerpos que flotan, el principio que lleva su nombre. En el Palimpsesto de Arquímedes sobreviven, aunque no completos, siete de sus más importantes trabajos, entre ellos el que versa sobre los cuerpos flotantes. Además, están los titulados Equilibrios en planos, Líneas espirales, Sobre la esfera y el cilindro, Medida del círculo y Stomachion . Pero el más importante es el titulado El método porque es el único -junto con Stomachion, sólo un fragmento,- que no figura en ninguno de los otros seis manuscritos de trabajos del científico griego, en los que están también sus restantes trabajos conocidos: La cuadratura de la parábola, Conoides y esferoides y El contador de arena , que presenta un sistema numérico que permitiría contar los granos de arena que harían falta para llenar el universo.

Con seguridad se han perdido muchos otros trabajos de Arquímedes y existen otros cuya autoría no está clara, señalan los expertos. Lo que sobrevive es suficiente, sin embargo, para considerar a Arquímedes como un genio de la matemática y la física.

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EL MAGNETISMO CUMPLE 400 AÑOS

William Gilbert, médico de Isabel I de Inglaterra, inició con 'De Magnete' la ciencia experimental moderna

WARREN E. LEARY (NYT), Nueva York ( 19-07-00). Diario "El País".

William Gilbert era un gran observador de la naturaleza, a la que intentaba arrancar sus secretos. Su curiosidad sobre las brújulas y los imanes llevó a este médico inglés del siglo XVI a internarse en la física, campo en el que sus cuidadosas explicaciones de observaciones y razonamientos sentaron la base de la ciencia experimental moderna y demostraron que la Tierra es magnética. Gilbert encontró en el magnetismo lo que creía que era el alma de la Tierra. En 1600 publicó un monumental tratado sobre este tema que cambió la forma de presentar, discutir y probar las teorías científicas. Este libro, De Magnete (Sobre el imán, en latín), sirvió de base para el renacimiento científico inspirado por Johannes Kepler, Galileo e Isaac Newton en el siglo XVII.

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William Gilbert

"Gilbert fue el punto de inflexión entre el pensamiento medieval y la ciencia moderna", dice David Stern, un físico de la NASA que está liderando la conmemoración internacional de los 400 años de la publicación de De Magnete. "A menudo se equivocaba en sus conclusiones", explica Stern, "pero dio comienzo a una nueva era. También introdujo las observaciones experimentales en ciencia de una forma sistemática". Desde el tiempo de los griegos se hicieron experimentos, pero Gilbert fue el primero que de forma metódica relacionó los experimentos con sus teorías y los detalló para que pudieran ser reproducidos por otros.

Debido a su interés por la causa de que unos objetos atraigan a otros, Gilbert hizo experimentos pioneros en electricidad estática, el llamado efecto ámbar, porque al frotar trozos de ámbar con un trapo seco, éstos atraen plumas y otros objetos ligeros. Encontró este científico que las atracciones del magnetismo y de la electricidad estática no están relacionadas, pero en su libro existe una clasificación de las numerosas sustancias que son o no atraídas por el ámbar (elektron, en griego).

Gilbert denominó a los materiales atraídos electricks, y a lo que les atrae, fuerza elecktrica. Al hacerlo, señalan los expertos, creó el vocabulario utilizado en la actualidad para describir la electricidad, incluidos términos como "electrón".

Como han señalado los científicos e historiadores en recientes revisiones del libro De Magnete, definió un método y una filosofía de la ciencia experimental 20 años antes del famoso llamamiento de sir Francis Bacon en pro de un sistema deductivo de investigación y observación empíricas para descubrir los secretos de la naturaleza.

En una época en que se consideraba una herejía la realización de experimentos que pudieran entrar en conflicto con las enseñanzas de la Iglesia o que presentaran ideas que chocaran con la filosofía del pasado, el libro de Gilbert destacaba en solitario. "Hay que recordar que los Principia de Newton no se publicaron hasta 1687", señala Stuart Malin, del British Geological Survey.

Por su parte, David Barraclough, de la misma institución, explica: "De Magnete también se anticipa a Astronomia nova (1609), de Kepler, en el que enunció las primeras dos leyes de sus tres leyes de movimientos planetarios, y a Sidereus Nuncius (1610), de Galileo, en que se informaba de las primeras observaciones con telescopios".

Gilbert creía en la teoría copernicana de que la Tierra no es el centro inamovible del universo. Pensaba que el planeta giraba sobre su eje, pero pensaba erróneamente que este movimiento estaba relacionado con el magnetismo, que incluso podía ser su causa. El concepto del giro de la Tierra era considerado tan inaceptable en aquella época que en muchas copias de su libro estas páginas fueron arrancadas o borradas.

Galileo, que elogió el libro, dijo que la copia que él tenía fue un regalo de alguien que quería "salvar su biblioteca del contagio".

William Gilbert nació en 1544 en una familia de clase media de Colchester (Inglaterra) y murió de peste en Londres en 1603. No se sabe mucho sobre su infancia, pero sí que se educó en St. Johns College, en Cambridge, hasta 1569. Durante los 11años que permaneció allí, se formó como médico. En 1573 se estableció en Londres como médico y tuvo tanto éxito en su carrera que en 1599 se convirtió en presidente del Real Colegio de Médicos. En 1601 fue nombrado médico personal de la reina Isabel I.

En paralelo a su vida profesional como médico, Gilbert tenía otra vida que giraba alrededor de su interés por el magnetismo. Desde 1581 a 1600 realizó experimentos de electricidad y magnetismo, a menudo en colaboración con otras personas con su mismo interés, según señalan sus biógrafos.

Los antiguos griegos y chinos conocían las piedras imantadas que atraían el hierro, y alrededor del año 1000, los chinos descubrieron que un imán de hierro puesto en agua siempre se alineaba en la dirección Norte-Sur. El uso de la brújula magnética se extendió pronto a Europa a través de Oriente Medio. Sin embargo, la naturaleza del magnetismo y de las propiedades direccionales de la brújula siguió siendo un misterio rodeado de mitos que atrajo la curiosidad de Gilbert y sus colegas. Sus años de experimentación culminaron en la publicacion de De Magnete, un volumen raro, de 246 páginas, impreso en latín, que era entonces la lengua universal de la ciencia. Gilbert dividió su trabajo en 115 capítulos a lo largo de seis libros. En ellos repasó los trabajos anteriores, presentó resultados experimentales y cómo los había obtenido, discutió los hallazgos en un contexto amplio y finalizó con especulaciones y problemas sin resolver, una estructura que hoy resulta familiar en artículos científicos y tesis doctorales.

Entre los objetos que utilizó en sus experimentos estaba una piedra esférica que llamó terrella ("pequeña tierra"), cuyo campo magnético comparó con el de la Tierra y sobre el que probó pequeñas agujas imantadas. Al analizar el hecho de que existen pequeñas variaciones en la dirección de las brújulas, dependiendo del lugar en que se encuentren, Gilbert mostró que esto ocurre porque la Tierra no es una esfera perfecta. La terrella también ayudó a hacer otros experimentos de geomagnetismo, como la demostración de que la orientación de la brújula cambia cerca de masas terrestres y de montañas.

Para estos experimentos, Gilbert reprodujo los huecos de los océanos en la piedra y demostró que las pequeñas agujas señalaban de forma distinta dependiendo de su proximidad o alejamiento a las masas elevadas.

Según Stern, De Magnete proporciona al lector moderno un atisbo de la mente de alguien que trata de comprender la naturaleza desde una posición de completa ignorancia. Es fácil ver la confusión, la ingenuidad y el error, pero esto no debe impedir apreciar la creatividad y el genio de lo que Gilbert hizo. "Convirtió el magnetismo en parte de la ciencia", afirma Stern.

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INVESTIGAR EN ESPAÑA

Cambio tecnológico y política de innovación: un debate necesario

JOSÉ MOLERO.Diario "El País" (17-07-00).

La creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología es una ocasión excepcional para abrir un debate sobre una de las claves para el porvenir de nuestra economía. En el tiempo transcurrido desde la aprobación de la Ley de la Ciencia en 1986 se han producido modificaciones de alcance en la política tecnológica. Aquella ley marcó un punto y aparte con la puesta en marcha de los Planes Nacionales de I+D. También el Ministerio de Industria y otros pusieron en marcha distintas iniciativas para el fomento del desarrollo tecnológico. Igualmente las comunidades autónomas han establecido diversos planes y, por último, España ha participado activamente de iniciativas europeas de fomento de la investigación, tanto en los programas marco como en el Eureka, la Agencia Europea del Espacio y otras.

Es una opinión bastante compartida que los efectos positivos que sin duda tuvo el impulso social y político de la primera mitad de los ochenta se han agotado en gran medida y que la nueva situación internacional, junto a las actuales condiciones de la economía española, exige un planteamiento renovado, a cuya definición debe contribuir un debate amplio que tiene la gran ventaja de poder realizarse hoy sobre un conocimiento de la realidad productiva y tecnológica muy superior a la que disponíamos hace década y media.

Un primer aspecto a destacar es la importancia del concepto de cambio tecnológico del que se parta. En este sentido, deberían desecharse dos versiones igualmente equivocadas que han presidido una buena parte de las actuaciones, no sólo en nuestro país, en los últimos tiempos: me refiero a la consideración del cambio técnico como fruto lógico o derivado natural de la investigación científica y a la confusión entre innovación y difusión de las innovaciones.

En el primer caso, estaríamos ante la reedición de la visión lineal que supone un protagonismo esencial a la investigación científica y que asigna un papel pasivo y de usuario a las empresas productivas. No se dice exactamente así, pero es la perspectiva que suele estar detrás de los esquemas que todo lo supeditan a la "falta de transferencia de conocimientos del sector investigador" o que insisten en la "falta de perspectiva del sector privado para introducir las tecnologías disponibles".

Suele este enfoque olvidar algo sustancial de la tecnología y es que la misma no es solamente información, sino que es una forma de conocimiento cuyo aprendizaje se produce a partir de un conjunto amplio de fuentes de conocimiento tecnológico, entre las que los aspectos tácitos, incorporados a las personas y a las organizaciones, tienen un protagonismo destacado y se obtiene fundamentalmente a través de la experiencia.

Este error de enfoque tiene su contrapartida en el absolutamente opuesto, por el que todo debe fiarse a la experiencia práctica, sin un papel que asignar a la investigación académica porque no está en contacto directo con ese saber práctico. Hoy sabemos que el liderazgo internacional se ha conseguido en aquellos casos donde la conjunción de fuentes de aprendizaje es máxima y donde la investigación básica asume un nuevo papel, siempre sobre la base de una investigación de calidad que está fuera del alcance de la gran mayoría de las empresas privadas, pero de cuyos resultados se beneficia todo el sistema de innovación directa o indirectamente.

Otro error frecuente se hace presente cuando no se distingue entre la innovación y la difusión. Así, en múltiples programas de modernización se hace referencia a la generalización del uso de ciertas tecnologías bajo el supuesto implícito de que de ello se sigue como por encanto la adquisición de las capacidades tecnológicas de las que disponen los que realmente innovan. Detrás de este error se encuentra la ignorancia del carácter acumulativo de todo conocimiento y particularmente del conocimiento tecnológico y que, por tanto, lo que las empresas son capaces de innovar en un futuro próximo está fuertemente condicionado por lo que han sido capaces de hacer en el pasado inmediato. Por otro lado, ese enfoque añade frecuentemente otro componente no menos peligroso: el de fiar el cambio técnico a la adquisición de la tecnología. La base de este error radica en desconocer el carácter específico de los conocimientos tecnológicos por el que se hace imprescindible un esfuerzo propio incluso como base para que la compra de tecnología se haga en condiciones de eficiencia.

Los datos de la innovación tecnológica en España plantean otros retos. En efecto, las últimas cifras disponibles señalan que el gasto de I+D sobre el PIB alcanzó el 0,9 % en 1998, nivel que es similar al que se había obtenido en los primeros años de la década, está por debajo del 50% del esfuerzo medio de los países de la Unión Europea y es casi tres veces menor que el de los países con mayor gasto relativo.

Además, la participación del sector empresas ni siquiera alcanza el 50% de ese total, mientras que en la mayoría de los países europeos dicha cifra supera ampliamente el 60%. No menos preocupante es la situación que muestran los datos de patentes -más cercanos a la realidad productiva- que no sólo nos sitúan a la cola en cuanto al nivel relativo de patentes por habitante, sino que muestran una de las situaciones mas desfavorables en la relación patentes de no residentes/ patentes de residentes.

Los estudios disponibles sobre las ventajas tecnológicas relativas permiten afirmar que la economía española goza de una posición más favorable en una parte de lo que se suele denominar como la "industria tradicional", en segmentos de la industria química y varias ramas vinculadas a la ingeniería mecánica. Por el contrario, la situación es especialmente negativa en un amplio abanico de la industria química, incluyendo la del petróleo, en muchos sectores de maquinaria eléctrica o especializada, en prácticamente la totalidad de las industrias relacionadas con la tecnología de la información, en la industria aeroespacial y en instrumentos y aparatos especializados. Además se sabe que los incrementos de los recursos dedicados a la I+D en sectores "tradicionales" han rendido ganancias en competitividad internacional mayores que las obtenidas en las ramas de alto contenido tecnológico, donde las posiciones poco competitivas se han mantenido a pesar de haber sido esos sectores los que en mayor medida se han beneficiado de los recursos de I+D en las últimas décadas.

Un aspecto de singular importancia sobre el que debe llamarse la atención es el olvido que en los últimos años ha tenido la evaluación de los conocimientos tecnológicos procedentes del exterior. En efecto, la discusión sobre la política tecnológica ha ignorado el papel que en el desarrollo de la economía española tiene la tecnología procedente del exterior. A estos efectos cabe señalar que, en el mismo periodo en el que más aumentaron los recursos internos destinados a las actividades de I+D, la importación de tecnología siguió creciendo, como lo confirman el deterioro de la tasa de cobertura de la exportación de tecnología y el ya mencionado peso de las patentes de no residentes.

Incrementar sustancialmente y de forma sostenida los recursos destinados a I+D, otorgar mayor protagonismo a los agentes innovadores, establecer actuaciones más decididas en favor de sectores menos asociados con las nuevas tecnologías y equilibrar los pesos de la tecnología propia e importada, son algunos de los retos que nos esperan. Para ello debe producirse un giro decidido hacia una política de innovación, que esperemos no haya desaparecido con el cambio de nombre de un ministerio que se anunció como de la innovación y se ha creado con otro más convencional.

José Molero es catedrático de Economía Aplicada y director del Instituto Complutense de Estudios de la Universidad Complutense.

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EN TODAS PARTES CUECEN HABAS
En la lista de distribución de la AACTE se ha difundido este interesante artículo, sobre la situación del equivalente del CSIC español en Argentina

¿A QUIÉN LE MOLESTA EL CONICET?

Carlos W. RAPELA
Profesor Titular, Universidad Nacional de La Plata (R. Argentina)
Investigador Superior del CONICET <crapela@cig.museo.unlp.edu.ar>

Suponer que el conflicto actual que afecta la existencia misma del CONICET es un episodio aislado causado arbitrariamente por el titular de la SETCIP asesorado por un grupo reducido de "ghost writers" (ver revista Noticias del 22 de julio), y que nuestros problemas terminarán con su alejamiento, es pecar de ingenuidad. El CONICET causa escozor por diferentes motivos a diferentes sectores con poder político, dentro y fuera del país. He agrupado estos sectores en tres vertientes principales, aunque de su descripción, parece claro que en muchos casos no son independientes entre sí

La primer vertiente la constituye la dirigencia política argentina, sin distinción partidaria. Más allá de la declamación discursiva y de fotografiarse al lado de algún premio Nobel, esta claro que nunca han REALMENTE comprendido del valor de la ciencia como un motor imprescindible para el desarrollo de un país. Para afirmar esto no se necesita otra evidencia que mostrar el porcentaje del PBI que Argentina dedica a la investigación (0,35%), muy lejos ya no de los países desarrollados, sino de los que dedican Brasil o Chile. De esta carencia de visión de futuro de nuestros políticos somos en parte responsables nosotros, los científicos, que no hemos puesto el suficiente énfasis para trascender con el peso indiscutible de nuestras razones a la opinión pública general. Para el cargo de Secretario de Ciencia y Técnica la elección recae -salvo excepciones- en políticos o conocidos profesionales del área médica. Muy raramente son elegidos para esa función los científicos prestigiosos con vocación política (que los hay). En mi parecer, es imprescindible que para esa función se tenga un profundo conocimiento de los mecanismos propios de la ciencia y sus problemas, ya que esa formación conlleva años y difícilmente puede ser suplida por asesores. No es necesario que sean científicos activos, pero sí que en alguna etapa de su vida profesional hayan hecho CIENCIA con mayúsculas, y no simulacros burocráticos. Se admite no obstante que un perfil de este tipo no garantiza una gestión exitosa, pero el número de dislates político-científicos de los que hemos sido testigos en los últimos años disminuiría considerablemente

Ante imputaciones de falta de competencia en el área científica el Lic

Caputo ha afirmado que el se siente totalmente apto para el cargo puesto que obtuvo un titulo de posgrado en la Universidad de París. Probablemente el Secretario desconozca que solamente con un titulo de posgrado no se puede aspirar a ingresar al escalón más bajo de la Carrera del Investigador Científico (CIC), si no esta acompañado de varias publicaciones en medios científicos con referato. En realidad tampoco podría aspirar a ingresar a ese escalón de la CIC debido al límite de edad

Se advierte que a los políticos en general, el CONICET les causa cierto fastidio porque aún tratándose de una institución estatal no pueden hacer en ella cambios a su antojo, y les resulta complicado sino imposible introducir un número apreciable de "empleados públicos" en sus distintos niveles. No obstante estas restricciones, han utilizado el poder político y los continuamente decrecientes recursos de la institución para rendir favores al gobierno de turno creando centros como Anillaco, Diamante o Chascomús sin razones valederas que avalen tales medidas. El Lic. Del Bello, titular de la SECYT en la última parte de la gestión del gobierno anterior, había diseñado también un plan para el área de Ciencia y Técnica. Este plan constaba originalmente de dos iniciativas importantes, por un lado la creación de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, y por el otro lado el desmantelamiento del CONICET con el traslado de los miembros de la CIC a las Universidades Nacionales. Como esta iniciativa debía aprobarse por ley nacional, el Lic. Del Bello transito incansablemente los pasillos del Congreso tratando de persuadir con las bondades de su plan a los legisladores y asesores de la entonces oposición política. Lo consiguió a medias, hubo aval para la creación de la Agencia pero no para el desmantelamiento del CONICET, lo que sumado luego a la renuncia del ministro Cavallo que apoyaba la iniciativa, le restaron posibilidades políticas a la implementación total de su iniciativa. El CONICET sobrevivió, pero su presupuesto no solo no fue incrementado, sino que disminuyó en los últimos años, lo que empalideció su ya decaída y vetusta imagen, acentuando su peor característica que es la hiperburocratización de su estructura. Como contraparte, la gestión Del Bello hizo que la Agencia luciera pujante, con fondos y eficiente. En el mundo actual, donde las imágenes deciden, el mensaje que se trasmitió subliminalmente a la comunidad científica en los últimos años era claro, el CONICET representa el PASADO y la Agencia el FUTURO. Visto desde esta perspectiva, la iniciativa del Plan Caputo no agrega nada nuevo a lo ya conocido, en realidad parece encaminada a completar lo que inicialmente proponía Del Bello, ahora con el aval político que siempre se le confiere a una nueva administración. Debo aclarar aquí, que personalmente no me opongo a la existencia de la Agencia, pero a diferencia de Del Bello-Caputo, estoy convencido de que el CONICET es una institución fundamental del país, y que su estructura debe ser revitalizada y modernizada. La existencia de una voluntad política para hacer estos cambios es precisamente lo que la comunidad científica ha puesto en duda en estas últimas semanas

La segunda vertiente de oposición al CONICET proviene directa o indirectamente de la injerencia política partidaria en las universidades nacionales. La intromisión del poder político sectorial en las estructuras de las universidades nacionales y la educación superior no es un problema para éstas, es una tragedia. A otro nivel, causa tanto daño como la falta de independencia del poder judicial respecto del poder político, aunque con una diferencia, esta última es considerada, al menos en el discurso, como una práctica contraria a los intereses republicanos, en tanto que la primera ni siquiera es reconocida como un problema serio

Brasil y Chile no sólo dedican mucho mayor presupuesto a la ciencia, sino que también sus universidades son mucho más independientes del poder político partidario que las argentinas. Las razones de esta intromisión son muy claras, ya que las universidades han sido tradicionalmente un campo ampliamente propicio para la captación de adherentes. El Rector de la UBA es un funcionario políticamente más importante que los gobernadores de Santa Cruz, Chubut, Formosa o Catamarca, ya que tiene control en una institución con un número de empleados públicos equivalente o superior a algunas de estas provincias, y con una exposición en los medios mucho mayor. Ningún partido político de Argentina ha resignado su aspiración a controlar este sector de la educación. Resulta obvio en este punto, que no sé esta cuestionando aquí la discusión política o de cualquier tipo en las universidades, que son atributos intrínsecos de su esencia, sino la construcción de estructuras burocráticas con funcionarios afines a un poder político central o de sectores. La obtención de cargos con dirigencia académica se ha convertido en muchos casos en la pirámide de ascenso político partidario. La creación y permanencia de estas estructuras en el poder necesita de la lealtad partidaria o ideológica de sus adherentes, que se alía a menudo con intereses profesionales sectoriales, y que, en conjunto, devienen en peligrosos conflictos con una cualidad irrenunciable de la Universidad, que es la excelencia. Creo innecesario explicitar en este punto porque los miembros de la CIC del CONICET nunca fueron bien aceptados por este heterogéneo "establishment burocrático de las universidades nacionales" (EBUN), y que fue el origen de esa falsa antinomia Universidad - CONICET. No es totalmente casual que las universidades nacionales no hayan podido, en 18 años de democracia, crear un sistema eficiente de evaluación científica de sus investigadores. El EBUN se protege a sí mismo, y si no véanse los cambios realizados al puntaje para la evaluación individual en el Programa de Incentivos, con incrementos notables y fuera de lógica de los puntos que se otorgan por actividades de gestión

El Lic. Caputo ha hecho hincapié en el hecho de que muchos países no poseen una carrera del investigador científico. Esto es cierto. Yo realicé mi formación de posgrado en una universidad canadiense, país que no tiene una carrera del investigador -ni la necesita tampoco-, al igual que los Estados Unidos o Inglaterra. Pero las estructuras y el nivel de exigencia académica de esas universidades no puede compararse con las argentinas. Bernardo Houssay, con la claridad que solo tienen los grandes hombres, percibió tempranamente este problema, creando al CONICET como un mecanismo de compensación para el desarrollo autóctono de la actividad científica en el más alto nivel. A más de 40 años de su nacimiento, los fundamentos que dieron lugar a su creación no han perdido vigencia

La tercer vertiente de oposición al CONICET es externa al país, y se relaciona a la condición de Argentina como gran deudor de la banca internacional. Antes de creer en una siniestra conspiración para terminar con el organismo rector de la ciencia argentina, parece más lógico que el Banco Mundial quiera simplemente cobrar la deuda, o más bien sus intereses

La recomendación de eliminar al CONICET proviene de economistas a los cuales no les interesa otra cosa que los números cierren, sin importar si con ello se cercena una institución vital para el desarrollo de la nación

Importaría saber quienes son los representantes locales de esos intereses, pero ello está más allá de mi modesto nivel de información. En cambio sí puedo dar testimonio personal de acciones de política científica que se relacionan con el tema que nos ocupa. En noviembre de 1999, es decir con anterioridad a las elecciones presidenciales, el IPA (Instituto Programático de la Alianza) realizó una amplio llamado a la colectividad científica a los efectos de conformar las ideas-base de la política en ciencia y técnica que llevaría a cabo la Alianza en caso de ganar las elecciones. Participé de esa reunión, que tuvo una numerosísima asistencia y en la que la concurrencia se dividió en varias comisiones temáticas de acuerdo a su interés o preferencia. Participé de la comisión "CONICET", junto a numerosos colegas de distintas áreas de la carrera del investigador científico y de las universidades. Después de una tarde de debate se coincidió unánimemente en dos temas principales que fueron redactados como conclusiones para el plenario: (1) Reconocimiento del CONICET como órgano fundamental para el desarrollo de la ciencia en Argentina y a la CIC como el mecanismo idóneo a fortalecer y desburocratizar. Ampliación del presupuesto para incrementar el ingreso a la CIC. (2) Mantenimiento del CONICET como organismo promotor de la ciencia, actividad que debería coordinarse en amplia cooperación y mancomunadamente con la Agencia

De las conclusiones de esta reunión -de la que el Lic. Caputo no participó- se deduce que su plan actual no tiene ninguna relación con las recomendaciones en ciencia y técnica salidas del seno de la coalición que lo llevó al poder. Tampoco han salido de la amplísima mayoría de la comunidad científica que se manifestó en contra de la iniciativa. Cabe entonces preguntarse sin retórica, ¿cuál es el origen del "Plan Caputo"?

La hipótesis más sólida indica que un político con la experiencia del ex -Canciller no podría haber lanzado este plan sin una apoyatura política de nivel superior y la aprobación explícita del mismo por parte de conspicuos sectores del EBUN

Una reflexión final destinada a los colegas jóvenes. Los factores políticos-sociales que determinan el actual relego de la ciencia tienen raíces profundas que difícilmente se resuelvan en el corto plazo. Ha sido sin embargo un síntoma muy saludable que los científicos hayan -¿por primera vez?- reaccionado en forma tan enérgica y unánime frente a una iniciativa que la mayoría percibe como francamente negativa. La historia ha dado innumerables ejemplos de que cuando las reivindicaciones son justas y se persiste con ellas en el tiempo, se han podido doblegar a poderes mucho más fuertes que los que enfrentamos ahora. Aún cuando el "Plan Caputo" fracase, como esperamos muchos, se debe estar preparado para una lucha larga, en la que los que tenemos más de 50 años no le veremos el fin durante nuestra vida científica. Cambiarán los protagonistas y las circunstancias, pero mientras los intereses que traban el avance de la ciencia en el país no desaparezcan, habrá siempre un Caputo al que los ahora jóvenes tendrán que enfrentar en el futuro. No tengo la menor duda sin embargo, de que si persistimos con el actual espíritu en la defensa de la Ciencia, los sucesivos antagonistas serán siempre vencidos, hasta el momento de que no existan más. Cuando arribemos a esa etapa el país ya será otro, buscar la excelencia en la ciencia será algo obvio, y tal vez ya ni la Carrera del Investigador Científico sea necesaria. Hasta ese entonces, los instrumentos que creó Bernardo Houssay parecen el Norte más seguro con el cual guiarnos

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