En el arcén de la carretera, el policía ve venir un coche que avanza a vuelta de rueda. Hace señas al conductor para que pare y se acerca cauteloso. Sorprendido ve que hay cuatro ancianas dentro, con los ojos muy abiertos y pálidas como fantasmas. La quinta, algo más joven, que va al volante, visiblemente confundida, le reprocha al agente: - Oficial, no lo entiendo. Yo iba conduciendo exactamente a la velocidad permitida. - Caramba, señora, conducir a una velocidad mucho más baja que el límite también puede ser peligroso. - ¡Pero, oficial, yo iba exactamente a la velocidad permitida: 22 kilómetros por hora! Tratando de contener la risa, el policía le explica que 22 no es el límite de velocidad, sino el número de la carretera. Un poco avergonzada, la dama sonríe y le agradece al policía haberla sacado de su error. - Pero antes de dejarla ir, señora, dígame si todas están bien. Sus compañeras parecen estar muy asustadas y no han dicho palabra. Restándole importancia al hecho, la señora responde de inmediato: - No se preocupe, pronto estarán bien: ¡Es que acabamos de dejar la carretera 210! Sigfrido del Alce Volver al principio |
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