COCHES DE LINEA DEL AYER Benjamín Hernández Blázquez. Universidad Complutense de Madrid. Las vías de comunicación en el devenir de los tiempos han transportado a la humanidad, desde la tribu a la aldea global, y en la remembranza más próxima nos queda el poso del ritmo frenético que lo impulsó. En el mismo saco, los medios de comunicación han vertido al pregonero de la plaza, relevado por Internet, tan sólo es factible certificar su defunción; a la muerte aparente del siglo pasado ha seguido la muerte real del presente. Con ello, en sus alfoces se barrunta el declinar de un léxico y unos oficios arrasados por la innovación tecnológica; son figuras y personajes del mundo rural, como los antiguos coches de línea o "serranas". El coche de línea, o sea: "el que por concesión administrativa hace el servicio regular de viajeros entre dos poblaciones" es el protagonista, de ello supieron desde la mitad del siglo pasado los 2248 municipios de la Comunidad Castellano-Leonesa, en la actualidad 1232 entre 100 y 500 habitantes, o los 31 abulenses que no alcanzan el centenar de personas. Las antiguas serranas, haciendo ejercicios de sinecismo entre pueblos, diagonalizaban veredas y caminos que parecían "de herradura", pero que se denominaban carreteras, siempre serpenteando por las inacabables cuestas o por rectas y polvorientas veredas sin más sombras que los altos chopos que delimitaban y encajaban su horizonte. El viaje resultaba inacabable, entonces no se viajaba por placer, se jerarquizaba el deber. En España, históricamente, ha sido endémica la dificultad de las vías de comunicación, los gobiernos no se esforzaban por mejorar la red viaria, sólo se preocupaban de lo concerniente al rápido reparto del correo oficial, y las clases populares apenas escribían cartas. La serrana paraba en cada pueblo, aldea o pedanía y, siempre carente de previsión horaria; se hacía alto en las fondas y tabernas y los sufridos viajeros se bajaban para desentumecer las extremidades o para husmear el contenido de su exiguo talego. Alrededor del coche se arremolinaba una caterva de curiosos, grey soñolienta que suspira por lo que emana de los viajes y que cotidianamente estaba fuera de su alcance. El coche de línea era un vetusto autobús en el que frecuentemente iban medio centenar de personas, por otra parte émulo democratizador del confort que expendía al por menor la velocidad que antaño era gaje y placer sólo de unos pocos. El cobrador, con boina o gorra, pacato o atrabiliario, siempre la cartera "en prevengan", con inusitada habilidad principiaba su "slalom" entre los viajeros, desde su asiento hasta la puerta trasera; ningún inquilino quedaba sin cobrar. Después esbozando una sonrisa liaba un cuarterón, o "lo que fuera", con algún cliente; en la serrana echaban humo todos, excepto las mujeres, que harto tenían con cuidar las cestas con pollos u otros animales, que amenazaban con saltarse por la tapadera. En pocas situaciones, un acto como el fumar, encontraba un marco susceptible de extraer la máxima utilidad marginal. El tándem conductor-cobrador, lideres del trayecto, guiaba la expedición a la alta sierra o a los tamujales de la llanura; bajaban los primeros, el conductor trepaba por las oxidadas escaleras al techo del vehículo y desde lo alto ubicaba o entregaba los rudos bultos o maletas de madera atadas con cordeles para prolongar su agonía. Mientras tanto, el cobrador repartía o recogía esquelas, recados o paquetes a cambio de un discrecional estipendio. Cuando el conductor se encaminaba a su asiento, el resto del personal trotaba a sus respectivas plazas y se preparaban para la etapa siguiente que se antojaba cercana. Eran estampas berlanguianas sin par, muestras de la Castilla profunda, lejos de las visiones literarias que han circulado generacionalmente y que a fuerza de repetirse se han tildado, sesgadamente, como hitos científicos y paradigmas, sirviendo de referencia a políticos o historiadores cuando mientan esta Comunidad. Por último, el recorrido en la serrana, minúsculo en la geografía, pero partícipe del bagaje de otros viajes actuales, se encontraba saturado de testimonios elocuentes sobre ese deseo inefable de romper las barreras del espacio y el tiempo a la par que confundirse en lo maravilloso de lo desconocido. Y como refería Ortega, "en lo que no se conoce, existen tantas realidades como puntos de vista", y al viajar no sólo se agolpan nuevas sensaciones, sino que se modifican las antiguas a medida que se cubre el itinerario y llega a detectarse que es en el archivo de la memoria donde se converge. Volver al principio del artículo Volver al principioViejas posadas y turismoBenjamín Hernández Blázquez. Universidad Complutense de Madrid. En los dos postreros decenios del siglo que se extinguió, la movilidad profesional y los viajes de ocio, se han convertido en uno de los sectores relevantes de la actividad económica mundial, siendo el continente europeo la zona prioritaria de origen y destino viajero con un 65% del total mundial de las llegadas de visitantes internaciones, su nota más descollante es el elevado grado de interregionalidad. Por lo que atañe a España, y en relación con la balanza de pagos, resulta ser el país europeo que exhibe un saldo positivo mayor; y paralelamente al crecimiento de la inversión hotelera en la costa, aumenta el turismo interior: rural o ecoturismo, también como fórmula de equilibrio para el desarrollo de las zonas mas pobres. Castilla y León con sus 94.000 Km2 de museo natural y espacios históricos abiertos, lidera el turismo interior español, pasando en un año de 772 a 1051 el número de establecimientos. Las razones fundamentales que aducen al decantarse por un país o región suele ser el clima, la historia y las infraestructuras. Nada de esto tenía equivalencia en el siglo pasado o finales del XIX; ni siquiera el contenido semántico de los vocablos que componían los establecimientos es similar. Huésped con el sentido de alojamiento generó palabras dispares, siempre en función de la época, como: hostería, hostal, hospedaje, hospicio, hotel, hospital o inhóspito. Asimismo aconteció con posada: aposento, reposo, posadero; pensión, fonda y mesón. Todas hunden sus raíces en las bimilenarias instituciones romanas, hospitalitas y hospitium que alojaban a los soldados, o en las mansiones que eran lugares de reposo ubicadas a lo largo de las calzadas o vías y recogidas en los itineraria. Los primeros hoteles, con denominación de países: Rusia, Roma, Londres, en lo que atañe a España, aparecieron hacia 1870, cuando la extinta peseta, y no eran otra cosa que fondas remozadas con el confort actualizado: luz eléctrica o de gas, bañeras que se llenaban con herradas, periódicos más o menos actualizados y conserje uniformado. Escritores de la época, como Larra y Gómez de la Serna, citan el precio del hospedaje como oscilatorio entre 40 y 60 reales diarios, aunque podían alquilar una alcoba sin asistente, a menos de la mitad y después comer frugalmente en una fonda. Los baños eran poco menos que desconocidos y el aseo personal de los huéspedes se realizaba en palanganas, jofainas, baldes y tinas que los sufridos fondistas proporcionaban a los inquilinos "exigentes" sin disimular su sorpresa ante tamaño refinamiento higiénico. Filántropos viajeros del siglo XIX, ejecutivos del Antiguo Régimen, el desplazamiento era consustancial con la profesión, o zascandiles del siglo pasado, coincidían en apreciaciones escasamente lisonjeras sobre las pensiones y posadas españolas. No así los escritores costumbristas españoles que mostraron su atracción por las posadas designadas con nombres de santos o animales: Posada de san Pedro, de san Isidro, de san Juan; o parador del Galgo, fonda el León de Oro, existiendo ciudades o villas que, extrapolando el ejemplo medieval, las concentraban en una zona determinada de la ciudad. Estos vetustos y destartalados establecimientos, sujetos o protagonistas de muchas historias o de la historia misma, en época de ferias, eran habilitados y se los estiraba para dar cobijo a arrieros, trajinantes, recoveros, abaceros, bataneros, cabriteros, quinquilleros, regatones o tablageros; en otras habitaciones, las más selectas, pernoctaban escribanos, intendentes o distinguidos botilleros que expendían bebidas heladas. Este paisaje se prolongó hasta después de la guerra civil, y se completaba en las herrenes periféricas que se poblaban de catervas de tartanas, repletos de gallinas y cerdos que pululaban a sus anchas, o vinateros con pellejos de vino, hinchado y con panza rojiza, mercachifles de tripas matanceras, cachavas, sogas... Todo era susceptible de medida y por ende de venta: reales, fanegas, romanas o cuartillos. Modificar el pasado no es cambiar un solo hecho, es anular sus consecuencias que tienden a ser infinitas. Volver al principio del artículo Volver al principioA petición de algunos lectores, hemos interrumpido momentáneamente la publicación de los artículos sobre las ecuaciones en diferencias, para presentarles una serie de trabajos orientados a la fabricación de circuitos impresos para cubrir nuestras propias necesidades en equipos y aplicaciones electrónicas. Rogamos disculpen el cambio pero, dada la extensión de los documentos y su contenido en expresiones matemáticas y figuras, resultaría excesivo simultanearlos. En los próximos números quedarán completados. Gracias.Implementación semiprofesional de circuitos impresos IIArturo Pérez París. Universidad de Alcalá. Como ya se comentó en la anterior entrega, el presente artículo pretende introducir al lector, a la manera de libro de cocina, a la implementación semiprofesional de circuitos impresos, con la finalidad de construir nuestros propios equipos y aplicaciones electrónicas. En esta segunda parte continuaremos con la relación de pasos, del quinto al décimo, a dar para la consecución de nuestro objetivo: 5º.- Después del insolado, se procederá al revelado de la placa, que consiste en eliminar el barniz degenerado en el anterior proceso, mediante un producto químico, cuya concentración, dará una mayor o menor velocidad de actuación de este proceso. Los fabricantes de placas presensibilizadas suelen proporcionar los productos necesarios para llevar a cabo esta tarea. Estos serán hidróxido potásico (aproximadamente al 25% diluido en agua), o bien sosa cáustica (al 50% diluida también en agua). Este proceso se observa en la Fig. 9, donde se muestra el momento en el que se extrae una placa del baño revelador del que se elimina el barniz sobrante, quedando sobre la placa el trazado de pistas:
La temperatura a la que se encuentre la disolución también será un factor decisivo en la velocidad de ataque del producto sobre el barniz degradado, siendo más agresivo cuanto más caliente esté. 6º.- La siguiente fase será el grabado de la placa, que consistirá en eliminar el cobre de la superficie que no esté protegido por el material fotosensible que dibuja el trazado de las pistas. Nuevamente los fabricantes de placas proporcionarán los productos ata-cantes adecuados necesarios para realizar esta tarea, siendo su base la siguiente disolución: Agua fuerte: 2 partes, agua oxigenada de 110 volúmenes: 1 parte y agua (del grifo): 1 parte. Tanto reveladores como atacantes, una vez formulados tienen un periodo de vida corto, amén de su saturación a medida que sean usados, dejando así de actuar como debieran. En la siguiente imagen se muestra el atacado de dos placas, donde se aprecia como el atacador adquirió un color verdoso debido a la disolución del cobre eliminado de las placas:
7º.- Uno de los procesos más laboriosos es el taladrado de la placa. Se perforarán los pads y vías con las brocas adecuadas, que medirán desde un diámetro de 0,4 a 1,5 mm. Para ello deberemos disponer de un taladrador de sobremesa y un mártir (una tablilla de madera normalmente) con el fin de minimizar defectos, como las rebabas en los agujeros, además de facilitar esta tarea, tal y como se muestra en la Fig. 11:
8º.- El siguiente paso consistirá en el mecanizado de la placa o lo que es igual, eliminación de rebabas, practicando los agujeros de anclaje de la placa y, los conectores, eliminando los restos de barniz, etc. Así la placa quedará, más o menos, de la siguiente manera:
9°.- A continuación se procederá a soldar las vías entre caras de las placas para después pasar a los zócalos de circuitos integrados y a los conectores de placa, a saber:
Una vez concluida esta tarea, se revisarán las pistas una por una con ayuda de un polímetro, en modo de medida de continuidad, reparando con cuchilla los cortocircuitos y soldador, cable y estaño las pistas cortadas y/o deterioradas:
Una vez concluidas estas tareas, sólo se tendrá que colocar la, tornillería necesaria a las placas, quedando así lista su primera presentación. Muestra de esto serían las placas de circuito impreso que se muestran a continuación:
El siguiente paso será proporcionarles una "reserva de soldadura, o dicho de manera más fidedigna, un barnizado aislante que proteja las pistas de cobre de su oxidación y corrosión. Se procurará que conectores y zócalos queden libres de tal producto, protegiéndolos, por ejemplo, con cinta de carretero, al extender este barniz que, normalmente, se aplicará en spray tal y como vemos a continuación:
10º.- Una vez concluido el proceso anterior, se procederá a soldar el resto de los componentes (resistores, condensadores, etc. ) y a insertar los circuitos integrados, cada uno en su zócalo correspondiente. El barniz aplicado (p.e. Aislarco) no impedirá estas acciones, ya que se degrada con el calor aplicado convirtiéndose en flux (crema antioxidante para la aleación de soldadura), lo cual facilitará la tarea de soldado de componentes. El resultado que se obtendrá será tal y como se muestra en la fotografía siguiente:
Hasta aquí la segunda entrega. Les espero en la próxima donde terminaremos con la relación de pasos para implementar nuestras propias placas de circuito impreso. Añadir que la génesis de este artículo parte de mi proyecto final de carrera "Control digital de una montura ecuatorial para microcámaras" para el Dpto. de Teoría de la Comunicación, E. Politécnica de la Universidad de Alcalá. Volver al principio del artículo Volver al principioRECORTES
ZOOM | MANUEL HIDALGO. Diario "El Mundo". 8 de febrero de 2002. l otro día escuché en la radio, mientras me afeitaba, a una maestra de dulce voz, sensata y tranquila, que advertía sobre cómo los niños llegan por la mañana a los colegios mal dormidos, desayunados a su capricho, con la cabeza a pájaros por toda la televisión que han visto la noche anterior (por eso se han acostado tarde), obsesionados con Operación Triunfo, las series juveniles de la tele, los juegos de ordenador y otras distracciones que se les conceden en casa y les absorben el seso, y, decía, venía a decir, que, naturalmente, no hay modo de desactivar ese imaginario en las aulas, de centrarles en las ciencias naturales o en las matemáticas, de dotarles de un vigor o energía intelectual que malogran y corrompen en sus casas, y que, en fin, así no hay manera. No soy nada partidario de que los padres tengan que asumir la tarea de los colegios, sólo sea porque los colegios tampoco tienen que asumir la tarea de los padres. Detesto esta idea forjada por pedagogos y psicólogos que corresponsabiliza a los padres en las tareas escolares. El colegio es el colegio, la casa es la casa. En el colegio tienen que enseñar eficazmente matemáticas y en la casa tienen que dar amor, chuleta, ejemplo y colacao. El maestro no hace el trabajo profesional del padre y de la madre, el padre y la madre no tienen por qué hacer el trabajo profesional del maestro, privado o público, pagado o gratuito. Pero aquella maestra de dulce voz tenía razón en algo. La atmósfera permisiva, televisiva, dimisionaria, de muchas, muchísimas casas, es letal para los niños, para su formación. No pueden pasar de las gilipolleces de Cruz y Raya al interés por el arte mudéjar. Las cosas están muy mal. Si juntas un clima doméstico, social, banal y vulgar, una televisión y más cosas de efectos devastadores sobre la inteligencia y la formación, a qué gastarse un dineral en los colegios, que en absoluto puede compensar la labor de termitas destructoras que ejercen sobre los niños los estímulos que reciben en casa. Si a eso le añades un plan de estudios que, por su falta de contenido y exigencia, es de broma, niños, chicos, chavales de quince años que no saben escribir, que no saben dónde queda Galicia y cuáles son sus cuatro capitales, que todavía no conocen ni la Historia de España, ni de la literatura, ni la geografía, ni Velázquez, ni nada de nada, esta alianza devastadora de la televisión (tomada como la metáfora del mal y de la incuria) y de la educación sin carne ni hueso nos lleva al agujero. Reválida o algo. Volver al principio del artículo Volver al principio de Recortes Volver al principioLa UE fija un plan de objetivos para mejorar el nivel educativoSANDRO POZZI. Diario "El País". Bruselas, Viernes, 15 de febrero de 2002 Los ministros de Educación de la UE aprobaron ayer un ambicioso programa que obligará a los Gobiernos europeos a emprender reformas en el ámbito de la enseñanza para mejorar la calidad y la eficacia de sus sistemas. El plan contempla 13 objetivos (entre ellos, el aprendizaje de idiomas) y tomará como referencia a los tres países con mejores resultados en cada punto. El Gobierno español asegura que las reformas en curso en España coinciden con los objetivos de la UE. En la UE, según el programa, no hay un país con un sistema educativo perfecto: todos tienen algún tipo de deficiencia que deben corregir para que se pueda alcanzar en 2010 el objetivo de la Cumbre de Lisboa de hacer de la UE la economía más competitiva del mundo y desarrollar la sociedad del conocimiento. La adaptación de los sistemas educativos a la nueva realidad será uno de los puntos del Consejo Europeo de Barcelona del próximo mes. El programa de trabajo adoptado por los ministros de Educación fija un calendario preciso que deberán seguir los Estados miembros para garantizar el acceso a las nuevas tecnologías, incrementar la matriculación en estudios científicos y técnicos, mejorar la formación de profesores, incrementar la movilidad y los intercambios, reforzar los lazos con la vida laboral y la investigación y mejorar el aprendizaje de idiomas. Del Castillo La ministra española de Educación, Pilar del Castillo, explicó ayer que los objetivos marcados son a la vez ambiciosos y realistas. Había que hacer un programa que huyera de la retórica y que estableciera la posibilidad real de avanzar en esa dirección, dijo. Como explicó después la comisaria europea Viviane Reding, se trata de estimular las reformas en los países con mayores carencias, aprendiendo unos de los otros. No queremos un sistema único para toda la Unión, aclaró, sino salvaguardar las diferencias, pero esas diferencias no deben ser estáticas, deben mejorarse. En la práctica lo que se busca es estimular desde la UE que se realicen con rapidez cambios normativos en los países peor situados en educación (España está por debajo de la media de la OCDE) a partir de los resultados que tengan los tres mejores, para alcanzar su nivel. Finlandia, Suecia y el Reino Unido, por ejemplo, tienen ventaja en formación sobre el resto de los países. En 2003, Bruselas presentará una primera evaluación que permita mostrar los progresos. No podemos esperar a 2010, dijo la comisaria, quien advirtió que la presión política que se ejercerá desde la UE sobre los países en peor situación será fuerte para que avancen bien, como España. Los estudios de la Comisión revelan el retraso y las carencias importantes que sufre el sistema español, que está entre los tres peores. No es cuestión de decir quién es el primero de clase o el último, sino de estimular; pero hay países que tendrán que trabajar más, reiteró Reding. Volver al principio del artículo Volver al principio de Recortes Volver al principio |
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