La problemática del liderazgo en las organizaciones alternativasGuillem Bou Bauzá Hay un viejo chiste entre los funcionarios de cierto gobierno autónomo, consistente en preguntarle a un novato (un funcionario nuevo que se incorpora a su puesto de trabajo): "¿Qué diferencia hay entre la mafia y nosotros?". La respuesta correcta, que debe causar a hilaridad, es "¡Hombre, que la mafia está organizada!" Si entendemos por organización la existencia de un aparato que funciona como un mecanismo de relojería, sin importarnos a dónde se dirige dicho mecanismo, entonces podemos afirmar que muchas instituciones que nos rodean están organizadas. Si, en cambio, concebimos la organización como organización al servicio de un proyecto, entonces aplicamos el chiste de los citados funcionarios. Es decir, cuesta concebir organización sin liderazgo, esto es, una idea rectora manifestada en uno o varios gestores que den sentido a toda la actividad que genera la organización. Si bien el liderazgo está muy estudiado en empresas e instituciones más o menos formales, observamos como se forman movimientos con muy buenas intenciones (y muy necesarios socialmente) sobre la base de la honestidad o de unos principios sólidos pero con ausencia absoluta de un plan de liderazgo. Estas instituciones alternativas, cuando llega el momento crítico, corren el riesgo de desaparecer, porque el desánimo se instala entre sus miembros. A modo diagnóstico, para detectar "estados carenciales" de liderazgo en las organizaciones alternativas, realicé un pequeño análisis a modo de aviso para navegantes. En situaciones de inercia muchas veces las asociaciones recurren a revisar sus estatutos, como si en ellos hubiera la receta mágica que previera la situación actual; mi aportación, en cambio, aconsejaba distanciarse de los estatutos (que nunca dejan de ser un marco legal orientador pero no ejecutor) y se centraran en el estudio desde el punto de vista de las organizaciones como grupos humanos. Para situar la discusión, hay que notar que son cosas muy diferentes mandar, gestionar o liderar. Mandar lo puede hacer cualquier idiota al que se le dé legitimidad (en la historia, a niños y a locos declarados se les ha nombrado reyes o emperadores). Gestionar lo puede hacer cualquier funcionario gris que un buen día asciende a Jefe de Servicio o a Director General; su tarea consistirá en evitar meter la pata para que no le dimitan. En cambio, liderar significa dar forma y sentido a las aspiraciones de un colectivo, y eso no lo puede hacer cualquiera. Aunque un grupo de pocas personas, con buenos propósitos evidentemente, se presente a dirigir una asociación, no significa que sepa liderarla. El error de liderazgo se nota enseguida que se pasa para un momento crucial para el colectivo, y sus síntomas, visibles en la cúpula, son: a)Postura defensiva orientada a la inactividad, generalmente acogiéndose a justificaciones que vuelquen la responsabilidad en el propio colectivo ("la gente no se compromete a la hora de la verdad", "una cosa es votar las propuestas y la otra llevarlas a cabo", etc.). Es decir, argumentar la inactividad con la falta de compromiso ignorando una premisa básica: es la misión de líder hacer que el compromiso aparezca en el colectivo. b)Postura evasiva orientada al bloqueo, es lo que en gestión se llama "A la parálisis por el análisis", consiste en enzarzarse en discusiones inacabables sobre matices a las propuestas que no se piensan gestionar, esperando que el debate (supuestamente enriquecedor) sirva para "matar" la propuesta. c)Descontento de los asociados, que tienen la impresión de que algo se les escapa de las manos, porque no acaban de entender qué está pasando. d)Silencio de la dirección, esperando que vengan tiempos mejores o que las soluciones caigan del cielo. Basta consultar los manuales de estrategia para observar cuántas veces en la historia muchos dirigentes se han encomendado a la providencia... y así les ha ido a sus respectivos países. e)Susceptibildad de la dirección, ofendida ante cualquier opinión que la cuestione. Un buen ejemplo son las respuestas descalificadora o, en otro orden de cosas, las dadas a miembros acogiéndose a razones estatutarias (el socio X no tiene derecho a opinar sobre el tema Y porque no está en la comisión de trabajo donde se debe opinar sobre el tema Y). Estos síntomas, en fin, sirven a modo de termómetro para que los miembros de una asociación asuman que lo que venga es responsabilidad suya, ya que no hay que esperar nada que venga desde una dirección que no lidera. Vale la pena tenerlos en cuenta, no para ser críticos o destructivos, sino para preservar precisamente la vida de este tipo de organizaciones. Con tantas ONG reguladas por gobiernos o amparadas por grupos de poder, es necesaria la frescura de asociaciones siempre alternativas, como más informales quizá mejor. Volver al principio del artículo Volver al principio¿También en eso somos europeos?José A. Martínez Pons. Ex Agregado de Física y Química, hoy "PESO con condición de catedrático". Asociado en Química Analítica e Ingeniería Química de la Universidad de Alcalá. Cuando se empezó a hablar en serio de la reforma de las enseñanzas medias me asusté, era demasiado joven para escaparme de ella, me quedaba tiempo de sobra de aburrirme, y demasiado viejo para cambiar de oficio. Cuando empezó el bombardeo ideológico me acabé de convencer. Cuando algo se hace con base en ideologías y no en ideas, cuando se legisla sobre el sujeto ideal y no el real, cuando se confunde el "es" con el "debe ser" o, lo que es peor, con "lo que quiero que sea " o con lo que "me conviene que sea", cuando no se cuenta ni se escucha más que a los afines, las cosas no pueden salir bien y creo que el tiempo me está dando la razón. La enseñanza comprensiva, por mucho que se la rodee de palabrería mal traducida del inglés falla porque es irreal. Pero no voy a repetir lo que tantos, desde Cela a Pérez Reverte, han dicho sobre este bodrio que es la actual enseñanza media española y voy a hacer unas reflexiones un poco en voz alta. Voy a hablar sobre los niveles de enseñanza no universitarios, en el convencimiento que de ellos sale la materia prima universitaria y que, por tanto, lo que allí ocurre, aquí se refleja e incluso magnifica. ¿A quién ha perjudicado más la Reforma? Para mí a tres "colectivos", empleemos una palabra de moda. 1º. - A los propios estudiantes en especial a aquellos que están por encima de la media. Al confundirse escolarizar con retener en el aula, al establecerse unos conocimientos mínimos que se pretende estén al alcance de todos, al diluir toda responsabilidad, si hay alguna, ésta acaba siempre en el docente, nunca en el alumno; los muchachos creen que todo el monte es orégano. El esfuerzo no es necesario, es más, es malo. Todo debe ser lúdico. Por supuesto la calificación negativa pierde su aspecto terapéutico y corrector y se convierte índice de ineptitud del profesor. Las cosas llegan al extremo de judicializarse de modo que más de un estudiante busca la calificación positiva de su ineptitud en un juzgado y no preparando la materia como es debido. Hablar de la algarada callejera, de la manifestación haciendo el "caldo gordo" a no se sabe quién y por motivos que poco o nada tienen que ver con la realidad, me refiero, por supuesto a las recientes contra la "LOU" y la Ley de Calidad, todavía "in pectore" que los estudiantes a lo sumo conocían de oídas y se movían por motivos que en ningún punto de le ley aparecían, me parece demasiado obvio Como la instrucción pasa de ser un derecho a ser una obligación y como a los padres de la sabiduría les falta imaginación, se impone el café para todos, pero como el café tal vez siente mal a algunos, se les da aguachirle a todos. En suma los estudiantes salen de la ESO sin conocimientos, pero lo que es peor, sin hábitos, ideas ni sentido de la responsabilidad. El que camina arrastrando los pies, tropieza siempre con el listón, aunque esté a ras del suelo. Esta falta de preparación, de la cual son conscientes hasta los propios estudiantes, son perezosos, pero no estúpidos, se manifiesta en el temor a toda prueba de control externo a su progreso. 2º. - El segundo gran perjudicado está siendo la enseñanza pública. Al convertirse el sistema público en gigantesco aspirador de todos los desechos, y vuelvo a insistir, sin los mínimos medios, no sólo materiales, sino de todo orden, empezando por los mínimos coercitivos para garantizar una convivencia en los colegios, los niveles que se logran son bajos. En suma, el padre que dispone de dos euros, si puede, se lleva a sus hijos a los centros privados, en la idea de que sus hijos no tienen por qué pagar que un sinvergüenza, el inevitable "objetor de conciencia escolar en el aula por imperativo legal" que, en otras circunstancias, estaría en un centro de educación especial, cuando no en un correccional, impida que las clases se desarrollen como deben desarrollarse. Las estadísticas no mienten y los centros de prestigio privados, especialmente los no subvencionados, tienen listas de espera. La demagogia disfrazada de grandilocuentes palabras sigue dictando su ley y, al final, pobre del estudiante que tiene la desgracia de no pertenecer a un grupo marginal, ni es hijo de inmigrante cuanto más ilegal mejor, tiene una inteligencia normal (si la tiene superior a la media, mejor que lo oculte) y es más o menos trabajador, nadie le hará caso y, si sus padres no mienten como bellacos, no tendrá ni derecho a una beca que, por supuesto, será para cualquier sinvergüenza que la dilapidará o la usará para fastidiar. (Sé que lo que digo no es políticamente correcto, pero tengo pruebas con nombre y apellidos). 3º. - Los terceros grandes perjudicados son los profesores y, dentro de ellos, los antiguos profesores de Bachillerato: Catedráticos y Agregados. Los primeros, que tenían una misión clara, han sido victimas de la doctrina del "cuerpo único de enseñantes",y han visto como su Cuerpo se extinguía, para ser suplantado por una difusa condición de Catedrático que en la práctica simplemente significa para quienes, por la vía que sea, acceden a ella, un cambio en el nivel funcionarial, pero no de función real. Su misión especifica, la jefatura de Seminario o Departamento, ahora, en la práctica, se ha convertido en un "turno rotatorio". En este momento los catedráticos han desaparecido y están en el "montón" (Por cierto, ¿quién no conoce al colega que despotricaba contra los catedráticos con todas sus fuerzas, pero que corrió a presentar los papeles para obtener la "condición de catedrático" y que, una vez obtenida, le faltó tiempo para eliminar la primera palabrita y quedarse con la segunda?). Al menos los catedráticos conservaron alguna ventajilla, nivel, preferencia en algún concurso y poco más. Los pobres Agregados fueron los paganos. Los profesores de la antigua FP entraron en el cuerpo y muchas veces los desplazaron ya que normalmente obtenían plaza definitiva mucho antes, (un servidor, valga de ejemplo, se pasó seis años en "expectativa"), lo que les permitió acumular "puntos" mucho más eficazmente que a los Agregados. No comparo oposiciones, simplemente eran diferentes como diferente era el cuerpo a que opositaban y desde luego, ni unos ni otros eran "pesos". A ello hay que añadir el cambio profesional. En efecto, nosotros ingresamos en nuestros respectivos Cuerpos con una idea muy clara, íbamos a impartir, sobre todo, conocimientos en unos niveles de enseñanza selectivos. De un plumazo hemos pasado, todos, a padres putativos en un nivel obligatorio, donde lo menos importante es lo que sabemos y si sabemos enseñarlo, la prueba son las oposiciones actuales a "peso" en las que 14 temas de adoctrinamiento, léase "LOGSE", tienen el mismo peso estadístico que 100 de conocimientos científicos. Es más, en estos temas normalmente se incluyen materias que poco tienen que ver con los contenidos "nominales"; así, por ejemplo, en Física y Química aparecen unos temas de Biología y Geología, y viceversa. Nuestro trabajo es llenar impresos, hacer de celador en las guardias (¿En qué empresa se dan los índices de absentismo laboral que en la Enseñanza?) etc. Hasta los cursos, cursillos y cursetes van más dirigidos a "Resolución de problemas en el aula", autoestima, etc que la actualización científica (Y quiero olvidarme de las empanadas de aprendizaje significativo y en acción , constructivismo y las restantes zarandajas psicosociológicas con que nos quisieron lavar el cerebro los rebotados de la tiza). En fin, como dijo alguien tan poco susceptible de "fascista" como J.L. Rodríguez Sampedro, "cuando se desilusiona al profesorado, se ha desilusionado a toda una generación". El profesor ahora apelado con el siniestro"profe", es un muñeco de pin-pan-pún, a quien, al menos en la pública, se le tutea sin ningún recato, con todo lo que ello significa, a quien los padres le desautorizan siempre que pueden, la administración niega el pan y la sal y la autoridad y los medios y, al final, acaba tragando, haciendo de chacha, acompañando a los nenes a las actividades extraescolares con las que se pretende modernizar la enseñanza, o "cuidando", que otra cosa no hacen, a los susodichos nenes cuando un colega falta. (Pronto acabarán limpiando pasillos u otras dependencias, no por necesarias menos repugnantes) y contentos porque "habent garbazum aseguratum". En resumen, aquí estamos muchos contando los días que faltan para jubilarnos y otros, o los mismos, buscando en estos pocos estudiantes decentes que todavía quedan, la ilusión para seguir. Por cierto, que otra de las zanahorias de la Reforma pesuítica, la "carera docente desde primaria hasta la Universidad", se ha quedado en otra hermosa e irrealizable declaración de intenciones. El paso de primaria a secundaria, si es posible y está regulado, ahora el otro salto... como no ocurra por fluctuación cuántica, desde luego por vía normal, simplemente imposible. PS. No quiero negar que en el colectivo profesoral hay auténticos impresentables, que uno no sabe como pudieron acabar una carrera, aprobar una oposición o entrar en una lista de interinos, pero afortunadamente son los menos y, a fin de cuentas, a la Inspección corresponde velar, entre otras cosas, por la calidad del profesorado. Volver al principio del artículo Volver al principioAl DescubiertoEl Grillo Es un buen título para un programa de investigación periodística. De hecho, podría considerarlo un buen programa de periodismo de investigación, pero creo que no lo haré. Es un programa, en mi opinión, básicamente espectacular (léase basado en el espectáculo). Veamos. Los reportajes están bien llevados. La investigación se realiza de forma seria, intentando cubrir todos los posibles ángulos y casos. Se recoge un material bastante amplio que luego se muestra públicamente (editado, eso sí). Los periodistas y colaboradores actúan de forma profesional. Hasta aquí la parte seria. Comienza el espectáculo. Hasta ahora se han investigado y "demostrado" los siguientes casos:
Después de esto, uno se pregunta si el próximo programa pondrá al descubierto que los "trileros" del rastro hacen trampas y es imposible ganarlos, que el Yeti no existe o que los magos no hacen realmente "magia". Porque lo que han demostrado hasta ahora, la verdad, ya se sabía (o es que yo soy muy listo, que me da que no es el caso). Es una pena, porque el periodismo de investigación es un campo poco desarrollado de la profesión en España, y este programa podría lanzarlo. Lo que están desvelando es muy espectacular (léase susceptible de dar espectáculo), pero poco informativo. Además crea un peligro, el de la generalización. El probar que Paco Porras no cura nada no prueba más que eso; pudiendo producir un perjuicio para el resto de profesionales de la medicina alternativa (por ejemplo, acupuntura, homeopatía, medicina naturista) que no se ha demostrado que actúen de la misma forma que este geta (tampoco que funcionen, ojo). Y una vez realizado el reportaje espectacular, llega el espectáculo. Se sienta a los "farsantes" frente a un grupo de "ilustres", en un careo televisivo. Aquí debemos reconocer que los "ilustres" lo son por derecho propio (especialistas en determinadas materias eclesiásticas o científicas, contertulios televisivos de verbo fluido y coherente) y que los "farsantes" elegidos son, en la gran mayoría de los casos, unos impresentables que juran que lo blanco es negro. Y ya está, tenemos el debate televisivo que da espectáculo y poco más. La superioridad escénica de los "ilustres" es tan superior a la de los farsantes que, aunque éstos tuviesen razón, les sería imposible defenderse. Para esto no hacen falta reportajes, no hacen falta pruebas. Excepto en el último reportaje, el de las drogas, no han dicho nada que no fuera del dominio público (y en el caso de las drogas, podría decirse, que no hay más ciego que el que no quiere ver; a los únicos que ha revelado algo nuevo será a los padres de familia, porque lo que es a la juventud...). ¿Había que demostrarlo públicamente? Quizás, pero para mí sigue siendo una fórmula que juega con el morbo del debate televisivo para ganar audiencia, antes que el servicio público por el que se quiere hacer pasar Volver al principio del artículo Volver al principio |
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