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ISSN: 1575-2844

Revista Vivat Academia

 Histórico Año IV

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Junio 2002. Nº 36

UNO DE MONJAS

Dos monjas salieron del convento a vender galletas. Una era la Hermana Matemática (M) y la otra la Hermana Lógica (L).

M : Está empezando a caer la noche y aún estamos muy lejos del convento.

L : Hermana, ¿se ha dado cuenta de que nos sigue un hombre desde hace media hora?

M : Sí, y ¿qué será lo que quiere?

L : Lo lógico. Nos querrá violar.

M : ¡Dios Mío! Calculo que si continuamos caminando a este ritmo, nos alcanzará dentro de 15 minutos. ¿Qué podemos hacer?

L : La única cosa lógica que podemos hacer es ¡¡caminar más rápido!!

M : ¡¡ No está funcionando!!

L : ¡Claro que no! Él hizo la única cosa lógica que se podía hacer: ¡¡también él comenzó a caminar más rápido!!

M : Y ahora, ¿qué vamos a hacer? ¡¡Nos alcanzará en un minuto!!

L : La única cosa lógica que podemos hacer es separarnos. Usted vaya por aquel lado hermana, y yo por este otro. ¡¡No podrá seguirnos a las dos!!

Entonces, el hombre decidió seguir a la Hermana Lógica. La Hermana Matemática llegó al convento, preocupada de lo que pudiera haberle ocurrido a su compañera. Al cabo de un rato, llegó la Hermana Lógica.

M : ¡Hermana Lógica!! Gracias a Dios que llegó usted. Cuénteme qué ocurrió.

L : Ocurrió lo lógico. El hombre no podía seguir a las dos, por lo que optó por seguirme a mí.

M : Y ¿qué ocurrió después?

L : Lo lógico. Yo comencé a correr lo más rápido que pude, él también.

M : ¡Y?

L : De nuevo lo lógico. Me alcanzó.

M : ¡Dios mío! ¿Y qué hizo Vd.?

L : Hice lo lógico. ¡Me levanté el hábito!

M : ¡¡¡Dios Mío, Hermana!!! Y ¿qué hizo el hombre?

L : Él también hizo lo lógico. ¡¡Se bajó los pantalones!!

M : Oh, ¡no! ¿Qué ocurrió después?

L : ¿Acaso no es obvio, Hermana? Una monja con el hábito levantado corre mucho más deprisa que un hombre con los pantalones bajados!

Tú, persona de mente sucia y pervertida: ¡¡ REZA 20 AVEMARÍAS Y 10 PADRENUESTROS!!

UNO DE MÉDICOS

Los estudiantes de medicina recibían su primera clase de anatomía con un cadáver real. Estaban todos reunidos en torno al cuerpo cubierto con una sábana blanca. Entonces el profesor empezó la clase diciendo:

- En medicina es necesario tener dos cualidades muy importantes. La primera es no ser escrupuloso.

El profesor retiró la sábana blanca y hundió su dedo en el ano del cadáver, lo retiró y se lo metió en la boca.

- Vamos, ahora, haced vosotros lo mismo -le dijo a sus alumnos.

Estos asqueados dudaron en obedecer pero, poco a poco y por turnos, fueron introduciendo el dedo y chupándolo después de retirarlo del muerto.

Cuando todos terminaron el profesor les dijo:

- La segunda cualidad es la observación; yo metí el anular y me chupé el índice. Presten más atención la próxima vez.

UNO DE GINECÓLOGOS

Un ginecólogo, hastiado de la vida profesional, decidió cambiar de oficio y se matriculó en la escuela de formación profesional de automoción. ¡La ilusión de toda su vida! Siempre había deseado conocer a fondo los entresijos de un motor.

Una vez acabado el curso, tras los exámenes, fue a ver su nota y se llevó una sorpresa mayúscula: ¡Tenía un 20 sobre 10! Evidentemente pensó que se trataba de un error tipográfico y que había suspendido con un 2 sobre 10.

Apesadumbrado por el fracaso, se decidió por ir a revisar su nota. Entró timidamente en el despacho del Jefe de Estudios:

- Yo..., en fin, venía...

- No me diga que viene a protestar de su calificación – refunfuñó el profesor.

- No, simplemente venía a verificar si se trataba de un error.

- La nota está bien puesta, ha conseguido un veinte.

- ¡Pero eso es imposible!

- Nada, nada. Usted ha realizado un examen muy bueno. En la parte práctica, además, ha conseguido desmontar el motor de un automóvil en un tiempo récord y sin perder una pieza. Ha obtenido la máxima calificación: un 10. En el remontaje ha vuelto a trabajar impecablemente: otro 10.

El ginecólogo no salía de su asombro. Curioso argumentó:

- Pero normalmente la calificación final se hace con la media y usted me ha dado un 20 sobre 10.

- ¡Ah! Eso tiene su explicación. Es usted el primer alumno en la historia de esta escuela que consigue hacer el trabajo impecable y, además, ¡por el tubo de escape!, sin ni siquiera abrir el capó.

Sigfrido del Alce

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Vivat Academia, revista del "Grupo de Reflexión de la Universidad de Alcalá" (GRUA).
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