Opinión y Debate
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ISSN: 1575-2844

Revista Vivat Academia

 Histórico Año IV

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Septiembre 2002. Nº 38

Contenido de esta página:

¿Son democráticas las elecciones a rector? (Julio Gutiérrez)
Simple y bello (El Grillo)
RECORTES
Más de dos millones de españoles sufren acoso moral en el trabajo
Universidades: virtudes públicas y vicios privados
El Govern actúa contra los profesores que no saben catalán
El Parlamento Europeo pide que se invierta más en la Universidad

¿Son democráticas las elecciones a rector?

Divertimento matemático basado en la paradoja de Condorcet.
Dependiendo de qué método de elección se utilice, puede salir un candidato u otro. En cualquier caso, el elegido no tendrá la aprobación de la mayoría.

Julio Gutiérrez. Universidad de Alcalá

Queremos aclarar, en primer lugar, que no vamos a tratar aquí de la aberración democrática introducida en la UAH (y alguna otra universidad) en el voto ponderado, haciendo que, independientemente del número de votos emitidos en un colectivo, el cómputo total del mismo se haga sobre el porcentaje máximo asignado. Eso es harina de otro costal y sólo beneficia al candidato agraciado con el apoyo masivo de los alumnos "dirigidos" por el Consejo de Estudiantes. Adivinen ustedes quién será. Este divertimento matemático pretende destacar, simplemente, que la existencia de cuatro candidatos y un sistema a dos vueltas nos conduce a una elección totalmente injusta, con toda probabilidad, dependiendo de cómo se interpreten los resultados.

El análisis de los métodos de votación, para elegir a un único candidato entre más de dos aspirantes, ha llevado desde hace tiempo a proponer, en algunos países, modificaciones, ampliamente debatidas, de las leyes electorales con la intención de conseguir una forma de elección lo más cercana posible al sentir de la mayoría del cuerpo electoral, evitando así las posibles perversiones de la democracia en uso. El problema, puesto de manifiesto por Antoine de Caritat Condorcet, a finales del siglo XVIII, con motivo de la búsqueda del número óptimo de jurados en los Tribunales Populares de Justicia, instaurados por al Revolución Francesa, ha dado lugar a propuestas como la llamada "votación aprobatoria", "el método de Condorcet" y "el método de votación de Borda".

Para ilustrar la dificultad que entraña la elección del candidato con mayor aceptación colectiva, pongamos un ejemplo, fundamentado en las próximas elecciones a rector de la Universidad de Alcalá de Henares. En ella la comunidad universitaria se enfrentará, en poco más de un mes, con la responsabilidad de elegir un rector entre cuatro aspirantes. Para evitar la acusación de intento de orientación del voto, vamos a denominar a los candidatos por las letras A, B, C y D; cada lector podrá después poner el nombre deseado a cada una de ellas.

Y ahora permítasenos una pequeña hipótesis y una licencia matemática.

La hipótesis consiste en suponer, en la primera vuelta, al electorado repartido entre los candidatos de la siguiente forma:

Candidato A: 40% de los votos
Candidato B: 30% de los votos
Candidato C: 20% de los votos
Candidato D: 10% de los votos

Nótese la exageración obvia de las diferencias preferenciales del electorado entre los candidatos, en contra de los datos aportados por los sondeos en el caso concreto de Alcalá. Pero ello nos dará mayor luz sobre el problema real de la elección más justa, como podemos ver a lo largo del artículo.

La licencia matemática consistirá, para más fácil comprensión de los resultados, en suponer exactamente 100 el número total de votantes, una vez ponderados los votos en cada colectivo. Con ello, los datos que vayan apareciendo a lo largo del análisis pueden traducirse fácilmente a términos de porcentajes. De esta forma, los candidatos obtendrían en la primera vuelta los votos siguientes:

A: 40 votos
B: 30 votos
C: 20 votos
D: 10 votos.

Con ello ninguno alcanzaría la mayoría absoluta, debiendo pasar a la segunda vuelta los candidatos A y B. Y aquí es donde aparece el problema. Evidentemente, si en la primera vuelta alguno de los rectorables obtiene la mayoría absoluta sería innecesario seguir analizando, mas no parece que vaya a ser el caso alcalaíno.

SISTEMA SIMPLE. RESULTADOS DE LA 2ª VUELTA

Llegados a este punto tenemos dos opciones:

Opción 1.- Supongamos que los votantes de los aspirantes C y D no tienen ninguna preferencia previa por los candidatos A y B. Entonces, sus votos correspondientes a la segunda vuelta se repartirían, más o menos, equitativamente entre A y B, quienes acabarían su enfrentamiento con:

A: 55 votos
B: 45 votos

Habría sido elegido el candidato A que contaría con la mayoría de las preferencias a nivel colectivo.

Sin embargo, todos sabemos que en la vida real este caso no se da nunca. Un votante del candidato C tiene sus preferencias respecto a los otros tres aspirantes; lo mismo les ocurre a los votantes de A, B y D. Con ello debemos estudiar una nueva opción que supone una distribución de preferencias.

Opción 2.- Cada elector tiene sus preferencias respecto del candidato deseado como rector. En la primera vuelta, claramente, votará a dicho candidato, preferido en primer lugar, pero, en la segunda vuelta, si no ha sido seleccionado el candidato de su gusto, hará uso de un orden de preferencias respecto del resto de concurrentes a la elección. Es más, no estará de acuerdo con los resultados de la primera vuelta. Veamos el porqué, pero antes planteemos el problema en su justa dimensión.

Dado que tenemos cuatro candidatos, existe todo un mapa de posibilidades respecto de las preferencias del electorado, en correspondencia matemática con las permutaciones de cuatro elementos. Así tendremos, por ejemplo, electores que prefieren a A antes que a C, a C antes que a D y a D antes que a B, y así sucesivamente hasta completar las 24 posibilidades mostradas en la Tabla I. Esta tabla ha sido elaborada un poco aleatoriamente, con una simple hipótesis sobre la ideología política cercana entre sí de los candidatos A y D por una lado y de los candidatos B y C por el otro. De esta forma se equilibran al 50% las posibles dos tendencias políticas de la comunidad universitaria. Asimismo, suponemos, para cualquiera de los candidatos preferidos en primer lugar, un orden de preferencia no asumido por votante alguno. Ello simplifica enormemente los cálculos sin restar rigor al análisis. También vamos a conjeturar que ninguno de los votantes optará por emitir un voto en blanco. Hipótesis no realista, mas añadirla equivaldría, en la práctica, a aumentar el número de aspirantes a cinco, con poca diferencia en los resultados finales, como se puede comprobar fácilmente, salvo que el número de votos en blanco fuera comparable con los obtenidos por el candidato menos votado en la primera vuelta.

Por último, es razonable que se cumpla la ley de transitividad, es decir, si fulanito prefiere a A antes que a C y a C antes que a D, claramente preferirá a A antes que a D. Esta transitividad, obvia para un individuo, no se traduce en transitividad para el colectivo de los 100 votantes en su conjunto, y eso es lo que intentaremos demostrar.

Denotaremos las diferentes preferencias de cada votante por una "palabra" de cuatro letras cuyo orden nos indicará, haciendo uso de la transitividad, el orden preferencial de votación de cada elector respecto de los rectorables.

Tabla I. Preferencias de los votantes respecto de los cuatro candidatos y reparto del número de votos por cada una de ellas.

ORDEN DE
PREFERENCIAS

NÚMERO DE
VOTOS

NÚMERO DE VOTOS PARA
CADA CANDIDATO
EN LA PRIMERA VUELTA

ABCD 0 40
ABDC 1
ACBD 2
ACDB 15
ADBC 4
ADCB 18
BACD 0 30
BADC 2
BCAD 3
BCDA 13
BDAC 2
BDCA 10
CABD 0 20
CADB 1
CBAD 9
CBDA 1
CDAB 2
CDBA 7
DABC 1 10
DACB 2
DBAC 1
DBCA 5
DCAB 0
DCBA 1

Como indicamos en la Opción 1, pasarían a la segunda vuelta A y B con 40 y 30 votos respectivamente, frente a los 20 y 10 de los candidatos C y D. Al terminar la primera vuelta, ya habría un malestar general, sobre todo entre los votantes de C y D, pues empiezarían a intuir el resultado de la paradoja de Condorcet.

Efectivamente, en la segunda vuelta, si los votantes no cambian sus preferencias, lo que es del todo normal, el resultado final sería:

Candidato A: 46 votos
Candidato B: 54 votos

Ganador el candidato B.

Sólo estarían contentos los votantes cuya primera preferencia fuera B, pues los partidarios de A han perdido y los de C y D se plantean la siguiente pregunta: ¿Qué hubiera pasado si, tras la votación de la primera vuelta en la que B quedó clasificado, se hubiera preguntado al electorado quiénes preferían a B antes que a C o a B antes que a D? La sorpresa hubiera sido mayúscula, veamos:

Prefieren a D para la segunda vuelta 57 votantes frente a los 43 que prefieren a B.

Prefieren a C para la segunda vuelta 58 votantes frente a los 42 que prefieren a B.

Ello muestra que, si bien en la segunda vuelta B gana las elecciones, el electorado, como colectivo, no respeta la transitividad y hubiera preferido, casi por igual, para la segunda vuelta un enfrentamiento entre A y C o bien entre A y D, antes que el enfrentamiento real producido entre A y B.

Este fenómeno es conocido como "paradoja de Condorcet".

Pero aún hay más, porque el enfado del electorado subiría de tono si se hiciera, antes de la segunda vuelta, la pregunta de quiénes prefieren para esta segunda vuelta a D o C antes que a A (quien sacó mayor número de votos en la primera vuelta). Nótese que, pese a la diferencia tan abismal de porcentajes en primera preferencia entre A y los candidatos C y D, el resultado hubiera sido el siguiente:

Prefieren a D para la segunda vuelta 45 votantes frente a los 55 de A. (Aquí habría resignación ya que el número de votantes de D en primera opción lo hemos hecho extremadamente exiguo, pero lean la línea siguiente).

Prefieren a C para la segunda vuelta 52 votantes, frente a los 48 de A.

La indignación empieza a tener aires dramáticos.

Cabe ahora preguntarse: ¿Existe algún caso en que desaparezca la paradoja de Condorcet? La respuesta es afirmativa. Imagínense que, tras el resultado de la primera vuelta (A gana a B con un margen de un 10%), los votantes de C y D cuya segunda preferencia es B antes que A se sienten defraudados por el sistema y deciden votar en blanco. En ese caso los resultados serían:

Candidato A: 46 votos
Candidato B: 30 votos
En blanco: 24 votos.

Entonces, la tendencia mostrada en la primera vuelta perece haberse mantenido en la segunda, desapareciendo la paradoja de Condorcet.

Tras todo este análisis, sería lógico que los votantes se plantearan otros métodos diferentes de votación, fundamentalmente soslayando el sistema a dos vueltas, para obtener un resultado más en consonancia con los deseos de la mayoría colectiva del electorado.

Veamos a continuación algunas posibilidades.

MÉTODO DE LA VOTACIÓN APROBATORIA:

Este método es utilizado por muchas sociedades científicas para elegir a los miembros de sus directivas. Consiste en anotar en la papeleta los nombres de los candidatos más aceptados por el votante, en número inferior al total de candidatos, sin que el orden en de escritura de los nombres indique preferencia alguna. Presenta, no obstante dos posibilidades, una votación aprobatoria a una vuelta y a más de una vuelta, dependiendo del número de candidatos y de cómo se vayan eliminado a los menos votados; nosotros mostramos seguidamente dos métodos: en votación única y a dos vueltas. Debemos resaltar que el uso de este método evita las repercusiones del llamado "voto útil o estratégico", lo cual representa una gran ventaja.

Posibilidad 1.- Método de la votación aprobatoria a dos vueltas:

En la primera vuelta se eliminan los candidatos menos votados y quedan para la segunda vuelta sólo los dos más votados.

En nuestro caso tenemos, a su vez, dos subposibilidades, consistentes en escribir en la papeleta dos o tres nombres en la primera vuelta:

Subposibilidad 1ª: Tres nombres en la papeleta.

Los resultados en este caso serían:

1ª vuelta:

Candidato A. 63 votos
Candidato B. 62 votos
Candidato C: 65 votos
Candidato D: 78 votos

Eliminado a los dos menos votados, el enfrentamiento final sería entre los candidatos C y D, con el siguiente resultado:

Candidato C: 53 votos
Candidato D: 47 votos

Siendo proclamado rector el candidato C.

Subposiblilidad 2ª: Dos nombres en cada papeleta.

Los resultados en este caso serían:

Candidato A: 46 votos
Candidato B: 47 votos
Candidato C: 30 votos
Candidato D: 45 votos

Eliminando a los dos menos votados, el enfrentamiento final sería entre los candidatos A y B, ganando B, como habíamos encontrado en el método simple a dos vueltas, con las consiguientes implicaciones de la aparición de la paradoja de Condorcet.

Posibilidad 2.-Método de la votación aprobatoria a vuelta única

En este caso también existen, obviamente, dos subposibilidades relativas a introducir dos o tres nombres en la papeleta

Subposibilidad 1ª.- Tres nombres en la papeleta:

Sería ganador el candidato D con 78 votos y 13 votos más que el siguiente más votado.

Subposibilidad 2ª.- Dos nombres en la papeleta:

Sería ganador el candidato B, con sólo un voto de diferencia con el siguiente más votado.

MÉTODO DE VOTACIÓN DE BORDA:

Este sistema de votación evita la paradoja de Condorcet, pero también tiene sus inconvenientes, como vamos a ver a la luz del ejemplo estudiado.

En el método de votación de Borda cada votante asigna una puntuación decreciente a los diferentes candidatos, de acuerdo con sus preferencias y el número de aspirantes. Así en nuestro caso podríamos asignar 3 puntos al primero en preferencia, 2 al segundo, 1 al tercero y 0 al cuarto. La papeleta contendría pues los cuatro candidatos y cada lector pondría al lado de cada nombre su valoración preferencial.

El resultado, consultada la Tabla I, sería el siguiente:

Candidato A: 161 puntos
Candidato B: 139 puntos
Candidato C: 163 puntos
Candidato D: 155 puntos

Nótese la reducción drástica en la diferencia entre los puntos asignados a los candidatos, en términos porcentuales, respecto de los resultados de la primera vuelta en el sistema simple. Por otra parte, el ganador es el candidato C, eliminado en la primera vuelta del método simple.

EL MÉTODO DE VOTACIÓN DE CONDORCET:

Con el fin de evitar la paradoja de Condorcet, éste introdujo una variante en el sistema simple que proporciona un ganador denominado "elegido Condorcet". El método soslaya la paradoja haciendo enfrentamientos "dos a dos" entre los diferentes candidatos y eligiendo como vencedor al candidato que más enfrentamientos haya ganado, salvo que se produzca un empate para el primer puesto, en cuyo caso no habría ganador Condorcet.

En nuestro ejemplo, los candidatos de la Universidad de Alcalá nos proporcionarían seis enfrentamientos, correspondientes a las combinaciones de 4 elementos tomados dos a dos, con los resultados reflejados en la Tabla II.

Tabla II: resultado de los enfrentamientos "dos a dos" entre los cuatro candidatos A, B, C y D, supuestos los órdenes preferenciales asignados en la Tabla I

ENFRENTAMIENTO

NÚMERO DE VOTOS DE
CADA CANDIDATO

AB A: 46 votos
B: 54 votos
AC A: 48 votos
C: 52 votos
AD A: 55 votos
D: 45 votos
BC B: 42 votos
C: 58 votos
BD B: 43 votos
D: 57 votos
CD C: 53 votos
D: 47 votos

La tabla anterior nos dice que el número de enfrentamientos "dos a dos" ganado por cada candidato es:

Candidato A: 1 enfrentamiento
Candidato B: 1 enfrentamiento
Candidato C: 3 enfrentamientos
Candidato D: 1 enfrentamiento

En este caso el rector Condorcet sería el Candidato C, excluido en la primera vuelta por el sistema actual de votación.

Este procedimiento, como es bien sabido, es el más utilizado en el mundo del deporte para elegir a los equipos o deportistas mejores, en la modalidad denominada liga.

Conclusión

La conclusión de este divertimento es bastante deprimente: dependiendo del método de elección, en caso de existir más de dos candidatos, puede salir cualquiera de ellos, incluido el candidato, D que contaba con sólo el 10% de los votos preferenciales en la primera vuelta. Es más, el método simple a dos vueltas nunca satisfará las expectativas de la mayoría del colectivo votante, salvo en el caso de darse la mayoría absoluta en la primera vuelta, lo cual obvia todo este análisis, pues el elegido lo sería por cualquiera de los procedimientos expuestos.

Entenderán entonces los lectores la razón, en el caso de la Universidad de Alcalá, si se quiere derrotar al galismo en las elecciones rector, de la existencia imprescindible de sólo dos candidatos, el "oficialista" y el líder de la oposición. Por ello siempre hemos trabajado en ese sentido, intentando que los diferentes aspirantes llegaran a un acuerdo de unificación de candidaturas; ¡todavía hay tiempo! No obstante, las ganas de ser llamado magnífico de los "paladines" del antigalismo parecen hacer imposible tal opción.

Los representantes alcalaínos, tan habituados a los cambios en los procedimientos de votación en los diferentes órganos de gobierno, protagonizados por el rector Gala, en sus casi 19 años de mandato, dependiendo de quienes conformaran el cuerpo electoral en cada momento, quizás se pregunten si esa actitud era producto de una alocada intuición (sus buenos resultados le han dado) o respondían a un análisis profundo de la realidad circunstancial de acuerdo con lo mostrado en este artículo. ¿Quién lo sabe?

Finalmente, cabe preguntarse ¿cuál es el método más justo de elección? Desgraciadamente, Keneth J. Arrow, Nobel de Economía, demostró que no existe el método perfecto, ya que las condiciones exigidas para ello son incompatibles con cualquiera de las formas de elección, lo que plasmó en un teorema bautizado con su nombre. Así podemos terminar con una reflexión de Juan M. R: Parrondo (I y C, Marzo 2002): "Cuando en adelante nos digan que la democracia es el menos malo de los sistemas políticos, podemos replicar 'de acuerdo, pero ¿qué democracia?'"

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Simple y bello

El Grillo

Después de los acontecimientos de la cumbre de Johanesburgo he comenzado a admirar a George W. Bush.

Me ha recordado los tiempos en que la policía funcionaba. El procedimiento policial era simple, y ahí residía su belleza: uno tenia un sospechoso y le sacaba la verdad a golpes. Y si se prolonga el procedimiento policial el tiempo suficiente, la verdad que le sacábamos, además, coincidía con la que queríamos oír. Y, como es virtualmente imposible vivir sin cometer un delito, la Justicia, en términos generales, quedaba satisfecha. Incluso, a veces, se daba la, feliz eso sí, coincidencia de que el culpable lo fuera del crimen en cuestión.

Pues aplicando esta sencillez de pensamiento, de ahí su belleza, el Mr. President ha llegado a la conclusión de que sin madera no hay incendios. Y como los árboles están localizados, cosa que no ocurre con los pirómanos, existe un alto porcentaje de posibilidades de encontrárselos en un bosque sin necesidad de buscar mucho. Y no se necesita preguntarles sus razones para ser árbol, cosa que no ocurre con los pirómanos, las cosas resultan asombrosamente simples y, por ende, bellas. Para acabar con los incendios forestales sólo se necesita acabar con el combustible, que en la inmensa mayoría de los casos va a coincidir con el objeto simple y localizado, el árbol. Esto nos permite acabar con los desastres sin necesidad de actuar sobre el objeto ilocalizado, el pirómano. Asombrosamente simple... y bello.

Luego le he dado vueltas al tema por mi cuenta. Y se llega a conclusiones asombrosamente bellas, y simples. Para acabar con las violaciones, sólo debemos acabar con las mujeres. Y para acabar con los robos, pues eliminamos la propiedad; pero en plan total, nada de propiedad pública, que los coches oficiales también son susceptibles de robo.

Ya se que este planteamiento suena un poco anarquista pero, viniendo de quien viene, eso es impensable. Además es simple, y bello.

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RECORTES

Más de dos millones de españoles sufren acoso moral en el trabajo
Universidades: virtudes públicas y vicios privados
El Govern actúa contra los profesores que no saben catalán
El Parlamento Europeo pide que se invierta más en la Universidad

Más de dos millones de españoles sufren acoso moral en el trabajo

Diario "El Mundo". Martes 16 de julio de 2002.

SANTIAGO.- 2,3 millones de españoles acuden cada día a su trabajo como a un campo de concentración. Sus compañeros les hostigan en aras del deterioro de su productividad y de su consiguiente despido. Según se ha definido hoy en el Primer Foro Nacional de Expertos en Acoso Moral en el Trabajo que tiene lugar en Santiago: son víctimas de la violencia psicológica.

Para el profesor Iñaki Piñuel de la Universidad de Alcala de Henares, los acosados suelen ser «personas brillantes [principalmente mujeres en un entorno de hombres] que se distinguen en el trabajo generando las envidias de los otros».

Aunque la mayoría de los Parlamentos regionales han aprobado iniciativas para luchar contra esta lacra, que acaba con la salud física y psicológica de quienes la padecen, lo cierto es que en la práctica, los afectados no cuentan todavía en nuestro país con una normativa legal que les proteja.

En España, los estudios señalan que la administración pública, la sanidad, la educación y los medios de comunicación, componen los sectores donde existe más acoso moral. En ellos, compañeros con tendencia a la corrupción, caracterizados por «su incompetencia profesional, su impostura y estupidez encubierta», asegura Antonio Blázquez, profesor de Derecho de la Universidad de Jaén, hacen la vida imposible a quienes creen que pueden hacerles sombra.

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Universidades: virtudes públicas y vicios privados

JUAN J. DOLADO. Diario "El País". Jueves, 18 de julio de 2002.

Juan J. Dolado es catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidad Carlos III.

Con motivo del reciente informe del Observatorio de Universidades (www.crue.org), de la Conferencia de Rectores (CRUE), sobre la pérdida de peso del gasto público en universidades, del 0,96% en 1998 al 0,84% en el año 2000, se ponen de manifiesto varias cuestiones.

En primer lugar, que dicho porcentaje se encuentra muy lejos de lo que dedican los EE UU a la educación superior (2,8% del PIB) y no tan lejos de la media de la UE (1,4% del PIB). La pregunta obvia es por qué la sociedad no percibe el valor de la educación superior como lo hace la norteamericana. La respuesta es que las bases del enorme crecimiento de la educación superior en España han sido poco sólidas. En efecto, el crecimiento del número de universitarios en España (1,5 millones, igual al de Alemania con el doble de población) se ha sustentado sobre la construcción a destajo de nuevas universidades amparándose en un esquema cerrado funcionarial, con escasa o nula apertura al exterior, con muy bajas tasas universitarias y reducidos salarios a los profesores universitarios. Todo ello ha producido un gran número de universidades de baja calidad, a las que el ciudadano se siente ajeno. Éstos miran a las universidades como algo lejano del mundo, cuya única función es avalar con títulos el ejercicio profesional. Esta escasa confianza se plasma en que la aportación privada a la financiación universitaria es sólo del 25% (0,21% del PIB) frente al 50% en EE UU (1,4% del PIB). De dicho porcentaje, sólo el 10% proviene de las tasas universitarias, bajo la dudosa creencia de que los beneficios colectivos de dicha educación son muy superiores a los beneficios privados. Además, otra característica española es el altísimo porcentaje que representa el gasto en inversiones (24% frente al 13% en los países de la OCDE) y los gastos financieros que limita los recursos dedicados a gasto corriente. Todo gobierno autonómico se ve en el derecho de crear nuevas universidades aunque sean de calidad muy discutible, e incluso, como demuestra el caso reciente de la CAM, de destinar la mayor parte de la financiación universitaria a consolidar alguna de estas nuevas universidades.

Este círculo vicioso sólo se puede romper limitando dichos gastos para las universidades ineficientes y elevando las tasas universitarias para aquellos que las pueden pagar. Después de todo, el crecimiento de las universidades privadas también ha sido espectacular y en ellas las tasas (cercanas a los 6.000 euros) superan al gasto real medio por estudiante (alrededor de 2.400 euros). Es cierto que muchas de estas universidades ofrecen medios materiales a los estudiantes muy por encima de los del sistema público (particularmente en las que ofrecen licenciaturas en Arquitectura, Medicina, Ingenierías o Ciencias Audiovisuales), pero también es cierto que dichas instituciones se nutren mayormente de estudiantes de familias acomodadas cuyas notas de selectividad no les permiten acceder a las universidades públicas. Además, es un fenómeno bastante común en la universidad privada que la investigación, regida por las normas de excelencia habituales en el mundo académico internacional, es muy escasa, al contrario de destacadas universidades públicas en diferentes áreas científicas, que pese a la escasez de medios tienen departamentos situados en los rankings de las mejores instituciones internacionales. Todo ello indica que la clase media española está dispuesta a pagar más por recibir un servicio mejor y que, en el actual sistema, prefiere mandar a sus hijos a un college (en la terminología anglosajona, aquellos centros donde se enseña pero no se investiga) que hacerlo a una universidad pública o a un centro de formación profesional superior que no logra alzar el vuelo con las ataduras del sistema. Es como ocurre con el sistema sanitario. Si uno quiere una buena habitación y trato personalizado, mejor ir a la sanidad privada. Ahora bien, cuando el problema de salud es serio, nadie duda en ir al sistema público.

Liberar recursos, limitando los gastos de inversión y financieros a las universidades de escasa calidad y elevando las matrículas, serviría para mejorar el número de becas, para pagar mejor a los investigadores y para mejorar las universidades que sí funcionan. Adicionalmente, un cambio radical en la financiación universitaria serviría para obtener recursos adicionales dirigidos a dos déficits cruciales de nuestro sistema educativo y laboral. Uno es la mejora de la ínfima ayuda familiar por hijos pequeños (guarderías públicas), que fomentarán nuestra todavía muy baja participación femenina en el mercado laboral. Otro es la mejora de la Formación Profesional, carente de medios y desprestigiada, a la que la reciente Ley de Calidad de la Enseñanza no parece tener todavía entre sus objetivos primordiales.

El segundo punto a destacar del informe de CRUE es la gran disparidad en el esfuerzo financiero de las CC AA. Las comunidades de renta alta transfieren cerca de 1.800 euros más por estudiante que las de renta baja. La explicación de este diferente patrón no sólo se debe al nivel de renta, sino también a que los gastos de personal en plantillas funcionariales sobredimensionadas representa más del 80% de los gastos corrientes, frente al 67% en la OCDE, lo que cercena el gasto en bienes y servicios (18% frente al 33% de la OCDE), limitando la calidad de los servicios complementarios a la docencia tradicional. En un excelente artículo de José-Ginés Mora (Universidad de Valencia), contenido en el informe de CRUE, se ofrece un análisis de la eficacia del gasto en cada CC AA comparando el gasto por estudiante con el gasto por graduado. En la medida en que un mayor gasto por estudiante llevará a una menor tasa de abandono y un mayor número de graduados, una mayor eficacia debería implicar una relación negativa entre ambas proporciones. El resultado es que CC AA como Madrid o Extremadura son muy ineficaces, mientras que Cataluña, Navarra o País Vasco son muy eficaces.

De todo lo anterior se deduce la imperiosa necesidad de mejorar nuestro sistema universitario ‘separando el trigo de la paja’. Es necesario implementar un mapa de calidad de nuestras universidades premiando a las buenas, identificando aquellas que ofrecen investigación de calidad de las que sólo ofrecen docencia, ofreciendo a los buenos estudiantes la posibilidad de estudiar en los mejores centros, ‘desfuncionarizando’ el sistema universitario con mejores incentivos económicos a los mejores departamentos y, en definitiva, devolviendo a nuestra universidad el prestigio que nunca parece haber tenido con la sociedad.

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El Govern actúa contra los profesores que no saben catalán

JUAN RIERA ROCA. Diario "El Mundo". Lunes 5 de Agosto de 2002.

PALMA.- La Consejería de Educación está dispuesta a tomar medidas contra los funcionarios docentes que de alguna manera rehúsen realizar cursos de reciclaje y alcanzar las titulaciones exigidas por el Decreto de Normalización Lingüística para poder impartir las enseñanzas previstas con el uso de esa lengua como vehicular.

Aunque desde la Consejería se niegan a especificar las medidas que se aplicarán en esos casos, entre los docentes se ha llegado a mencionar la posibilidad de relegar a los funcionarios rebeldes a tareas administrativas o de apoyo. No existe, por el momento, confirmación oficial de estos extremos.

No existen tampoco datos sobre el número de funcionarios docentes, profesores y maestros, que ejercen en el sistema público autonómico sin la titulación necesaria para impartir las clases en lengua catalana. Educación está realizando ahora un estudio sobre los niveles de uso del catalán en la docencia. Las estimaciones más prudentes muestran que el 60% de los profesores que ejercen en la educación pública ya han realizado la formación exigida, mientras que en la privada la cifra alcanza el 50%.

Trasladados

Los funcionarios que ocupan una plaza en el sistema público docente de Baleares sin titulación en lengua catalana son algunos de los que proceden del cuerpo de funcionarios docentes del Estado, anteriores a la aprobación de la normativa que decreta el uso del catalán.

Estos funcionarios, que ganaron su plaza antes de la normalización lingüística, que fueron luego transferidos a Baleares y que no han realizado los cursos de reciclaje y capacitación en lengua catalana, son un pequeño grupo ya que la mayoría se ha normalizado, aprovechando las ofertas en marcha desde 1990.

El Decreto de Normalización Lingüística fija el 31 de agosto como plazo máximo para obtener la titulación en catalán, día en que acaba también el periodo fijado por la Consejería para que se homologuen las titulaciones obtenidas en el País Valenciano.

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El Parlamento Europeo pide que se invierta más en la Universidad

GABRIELA CAÑAS. Diario "El País". Bruselas. Viernes, 6 de septiembre de 2002

El pleno del Parlamento Europeo, reunido ayer en Estrasburgo, reclamó a los países miembros de la UE una mayor inversión en la universidad pública y, entre otras cosas, la creación de un centro europeo que se encargue de intercambiar información y fomentar la convergencia y la competitividad de la enseñanza superior en el Viejo Continente. Tales peticiones se recogen en el primer documento de esta institución europea dedicado en exclusiva a la Universidad.

‘Se habla mucho en los últimos años, sobre todo desde la Cumbre de Lisboa de hace dos años, de la Europa del conocimiento, pero hasta ahora ha habido más intenciones que actuaciones’, dijo ayer el socialista italiano Goanni Vattimo. ‘Muchos sabemos de la importancia de programas como Sócrates y Erasmus, y también de los efectos limitados debido a la insuficiencia de fondos’, añadió.

La Unión Europea apenas tiene competencias en Educación, pero la comisión parlamentaria de Educación y Cultura está empeñada en analizar los problemas de la Universidad europea y proponer soluciones a través de importantes audiciones públicas y de informes como el aprobado ayer, dado el retraso europeo, sobre todo en investigación, respecto a EE UU.

Sobre la financiación, el informe señala que las universidades públicas deberían disponer de ‘la necesaria para garantizar la calidad de sus funciones docentes e investigadoras’ y deplora ciertos modelos de autonomía que imperan en algunas universidades europeas premiando la endogamia, por lo que cree se debe fomentar una cultura de la calidad y el esfuerzo a través de una evaluación externa ‘transparente y accesible a los ciudadanos’.

Movilidad

La movilidad de profesores y alumnos y el reconocimiento de los títulos es otro asunto que destaca el informe, que concluye que es preciso ‘crear redes y servicios públicos comunes a escala europea para favorecer el acceso a la información científica, técnica y bibliográfica, que, por sus características, deben ser gestionados de forma conjunta’.

Siguiendo el objetivo de crear la Europa del conocimiento, el informe pide la creación de estudios y titulaciones comunes y masters europeos, que se favorezcan las prácticas de los estudiantes y también que se aumente la cuantía de las becas de estudio y de formación de posgrado.

Además de pedir que la Comisión Europea instituya una sede de las universidades europeas y que se fomenten los centros de enseñanza a distancia, el informe reclama también la elaboración de un Libro Verde sobre la creación ‘de un espacio europeo de enseñanza superior’. La comisaria europea de Educación y Cultura, Viviane Reding, analizó positivamente el informe y anunció que la Comisión está elaborando su propio informe sobre el asunto porque Europa necesita el trabajo coordinado de sus universidades.

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Última modificación: 15-10-2002