Nigredo
es de noche; afuera, año viejo, año nuevo, silba el cohetón...
mamá y yo recostados en la alcoba de la memoria;
es de noche; afuera, año viejo, año nuevo, brilla la bengala...
pero hay silencio en la casa, todo es paz;
mamá y yo recostados en la alcoba del corazón... nunca habíamos hecho esto...
o al menos, hace siglos que no lo hacíamos; aquí, sí...
hoy, treinta y uno de diciembre, hacía ¿cuánto tiempo que no veía a mamá?
no sé, no sé; el tiempo se detuvo de pronto aquel instante de magia;
magia de amor como sólo así puede suceder;
amor como sólo así puede ser...
y mamá contándome un cuento, el cuento de la noche ensoñada,
como lo hizo antes, como lo hará siempre, siempre...
y el cuento decía así:
había una vez...
ni perrault ni grimm me contaron cuentos como los de mamá;
no, estos no tienen punto de comparación, los de mamá salen del corazón
y van al corazón...
había una vez, pues, la historia sin fin...
que me lleva a ese mundo encantado, el mundo donde todo es hermoso;
no, no puede ser de otra manera; mamita, me hechiza tu cariño que se me parte el alma
verte ir, tan lejos, allá, en la tierra de nunca jamás...
no peter pan, esto es mejor que tu mundo de piratas y capitanes garfios;
no hansel y gretel, esto es mejor que la casita de galleta y mazapán;
no caperucita roja, esto es mejor que bosques y lobos;
no gulliver, yo voy más lejos que el marte de tus sueños;
no aladino, yo tengo la lámpara maravillosa, la de mamá...
Había una vez, pues, el cuento comenzó hace muchos, muchos años y ¡bendito sea
Dios! ¡todavía está aquí!
es de noche; afuera, año viejo, año nuevo, silba el cohetón...
me asomo por la ventana, el balcón de la calle brillante de neones;
la brisa de verano trae los aromas de la esperanza...
de pronto ese reloj marca la hora, la hora... ¡las doce han dado y sereno!
¡feliz año nuevo carlitos! me dice mamá;
¡feliz año nuevo mamita! le digo...
el abrazo hace que dos corazones sean uno solo...
¿a qué lugar, entonces, queda por ir, sino al mundo del ensueño
que nunca muere?
¡por eso jamás renuncié a mis sueños!
y colorín colorado, el cuento sacabado...
en el octavo piso del edificio yerovi,
en san isidro,
medianoche del 31 de diciembre de 1997 al primero de enero de 1998