Padres nuestros
que estáis en los cielos.
TRINIDAD DE DIOS:
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
este guante blanco os lanzo en duelo:
PAZ EN LA TIERRA.
A vosotros los dioses de la GUERRA,
esta impoluta paloma mensajera,
a vuestro Olimpo va a buscaros
y cuenta os dará de mi memoria.
Recuerdo:
"El ladrón de Bagdad"
tal cual era la sombra, que sobre el suelo corría,
de aquel que volaba
de pie sobre la alfombra.
"Los cuentos de las mil y una noches",
que contaba la princesa Sherezade
para salvar su vida.
Frota mi deseo la lámpara maravillosa,
que esa BOMBA (M.O.A.B.), madre de todas las bombas,
que empujáis con los pies desde el SAGRARIO,
segadora de los sueños,
¡os salpique con la sangre del CORDERO,
si dejáis niños huérfanos, madres sin hijos!
¡Mas que digo, si vosotros sois la MADRE DEL
CORDERO,
la transubstanciación gloriosa,
de la nación poderosa
que ha de vencer al infiel!
¡¡ volverán banderas victoriosas...!!
¡Ay...!
En este punto y hora,
mi memoria se funde en negro,
¡proyectándome de niño, con el brazo derecho
levantando las palmas hacia arriba!
Se expande por el recreo el pánico de la ignorancia,
dando patadas a su balón,
que está a punto de ser bomba...
No me dejáis, pues, otra cosa
que refugiarme en la sustancia de la rosa,
como Hamlet hizo, melancólico,
porque algo huele mal en ESPAÑA,
a petróleo,
manchado con la sangre del CORDERO;
a sed de IMPERIO.
A vosotros os invoco dibujos animados de mi
infancia,
personajes de los cuentos de "LAS MIL Y UNA NOCHES":
a Simbad el Marino,
a Alí-Babá y los cuarenta ladrones,
al ladrón de Bagdad,
a Sherezade,
mi corazón apela,
piedad suplica.
"No juguéis con nosotros como moscas",
arrancándonos las alas de la fantasía.
Os conjuro dibujos animados,
a un sol de realidades.
Al elefante "Dumbo", que con sus orejas vuela,
al ratón Mickey, al aprendiz de brujo con su
escoba,
a los "Ciento un Dálmatas",
guardianes defensores de la impar belleza,
de la ternura de la "Dama y el Vagabundo".
Para que al ratón Mickey no le den petróleo
por queso,
para que los niños y niñas iraquíes,
no tengan que oír
desde sus trincheras-tumbas de sacos,
los cuentos del "NUNCA JAMÁS".
Porque la noche de los cristales rotos,
no traspase la "CUNA DE LOS CUENTOS"
matando al niño que todos llevamos dentro,
pues hagamos de los tres deseos UNO sólo, más
profundo:
¡¡¡NO A LA GUERRA!!!
Para que quepa en una mano el PARAÍSO.
Porque sólo SOMOS y seremos
lo que SOÑAMOS juntos.
