Se murió un experto en programación y automatización de sistemas. Llevaba una vida ejemplar, pero no creía en Dios, por tanto lo mandaron al Infierno. Era muy bueno programando y en poco tiempo arregló las averías de los Servicios Informáticos del Infierno (no se preocupen, no era el infierno de la UAH, ése continúa igual). Todo funcionaba en forma automática, sin tener que reiniciar los equipos. También instaló acondicionadores en las oficinas, cafeteras automáticas, sistema multicanal de TV en todos los departamentos y puso a funcionar muchos otros servicios. Dios al enterarse de ello lo quiso transferir al Paraíso, pero el Diablo se opuso. Dios se molestó y le dijo: - ¡Te voy a demandar! - Sí, como no -dijo el Diablo con sarcasmo-. ¿Y dónde encontrarás un buen abogado, si en el Paraíso no hay ninguno? Truco de dentista A la consulta de un dentista llegó en cierta ocasión un aldeano para hacerse extraer una muela deteriorada pero, el hombre tenía tanto miedo que se obstinó en no abrir la boca cuando vio acercarse el instrumento amenazador. Al dentista no le quedó otro remedio que recurrir a una estratagema: ordenó a su ayudante que se aproximase disimuladamente a espaldas del paciente y le pinchara con un alfiler en una nalga. El éxito no se hizo esperar. Al dar el hombre un terrible aullido de dolor, abrió tanto la boca que el médico pudo extraer la muela y se la enseñó con gesto triunfante al enfermo. Saltó éste del sillón, y frotándose la parte carnosa, objetó de la traidora agresión y exclamó: - ¡Mira tú, quién iba a pensar que la raíz llegase tan abajo! Un papá anticuado - Papá, papá, ¿de dónde vienen los niños? Y el padre empieza a contarle: - Un día, hija mía, llega un pájaro con una semilla y la planta en el jardín. Al pasar nueve meses, la mamá la recogió y de ahí viniste tú. Por la tarde la niña escribe en su diario: Hoy he hablado de sexo con mi padre. No tiene ni idea. El perro Un carnicero estaba trabajando muy ocupado, cuando ve entrar a su local un perro al que echa de la tienda. Poco después el perro entra nuevamente y esta vez el carnicero se da cuenta que trae una nota en el hocico que dice: - "¿Podría darme una pierna de cordero, por favor?" Lo mira, y se da cuenta de que tiene un billete de 10 en el hocico, así que el carnicero, asombrado, toma el dinero, mete la pierna de cordero en una bolsa y la coloca en el hocico del perro. El carnicero impresionado decide cerrar la tienda y seguir al perro. Éste toma por una calle hasta un cruce donde se detiene. Deja la bolsa en el suelo y se levanta sobre sus patas traseras para presionar el botón del semáforo. Una vez que cambia la luz, toma la bolsa, avanza y llega hasta una parada de autobuses. Ahí se sienta pacientemente y, cuando se aproxima un bus, mira el número y se vuelve a sentar hasta que llega el autobús adecuado. Entonces toma la bolsa y se sube. Una vez sentado en la parte trasera del autobús mira por la ventana distraídamente hasta que llegan a un sector de la ciudad donde toca el timbre y se baja. De ahí llega a una casa, deja la bolsa en el suelo y con la cabeza empieza a golpear la puerta un par de veces. Como nadie abre la puerta, da la vuelta a la casa. Esta vez golpea una ventana y regresa nuevamente a la puerta a esperar que abran. Casi inmediatamente aparece un tipo en la puerta que empieza a gritar al perro, por lo que el carnicero le dice: - ¡Pero hombre! ¿Por qué trata así al animal? ¡Es un genio, bien podría salir en la televisión! A lo que el hombre responde: - ¿Genio? ¿Está usted loco? ¡Esta es la segunda vez en esta semana que olvida su llave! De Jaimito Una maestra le dice a su alumno: - A ver dígame Jaimito, ¿qué pasa si le corto una oreja? - Me quedo sordo. - ¿Y si le corto la otra oreja? - Me quedo ciego. - ¿Por qué? -dijo asustada la maestra. - Se me caen las gafas señorita. Sigfrido del Alce Volver al principio |
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