El Rincón Literario
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ISSN: 1575-2844

Revista Vivat Academia

Histórico Año V

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Julio - Agosto 2003. Nº 47

El cuento de nunca acabar, o la historia interminable

JMDB

Érase que se era una ínsula maravillosa llamada Alcatraz, en la que habitaban seres venidos de todas partes y de todas las Galaxias. Estaba formada por pequeños Reinos dispersos por toda la ínsula y, en lo alto de una ladera, se alzaba un gran castillo desde donde se dominaba toda su extensión. Eran muchos pero el que hoy nos ocupa se llamaba Pharmacón y estaba gobernado por unos malvados Ogros que en pro de la sabiduría -que ellos no tenían- exprimían a sus siervos como si fueran limones exigiéndoles más y más para que nunca pudieran abandonar el Reino. Los Lumnos, que así se llamaban los siervos, tenían la falsa promesa de que, cuando cumplieran todas las abusivas exigencias de los Ogros, serían liberados. Esa falsa promesa se alimentaba de la idea de que cuando algún Lumno desaparecía era porque había conseguido pagar sus tributos y había sido redimido. Pobres incautos, los Lumnos no podían ni imaginar el triste -su triste- final, pues eran devorados por los malvados Ogros.

Los Canatos eran una estirpe de la "nobleza" de los Ogros y gobernaban, en la teoría y en la práctica, el Reino desde muy antiguo. Recientemente el Báculo de mando había recaído en uno de ellos: el oscuro Fel. Dicen que el malvado Fel ya gobernaba en la sombra desde el principio de los tiempos y que ahora no había tenido más remedio que salir de su subterráneo para evitar el desmoronamiento de Pharmacón.

Todos los reinos de Alcatraz guardaban gran admiración y rendían tributo (cuando les daba la gana) al gran reino Erector cuyo gobierno, alojado en el castillo sobre la gran montaña central, vigilaba toda la ínsula. Otra cosa es que los señores de Erector fueran algo miopes y no alcanzaran a ver más allá de sus narices.

Surcando los océanos se dejaba ver de vez en cuando el barco Pirata del Corsario del traje Galáctico. En otro tiempo este temible Corsario era el rey de absoluto de Erector, pero fue desterrado y obligado a vagar sin rumbo. Ahora sobrevive del pillaje y dicen que se ha construido en algún rincón de la ínsula un Palacio, todo de marfil, del cual parte un túnel hacia las dependencias del castillo de Erector. . .

Precisamente nuestra historia arranca (realmente continúa) en la época en que la Corona Magnífica de Erector recaía en el Corsario del traje Galáctico, justo en el momento en que su reinado atravesaba malos momentos...

- ¡ Yo, Rey de Erector, Rey de Reyes, sólo debo dar explicaciones ante Dios y ante la Historia y sólo el Clahustro que me eligió puede, hoy, arrebatarme el Trono!

- Majestad, Majestad –irrumpió en la sala, entre asustada y contrariada, la pérfida Pitonisa Luna que era la Virreina encargada de controlar y atemorizar a los Lumnos.

- ¿ Quién perturba mi mente, justo ahora que proyectaba grandes y faraónicas obras en mi reino?

- Majestad soy yo tu fiel servidora Luna. Los Lumnos del reino de Pharmacón se revelan contra los designios del Canato Vil y de su sacerdotisa Parito. No quieren someterse a penosos Suplicios ni a crueles Penalidades. ¡No se dan cuenta que han perdido todos sus derechos y que podemos hacer con ellos lo que queramos! ¿Es que acaso creen que pueden escapar con vida de aquí? ¿Es que no comprenden que lo hacemos por su bien? ¿Qué sería de ellos si nuestros látigos no machacaran sus espaldas? Además, todavía podemos exprimirles un poco más. ¡Si a ellos les encanta!

- Entonces –replicó el del traje Galáctico- ¿quién firma esta provocación?

- Son solamente dos Lumnos -contestó Luna- los que injustamente protestan. Los demás Lumnos están contentísimos con el miserable destino que les hemos trazado. Son dos los que denuncian ante toda la Vía Láctea mi buen hacer y el de los Canatos. El peor de ellos es Pulgarcito. ¡Pulgarcito, sí, Pulgarcito!

- Vale, vale –contestó el Corsario del traje Galáctico-, ahora tengo problemas más importantes que resolver. Debo buscar a alguien que continúe mi Magna Obra cuando yo no esté...

- Mil perdones por las molestias, pero deje que le cuente -murmuró con gran nerviosismo la Vicerreina Luna-, ya que lo de los Lumnos es un negocio redondo. Toda la comunidad de Ogros de Pharmacón (y también los que no son de ahí) saca tajada. Todas estas Penalidades y Suplicios que, con el engaño de reconfortarles y de reportarles mayor sabiduría (sabiduría que nosotros, los Ogros, no tenemos ni tendremos), van a sufrir los Lumnos traerán grandes beneficios a todos los Depósitos de los Ogros de Pharmacón y por supuesto al reino de Erector, que es de lo que se trata. Los Lumnos dicen que todo esto es ilegal y que Leyes del Universo, que son superiores a las de Alcatraz, les dan la razón.

- Bien -refunfuñó el del traje Galáctico-, me alegro mucho, pero ahora márchese que mi cabeza pende de un hilo y debo seguir maquinando.

Pero el Hada que anuncia el fin de la Brujería había entrado en cólera, y con ayuda de los Dioses del Universo había promulgado la LEY de OSADÍA del UNIVERSO (LOU) con la que pretendía aniquilar las Fuerzas del Maligno. Rayos y truenos amenazaban la ínsula de Alcatraz. La oscuridad más absoluta se cernía sobre los Lumnos... y sobre otros súbditos de linajes también sometidos.

Se inicio un terrorífico período de incertidumbre. Los cuatro Jinetes Hijos de la LOU, que luchaban para acabar con el reinado del Corsario del traje Galáctico, cabalgaban sobre Alcatraz. Pero en vez de unir esfuerzos, iniciaron entre ellos una horrible guerra... ¡Sólo puede quedar uno!, era el grito que desencadenaba las batallas fraticidas.

Después de la tempestad llegó la calma... Un nuevo amanecer se impuso sobre las tinieblas...

Y en el principio de los tiempos alguien habló, y la palabra era el verbo y el verbo era ... era Zapa el nuevo Rey de Reyes. Sí, amiguitos, el recién nombrado rey de Erector inició una nueva etapa en la vida de los habitantes de Alcatraz. Prometió consenso y justicia...

También en Pharmacón se produjeron cambios. Fel (que no era fiel ni a sí mismo, no se engañen por el nombre) se había proclamado rey de Pharmacón. Convocó la Gran Junta de Ogros y pidió su apoyo para poder reprimir la revuelta de los Lumnos. Todos asintieron, pues mientras su cabeza no estuviera en juego mejor mirar para otro lado. El malvado Fel proclamó por unanimidad la reafirmación de la opresión contra los Lumnos con su famosa frase: "la Pela es la Pela."

Mientras tanto el rey de Erector, El Magnífico Zapa, nombraba y perfilaba su nuevo equipo de Ogros colaboradores. Una de sus nuevas Vicerreinas la Musa Flo (muy, pero que muy amiga de los Canatos Vil, Parito y Fel) fue encargada de mediar en el conflicto de los Lumnos de Pharmacón...

- Diseñaré -hablaba en voz alta la Musa Flo- un gran plan de acción para Pharmacón. Consultaré a todos los Ogros para que opinen y propongan nuevos Suplicios y, mientras, dejaré que el tiempo pase, que los Lumnos se cansen, se aburran, o se mueran. Al tiempo tendré que leer esas Leyes del Universo, según dicen son superiores a las de Alcatraz. Las estudiaré bien para luego no hacerles ningún caso. ¿Y si se vuelven a rebelar... ? ¡Da igual! ¡Qué empiecen otra vez con sus monsergas! ¡ Me sobra el tiempo!

Si, queridos amigos la Historia se escribía otra vez igual. Mientras los Lumnos tomaban fuerzas para continuar ... ¡o para volver a empezar...!

¿Y Pulgarcito? Cuentas las crónicas que preparaba su fuga de la ínsula de Alcatraz, que marchaba al exilio...¡pero quizás el año que viene!

Y colorín colorado este bodrio de cuento que me ha quedado no se ha acabado...

NOTA: Cualquier parecido con la realidad es absolutamente cierta. Las casualidades sólo se producen en la Comunidad de Madrid, que es donde las tienen en exclusiva.

OTRA NOTA: Las autoridades sanitarias advierten: "El uso y abuso continuado del Poder, autoritariamente ejercido, perjudica seriamente la Salud". Y si no, fíjense en el Corsario del traje Galáctico.

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Vivat Academia, revista del "Grupo de Reflexión de la Universidad de Alcalá" (GRUA).
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