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José Riquelme En medio de la huerta murciana, se erige un castillo en el que se combinan diversos estilos artísticos y la imaginación de su autor, Eduardo Aznar, un electricista que hace diez años decidió realizar el castillo de sus sueños. Pasadizos secretos o cuartos ocultos son algunas de sus sorpresas.
Eduardo Aznar Robles, es un electricista que tiene una pasión oculta que desarrolla en sus ratos libres: la construcción de su propio castillo. En medio de la huerta, cerca de la pedanía murciana de Rincón de Seca, se erige un castillo con reminiscencias del arte mozárabe, cristiano y bizantino. Mide 8,5 metros de alto y tiene tres plantas de 12 metros cuadrados cada una, de las que surgen un total de 8 torreones.
El castillo del Segura pretende emular a un castillo habitado por distintos reyes y culturas, dejando cada uno de ellos su sello arquitectónico: cristiano, árabe, bizantino... Esta obra arquitectónica espera rescatar un poco de nuestra parte romántica y nostálgica para trasladarnos a otro tiempo, en el que los castillos eran santo y seña de un pueblo; sus torreones se dibujaron desafiantes en el horizonte y entre sus muros se tomaron importantes decisiones y se libraron batallas transcendentales.
Ocupa una superficie de unos 12 m2 y, como hemos dicho, consta de 3 plantas que suman unos 8,5 m de altura hasta su torreón más alto. Está claro que con estas medidas es un castillo en miniatura, aunque eso no nos impide recorrerlo sin tener apenas que agacharnos. La primera planta no tiene tabiques interiores, tiene 4 ventanas a cada lado, los torreones condicionan en parte la forma de su perímetro. Una escalera de caracol nos conduce a la planta intermedia dónde podemos contemplar hasta 7 torreones. Algunos descubren con sorpresa que aún queda otro tramo de escalera que nos lleva a la planta alta, que cuenta, como principal atractivo, con las vistas panorámicas de la huerta de Murcia, aún abundante por allí, y de varios monumentos importantes como el castillo de Monteagudo, el monasterio de los Jerónimos, la Catedral de Murcia e incluso el Santuario de la Fuensanta.
Esta fortaleza intenta alternar un toque infantil como se aprecia al recorrer las distintas revueltas de las plantas media y alta (para disfrute de los pequeños) y la planta alta con el aire más o menos elegante que se aprecia desde el exterior.
El diseño del castillo responde más bien a un castillo palacio centroeuropeo que al típico castillo defensivo español, sencillo en detalles, que tanto abunda en nuestra geografía como el de Lorca, Aledo, Alhama etc.
Mediante este trabajo intenta rebelarse en parte contra el sistema que nos impone continuamente unas costumbres preestablecidas y demuestra que podemos crear un margen en el que ciertas fantasías y proyectos pueden hacerse realidad animando así a otras personas a que pongan en marcha su imaginación para obras de esta u otra índole. Mejor una dosis de extravagancia que un exceso de rutina y sensatez. A Eduardo se le ocurrió esta idea un día en la playa, cuando acababa de realizar un castillo de arena. En ese momento, hace ya diez años, pensó en hacer uno que no fuera perecedero, y decidió construirlo en el patio de su casa de huerta. Como no sabía nada de construcción, pidió consejo a amigos albañiles y empezó a hacer planos que cada vez hacían mas grande un castillo que, en un principio, iba a tener 2 metros de altura.
Para inspirarse, Eduardo estuvo cuatro años estudiando castillos famosos, aunque, en ocasiones, sus ideas vienen del sitio más insospechado, de su imaginación, pues todo se mezcla en este castillo en el que no faltan un pasadizo secreto y cuartos ocultos a la vista del visitante. Eligió construir un castillo porque dice que le "parece más romántico que las iglesias o las catedrales. Supongo que será por la película de "Ivanhoe" que vi de niño". Todo lo que hay en el castillo ha pasado por la mano de su autor, quien ha diseñado cada uno de los motivos de ornamentación, aunque algunos tienen una inspiración muy cercana, como, por ejemplo, las cadenas que adornan el exterior de la capilla de Junterones de la catedral de Murcia y que él colocó en uno de los torreones.
Eduardo afirma que no lo hace por "lucirse frente a los demás, sino porque me gusta y me entretiene. En realidad lo hice para que los niños pudieran jugar en él". El castillo se puede dar por terminado, aunque su autor piensa añadirle un pórtico, un camino de baldosas de piedra y un jardín que lo rodee, en el que incluirá piedras con formas geométricas de su propio diseño.
A este amante de todo lo medieval, de las culturas lejanas, le encantaría poder dedicarse a decorar y diseñar jardines para otras personas, pero asegura que no sabe de dónde le viene esa vena artística que le hace ser "el más extravagante de la familia". Volver al principio del artículo Volver al principio
ConsecuenciasNoticias CI AS <saic06@eresmas.com> El jugar con drogas está de moda entre los jóvenes. Nadie suele advertirles que más tarde o más pronto, se paga un alto precio en salud. En Murcia, España, los siquiatras lo están apreciando. Descubren psicopatías y demencias en la mitad de los adictos a drogas «En 15 o 20 años aflorarán muchos casos» Fuente:www.la-verdad.com Nadie se sorprende si un médico advierte de que la adicción a las drogas genera un deterioro físico importante y una pérdida de la vida social y laboral. Un toxicómano da muestras enseguida de inestabilidad emocional, pero pocos saben que su drogodependencia produce daños psicológicos y neuronales irreversibles, que ya comienzan a apreciarse en gran cantidad de las personas jóvenes que acuden a tratamiento de desintoxicación. En los Centros de Atención a Drogodependientes (CAD) de la Región han comenzado a detectar patologías duales, concomitantes a la toxicomanía tratada, y al evaluar el estado mental de los afectados han obtenido datos apabullantes. La mitad de los adictos analizados, unos mil, sufren enfermedades psiquiátricas graves, como esquizofrenia, trastornos psicóticos y cuadros fóbicos. Pero lo más alarmante es que los psiquiatras de los CAD sospechan que, a tenor de síntomas como pérdidas de memoria y la desorientación, algunos toxicómanos menores de 40 años pueden sufrir principios de demencias; un deterioro neuronal impensable en personas tan jóvenes. Este temor ha inducido a la Secretaría Sectorial de Drogodependencias, que dirige Luis Navarro, a cerrar un convenio con la nueva Unidad de Demencias que se ha abierto en La Arrixaca. El objetivo es que los neurólogos examinen a aquellos pacientes en proceso de cura que presenten fallos de capacidades característicos de demencias como el alzheimer. Aunque las autoridades sanitarias están pendientes del análisis que efectúen los neurólogos para determinar ese nuevo efecto pernicioso, el secretario sectorial de Drogodependencias alerta de que «el consumo de tóxicos provoca daños irreversibles, además de los riesgos cardiorespiratorios, la agresividad y los conflictos personales y laborales». Los psiquiatras de los CAD apuntan, como ejemplo de patologías duales ya demostradas, trastornos del estado de ánimo, descontrol de los impulsos, depresión y cambio de personalidad. «Los médicos que nos dedicamos a las toxicomanías esperamos que en 15 o 20 años afloren multitud de demencias en personas de mediana edad, los adolescentes de ahora, que de jóvenes consumieron muchas drogas y mezclaron sustancias». Expertos como José María García Basterrechea, jefe de la Unidad de Drogodependencias del Hospital General de Murcia, no se sorprenden de que la incidencia de alteraciones mentales en adictos esté aumentando. Es una efecto negativo alarmante, pero esperado ante la cantidad de chicos que castigan su cuerpo. Los que tienen más posibilidades de desarrollar una demencia a edad temprana son los policonsumidores: los que mezclan distintos tipos de sustancias dañinas, como advierte García Basterrechea. De hecho, un adolescente que a los 14 o 15 años fuma porros y bebe alcohol en grandes dosis acabará esnifando cocaína y tomando pastillas cuando cumpla la mayoría de edad, si antes no cae en la cuenta del perjuicio que suponen estos hábitos. García Basterrechea insiste en que sólo «el alcohol afecta a la memoria porque daña el sistema nervioso, y eso es muy peligroso en un menor de edad, cuando aún no se ha desarrollado su organismo. Y mata sus neuronas». Volver al principio del artículo Volver al principio | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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