U.A.H.
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ISSN: 1575-2844

Revista Vivat Academia

 Histórico. Año VI

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Febrero 2004. Nº 52

Contenido de esta sección, dedicada a las noticias más interesantes en relación directa con la Universidad de Alcalá:

Sobre elecciones calculadas... y otras cosillas (JMDB)
Poner cercas al "campus" (Julio Gutiérrez)
El caminito de los estudiantes (JMDB)
Oferta Interesante (Sigfrido del Alce)
Visitas guiadas al Edificio de S. Ildefonso (Comunicado del Vicerrectorado de Estudiantes)

Sobre elecciones calculadas... y otras cosillas

JMDB.

Cuando en una comunidad cerrada como es la Universidad de Alcalá se convocan unas elecciones en las que la totalidad de sus miembros votan, estamento por estamento, a sus "representantes" nada puede fallar. Si a esto le sumamos el hecho de -como es el caso de los Alumnos- que ni los conoces ni los vas a llegar a conocer nunca, te ves obligado a votar a "tus verdaderos representantes", no sólo a los de tu facultad, sino a todos los demás, del resto de facultades, que ni te representan, ni lo piensan hacer nunca, pero que se benefician igualmente de tu voto. El resultado está cantado de antemano.

Pero algo se debía ver muy negro desde el Consejo de Estudiantes cuando además se elige un calendario electoral que empieza un mes antes del período no lectivo de Navidad, para hacer coincidir, así, la apertura de la campaña electoral con el inicio de las citadas vacaciones. De esta forma la campaña queda reducida a cuatro días hábiles -recién llegados del turrón y las fiestas- y dejando las votaciones para un jueves y de 10 a 18 horas solamente.

La respuesta, quizás, podríamos encontrarla en la carrera contra reloj en la que se las vieron y se las desearon, los del Consejo, para reclutar a los 54 posibles candidatos a estas nuevas -sin sorpresa- elecciones al Claustro. Hacían firmar a cualquiera con tal de tener los 54 miembros necesarios, para poder asegurarse que dejarían fuera a todos los posibles opositores. Y es aquí dónde han reclutado gente nueva que es posible que no consigan utilizar a su antojo. Confiemos en que así sea.

Pero, sinceramente, creo que esta reacción del Consejo frente a las elecciones al Claustro viene de más atrás; justo desde las elecciones a Presidente del Consejo de Estudiantes, en las cuales el actual Presidente fue reelegido por tan sólo 8 votos a favor, y ante la pasividad y desidia del resto de los Representantes de Alumnos. Es preciso recordar que la Comisión Permanente del Consejo la forman seis personas; así que tan sólo dos representantes les votaron realmente.

Ni que decir tiene que la participación en estas elecciones a Claustro ha sido vergonzosa: sólo el 5,53% de los Alumnos hemos votado; sólo 1.104 de 19.269 Alumnos. ¿ A quién interesaba y beneficiaba, esta vez, una baja participación?

Y qué me dicen del diseño de las papeletas de votación: color amarillo, tamaño Din A 3, y la candidatura del Consejo en la primera y segunda -bien centradas- columnas. En la tercera, y al final, los candidatos individuales. Pura casualidad, claro.

A esta nueva moda de plantar las elecciones en épocas poco adecuadas para los alumnos, se han sumado algunas facultades y departamentos que han diseñado sus calendarios para que coincidan con el período de exámenes del primer cuatrimestre. Ellos sabrán por qué y para qué.

Hablando ya de otras cosas, resulta imperdonable que a la vez que se reducen cada vez más los períodos de exámenes, concentrándolos en menor tiempo y haciendo coincidir asignaturas de cursos contiguos; vemos, también, reducidos los horarios especiales de exámenes y, lo que es peor, vemos reducirse el número de puestos de estudio los fines de semana. Hemos pasado de tener tres bibliotecas en el Campus: Farmacia, Medicina y Politécnico, y dos en la ciudad: Derecho y Económicas; a tener sólo dos entre la totalidad de centros. La biblioteca de Farmacia se ha suprimido, y eso que el pasado curso se llenaba hasta la bandera los fines de semana. Pero la verdadera historia de la película empieza cuando, el día 8 de enero, se fijan unos horarios especiales, en los que sólo figuran las bibliotecas de Derecho y Medicina con horarios de fin de semana y festivos. Empieza el malestar general entre los estudiantes, se recogen firmas, y se anuncian grandes movilizaciones, para luego ser suspendidas ante el anuncio, el día 22 de enero, de la ampliación de los horarios especiales en dos facultades más: Politécnico y Económicas. Coste final del esperpento: reducción de horarios nocturnos, pérdida, ya, de un fin de semana decisivo -días 15 y 16- y una biblioteca menos respecto del curso pasado: Farmacia. Verdaderas intenciones y estrategia del Rectorado: reducción del horario nocturno y eliminación de una de las bibliotecas -Farmacia- los fines de semana, para lo cual se anuncian la reducción de dicho horario y la eliminación de tres Bibliotecas. Reacción prevista por el Rectorado: Los alumnos se revolucionan y protestan. El Rectorado se hecha atrás y los alumnos se creen que el Rectorado rectifica, concediéndoles dos bibliotecas más: Politécnico y Económicas. Resultado final: nos reducen horarios, nos quitan la biblioteca de Farmacia que, repito, se llenaba el curso pasado hasta arriba y nosotros los alumnos tan contentos y victoriosos. Patético. Al tiempo, el Gabinete para la Propaganda del Rectorado anunciaba, en el portal de la UAH, la apertura de dos bibliotecas más.

Es el viejo truco, inventado ya hace mucho por el Ministerio de Educación y Ciencia para, por ejemplo, subir las tasas académicas: queremos -los de turno del ministerio- subir en X pesetas las tasas a los alumnos, así que les anunciamos una subida de 2X pesetas. Ellos se revolucionan, protestan y manifiestan. Nosotros retrocedemos, nos "acobardamos" y rectificamos sólo subiéndoles X pesetas. Los alumnos piensan que han ganado y que han llegado a un termino medio satisfactorio -"pringaos"- y nosotros en el Ministerio hemos conseguido nuestro objetivo inicial, así que calladitos y contentos nos quedamos. Alguien pensará, entonces, que si no se llega a protestar nos suben las 2X pesetas en vez de las X deseadas. Pues si, y si es así mejor todavía para el Ministerio. Es esta la estrategia seguida por el Rectorado de Alcalá y nosotros hemos tragado el anzuelo como siempre. Eso sí, luego los alumnos costamos 4.700 euros. ¡Qué poca vergüenza!

Lo que si nos cuesta y mucho dinero a los estudiantes es rehabilitar y mantener edificios antiguos que son ¿para quién?; nos cuesta igualmente mucho ser Patrimonio de la Humanidad, ¿de cuál?; y nos cuesta soportar durante años obras faraónicas como las Pérgolas del Campus, en las cuales Fomento sólo invirtió una pequeña cantidad, al principio. Cantidad que seguro no ha seguido poniendo tras el cambio de proyecto que, dicho sea de paso, me parece una vulgar huida hacia delante, en un intento de quitarse uno de los numerosísimos lastres de la época anterior.

Son todas estas porquerías las que cuestan tan caras y que luego tienen el morro de endosárnoslas a los alumnos como gastos propios, dentro de esos 4.700 euros que dicen costamos. Se están gastando los recursos propios destinados a la docencia: bibliotecas, en cosas que ni nos van, ni nos vienen.

Hay quien dice que tenemos lo que votamos y lo que nos merecemos. Yo sólo puedo decir que tenemos lo que nos merecemos y lo que otros -los otros- votaron y que tenemos una digna sucesora de nuestra antigua vicerrectora de Antialumnos. Ya se ha quitado la piel de cordero y ha aparecido lo que de verdad esconde. No podemos soportar por más tiempo los servilismos del Consejo de Estudiantes hacia el Rectorado. Nos merecemos un servicio eficaz de defensa de nuestros intereses y esto se tiene que plasmar, ya, en la figura del Defensor del Universitario que está reconocida en la LOU y por la que el Rectorado no tiene ninguna simpatía. No hay más que ver las prisas que tiene en su creación y en cumplir de la Ley.

Y hablando más de bibliotecas, no se si sabrán que la recién inaugurada escuela de Arquitectura está en edificio de la calle Sta Úrsula, lo que iba a ser la Biblioteca Central de Letras. Y que el nuevo edificio de Químicas que se proyectó en un principio ha dejado paso a otro más pequeño que no va a contar ni con Cafetería, ni con Bibliotec,a ni con Salón de Actos. Y que se va a situar enfrente de los hangares, los cuales se van a convertir en la nueva Biblioteca Central de Ciencias. No veremos ni lo uno ni lo otro, me apuesto lo que quieran.

¿Pero..., tiene arreglo Alcalá?

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Poner cercas al "campus"

Julio Gutiérrez. Universidad de Alcalá.

Que nuestro "Vicerrector del Campus", el profesor Gómez Sal, está falto de ideas lo saben hasta los ratones afincados en el animalario. Pero no podemos hacer nada, salvo esperar a que haya cambios políticos, tanto en la Universidad como en la Ciudad de Alcalá, allá por ese incierto futuro en que, dicen los oráculos, las ranas criarán pelo.

No es ningún secreto la existencia de un grave problema de seguridad en el campus –y en nuestras casas también-, pero no se arregla poniendo vallas, bolardos o cerrándolo al tráfico, por muy restringidas que sean las zonas reservadas. Por cierto, ello me recuerda esas familias, tan escrupulosas con la conservación del mobiliario, que mantienen el salón de casa impecable, por el simple método de tener las sillas y sillones forrados de plástico y con el único y exclusivo uso de enseñárselo a las visitas.

¿De verdad cree, Sr. Vicerrector, que esas medidas acabarán con el vandalismo? Nada más lejos de la realidad. Le apuesto 10 contra 1 a que los botellones seguirán celebrándose, esta vez con más impunidad, habida cuenta de la ausencia de ciudadanos honrados, osados ellos, que se atrevan a pasear por un lugar cercado y solitario, no ya en horas intempestivas.

Póngale cercas al campus y habrá encontrado el caldo de cultivo idóneo para la multiplicación exponencial de los apedreamientos, desvalijamientos, actos vandálicos y pintarrajeos, que no graffitis. Usted mismo reconoce la existencia de una dificultad, el imposible aumento de la vigilancia privada (¡qué tiempos aquellos en los que se paseaba un sereno, fines de semana incluidos, por cada edificio, y, además, conocía a los investigadores por su nombre y apellidos...!) Mas, con esas medidas, le aseguro, no resuelve el problema, en todo caso lo agrava. Los cacos también viajan a pie, en bicicleta o en moto –de poco les sirven los bolardos-. Los vándalos no llevan los ladrillos en el maletero del coche, los pedruscos están disponibles en esa especie de vertedero en que se ha convertido el campus, no por la falta de urbanidad de los ciudadanos alcalinos –échele un vistazo a los restos catastróficos de las pérgalas-. Algunos salvajes son poseedores de vehículos todo terreno y no tendrán ningún problema en hacer incursiones rápidas para desvalijar los laboratorios, despachos, etc., etc. No es difícil robar un ordenador en el edificio de Ciencias y llevárselo, tranquilamente, en el tren o al otro lado de la N II, por el simple método del paseo –no pesan tanto-.

La solución, propuesta hace mucho tiempo, no está en cerrar el campus, por muy finca privada que sea. La solución está en todo lo contrario. En llegar a un acuerdo con el Ayuntamiento para ajardinarlo en condiciones, iluminarlo convenientemente y convertirlo en el lugar de esparcimiento cívico que debe ser, como un servicio más de la Universidad al Municipio quien, lógicamente, debe dar una contraprestación con vigilancia municipal.

Querido compañero Antonio Gómez, razona un poco y piensa en el gasto desmesurado de tu propuesta, cuando hay tantas y tantas "parcelas" del quehacer universitario desatendidas, necesitadas de ese presupuesto y más allá. Recuerda, y eso no fueron vándalos exteriores, sino todo lo contrario, el tiempo de pervivencia de las barreras disuasorias del acceso a los aparcamientos. Si cierras el campus necesitarás más vigilancia todavía para hacer respetar su clausura, ¿de dónde la vas a sacar? A lo mejor piensas colocar cercas electrificadas...

En una cosa estoy de acuerdo contigo y es en que el Diario de Alcalá no es quién para quejarse de una situación que, en cierta medida, ha provocado. Quiero recordarle al periódico alcalaíno que, cuando se intentó erradicar el galismo de la Universidad, y por ende sus consecuencias, optaron por todo lo contrario y fueron feroces con los proponentes de soluciones ciudadanas para el campus. El actual alcalde, que ya lo fue en otra legislatura, pública y directamente apoyó a Manuel Gala, pues sólo con el galismo la ciudad se beneficiaría, según su opinión. No menos satisfecho quedó Ruiz Gallardón, a la sazón presidente de la CAM, cuando, según sus mismas palabras, su amigo Gala había conseguido revalidar su rectorado. Después, todos parecieron muy contentos en perpetuar el galismo sin Gala en la persona y el equipo de Virgilio Zapatero. ¿De qué se quejan ahora?

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El caminito de los estudiantes

JMDB

Rememoro en el tiempo cómo ha cambiado el paisaje en los aledaños de las vías del ferrocarril. No se por qué, pero el largo trayecto entre Torrejón y Alcalá es siempre propicio para el recuerdo, como si de un túnel del tiempo se tratara. Llegando a Alcalá el hechizo se rompe. Salgo de la estación de tren de Alcalá de Henares hacia Alcalá Universidad. Ya no son esos vagones azules tan ruidosos a los que les vibraban las puertas con el traqueteo del tren y tampoco la estación está igual: aquellos letreros azules en los que alguien había escrito, en letras blancas, el prefijo "mini" delante de la palabra "universidad" dejaron paso, hace ya tiempo, a otros rojos que guardan uniformidad con el resto de las estaciones de cercanías de Renfe.

Pero, en sí, la estación de la universidad sigue siendo la misma y poco ha cambiado el entorno inmediatamente cercano a ella; esas farolas antiguas –pero con nuevas luminarias- pintadas en color aluminio, la pequeña explanada de asfalto, la pequeña máquina de tren que hoy queda escondida entre pinos.

Como unas ruinas del pasado, como los bunkeres de la Albania de Hoxha, como un bulevar sin ciudad en el Bucarest de Ceaucescu, se alzan varias estructuras llamadas "Pérgolas" que, faltas de pilares y de equilibrio, marcan el principio del caminito de los estudiantes. Iniciando este camino es donde, realmente, uno se da cuenta del tiempo transcurrido.

No hace tanto –parece que fue ayer- que la recientemente construida pasarela de hormigón nos libraba del barrizal en que, según los que un año antes habían desembarcado aquí, se convertía el sendero que llevaba a las facultades de Farmacia y Medicina. Una pasarela que, en los primeros años, no contaba con iluminación y sí con peligros ocultos, pues los pilares –pivotes que marcaban el inicio y el final y que estaban pensados para evitar el tráfico rodado– con el tiempo se desprendieron y "rodaron" hasta desaparecer; podían por las noches costar algún que otro disgusto a los más despistados.

Son aquellas mismas farolas cuyos cimientos o soportes de hormigón sirvieron de chascarrillo en los días de su construcción, pues tras las primeras lluvias, y dado que el terreno es arcilloso -es en realidad una terraza fluvial en la que se pueden ver los característicos cantos "rodaos"- los cubos de hormigón que hacen de soporte se movieron, teniéndose que nivelar y rodear de arena de miga. Decíamos, de ellos, que si seguía lloviendo se escurrirían, primero los que estaban más arriba, cayendo por la cuesta y empujando a los de más abajo, llegando al final a estar todos juntitos, como un auténtico rebaño, junto a la estación del tren. Son las mismas farolas, pero con nuevas luminarias, pues las originales acabaron, no hace mucho y con el paso de los años, dando una tenue luz verdosa que, en los días de verano atraía a los sapos -sí, al ser zona arcillosa hay zonas en las que se retiene el agua formando pequeños laguitos que se secan en verano en superficie, pero que mantienen agua a poca profundidad- y que no servían más que para marcar por dónde discurría el camino, porque ver, lo que se dice ver, no se veía nada.

En el invierno, cuando el tiempo empeoraba, se dejaba sentir el frío procedente de Guadalajara. Recuerdo especialmente aquellas nevadas que con la inclinación debida al viento nos venían de allí y que en alguna ocasión nos pillaron subiendo por el caminito. Llegábamos a la facultad con el lado derecho del cuerpo completamente blanco y congelado, con lo que no había más remedio que ponerse debajo de los secadores de manos de los aseos durante un buen rato como única forma de entrar en calor.

Es aquí dónde se sospechaba la auténtica inutilidad de las antiguas Pérgolas pues dada su excesiva altura no sirven para evitar el viento, la lluvia y la nieve. Es de suponer que las nuevas estructuras de acero y más patitas -ocho pilares frente a los, sólo, dos de las antiguas pérgolas- que están poblando el nuevo camino que se construye en paralelo, al otro lado del aulario de Ciencias -que vimos construir en el ir y venir-, con sus nuevas pasarelas, intentan integrar y disimular una antigua mala obra, para mirar hacia adelante. Es pronto para saber cómo quedará finalmente, pero ya se pueden adivinar posibles fallos de diseño pues, además de la también excesiva altura de estas nuevas estructuras -que de seguro ha venido condicionada por las cotas de las antiguas-, hay que sumar la excesiva separación entre ellas, lo cual obligará a echar una carrerita entre cubierta y cubierta para intentar no mojarnos en los días de lluvia.

Aquellos cardos de dos metros de altura que, llegada la primavera, poblaban los márgenes del camino han dejado, por fin, sitio a unos árboles que ya dan sombra. Bromeábamos, algunos, con que acabaríamos la carrera cuando éstos y los otros árboles de los jardines de las facultades dieran sombra. ¡Y ya dan sombra! Sin embargo el viejo hangar de los Alemanes –llamado así por ser de diseño o construido por alemanes- sigue en pie y con pocos cambios que no sean los propios del devenir de los años y del consiguiente deterioro de una estructura de hormigón que ha estado a la intemperie, sin ninguna protección, durante demasiados lustros.

Ya en lo alto del camino miro atrás y recuerdo aquellas noches cerradas en las que, al salir de clase a las 8 de la noche –éramos de primer curso y teníamos las clases por la tarde-, bajábamos la cuesta en completa oscuridad, pues no había, todavía, farolas en el camino y las que había abajo, al final, y las de la estación no funcionaban. Durante todas las noches del invierno del primer año en Alcalá no tuvimos luz en la estación de tren, pues Renfe se negaba a repararlas ya que habían sido destruidas por los alumnos de un colegio de internado de Guadalajara, cuya principal actividad, cuando salían el viernes y de camino a sus casas para pasar el fin de semana, era arrasar con todo lo que pillaban a su paso.

Sólo los aviones de los americanos de Torrejón rompían la monotonía del trayecto, con sus pasadas a no mucha altura y con sus vuelos en picado sobre la estación de la universidad, dónde parecía que hacían prácticas de bombardeo a un objetivo fijo. Lo impresionante era padecer dichas aproximaciones debajo de la cubierta de la estación, pues todo vibraba bajo un estruendo ensordecedor.

Me dirijo hacia la facultad y... ya no está el maldito escalón de 35 centímetros que marcaba la separación del camino y la acera. Han hecho falta muchos años para darse cuenta que lo mejor para no tener que "escalar" dicha altura era hacer una vulgar rampa. Aquí han cambiado mucho las cosas y aquel pedregal, donde se atascaban los coches al aparcar en los días de lluvia junto a Farmacia, ha dejado sitio a un jardín con árboles que...¡ya dan sombra! Aquel pavimento de diseño rayado, rugoso, que producía una particular sensación al andar por él, a la par que emitía un sonido característico, se fue degradando con el tiempo hasta casi desaparecer, para finalmente ser sustituido por el habitual de todas las aceras.

Sí, ha cambiado el paisaje pero el caminito sigue ahí.

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Oferta Interesante

Sigfrido del Alce

Informamos a nuestros queridos lectores, la UAH ha llegado a un acuerdo con una fábrica de cascos de kevlar, para ofrecerlos, a precio de coste, a todo aquel miembro de la comunidad universitaria que se aventure a pasar por debajo de las "pérgalas" que todavía permanecen en pie, en el nuevo caminito de los estudiantes.

Para más información mejor se ponen en contacto con quien corresponde.

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Visitas guiadas al Edificio de S. Ildefonso

Comunicado del Vicerrectorado de Estudiantes

Dentro de los cambios que se van a realizar en las visitas guiadas al Edificio de San Ildefonso, uno que será de tu interés es que cualquier persona perteneciente a la comunidad universitaria -Profesorado, P.A.S., Estudiantes- mediante la tarjeta de identificación pertinente, podrá acceder gratuitamente a las visitas guiadas tanto durante la semana como los fines de semana y días festivos. De la misma manera, el acceso de personas mayores de 65 años y grupos de colegios e institutos también será gratuito.

José Luis Lázaro Galilea
Vicerrector Adjunto de Estudiantes y Promoción

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Vivat Academia, revista del "Grupo de Reflexión de la Universidad de Alcalá" (GRUA).
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Última modificación: 01-04-2004