Contenido de esta sección:
Adiós a los médicos...Fuenteovejuna ¿Sabías que se puede detectar en el cutis si una persona es sexualmente activa o no? 1. El sexo es un tratamiento de belleza. Pruebas científicas demuestran que cuando las mujeres hacen el amor producen mayores cantidades de la hormona estrógeno que da brillo al cabello y pone la piel tersa. 2. Hacer el amor de forma tranquila y relajada reduce las probabilidades de sufrir dermatitis, urticarias o granos. El sudor que se produce limpia los poros y da luminosidad al cutis. 3. Hacer el amor quema las calorías que cogiste durante esa cena romántica. 4. El sexo es uno de los deportes más seguros que se pueden practicar. Estira y tonifica casi todos los músculos del cuerpo. Se disfruta más que nadar 20 largos de piscina, ¡y no necesitas zapatillas especiales! 5. El sexo es una cura instantánea para la depresión leve. Libera endorfinas al riego sanguíneo, produciendo una sensación de euforia y dejándote con una sensación de bienestar. 6. Cuanto más sexo practiques, más sexo se te ofrecerá. El cuerpo sexualmente activo desprende mayores cantidades de feromonas. ¡Estos sutiles perfumes sexuales vuelven loco al sexo contrario! 7. El sexo es el tranquilizante más seguro del mundo. ES 10 VECES MÁS EFECTIVO QUE EL VALIUM. 8. Besarse cada día mantiene alejado al dentista. El beso segrega saliva que limpia los restos de comida de los dientes y reduce los nivele de los ácidos causantes de caries, y previene contra el sarro. 9. El sexo realmente alivia los dolores de cabeza. Una sesión haciendo el amor alivia la tensión que aprieta los vasos sanguíneos del cerebro. 10. Hacer mucho el amor descongestiona la nariz taponada. El sexo es un antihistamínico internacional. Ayuda a combatir asma y alergias. ¡¡¡Disfruta del sexo!!!... Del buen sexo. Volver al principio del artículo Volver al principioDesde la España profundaFuenteovejuna En los números anteriores les dimos una muestra, de las muchas que pueden encontrarse en nuestra geografía, de lo que es esa España profunda, he aquí otras dos más. Volver al principio de la nota Volver al principioÚltima generaciónFuenteovejuna El objeto de este escrito es el de reivindicar a una generación, la mía, la de todos aquellos que nacimos entre 1970 y 1980 (año arriba, año abajo), la de los que estamos currando en algo que nuestros padres ni podían soñar, la de los que vemos que el piso que compraron nuestros padres ahora vale 20 ó 30 veces más, la de los que estaremos pagando nuestra vivienda hasta los 70 años. Nosotros no estuvimos en la Guerra Civil, ni en mayo del 68, ni corrimos delante de los grises, no votamos la Constitución y nuestra memoria histórica comienza con el Mundial de España 82 y el Naranjito. Aunque nacimos en una dictadura, siempre hemos tenido una conciencia democrática y la serie "Cuéntame" nos parece que es una mierda y que hace apología del franquismo. Por no vivir activamente la Transición se nos dice que no tenemos ideales y sabemos de política más que nuestros padres y de lo que nunca sabrán nuestros hermanos pequeños y descendientes. Somos la última generación que hemos aprendido a jugar en la calle a las chapas, la peonza, las canicas, la comba, la goma o el rescate y, a la vez, somos la primera que hemos jugado a videojuegos, hemos ido a parques de atracciones o visto dibujos animados en color por la tele. Los Reyes Magos no siempre nos traían lo que pedíamos, pero oíamos (y seguimos oyendo) que lo hemos tenido todo, a pesar de que los que vinieron después de nosotros sí lo tienen realmente y nadie se lo dice. Se nos ha etiquetado de generación X y tuvimos que tragarnos bodrios como Historias del Kronen o Reality Bites y creer que éramos nosotros reflejados (si te gustaron en su momento, vuélvelas a ver, verás que chasco). Lloramos con la muerte de Chanquete, con la madre de Marco que no aparecía y con las putadas de la Señorita Rottenmayer; nuestra primera canción del verano fue "Los Pajaritos" (1981) y nuestra primera tele fue en blanco y negro. Somos una generación que hemos visto a Maradona hacer campaña contra la droga, que nos reímos de un anuncio que decía que el Madrid era otra vez campeón de Europa, que durante un tiempo tuvimos al baloncesto como el primero de los deportes. Hemos vestido vaqueros de campana, de pitillo, de pata de elefante y con la costura torcida; nuestro primer chándal era azul marino con franjas blancas en la manga y nuestras primeras zapatillas de marca las tuvimos pasados los 10 años. Entramos al colegio cuando aún existía Castilla la Vieja y la Nueva, cuando el 1 de noviembre era el día de Todos los Santos y no Halloween, cuando todavía se podía repetir curso y el profesor te podía soltar una colleja; fuimos a la universidad con unas notas de corte del copón y con una masificación acojonante, pidiendo prórrogas en la mili y objetando. Somos los primeros en incorporarnos a trabajar a través de una ETT (gracias PSOE) y a los que no les cuesta un duro echarnos del curro (gracias PP). Siempre nos recuerdan acontecimientos de antes que naciéramos, como si no hubiéramos vivido nada histórico. Nosotros hemos aprendido lo que era el terrorismo contando chistes de Irene Villa, vimos caer el muro de Berlín y a Boris Yelsin borracho tocarle el culo a una secretaria; los de nuestra generación fueron a la guerra (Bosnia, etc.) cosa que nuestros padres no hicieron; gritamos OTAN no bases fuera, sin saber muy bien qué significaba y nos enteramos de golpe un 11 de septiembre. Aprendimos a programar el video antes que nadie, jugamos con el Spectrum, odiamos a Bill Gates, vimos a Perico Delgado anunciar los primeros móviles y creímos que Internet sería un mundo libre. Somos la generación de Espinete, Don Pimpón y Chema, el panadero farlopero. Quién diría entonces que años más tarde, con España integrada en la UE, aquella niña morena habría de enseñarnos sus vergüenzas (Ruth Gabriel). El 1,2,3 y El hombre y la Tierra, V, los del incomparable "Planeador abajo" de Mazinger Z, los de Ulises 31 y Comando G (que nunca acabó de gustar a nadie). Somos la generación que fuimos al cine a ver las películas de Parchís, y que durante años creímos que el de rojo (como quien dice, el de en medio de los Chichos ) era Enrique Búmbury. Los que crecieron escuchando a Europe y a ese grupete de imitadores que les salió, unos tal Bon Jovi. Los de la explosión del Challenger, la cantada de Arkonada, Los mundos de Yupi y las pesetas rubias. Nos emocionamos con Superman, ET o En busca del Arca Perdida. Comíamos Phosquitos y los Tigretones eran lo mejor, aunque aquello que empezaba (algo llamado Bollycao) no estaba del todo mal. Somos la generación que vio a nuestros padres renegar de Felipe González, del España mañana será republicana, los GAL y los contratos basura y pasar del OTAN No al OTAN Sí. Somos la generación del Tocata, La Bola de Cristal (solo no puedes, con amigos sí), el Follow Me, El hipnótico "Planeta Imaginario", Los Toreros Muertos, La Orquesta Mondragón, Hombres G, Modestia Aparte el abrazafarolas del Butano y el Misissipi de Pepe Navarro con su inimitable Pepelu. Los mejores dibujos eran los sábados y los domingos a las 3 de la tarde. La generación de la quinta del buitre, de Hugo Sánchez, de Biriukov, Del Corral, Corbalán, Romay y que nos traumatizamos con las muertes de Fernando Martín y Petrovic (¿quién narices juega hoy en el Madrid de baloncesto?). Solozabal, Norris, Epi, Chicho Sivilio fueron los eternos subcampeones de Europa. El 600 era el utilitario normal, el 124 un coche familiar y el 131 una berlina de lujo. Conocimos el Renault 11, el 17, el 21 y, como no, el 5 y supercinco (cuidado al meterle el Turbo). El 23F nos pareció un buen día porque no hubo clase y ponían películas por la tele. Nuestro grito de guerra fue "Tigres, Leones, todos quieren ser los campeones" y descubrimos a las mujeres gracias a los tirantes de una tal Miriam Diaz Aroca. El fin de año del Boys, boys, boys de Sabrina y su lucha contra Samantha Fox, dió lugar a grandes conversaciones de recreo (con fotos en ristre). La generación a la que le entra la risa floja cada vez que tratan de vendernos que España es favorita para un mundial. La última generación de las litronas y los porros, y ¡qué narices!, la última generación cuerda que ha habido. Volver al principio del artículo Volver al principio |
|