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ISSN: 1575-2844

Revista Vivat Academia

 Histórico. Año VI

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Mayo 2004. Nº 55

Contenido de esta sección:

El camino del Windows XP hacia la simplicidad (Ana María Pérez París)

El camino del Windows XP hacia la simplicidad

Publicado en el WASHINGTON POST. Autor: Josh Quittner.
Traducción castellana de Ana María Pérez París

Actualización del sistema operativo

Me gustaría preguntarles cuándo fue la última vez que se les quedó colgado el PC, y si lo hago, no es porque quiera jactarme de que a mí no me ocurra una cosa así desde hace semanas. La verdad es que, gracias a que decidí instalar, hace casi dos meses, una versión de demostración del nuevo sistema operativo de Microsoft, Windows XP, ahora mi PC, por el que siento el mismo cariño que si fuera un viejo animal de compañía, casi nunca se bloquea. En cambio, antes de tener el XP, mi ordenador solía colgarse tres veces al día más o menos, lo que seguramente es normal para la mayoría de los usuarios empedernidos de Windows 95, 98 y la Edición Milenio; en este sentido, hay que reconocer que la mayoría de los PCs fallan con la misma frecuencia que una escopeta de feria.

Ahora bien, si el Windows XP no hiciera otra cosa que aumentar la estabilidad de los ordenadores, de buena gana desembolsaría 99 $ para actualizar el sistema operativo de mi PC, cuando el XP llegue a las tiendas el día 25 de octubre. Sin embargo, la mala noticia para mi cuenta corriente es que este sistema hace algo más que estabilizar PCs, lo que, a su vez, es una buena noticia para la industria de los ordenadores, en espera de encontrar una forma de reavivar sus adormecidas ventas. De hecho, la semana pasada, Microsoft envió el código final del XP a los fabricantes, que ya lo están instalando en los ordenadores nuevos que pronto estarán a la venta. De todas formas, el que ustedes decidan comprar un ordenador nuevo, actualizar el que ya tienen o no hacer nada en absoluto dependerá de lo molesto que les resulte el manejo del Windows.

El Windows XP es, en realidad, el primer sistema operativo desarrollado a partir de cero y de fácil manejo para los usuarios de PCs. Además, este sistema acorta la distancia con la plataforma Macintosh, una distancia que quitaba toda la gracia y diversión de utilizar un ordenador. Precisamente, ésta es la razón por la que Microsoft siguió el ejemplo de Apple.

En definitiva, el XP simplifica la informática empezando por el escritorio, que les da la bienvenida en el momento en que inicializan el ordenador y comprueban que está vacío, a excepción de una papelera de reciclaje para deshacerse de los archivos innecesarios. Inmediatamente después, salta a la vista un botón grande de inicio, tan llamativo que parece diseñado por la mismísima Agata Ruiz de la Prada, y que abre el menú de inicio, es decir, la clave de acceso a todo lo que hay en sus ordenadores. El menú está organizado como es debido: los programas de uso frecuente se agrupan a la izquierda, mientras que las carpetas de archivos (organizadas mediante textos del estilo de los que aparecen en los medios de comunicación, dibujos, etc.), configuración, búsqueda y otras herramientas se encuentran a la derecha. Con este sistema, incluso pueden poner sus programas preferidos en la pantalla del escritorio; pero, como si se tratara de hacer campaña por mantener un escritorio bonito, el XP les indica con qué frecuencia los utiliza, además de ofrecerles una opción de limpieza que "barre" los programas poco utilizados y los guarda en una carpeta.

Si quieren tener más pruebas de que el XP es un sistema "inteligente", verán que, al conectar una cámara digital a su ordenador, el sistema operativo "sabe" que quizá quieren guardar fotos en su PC, ya que automáticamente se abre la carpeta de "Mis imágenes". Además, de dicha carpeta, podrán recuperar fotos que, al ser seleccionadas, estarán listas para ser enviadas por correo electrónico; después de todo, esto es lo que hacemos con las fotos en el ordenador. También conviene tener en cuenta que, con este sistema, incluso los mensajes de error son más simples.

Este importante cambio que se ha producido en Windows nos recuerda una vez más a los usuarios el poder comercial que tiene Microsoft para hacer que nos veamos obligados a acceder al sistema XP. En casa, comparto mi PC con mis tres hijas y cada cual tiene ahora su propia "cuenta de usuario" que organiza su escritorio al gusto de cada una. Por ejemplo, Ella, que está obsesionada con las vacas, tiene un motivo bovino en su escritorio; mientras que Zoe prefiere tener un detalle relacionado con el rey Tut. Cuando me dejan utilizar el ordenador, pulso la tecla del logotipo de Windows + L e inmediatamente accedo a mi propia cuenta (un escritorio en el que aparece un cómic del dibujante estadounidense Daniel Clowes). Cualquier programa que mis hijas estén ejecutando en ese momento sigue su curso, invisible para mí, pero a la espera de su regreso, lo cual es enormemente útil, y por ello, hay que reconocer que es todo un logro. Ahora bien, esta ventaja en combinación con la tendencia de Microsoft a entrometerse en la vida privada de los usuarios resulta un tanto inquietante, pues tienen que registrarse en línea o por teléfono para activar el XP en sus ordenadores y reciben mensajes en la barra de tareas que continuamente les están molestando para que se inscriban en "Passport", el polémico sistema de pago en línea de la empresa.

Hay otras cosas que tampoco me gustan de este sistema, como, por ejemplo, el hecho de que se tarde una hora en instalarlo y que, a diferencia de otros procesos de actualización, uno tenga que sentarse delante del ordenador durante casi todo ese tiempo para responder preguntas. Además, sólo se puede instalar el XP en un ordenador; así que, si se tienen otros PCs, será necesario comprar más copias. De todas formas, no hay que olvidar que Microsoft está proponiendo el lanzamiento comercial de un "pack" multiusuario, aunque todavía no se ha hecho pública la fijación de precios.

Por otra parte, debo admitir que la simplicidad no siempre ha funcionado. Antes de instalar el XP, utilizaba una red doméstica que conectaba mi ordenador con el de mi mujer; pero, después de intentar actualizar mi PC con la red doméstica del XP, perdí mi conexión con Internet y tuve que pasarme 90 minutos al teléfono con los expertos de Microsoft tratando de desenredar la "cosa" (gentileza que no tienen con la gente normal y corriente).

Por último, tengo que añadir que, dentro de la maquinaria de conspiración de Microsoft, no funcionaban varios programas de la competencia y mi conexión a través de AOL (America Online), el proveedor de los servicios de Internet en los Estados Unidos, no reconocía mi MODEM por cable; entonces, intenté contactar con los técnicos de Microsoft por teléfono y me dijeron que ese problema lo solucionaría AOL en su siguiente versión 7.0. Para colmo, el Liquid Audio, un sistema de distribución de música digitalizada vía Internet con gran éxito entre los usuarios de PCs, tenía la dudosa virtud de dejar mi ordenador sin sonido; y, por si fuera poco, ahora los programas Java exigen encontrar, descargar e instalar un tipo especial de software. En fin, la vida no es perfecta bajo la influencia de un monopolio; así que más vale acostumbrarse a ello.

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Vivat Academia, revista del "Grupo de Reflexión de la Universidad de Alcalá" (GRUA).
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