Aclaración sobre la contribución "Prohibiciones", publicada en nuestro anterior númeroAlfredo Cuervo Barrero ( fredi@euskalnet.net) Desearía hacer una aclaración en relación con un poema que tienen ustedes publicado en su página web, se titula "Queda Prohibido" y aparece atribuido a Pablo Neruda. Este poema pertenece a Alfredo Cuervo Barrero, lo tienen ustedes publicado en la página www.deusto.com desde hace algo más de tres años. Les estaría agradecido si me enviaran la fuente de la cual lo han sacado ya que por varias zonas de Internet aparece atribuido a Neruda. Como prueba de mi autoría aquí les envío los siguientes puntos. 1º) El poema Queda Prohibido está inscrito en el registro de Propiedad Intelectual de Vizcaya a nombre de Alfredo Cuervo Barrero. Número de inscripción BI -13- 03. 2º) La fundación Pablo Neruda de Chile ha negado que este poema pertenezca al poeta, puede corroborarlo enviándoles un E-Mail a su página Web. 3º) Queda Prohibido fue publicado por primera vez en Internet el 23 de Julio de 2001 en la página deusto.com. Resulta un poco extraño que siendo un poema " tan hermoso de Pablo Neruda", como se ha comentado en ciertas páginas, no halla ni una sola Web con el poema publicado antes de dicha fecha. De todas formas la poesía que circula en dichas páginas no es la original, sino una copia amputada de la misma. Aquí se la envío completa por si es de su agrado y desea publicarla en su página. NOTA DE VA: Lamentamos haber publicado el poema, enviado por uno de nuestros lectores, atribuyéndolo a Pablo Neruda. A continuación transcribimos el poema original de Alfredo Cuervo y le pedimos disculpas públicamente. Volver al principio de la aclaración Volver al principioQUEDA PROHIBIDOAlfredo Cuervo Barrero ( fredi@euskalnet.net)
Volver al principio del poema Volver al principioLa muchacha de las galletasFuenteovejuna Una muchacha estaba esperando su vuelo en una sala de espera de un gran aeropuerto. Como debía esperar un largo rato, decidió comprar un libro y también un paquete de galletas. Se sentó en la sala de espera del aeropuerto para poder descansar y leer en paz. Asiento de por medio, se sentó un hombre que abrió una revista y empezó también a leer. Entre ellos quedó un paquete de galletas. Cuando ella cogió la primera, el hombre también tomó una. Ella se sintió indignada, pero no dijo nada. Sólo pensó: "¡Qué descarado; si yo fuera más valiente, hasta le daría una bofetada para que nunca lo olvide!" Cada vez que ella cogía una galleta, el hombre también tomaba una. Aquello le indignaba tanto que no conseguía concentrarse ni reaccionar. Cuando quedaba sólo una galleta, pensó: "¿qué hará ahora este aprovechado?" Entonces, el hombre partió la última galleta y dejó media para ella. ¡Ah! ¡No! Aquello le pareció demasiado. ¡Se puso a resoplar de rabia! Cerró su libro y sus cosas y se dirigió al sector del embarque. Cuando se sentó en el interior del avión, miró dentro del bolso y para su sorpresa, allí estaba su paquete de galletas... intacto, cerrado. ¡Sintió tanta vergüenza! Sólo entonces se dio cuenta de lo equivocada que estaba. ¡Había olvidado que sus galletas estaban guardadas dentro de su bolso! El hombre había compartido las suyas sin sentirse indignado, nervioso, consternado o alterado. Y ya no estaba a tiempo ni tenia posibilidades para dar explicar o pedir disculpas. Pero sí para razonar: ¿Cuántas veces en nuestra vida sacamos conclusiones cuando debiéramos observar mejor? ¿Cuántas cosas no son exactamente como pensamos acerca de las personas? Y recordó que existen cuatro cosas en la vida que no se recuperan:
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