Chistes malos
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ISSN: 1575-2844

Revista Vivat Academia

  Histórico Año VII

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Marzo 2005. Nº 63

Seis chistes malos, seis.

Sigfrido del Alce

Infidelidad y venganza

Un soldado panameño estacionado en Irak recibe una carta de su novia desde su país. La carta decía lo siguiente:

Querido Luis:
Ya no puedo continuar con esta relación. La distancia que nos separa es demasiado grande. Tengo que admitir que te he sido infiel dos veces desde que te fuiste y creo que ni tú ni yo nos merecemos esto, lo siento. Por favor, devuélveme la foto que te envié.
Con amor.
María.

El soldado, muy herido, le pidió a todos sus compañeros que le regalaran fotos de sus novias, hermanas, amigas, tías, primas, etc. Además de la foto de María, incluyó en el sobre todas esas fotos que había recolectado de sus amigos. Había 57 fotos en total y una nota que decía lo siguiente:

Querida María:
Perdóname, pero no puedo recordar quien eres. Por favor, encuentra tu foto de este paquete y me devuelves el resto.
Cuídate.
Luis.

MORALEJA: Aún en los momentos difíciles... hay que SABER VENCER AL ENEMIGO.

24 horas

Un sujeto regresa a casa después de visitar al médico e informa a su esposa de que sólo le quedan 24 horas de vida.

La esposa recibe la noticia, y afligida, pregunta al marido qué puede hacer por él.

El hombre contesta que, dado que sólo le restan 24 horas de vida, quisiera pasarlas muy bien en un ambiente romántico.

La esposa accede a la petición de su esposo, y hacen el amor apasionadamente hasta quedarse dormidos.

Pasado un buen rato el hombre mira su reloj y se da cuenta de que sólo le quedan 18 horas de vida.

Despierta a la mujer y le pide que lo complazca nuevamente, a lo que ella accede.

Más tarde el hombre echa un vistazo a su reloj y puede ver que ya únicamente cuenta con 12 horas de vida.

Vuelve a despertar a su mujer y de nuevo se entregan a la pasión.

Entrada la madrugada, el hombre mira nuevamente su reloj y calcula que ya sólo le quedan 4 horas de vida.

Toca el hombro de su mujer para despertarla, ella se da la vuelta y ya muy enfadada le dice:

- "¡Joerrrrrr!, ¡cómo se nota que tú no tienes que levantarte mañana!"

Excusa elegante

Un conocido lord inglés reunía a sus amistades a tomar el té a la hora señalada todos los martes en su palacio de Bloodshire. Se exigía puntualidad británica.

Un martes, el puntualísimo caballero no apareció y los invitados estaban intrigados.

En esto apareció el mayordomo y dijo a los presentes, con típico acento escocés:

- Señores, Milord les pide disculpas por la demora y les anuncia que es debido a que, después de mucho tiempo, se ha reencontrado con su vieja y querida amiga Lulú, de París. Dice Milord que, si puede, dentro de una hora estará con ustedes, y,si no puede, dentro de cinco minutos. Muchas gracias.

Se necesita claridad y precisión al dejar instrucciones para la hora de la muerte

Paco era un gallego que vivía fuera de España y que tenía un gran amigo, Juan. En un viaje que hiciera Paco a su tierra natal, sufrió un infarto y murió. Juan se enteró y decidió tomar un avión e ir al funeral de su amigo en Galicia.

Al llegar al lugar donde estaban velando al muerto, Juan notó que junto al féretro se encontraba un tarro enorme lleno de crema facial y, lo más curioso es que los dolientes, luego de dar el pésame a la madre de Paco, introducían la mano dentro del pote y procedían a embadurnar al difunto.

Juan, por respeto, decidió hacer lo mismo, pero fue tanta su curiosidad que se acercó cuidadosamente a la madre y en voz baja le preguntó:

- ¿Por qué los dolientes le están untando crema a Paco? ¿Fue por alguna petición especial o es una tradición acá en Galicia?

La anciana, con una mirada de consternación y le contestó:

- ¿Ud. no sabía que Paco pidió que cuando se muriera lo cremasen?

Hay que saber apreciar la diferencia

Dos caballeros que se movían muy de prisa en el interior de un Hipermercado con sus carritos de compras se chocan.

Uno le dice al otro:

- Perdóneme Usted; es que busco a mi señora.

- ¡Qué coincidencia, yo también!, estoy ya desesperado.

- Bueno tal vez le pueda ayudar. ¿Cómo es su señora?

- Es alta, de pelo castaño claro, piernas bien torneadas, pechos firmes, un culo precioso, en fin... muy bonita.¿Y la suya?

- Olvídese de la mía. Vamos a buscar la suya.

Cuidado con el lenguaje

La novicia del convento está escribiendo una carta al Obispo y comienza:
"Querido Monseñor".

Se da cuenta de que aquel puede malinterpretar sus palabras y vuelve a empezar:
"Excelentísimo Monseñor".

Recapacita pensando que es demasiado formal:
"Sr. Monseñor".

Este título le parece muy mundano. Así que probando varios títulos, decide que el mejor es:
"Don Monseñor"

Para asegurarse de no meter la pata, le pregunta a la Madre Superiora:

- Madre, ¿Monseñor se pone con Don?

- Claro que se pone condón, si no este convento sería una guardería.

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Vivat Academia, revista del "Grupo de Reflexión de la Universidad de Alcalá" (GRUA).
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Última modificación: 21-03-2005