Los arroyos de la mesetaBenjamín Hernández Blázquez. Universidad Complutense de Madrid. En el mes de mayo los españoles nos enteramos que había sequía, fue cuando los pantanos se encontraban al 59% de su capacidad; ahora se dice que junio fue el mes más seco de la década. España es un país ya tipificado como semidesértico, en el que las sequías no son periódicas, pero sí recurrentes. Físicos y meteorólogos dicen que la última similar a la actual, fue la denominada pertinaz sequía, recién acabada la guerra civil. Ahora en el inicio del verano el calor reseca los barbechos e hiere las plantas cual heladas invernales, "si junio es ruin, lo es del principio al fin", así referían en la España profunda, a las tormentas y plagas, pero sobre todo a la sequía que cataliza el agostamiento prematuro de los frutos cercenando su ciclo de vida. Los ríos otrora caudalosos se vuelven avaros, cuando los rayos reverberan sobre las tierras sorbiendo su caudal o reduciendo los charcos, este año ni siquiera ha aparecido el denominado "frío de la oveja" que suele presentarse en las calendas. Refugiarse de la agresividad de estas radiaciones en los tamujales de los ríos es una actividad rayana en el umbral de la supervivencia. Estudios hidrológicos realizados en la Comunidad de Castilla y León subrayan que el mayor riesgo de sequía se localiza en la margen izquierda del Duero y en la planicie central. Se habla de ríos principales y de afluentes; de los fagocitados arroyos nadie se acuerda, pero la historia tiene razones que la geografía ignora. Arroyo es un vocablo hispano prerromano que quedó sobrenadando a la llegada de las legiones latinas, proviene de arrugia que el historiador Plinio recogió en sentido de "galería larga de una mina", dado que por estas galerías circula agua. Palabras como arroyada, arroyadero, arroyar, o arroyamiento poseen idéntico génesis, aunque su uso, como la principal, arroyo, queda para la inexistente primavera, o los ralos poetas que antaño ensalzaron sus cánticos o notas musicales, como las que le ayudaron al genial Chopín a componer algunas de sus obras maestras, en los bosques polacos con el sonido de fondo de estas rumorosas aguas. A los arroyos se los ignora en las comunidades y provincias al no figurar en los inventarios de aportación acuosa al caudal de los ríos. Tampoco se elaboran datos sobre la superficie ocupada por los arroyos que hoy son áridos cabezos o pedregosos alcores; tal vez se los identifica con la vida miserable de muchos pueblos o suburbios cuando se decía: "nacido en el arroyo o mujer del arroyo". De cualquier manera, sus arterias conducen al túnel, galería de nuestro pretérito, como imán de la memoria histórica, cuando regaban herrenes y almunias o las madres, aún en invierno, lavaban su raquítico ajuar. En España, por estas causalidades históricas, se han consolidado verdaderos torrentes de municipios y localidades con "apellido o nombre de arroyo", pasando posteriormente a Sudamérica. En la toponimia salmantina, Pascual Madoz en su "Diccionario los inventarió, aunque hoy, 150 años después, varios cambiaron de denominación o ya no existen.. Empero, aún hoy, arroyos, ramblas, remansos, pozas, regatos y azudes constituyen una tupida red de caminos y paradas de agua confirmado su devenir entre huertos, linares, sotos, barderas o ringleros de fresnos. Entre ellos, el sobrio lugareño ha laborado y disfrutado aportando modificaciones en aras de la funcionalidad como puentes, pasaderas, tarjaderas o batanes. Los arroyos eran parte de la vida local y del acervo cultural de la mayoría de los municipios españoles, en el sentido que ancestralmente era asociado con la lluvia, sinónimo de estímulo de la vida y con ello de la sequía; por eso en las veredas y acirates castellanos, las leyendas se siguen contando por los arroyos y zonas riparias de los ríos. Dicen que sustentaban a su vecindario durante generaciones enteras, algunos de ellos próximos a la muerte aparente, como la de los propios arroyos en algunos casos auténticos muladores fruto de la desidia, la gula lucrativa y la maldad sin ambages. Los arroyos que sobreviven, como muchos ríos, agonizan con el esqueleto lastrado de basuras transgénicas o por el turismo inculto y desbocado; ya no desembocan en ríos confundiéndose sus aguas, no llegan a paraje alguno porque se mueren por el camino, se secan, se agostan y pierden su identidad aunque no sea época estival. Volver al principio del artículo Volver al principioPropiedades Terapéuticas del TéFuenteovejuna
Sales minerales y Principios Activos del té: teína o cafeína · Las sales minerales en el té son de sodio, potasio, y níquel. También contiene cobre y hierro, silicio, aluminio, magnesio, fósforo y calcio, aunque algunas de ellas pierden su solubilidad con el envejecimiento de las hojas. · Otro de los contenidos importantes del té es el flúor, conocido protector de los dientes. El aceite esencial destilado del té es de color amarillo y posee un fuerte olor, que es la causa de los aromas del té. Contiene el té taninos catéquicos y derivados polifenólicos, como los flavonoides kenferol, quercetol y miricetol. · Los componentes más conocidos del té, y los más apreciados por su efecto, son sin duda las bases xánticas, la principal de ellas es la teína o cafeína, pues se trata del mismo alcaloide, también contiene teofilina y teobromina. La presencia de vitaminas en el té es mínima pero constituyen un enriquecimiento de la bebida al contener vitaminas del tipo A, B, C, E y P. Farmacología de la cafeína: Efectos de la cafeína sobre el sistema nervioso central La acción farmacológica del té es debida principalmente a sus bases. La corteza cerebral, el sistema nervioso central incrementa su actividad, elevando el ánimo y produciendo un mayor desarrollo del pensamiento y una mayor capacidad de rendimiento laboral. La cafeína actúa también sobre la médula espinal, proporcionando a los músculos mayor velocidad de contracción y eliminando el cansancio. Especialmente la conxánticas, sobre todo de cafeína, le confieren propiedades estimulantes del sistema nervioso central, facilitan la actividad cortical, inhiben el sueño y reducen la sensación de fatiga. En cinco tazas de té, la cantidad de cafeína ingerida es de 0,3 gramos; es una cantidad respetable, pero conviene saber que la cafeína no produce efectos secundarios al no acumularse en el cuerpo, ya que se elimina fácilmente a través de la orina. El principal efecto de este alcaloide es la excitación, pues al estimular la corteza cerebral, el sistema nervioso central incrementa su actividad, elevando el ánimo y produciendo un mayor desarrollo del pensamiento y una mayor capacidad de rendimiento laboral. La cafeína actúa también sobre la médula espinal, proporcionando a los músculos mayor velocidad de contracción y eliminando el cansancio. El té acelera el músculo del corazón, especialmente la contracción del ventrículo izquierdo. También la teína favorece la diuresis al estimular la salida de agua del cuerpo, ya que dilata los capilares de los riñones incrementando la circulación de agua por los túbulos renales. En el sistema cardiorespiratorio estimula los centros respiratorios y vasomotores bulbares. La teofilina y la cafeína producen una acción inotópica y positiva, incrementando la frecuencia cardiaca y coronaria. La teobromina produce relajación de la musculatura lisa, sobre todo a nivel bronquial, uretral y de las vías biliares. El té es hipolipemiante y astringente y está especialmente recomendado contra la fatiga física y psíquica, diarrea, bronquitis, asma y obesidad. El consumo de té disminuye el colesterol y la arterioesclerosis, activa la secreción del jugo gástrico, fortalece los estrógenos y favorece la longevidad. El té, al igual que el café, crea adicción. Propiedades del té según la Medicina Tradicional China
Volver al principio del artículo Volver al principioDioxinasAAMR. La Universidad de John Hopkins ha publicado esta información en su boletín interno con carácter de importante... Los compuestos de la Dioxina causan cáncer, sobre todo el cáncer de mama. El gerente del Programa de Bienestar del Hospital Castle fue entrevistado para la televisión y explicó los aspectos de esta amenaza para la salud. Estuvo hablando de la dioxina y lo peligroso que es para el hombre. Dijo que no debemos usar recipientes ni vajilla de plástico para calentar nuestros alimentos en el microondas. Sobre todo, los alimentos que contienen grasa. Explicó que la combinación de grasas, temperaturas elevadas y plástico libera la dioxina en forma de vapor que se introduce en la comida y, en última instancia, en las células de nuestro cuerpo. La dioxina es carcinógena y altamente tóxica para las células del cuerpo humano. Recomienda que usemos recipientes y vajilla de vidrio, Pyrex (cristal templado), o cerámica para calentar la comida. Se obtienen los mismos resultados pero sin la dioxina. Así que los alimentos tipo comidas preparadas y congeladas, ramen y sopas instantáneas, etc., tienen que sacarse de su empaque original y calentarse en otro tipo de recipiente. No es que el papel sea malo, sino que no sabemos qué cosa le pusieron al papel -simplemente es más seguro usar cristal templado, Pyrex, etc-. Nos recordó que los restaurantes de comida rápida cambiaron sus recipientes de unicel por recipientes de papel. Uno de los motivos fue el problema de la dioxina. Además, tomen nota: Cuando se tapa la comida con Kleen-Pack o Ega-Pack (plástico autoadherible en rollo) y está muy caliente, el plástico deja caer gotas cargadas de toxinas venenosas sobre la comida. Substitúyalo por toallas de papel absorbente. Volver al principio del artículo Volver al principio |
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