Opinión y Debate
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ISSN: 1575-2844

Revista Vivat Academia.

  Histórico. Año VIII

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Noviembre 2005. Nº 70

Contenido de esta sección:

En la Universidad de Alcalá no pasa nada... (Sigfrido del Alce)
¿Es conveniente la Energía Eólica? (Mark Duchamp)
Va de doctores (José Antonio Martínez Pons)

En la Universidad de Alcalá no pasa nada...
... y si pasa se le saluda

Sigfrido del Alce

No queridos lectores, en la Universidad de Alcalá, la llamada cervantina, donde Cervantes ni estudió, ni fue profesor, ni tuvo nada que ver con ella, no pasa nada; al menos eso es lo aparentado desde dentro y desde fuera.

Todas las voces discordantes con la conversión de esta insigne institución en un centro de tercera regional, eso sí, con piedras recuperadas, mal o bien, para deleite de turistas del INSERSO, se han ido silenciando poco a poco. Los primeros en callar fueron los participantes en el festín del reparto de prebendas, amigos unos, potenciales enemigos otros.

Efectivamente, si analizan los sobresueldos de algunos carguitos no es para menos. ¿De qué le sirve a un profesor universitario o a un PAS dedicarse a su trabajo concienzudamente. Al último lo más probable es que se le condene al ostracismo, en algún puesto de difícil ascenso, cuando no al acoso psicológico por parte de jefes y compañeros menos escrupulosos. Mientras, el colectivo se llena de personas digitalmente designadas, algunas venidas de lejanos países, con sustanciosos sueldos. Y ello nos recuerda aquellas coplillas del tango del coro "los dedócratas", recién nacidos para el Carnaval de Cádiz al finalizar la dictadura:

Aquí ni pasa ná.
Esto es un cachondeo
porque todos los cargos
y nombramientos
han sido a deo

En referencia al profesorado, para recibir ciertos complementos mendigados año a año –algunas veces perdidos no se sabe muy bien por qué-, le cuesta trabajar sin descanso, olvidándose de la familia, para conseguir un "sexenio" más, lo cual le supondrá unos 100 euros suplementarios al mes. Si usted se esfuerza por ser un buen docente y exigir a sus alumnos un mínimo de seriedad en el estudio, puede que sea mal visto, amén de no tener opción, en los procesos de Habilitación, a considerar tales prácticas como méritos relevantes. Obviamente, también los docentes son carne de cañón para el acoso psicológico ejercido por compañeros, directores de departamento y demás fauna universitaria que gusta de cazar en corral ajeno. Es mucho más fácil optar por uno de los puestos de libre designación, o casi, repartidos por las autoridades académicas, sin más que doblar la cerviz y ser complaciente con el poder. Vean, vean los sobresueldos anuales:

Secretario del Consejo Social (¿Coincidente con la Secretaría General de la Universidad?): 26.847,94 €

Defensor del Universitario: 21.578,10 €
Director del ICE: 21.578,10 €
Director del órgano técnico de Auditoría y Control Interno: 21.578,10 €
Director de la Escuela de Postgrado: 21.578,10 €
Director de la Oficina de Patrimonio Histórico y Proyectos: 21.578,10 €
Inspectora de Servicios: 21.578,10 €
Vicesecretaria General: 21.578,10 €
Hay más, pero desconocemos los suplementos.

Los segundos en callar fueron los desencantados, los creyentes en las promesas electorales –parece mentira ¿verdad?- y terminaron por darse cuenta, tarde, de la tomadura de pelo.

Terminaron por callar, al fin, los díscolos de siempre, los que nunca se dieron por vencidos pero, ahora, convertidos en huecas voces clamantes en un desierto se sordos convencionales, han decidido desentenderse de la inútil denuncia continua.

Entretanto, la Universidad sigue su inexorable curso hacia la mediocre calidad, justificada con acciones encubridoras.

¿Fondos para ampliar las prestaciones docentes? No hay o son muy escasos. Sin embargo, habrá recursos, y de sobra, para gastarlos en la construcción de "estacionamientos ecológicos" de rotundo fracaso, al final sustituidos por otros "menos ecológicos" y con un derroche en el gasto que podríamos calificar como irresponsable. ¿Saben ustedes lo que cuesta cubrir un área como la de los alrededores de la Facultad de Ciencias con adoquines? Eso por no hablar de la falta de previsión, las molestias por obras que nunca se acaban, por los anuncios de cortes de los accesos que no se cumplen en la fecha prevista o que, prometidos para dos días, se convierten en siete. Mientras, si usted necesita, en un aula, algún medio audiovisual moderno, no habrá ni dinero ni personal para instalarlo. Un enorme agujero, de más de doscientos metros cúbicos, lleva un año abierto, con peligro para los que practican el deporte en esa zona, sin que, al parecer, existan fondos para dedicarlo al fin pretendido. Eso sí, en la televisión local se dice, mera publicidad, que los alumnos de la UAH tienen acceso a Internet desde cualquier punto del Campus. Inténtenlo y como no sea al pie de la ventana de algún departamento despistado, que olvidó poner contraseña al acceso inalámbrico...

Pero no pasa nada. Pueden dormir tranquilos los que, en breve plazo –ya se han encargado de enviar una abultada propaganda electoral-, deberán someterse a los comicios para renovar la cúpula académica. ¿Qué loco va a osar enfrentarse a la situación actual? Si quiere dejar las cosas como están, mejor que continúen los que las empezaron. Si quiere cambiar algo, aunque sea mínimo, deberá deshacer tantas cosas, que no habrá quien confíe en que lo consiga, por no contar con los que, con uñas y dientes, defenderán su parcelilla...

Nos informan de innumerables cambalaches. Uno de ellos, la posible cooperativa de viviendas, al amparo del ayuntamiento de Meco, ubicada en medio de la ZEPA de avutardas, que hasta consiguió desviar el trazado de la autopista de peaje R2. No pasa nada, algún experto en ecología, posiblemente de la propia Universidad de Alcalá, firmará el informe pertinente, en el que se demuestre que esa zona no tiene valor ecológico alguno. Hasta nos han hecho llegar los planos. ¿Será verdad? Si alguien conoce de primera mano tal posibilidad, le rogamos nos lo comunique para publicarlo. De todas formas, tanto da, nadie en la comunidad universitaria va a lamentarse por tales prácticas y, fuera de ella, mucho nos tememos que ni fu ni fa.

En definitiva, tendremos Zapatero y demás compaña hasta el 2010, por lo menos. Vayan haciendo acopio de paciencia y, por favor, no hagan comentarios de lo mal que va la UAH en la cafetería, pasillos o demás sitios de reunión no oficial. Si de verdad creen que la Universidad va bien, elogien como es debido a los responsables. Si creen todo lo contrario, denúncienlo a voz en grito o callen para siempre.

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¿Es conveniente la Energía Eólica?

Mark Duchamp

Holanda es la última en una larga serie de países Europeos que han tenido problemas con la energía eólica, y la primera que contemple terminar con el romance ¡ya!

Noticias desde Holanda:

5 de octubre 2005

El parlamento quiere poner fin a la construcción de nuevas plantas eólicas, porque la eólica no permite prescindir de las energías que supuestamente reemplazan. En efecto, los parques eólicos necesitan ser respaldados por energía convencional, por la falta de fiabilidad del viento.

Añaden: "tan sólo sirven para hacer subir el precio de la luz".

Sigue con otro 5 países que ya no están conformes con la eólica. Y concluye así:

Europa no está muy lejos de abandonar esta forma de energía que no cumple. Por eso, sus empresas de fabricación de aerogeneradores están buscando compradores ingenuos... en ultramar. México, Argentina, Australia y Nueva Zelanda están en el punto de mira de los vendedores de viento.

Como bien lo dijo el profesor americano Howard Hayden, la industria eólica está "looking for suckers" (buscando "suckers" encontramos que la palabra significa: gente que se deja engañar).

El artículo completo bien vale unos minutos de tiempo. Les abrirá los ojos.
www.iberica2000.org/Es/Articulo.asp?Id=2667 (07/11/05)
www.iberica2000.org/documents/EOLICA/PHOTOS (07/11/05)

También se producen catástrofes como las mostradas en las fotografías

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Va de doctores

José Antonio Martínez Pons

Quienes hemos pasado por el trance de hacer una tesis con mayor o menor –seamos sinceros, generalmente menor- calidad, sabemos que en eso de las tesis se pueden establecer muchas clasificaciones.

La más simple sería: buena, regular y mala con una categoría más, excelente, reservada para la propia.

Otra clasificación atendería a las circunstancias y una de ellas podría ser la que se hace gracias al director, o tutor como le llaman los más modernosos. Naturalmente hay grados, como en todo, y mientras hay tesis en las que el director vuelca todo su conocimiento y sabiduría, las hay en las cuales el director sólo anima, ayuda y corrige con inteligencia, que no es poco.

Un segundo tipo de tesis, siempre en esta clasificación, son aquellas que se hacen prescindiendo del director de tesis. Sí, aquellas en las cuales el director pone la firma, la añade a su currículo y poco más, ya sea porque está muy ocupado, ya porque no sabe una palabra del tema elegido por el doctorando y no le apetece ponerse al día, o por otra infinidad de circunstancias; pero al menos no pone pegas.

Luego vienen las otras, las que se hacen a pesar del director de tesis. No voy a entrar en la casuística de la situación, pero casos concretos todos los conocemos, quizás los hemos sufrido en nuestras carnes. Son estos directores un poco "perro del hortelano" o quizás discípulos de Paul Dukas, compositor francés que pensaba que sólo las obras maestras merecen ser dadas a conocer. Como obras maestras hay pocas y todo en esta vida es perfeccionable, pues eso, que la tesis no se lee nunca hasta que el doctorando da el golpe de estado, si le dejan, y tira por la calle de en medio o se busca otro tutor/director.

Evidentemente, la función representativa es continua y permite toda clase de variaciones y situaciones intermedias.

Otra posible clasificación sería la de tesis con trampa, o "tesis legales" como se dice ahora, que son las que el doctorando se "curra"..., dicho en Román paladino, puros y simples plagios. Fácil es traerse una tesis de una universidad, iba a decir extranjera, a veces no hace falta irse tan lejos, más o menos traducirla y ¡ale!, a ser doctor.

También es posible encontrar un negro que la escriba. No sé dónde, leí que, en los años en que don Pío Baroja escribía, había un señor en Madrid que se ganaba la vida escribiendo tesis, y todos conocemos casos de personajes que no se sabe con qué artes han pasado, en tres años, de modesto profesor licenciado de Instituto o de la antigua FP a doctor y titular de Universidad, ocupando además, en el ínterin, algún elevado cargo de responsabilidad en la empresa privada o pública, generalmente en esta última, léase pues, cargo en ministerio o asimilado.

Por supuesto hay otra posible clasificación: las tesis "sudoris causa" y las tesis "honoris causa". Las primeras, gracias al sudor propio o al ajeno, son aquellas en que el doctorando se hace los cursos, los aprueba o se los aprueban, escribe la tesis o se la escriben , paga las tasas o se las pagan sus papás, hace los tomos prescritos, encuadernados según el modo y forma que manda la sacrosanta alma mater universitaria, los cuales le cuestan una pequeña fortuna -pero hay que dar de comer al gremio de impresores, fotocopiadores y encuadernadores, aunque abusen-, la defiende públicamente, la mayoría de veces con carácter y brillantez incluso -los tramposos esto saben hacerlo muy bien, no en balde suelen ser unos "tíos/as" cara-, y al final le dan el Cum Laude y, al cabo del plazo pertinente, un hermoso diploma, incluso si la universidad es generosa, un escudo esmaltado. Ello le da derecho a lucir el birrete y la muceta, la toga y las puñetas en los actos académicos que lo requieran. (Mi pobre padre se murió con ganas de verme con semejante indumentaria y de saber de qué color era mi birrete, y mira que le dije que azul, pero fui tan mal hijo que no me gasté otra pequeña fortuna en alquilar las galas doctorales y hacerme la pertinente foto abrazado a mi director de tesis).

Las tesis honoris causa están, en principio, exentas del pago de tasas, gabelas y sinecuras propias de la Universidad y, también en principio, se conceden a aquellas personas que por sus conocimientos y obras merecen el honor de ser considerados maestros -eso quiere decir doctor-, por las generaciones presentes y venideras.

La idea es excelente y, de hecho, muchos doctorados honoris causa son merecidísimos. También, por supuesto, entra la corruptela, y el doctorado honoris causa, como tantos premios y dignidades, se utiliza, por ejemplo, para que determinados personajes o personajillos, con un cierto poder efímero, paguen con distinciones institucionales favores personales, contenten a ciertos grupos de presión o se apunten tantos políticamente correctos (de eso no se libra ni el premio Nobel). Uno ya tiene años y ha visto de todo. Es común en la concesión de este título que alguno de los promotores de la concesión le haga al Doctor una laudatio, en la que se exponen los méritos, más o menos exagerados, dependiendo del personaje. Naturalmente, hay casos en que la concesión de éste como de tantos otros galardones es más o menos contestada, sobre todo por quienes conocen de verdad los meritos y deméritos del interfecto.

Repito que se podrán discutir los meritos, pero siempre los hay, aunque algunos resulten incomprensibles, pongamos el ejemplo de un señor que (cito por orden más o menos cronológico):

Traiciona a su partido político, pasándose con armas y bagajes a un partido extremo que la da más poder. Al primero que traiciona es a su propio padre.
Por acción u omisión es responsable de la muerte de entre 8 000 y 10 000 de sus compatriotas.
Cuando las cosas vienen mal dadas, pone pies en polvorosa, pero se asegura un buen y cómodo refugio en un paraíso proletario.
Dirige, desde el otro lado de la frontera, a bandoleros y asesinos "defensores de la libertad" -él no arriesga un pelo-.
Vive a la sombra de Stalin y no es ajeno a centenares de muertes de sus propios correligionarios herejes.
Luce muy bien la peluca.
Sus aportaciones a la cultura nacional son tan importantes que la libra de pelmazos como Pedro Muñoz Seca o Ramiro de Maeztu.
Su magisterio es tan importante que sus discípulos aseguran merece el doctorado por librar a España de varios millares de fascistas.

Naturalmente, y en eso estamos de acuerdo, los promotores del galardón llamarían fascistas intolerantes, incluso terroristas, a quienes consideren que asesinar o dejar que se asesinen seres humanos no es algo muy malo. Y eso debería ser así bien sean fascistas, bien el crimen se cometa en nombre de la libertad o la solidaridad proletaria. Naturalmente, y en eso volvemos a estar de acuerdo, considerarían que promover la violencia o abandonar a los suyos no merece un doctorado universitario. Asimismo, los promotores del galardón protestarán como energúmenos cuando, por ejemplo, la Iglesia Católica conceda su doctorado particular, en forma de reconocimiento de martirio, a un pobre seminarista fusilado o una infeliz monja de clausura, arrancada de su convento, violada y asesinada por una panda de milicianos. Sin embargo, parece que, en el caso de nuestro ejemplo, los promotores del galardón han cortado un buen trozo de metraje de la película de la historia.

En fin, si mi doctorado equivale al que se ha ganado de semejante manera o al de quienes se lo han otorgado, lo siento, soy muy malo, pero que me digan donde se devuelve.

Obviamente, si alguien ha llegado hasta aquí, ya me habrá catalogado, como dije antes, de malo o de facha. Sin embargo, no me importa añadir una pregunta a título de mero ejemplo: ¿Qué habría sobrevenido si, a alguna Universidad se le hubiera ocurrido, a tenor de los méritos del tránsito de dictadura a democracia de forma pacífica, conceder un doctorado, ¡qué digo un doctorado, una mencioncilla universitaria! a Augusto Pinochet? Me temo que habría ardido hasta el césped del campus.

Así las gastan los ayatolas de la tolerancia, pues insignes representantes de los "integrismos" de todo tipo haberlos haylos, como las meigas, y en todas partes y todas épocas, expertos en ver pajas en ojo ajeno, cuando en el propio exhiben una viga, que ríanse ustedes de las utilizadas en las obras públicas modernas.

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Vivat Academia, revista del "Grupo de Reflexión de la Universidad de Alcalá" (GRUA).
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Última modificación: 22-11-2005