Seis chistes malos, seis, y el cuento de hadas más corto y de final más feliz que jamás hayan leído. Tacaño Un hombre tacaño sube a un taxi y, cuando llega a su destino, le dice el taxista: - Son diez euros. El hombre le da cinco y el taxista exclama: - ¡Oiga, le he dicho que son diez, no cinco! El hombre responde: - Sí, pero no me negará que hemos viajado los dos. Cosas de niños Tres niños estaban presumiendo de sus padres: - Mi padre es tan rápido que puede disparar una flecha, echar a correr y cogerla en el aire con la mano. - Eso no es nada, mi padre es tan rápido que puede disparar una bala, echar a correr y cogerla luego en el aire con los dientes. - ¡Bah!, eso no es nada. Mi padre es funcionario y, es tan rápido, que sale de su oficina a las tres de la tarde y está en casa a las dos y media. Tenía que ser hombre Le están haciendo una entrevista de trabajo a un tipo. - Bueno, su currículum es sorprendente. Aquí pone que usted habla inglés. - Sí, claro, fui a un colegio bilingüe... - Y también domina el francés. - Sí, es que mi madre es francesa. - Y habla perfectamente alemán. - Sí, mi padre nació en Munich. - ¡¿Y también conoce el italiano?! - Bueno, es que tuve una novia que vivía en Roma y yo iba los fines de semana a visitarla. - ¡¡¡Y también el portugués!!! - Es normal, en mi anterior trabajo me destacaron a Lisboa durante tres años. - Muy bien, muy bien..., queda usted contratado. Sólo una curiosidad. Conociendo tantas lenguas diferentes, ¿usted en qué piensa? - ¿Yo? En el sexo como todo el mundo. La sirvienta Aprovechando la ausencia de su esposa e hijos, que pasan un fin de semana en la playa, Don Luis se entretiene en insistirle a la nueva y muy bonita sirvienta para que le abra la puerta de su dormitorio. - Anda, María, abre la puerta que no te va a pasar nada malo. Sólo vamos a gozar mucho. - No, siñor, ¡tese quieto! - Mira, María, si abres te aumento el sueldo... - ¿Y, luego quí li dicimos a la patrona? - Pues nada, ella no tiene porque enterarse de nada. - Ta bueno, patrón, pero pase por dibajo di la puerta su cirtificado de que no tiene SIDA. Don Luis recuerda el chequeo médico que se acaba de practicar y le pasa hasta su acta de nacimiento, ante lo cual la sirvienta, por fin, cede y Don Luis se da el gustazo. Al rato ya calmado y disfrutando de un buen cigarro, le dice Don Luis a sirvienta: - Caramba, María, no sabes leer ni escribir, pero, ¡qué bien estás enterada de las cuestiones de salud! - Sí, patroncito, yo seré disnorante, mu disnorante, requetedisnorante, pero esto del SIDA ¡no me lo pegan dos veces! No es para menos Un papá judío, con la mejor de las intenciones, había enviado a su hijo al colegio más caro de la colectividad judía. Pero Samuel no daba pie con bola. Notas del primer mes: Estas espantosas calificaciones se repetían mes a mes, hasta que el papá de Samuel, ya cansado, le dijo: - Samuel, escúchame bien lo que te voy a decir, si el próximo mes tus calificaciones y tu comportamiento no mejoran, te voy a mandar a estudiar a un colegio católico. Al mes siguiente las notas de Samuel fueron una tragedia sólo comparable al hundimiento del Titanic y el padre cumplió su palabra. A través de un rabino cercano a la familia, se conectó con un obispo que le recomendó un buen colegio católico, al cual Samuel fue enviado. Notas del primer mes en el colegio católico: Segundo mes: El padre, sorprendido, preguntó a Samuel: - ¿Qué es lo que pasa, que te va tan bien en esta escuela? - No sé papá. Me presentaron a todos los compañeros y a todos los profesores, y luego, una tarde, fuimos al templo. Cuando entré, vi a un hombre crucificado, con clavos en las manos y en los pies, con cara de haber sufrido mucho y todo ensangrentado. Pregunté quién era, y un alumno de los cursos superiores me respondió: "Él era judío igual que tú". Entonces me dije: - ¡Ah carajo!, Samuelito, a estudiar, que aquí no se andan con bromas. BMW y guardia civil Un hombre en la cincuentena se compró un BMW y salió a probarlo a la autopista, a toda velocidad. Al instante vio por el retrovisor las luces azules de un patrullero de la Guardia Civil, siguiéndole. - "No hay forma de que me alcance con este coche" pensó. Y aceleró a fondo. Pero enseguida se dio cuenta del lío en que se estaba metiendo y paró en el arcén de la autovía. El guardia civil se acercó. No hizo ningún comentario. Tomó el permiso de conducir, la documentación del coche... Lo miró todo muy despacio. Dio una vuelta alrededor del BMW. Volvió a la ventanilla del conductor y dijo finalmente: - Mire amigo, hoy ha sido un día muy pesado. Es viernes y estoy a punto de terminar mi turno de servicio. No tengo ganas de papeleo, así que, si me da una buena excusa por su exceso de velocidad, una excusa que no haya oído nunca, le dejo marcharse de aquí ahora mismo... El hombre pensó unos segundos y respondió: - La verdad es que, la semana pasada, mi esposa se fugó de casa con un guardia civil y, al ver las luces he tenido miedo de que fuera usted y estuviera tratando de devolvérmela. - Buen fin de semana - dijo el guardia-. ¡Circule con precaución! El cuento de hadas más corto y hermoso escrito hasta hoy Había una vez un príncipe que le preguntó a una princesa: - ¿Te quieres casar conmigo? Y ella le respondió: - ¡¡¡NO!!! Y el príncipe vivió feliz muchos, pero que muchos años, yendo a pescar, a cazar y a jugar todos los días con sus amigos y tomaba mucha cerveza, se emborrachaba cuantas veces quería y tenia sexo con mujeres de la noche y se tiraba pedos cuando tenía ganas... FIN Sigfrido del Alce Volver al principio |
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