La utilización del llamado montaje peinado que ahorra tiempo de metraje.
Nueva escritura de las elipsis narrativas, que introducen, a la postre, maniáticamente
conceptos líricos (también narrativos) y visuales, que diseminan ideas; o, por el
contrario, éstas derivan en conceptos (para ello se sirve de la literatura, la pintura,
la filosofía, la publicidad y el cartelismo), cuyos resultados, posiblemente confusos,
pueden afectar a la adecuación trasgresora de las composiciones sonoras no diegéticas
con respecto al relato (último elemento artístico considerado por el movimiento
francés, sólo es utilizado al final de la producción, sin duda manipulado por el
director, siempre a su gusto, para buscar efectos rupturistas, eligiendo el jazz, por
ejemplo, negando la banda sonora polifónica).
Imposición de escenarios abiertos, que abaratan costes.
Improvisación de diálogos.
Iluminación con fuentes naturales propias, cuyos encuadres y movimientos de cámara
anulan el clasicismo formal (acudimos al famoso concepto de Truffaut: Mise Scene);
excelente trabajo, por otra parte, de Raoul Coutard.
Desarrollo de elementos narrativos, y de descripción contrapuestos que parecen chocar
entre sí, reutilizando los propios del cine negro (género favorito de la Nouvelle
Vague), asimilando todo tratamiento del cómic gracias a la parquedad de sus diálogos y
tratamiento de escenas (influencia de Gabé), por lo que incluyen su lenguaje y diseño
visual; sin olvidar un sutil acercamiento libre a la tradición literaria romántica
(Amour Fou), cuyo uso puede quedar disipado tan sólo a un suculento ejercicio de
sentimientos contrarios.