Opinión y Debate
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ISSN: 1575-2844

Revista Vivat Academia.

  Histórico. Año VIII

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Abril 2006. Nº 74

Contenido de esta sección:

Aerogeneradores en Galicia: Montes crucificados, paisaje arruinado, energía que no va (Xesús López Fernández)
Los títulos del Papa (José Carlos Navarro Muñoz)
El circunloquio del círculo (José Carlos Navarro Muñoz)
RECORTES DE PRENSA
Universitarios peculiares (Camilo José Cela Conde)
El palo de Kioto (Rubén Osuna)
A propósito del CNIC: La revolución pendiente de la ciencia española (José Canosa)

Aerogeneradores en Galicia: Montes crucificados, paisaje arruinado, energía que no va

Xesús López Fernández
www.iberica2000.org

A Galicia hace algún tiempo que ha llegado el escándalo de la nueva energía. Ahora ha cundido la voz de alarma: Porque parece que 2.400 molinos de viento instalados no sirven. La noticia dada en ese sentido fue después rectificada por la de que habría que revisarlos, mejorarlos, ponerles parches o sabe Dios qué. Pero algunos ya hicieron el gran negocio y con apenas capital, al vender sus concesiones.

Desde los primeros y anecdóticos molinos de viento que aparecieron en el paisaje gallego se dio en hablar de energía limpia, sin impacto, y sólo después de varios años de experiencia de la nueva energía se ha empezado a cuestionar este tipo de desarrollo. Se ha comenzado a hablar incluso de fracaso.

En Galicia deberán ser renovados, reparados o mejorados unos 2.400, en clara sintonía con el mensaje de los escépticos, que intuían que la "nueva" energía no iba, que detrás de todo el tinglado publicitario había un fondo de estafa... que cada día parece más evidente.

Es sabido el caso de Dinamarca, que ha optado por no autorizar nuevos parques eólicos. Y también la Xunta de Galicia asume que los mismos, traducidos en "montes crucificados", al proliferar en demasía afean excesivamente el paisaje...

El gobierno autónomo de Galicia quiere frenar la implantación de aerogeneradores que autorizó con demasiada alegría en zonas altas del territorio gallego y buscar puntos alternativos para la implantación de un nuevo modelo territorial, con el objetivo de mostrar un paisaje más atractivo, algo difícil de creer cuando todavía se muestran ávidos de acabar con la vegetación clímax del país, afanados en convertir todo lo que la vista contempla en eucaliptal puro y duro cuando no en urbanizaciones de costa, trasladando a esta tierra la maldición tan frecuente en el Levante español.

Ya digo, difícil de digerir la promesa de un nuevo modelo territorial o de que van a cuidar el litoral, que poco les importa. Seguro.

Y como aclaración de la confusión existente, de la ignorancia con que se gobierna creemos oportuno denunciar la instalación de aerogeneradores en las proximidades de Cabo Vilán..., espacio comprendido en la Red Natura y al que el número 1.495 de la revista Intervíu del 20.12.2004 dedicaba un artículo sobre posible corrupción, por haberse instalado en el mismo una granja de rodaballos, después de haber sido expoliados, engañados, los anteriores propietarios de algunos terrenos, vendidos en algún caso a razón de 1€ el metro cuadrado, extorsionados los anteriores dueños con la amenaza de posible expropiación.

Y para mayor vergüenza, el señor Fraga inauguró la tal granja, de capital extranjero, mostrando aquel espacio como la "nueva fachada marítima" de un entorno sagrado, perdida ya por este hombre la memoria histórica de nuestro patrimonio natural.

Creo oportuno también mencionar la noticia de La Voz de Galicia, (26.1.2005), en la que se habla del viaje a Europa de un vicepresidente de la Xunta, que es también conselleiro de Medio Ambiente. Claro, están preocupadas nuestras autoridades porque se ha puesto en evidencia la contaminación generada por las centrales térmicas, pero de la lectura de lo que trae La Voz se deduce que están más preocupadas, obsesionadas, por obtener más fondos de cohesión para la Red Natura. ¿Para qué? ¿Para cargarse Touriñán como ya han hecho con Cabo Vilán? ¿Para privatizar todavía más litoral? ¡Qué peligro representa esta gente que nos gobierna!.

Las comunidades de montes en mano común deben de tener a estas alturas de la película muchísima información sobre el esfuerzo privatizador de la Xunta para posibilitar la instalación de parques eólicos, después de tanto tiempo burladas...

Una vergüenza.

Porque con las concesiones otorgadas habrán puenteado, en más de una ocasión, la propiedad vecinal de la inmensa mayoría de los montes gallegos, algo que se ha mantenido como figura consuetudinaria desde el tiempo de los suevos.

Los propietarios burlados, expoliados, definen las actuaciones llevadas a cabo sin su consentimiento (instalación de molinos de viento o "virandelos", la actuación de las palas excavadoras o las repoblaciones forestales no convenientes) como otros "prestiges", como en el caso de una denuncia promovida por una señora de Muras ante la Unión Europea...

La denuncia de dicha señora se refería a la presunta ilegalidad de tres parques eólicos instalados en la sierra del Xistral, zona protegida por la Red Natura. La denuncia fue promovida después de diversos requerimientos sin resultado, ante la Xunta de Galicia, por existir en la zona tres hábitats de interés comunitario.

Como siempre, la Xunta manifestaba actuar de acuerdo con la ley. Sí, pero los accesos a dos de esos parques afectaron al nacimiento del río Eume, según pudo verificar el Seprona... E igualmente al río Landro.

Téngase presente que la denunciante acudió a la Unión Europea después de haber recurrido ante el Tribunal Superior de Justicia de Galicia contra la instalación de dichos parques, además de promover un proceso penal, incoado en Santiago por un presunto delito contra el medio ambiente.

Aún cuando parece que estamos lejos de tener conciencia clara del problema, de la picaresca que se esconde algunas veces tras la concesión de nuevos parques, parece que la cuestión está ya en un punto de no retorno con el ejemplo citado de Dinamarca, con su decisión de no promover nuevas "repoblaciones" de aerogeneradores, porque siendo el país que más rendimiento le ha sacado (el 15% de su energía es de origen eólico), no han sido capaces de frenar la emisión de CO2.

Está cuestionada, pues, la energía producida por el viento. Y las acusaciones que se lanzan desde diversos colectivos y países parecen justificadas. En Valencia denuncian ahora la instalación de 2.700 turbinas que sólo van a crear un puñado de puestos de trabajo duraderos, además de costar una fortuna en subvenciones, duplicar la factura de la luz y no servir para nada.

Noticia de LEVANTE (El Mercantil Valenciano), fechada en Cocentaina el 6.1.2005, daba cuenta de la protesta que está llevando a cabo la coordinadora del Plan Eólico, que había solicitado entrevista a Narbona con el fin de evitar la instalación de aerogeneradores en el Comtat.

También se han dirigido a los alcaldes de la zona, a los que han pedido denieguen nuevas instalaciones y recordado que son ellos los que tienen más autoridad moral para impedir que progrese el destrozo ambiental que la excesiva proliferación de aerogeneradores implicaría. En cuanto a la mortandad de aves, es especialmente grave la falsificación de informes que se denuncia en Navarra.

Y siguen los velencianos: aquí estamos machacando el paisaje, desertizando el país y acabando con el turismo rural, además de matar aves y enloquecer a los vecinos cercanos a los parques; degradando la calidad de vida de las gentes para producir menos energía que una sola planta moderna de ciclo combinado de gas, sin subvenciones ni costes escondidos, que de todas formas habrá que construir o mantener vivas las existentes como reservas activas para los días sin viento.

Tema largo. Los curiosos pueden consultar en la "red" y en los trabajos de Mark Duchamp, una autoridad mundial en la materia que hace mención a otras fuentes de energía más limpias que la eólica y más pensadas hacia el desarrollo sostenible: energías geotérmicas, hidrógeno, solar, olas y mareas, y otras.

Alguno de los trabajos consultados para esta corta aproximación al tema están ilustrados con fotografías de aves muertas, cortadas o desgarradas por los aerogeneradores. Para las águilas, pigargos (áquilas marinas), buites, ánades y tantas otras especies Mark Duchamp intuye que nuestros nietos solamente podrán verlas únicamente fuera de su medio, en zoológicos.

Y el autor pone en evidencia el contrasentido que se da en la Gran Bretaña, donde está prohibido cazar áquilas, al otorgar licencias para instalaciones de aerogeneradores, lo que implica una autorización para matarlas aunque esté prohibido por ley...

Una contradicción del poder, que muchas veces no alcanza a ver hasta que los ecologistas denuncian. O que lo hace una señora en Muras, Lugo, que al parecer sabe, como otras mujeres, que estas denuncias tienen que acabar en la Unión Europea.

Duchamp se pregunta, de todas formas, para qué valen las leyes y directivas europeas, o a quién le va a gustar vivir sumergido en un gran polígono industrial, además de que, con el frenesí demostrado hacia la energía eólica, estamos frenando el posible desarrollo de otras energías.

Y los montes, como ya sabemos, cada vez más crucificados.

El negocio escandaloso de los aerogeneradores continúa a día de hoy. Sin duda habría que revisar el trabajo y enriquecerlo con noticias de actuaciones y decisiones políticas que se han ido produciendo desde su redacción.

Añado, si acaso, tres noticias de esta misma fecha. La primera ha sido publicada en La Opinión, de La Coruña:

la Xunta deberá aclarar las concesiones otorgadas a la familia del señor Francisco Vázquez, ex-alcalde de la ciudad y ahora embajador ante la Santa Sede, presuntamente implicado, también, en ciertas tramas urbanísticas.

Las segunda y tercera aportaciones son nuevas recogidas de La Voz de Galicia de esta fecha y se refieren a: paralización de minihidráulicas y molinos de viento , lo que parece una noticia esperanzadora, y la noticia sobre la adjudicación de 80 nuevos parques eólicos, que parece ampliar el feísmo paisajístico, la geografía del horror, como se evidencia por medio de la foto que acompaña a la noticia. Pero en el origen del horror ha habido tráfico de influencias, presuntas corrupciones políticoempresariales, como las que La Opinion, de la Coruña, nos brinda con fecha 23.2.2006 en relación con la cesión de derechos eólicos de Endesa a empresas del cuñado del Director Xeral de Urbanismo, periódico al que no conviene perder la pista porque es el que, de momento, está ofreciendo más información comprometida. Comprometidos con la información, como parecen estar, puesto que han sido los que han informado más puntualmente del presunto tráfico de influencias existente en el entorno Paco Vázquez, una de las posibles razones de su ascenso a embajador español en El Vaticano.

Y con fecha 24.2.2006 vuelve la Opinión de La Coruña a ofrecernos nueva noticia sobre el escándalo de las eólicas, sobre el pasteleo de las influencias y corrupciones, para con fecha 25.2.2006 sacar a la luz un nuevo escándalo, la cesión de un parque eólico por un concello del PP, el de Ourol, al señor Fontenla, jefe de la patronal gallega, cuya relación con Paco Vázquez tuvo éste buen cuidado de ocultar ante el Senado. Ya solo falta que se concreten ante la Justicia algunas acusaciones, y que la Justicia, como en Canarias, funcione, como se deduce de la información dada por La Voz de Galicia con fecha 2.02.2006 .

Con fecha 4.3.2006, diversos medios informan de que el Fiscal ha solicitado a la Xunta información sobre las licencias energéticas otorgadas por la Xunta del PP. ¿Estaremos ante una actuación relevante, con un fiscal que ejerza como verdadero defensor del ciudadano, o será una actuación más a diluir con el tiempo?

La Voz de Galicia del 5.3.2006 aclara lo que al comienzo del trabajo denominábamos como "fondo de estafa", porque la energía eólica instalada podría quintuplicarse a día de hoy con la renovación de las instalaciones.Y también La Opinión de la misma fecha incide sobre el tema, claros y contundentes, según la noticia, los argumentos presentados por el conselleiro de Industria en el Parlamento de Galicia. Tibio el PSOE y defensores a ultranza de Paco Vázquez las gentes del PP. ¿Qué está pasando que aparecen como maridados PP y PSOE, el núcleo duro del sistema de influencias? Y el 6.3.2006 es nuevamente La Opinión de La Coruña la que informa de la ignorancia del alcalde de Ourol en relación con el negocio del aire de la familia del ex-alcalde coruñés, a la que pertenece el parque eólico asentado en montes con memoria histórica de bandidos (Manuel Casanova, Luís Trigo) que allí se guarecían.

La Voz de Galicia últimas noticias del 7.3.2006. Dice de que el Fiscal todavía no ha recibido el informe de la Xunta sobre las concesiones, en las que se supone existe información privilegiada, trato de favor o, simplemente, corrupción.

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Los títulos del Papa

José Carlos Navarro Muñoz. Mérida (Badajoz).

En un acto de ecumenismo, el Papa Benedicto XVI renunció recientemente al título de "Patriarca de Occidente", de los nueve ostentados. Sus titulos son: Sucesor del Príncipe de los Apóstoles, Sumo Pontífice de la Iglesia Universal, Obispo de Roma, Vicario de Jesús en la Tierra, , Primado de Italia, Arzobispo Metropolitano de la Provincia Romana, Soberano de la Ciudad del Vaticano y Siervo de los Siervos de Dios. 

Coloquialmente muchos católicos denominamos al Papa como Santo Padre o Su Santidad el Papa, a pesar de no poder obtenerse la santidad en la Tierra. Incluso con pegadizo acento italiano, nuestra popular embajadora vaticana Paloma Gomez Borrero, en las exequias de Juan Pablo II lo llamaba "Papa Santo". Lo que nunca había escuchado desde el extrarradio del mundo de la Iglesia, es llamar a un Papa como Santo Papa, como lo hizo la vicepresidenta del Gobierno para denominarlo con motivo del nombramiento cardenalicio de Monseñor Antonio Cañizares. Menos aún que una designación para tan pastoral tarea evangelizadora, sea celebrada con un brindis con champán. Lo último una frivolidad, lo primero desconocimiento. La interpretación de todo, la creencia que el halago suponga, durante el Encuentro de las Familias en Valencia, la ansiada fotografía de Benedicto XVI con el actual inquilino monclovita. El mismo día que el Consejo de ministros aprueba de facto la clonación humana.

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El circunloquio del círculo

José Carlos Navarro Muñoz. Mérida (Badajoz).

Si todos los caminos llevan a Roma, los datos objetivos, cuando se tienen todos, conducen al magma básico del fin último. En la gobernanza española actual existen datos muy claros. Dejando aparte la clara reingeniería social neoengeliana, el pacto del Tinell y Perpiñán marcan el antes y el después. El primero arrincona al PP del Pacto por las libertades y el terrorismo. El segundo marca el inicio de los contactos y negociaciones del Gobierno con Batasuna-Eta, confirmados después de haberse negado por el ejecutivo en infinidad de ocasiones. Cuando el estatuto catalán estando en dique seco, asemejando el llamado tripartito más uno (tetrapartito) a una jaula de grillos del amor-desamor, el presidente del Gobierno lo recupera, potencia y lo deja listo para su aprobación parlamentaria. La Opa energética del Tinell es un proyecto gubernamental con alta factura de España a la Unión Europea, donde el entorno Caixa pide árnica y retirada sin que Montilla-Rodríguez les dejen. Todo esto y más desde el 11-M y sus agujeros negros hasta la declaración etarra de la Tregua permanente.

Si se necesita la convalidación fotográfica del apretón de manos de los dos mayoritarios partidos, algo no encaja en el habitual rodillo. Desde marzo del 2.004 a marzo del 2.006 se presenta el circunloquio del círculo, para decir muchos hechos objetivos con sus previsibles consecuencias y siempre estar en el mismo sitio. Sólo los hechos debidamente conexos podrían explicar la fortaleza del mundo Batasuna-Eta, que insinúan en atrevidas mentes a pensar que algo saben que el ejecutivo quiere que no se sepa. Esa malévola interpretación, llamado alto chantaje político, supliría la otra violencia extorsionadora a los empresarios y las extremas de sobra conocidas. Sólo el tiempo y los medios preocupados por encontrar la verdad, disolverán el circunloquio para obtener el oxímoron de la cuadratura de ese círculo, hasta ahora desconocido.

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RECORTES DE PRENSA

Universitarios peculiares (Camilo José Cela Conde)
El palo de Kioto (Rubén Osuna)
A propósito del CNIC: La revolución pendiente de la ciencia española (José Canosa)

Universitarios peculiares

Camilo José Cela Conde

Publicado en Diario de Mallorca 10-03-06

El informe acerca de la enseñanza universitaria publicado hace poco por el Instituto Nacional de Estadística pone de manifiesto que en nuestro país los estudiantes no abundan y, para más inri, buena parte de ellos abandona antes de terminar la carrera. Nada nuevo bajo el sol. Desde que entré en universidad como profesor, hace ya nada menos que 31 años, raro es el año académico en el que los miembros del claustro de cualquier universidad -con su rectorado al frente- no lamentan tal situación. La razón de tales anomalías suele asociarse, en las universidades de territorios ricos al menos, al mercado de trabajo, que da oportunidades para ganar un dinero tentador desde muy joven. Ya estamos en que se trata de pan para hoy y hambre para mañana, porque huir de las aulas hipoteca en buena medida el futuro profesional. Pero además de la explicación inmediata, tengo para mí que existen otras razones para el desaguisado. Y nos afectan a nosotros, los profesores.

Los hay que viven en su torre de marfil (perdón: de barro), seguros de que lo que hacen debe ser aplaudido, bendecido y financiado por el hecho simple de que a ellos les gusta y conviene. La parte más curiosa de ese colectivo es la de quienes, encima, se autocomplacen sin necesidad de publicar en revistas y editoriales de prestigio, ni ser llamados a dar conferencias en ninguna universidad seria, ni gozar siquiera de fama local de ser eso que se llama "un buen profesor". Pues bien, los planes estratégicos de las universidades y los esfuerzos en ocasiones modélicos de sus gestores no parecen servir para desprenderse de tal rémora. Entre la fórmula nefasta del funcionariado -que impide echar hasta al más inútil- y el sistema absurdo de las elecciones para llegar a los cargos directivos -que obliga a no enfadar a nadie, por cerril que éste sea- se llega a la situación de ahora. Es verdad que buena parte del profesorado hace mucho más de lo que le exigen las normas. Pero tal circunstancia no hace sino agravar la rémora del peso muerto.

Ahora que hay que definir los nuevos estudios de grado y postgrado lo lógico -lo que se haría en cualquier universidad de prestigio, ya fuese pública o privada, en lugares como los Estados Unidos, Alemania o el Reino Unido- sería definir las necesidades tanto docentes como investigadoras, tarea que, por cierto, le compete a la sociedad y no a la universidad, y obrar luego en consecuencia. Apartar a los funcionarios que por las razones que sean no corresponden al modelo universitario deseado, cerrar los estudios que no llegan al mínimo de calidad o interés exigible y emplear el dinero disponible en tener una universidad digna de tal nombre en la que primen los criterios de excelencia y no los de compadreo. En algunas instituciones, como la Universidad Autónoma de Barcelona, han emprendido esa vía tan difícil como imprescindible. En otras, la simple mención de un propósito así provoca el escándalo.

Decir lo que antecede me llevará a enemistarme, una vez más, con algunos a quienes debo llamar, por aquello de la educación, compañeros. Pero a mí me quedan dos telediarios para jubilarme y la gran mayoría de los universitarios actuales tienen, por contra, toda su vida académica por conquistar. Los mejores huirán, como los propios estudiantes , si las cosas no cambian. Pero ¿quién le pone el cascabel al gato? Tal vez debamos hacerlo quienes, por la mucha edad, no nos jugamos apenas nada en ese envite amargo.

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El palo de Kioto

Rubén Osuna

Publicado en "libertad digital" (23-02-05)

El Protocolo de Kioto ha entrado en vigor sin apenas debate público. Y ello a pesar de las importantes implicaciones para la economía española y mundial y a que su base científica no está en absoluto clara. Dos recientes estudios, uno de la revista Science y otro de la Technology Review del MIT muestran que el argumento de Kyoto, el gráfico del palo de hockey, carece del fundamiento científico que se le otorgó en su momento.

Estos días se vuelve, una vez más, al tema del protocolo de Kyoto, un tratado internacional que obliga a los países firmantes a limitar el crecimiento de sus emisiones de gases a la atmósfera, pues se dice que dichas emisiones son la causa de un calentamiento súbito de la atmósfera de la Tierra, lo que a su vez estaría detrás del caos climático observado. La verdad es que demostrar que existe una relación de causalidad entre una variable y otra es cosa no es cosa fácil, y eso incluso en entornos poco complejos y controlables. Pero lo realmente sorprendente es que el llamado "calentamiento global", está lejos de ser una evidencia. 

El famoso análisis que sirve de base a este mito fue publicado por Mann, Bradley y Hughes en dos artículos de 1998 y 1999 aparecidos en Nature y Geophysical Research Letters respectivamente. En él se presentaba un gráfico sorprendente con las temperaturas de los últimos 1.000 años, que mostraban un comportamiento estable hasta los últimos 100 años de la serie (desde 1900 a esta parte), momento en el que las temperaturas empezaban a crecer a una tasa exponencial. Ese gráfico ha dado la vuelta al mundo como el "palo de hockey". Dos estudios posteriores han demostrado que el análisis de Mann, Bradley and Hughes es básicamente erróneo, pues no consigue probar la hipótesis de un cambio de tendencia reciente en la evolución de las temperaturas del planeta.

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La revista Science publica en 2004 un estudio de Von Storch, Zorita, Jones, Dimitriev, González-Rouco y Tett en el que se critica duramente el método de Mann, Bradley y Hughes (véase el reciente artículo-denuncia en Der Spiegel de Von Storch y Stehr). Es obvio que nadie tiene registros detallados de temperatura de multitud de lugares en el planeta que daten de 1000 años atrás. Sólo se disponen de registros abundantes para los últimos 100. ¿De dónde sacan entonces Mann, Bradley y Hughes los datos de los 900 años anteriores? Lo que hacen es seleccionar unas variables proxies que suponemos tienen una estrecha relación con las variables que queremos reconstruir porque no observamos (las temperaturas), como pueden ser las derivadas del análisis de los anillos de los árboles, de las capas de hielo en los glaciares o del coral en el litoral. Para los últimos 100 años tenemos las dos cosas, variables proxy y registros reales y detallados de temperatura, por lo que podemos ajustar un modelo matemático que relacione unas y otras. Una vez obtenido el modelo, lo aplicamos a los 900 años anteriores para los que tenemos sólo las variables proxy, y obtenemos una predicción (valga la palabra) de lo que fueron las temperaturas del pasado. Lo que Von Storch demuestra es que el famoso "palo de hockey" se debe al modelo empleado, pues aplicando otros modelos igualmente válidos para los últimos 100 años obtenemos resultados radicalmente distintos para los 900 años anteriores.

El profesor de física de la Universidad de Berkeley Richard Muller se hace eco en un artículo publicado en el Technology Review del MIT de un estudio de dos investigadores canadienses, Stephen McIntyre y Ross McKitrick, que la revista Nature acabó rechazando de forma un tanto extraña. El análisis de McIntyre y McKitrick es otra crítica más a la base del mito. Ellos demuestran que el famoso "palo de hockey" puede obtenerse a partir del modelo empleado por Mann, Bradley y Hughes no aplicando las variables proxy para reconstruir el pasado ¡sino con una serie de datos generados de forma aleatoria! Es decir, el modelo matemático de Mann, Bradley y Hughes nos lleva al famoso "palo de hockey" con cualquier serie de datos que se utilice.

Las dos críticas son más que suficientes para destruir cualquier confianza en la prueba de una hipótesis. En resumen, el célebre calentamiento de la Tierra no es más que un cuento. No podemos saber si la Tierra se está calentando o no en los últimos 100 años con respecto a los 900 anteriores. Mann, Bradley y Hughes proyectan hacia el pasado el comportamiento observado en los últimos 100 años, pero eso es un error colosal. Los ciclos del pasado, como la era cálida medieval (del año 800 a 1300) o la pequeña edad del hielo (de 1300 a 1900), y la variabilidad de temperaturas que estos habrían proporcionado, quedarían ‘tapados’ por la proyección hacia atrás de la tendencia lineal que hemos observado los últimos 100 años. En resumen, la muestra de datos a partir de la cual obtenemos conclusiones es muy pequeña y está sesgada, y el método empleado para tratar con ella está orientado a demostrar una hipótesis independientemente de lo que puedan o no decir los datos.

Las creencias acerca del clima poco tienen que ver con lo que podemos saber gracias a la ciencia, en parte porque sabemos poco. El clima es caótico y puede estar relacionado con las temperaturas (y otras muchas variables) de una forma que no conocemos bien. Las temperaturas pueden estar sometidas a ciclos de longitud variable que se superponen. Entre los años 40 y 70 del siglo XX se pensaba que, curiosamente, el planeta se estaba enfriando. Estas oscilaciones, de ser ciertas, podrían ser un ciclo corto dentro de una onda mucho más larga que no podemos identificar porque no tenemos datos suficientes sobre lo que ocurrió en el pasado más remoto. En una palabra, no sabemos qué pasa con las temperaturas, y mucho menos de qué dependen, y mucho menos todavía cuál es su relación con el comportamiento del clima en las distintas partes del planeta. Como decía Ludwig Wittgenstein, de lo que no puede uno hablar, mejor callar.

¿Qué hay detrás de toda esta histeria en torno al calentamiento del planeta? Es un fenómeno muy conocido ya, y que se repite bajo distintas formas una y otra vez. Hay quienes necesitan creer en algo, y hay quienes hacen su agosto aprovechándose de los primeros. Una tropa de ingenuos y cínicos organizada en torno a una consigna que recuerda mucho a la famosa tasa descendente de beneficios que conducirá inevitablemente al derrumbe del capitalismo, un sistema perverso condenado a morir tras una larga agonía que pedía a gritos la eutanasia activa. El guión se repite casi idéntico ahora, sólo que utilizando el ecologismo y la pseudociencia como palanca (o palo, si lo prefieren). El nuevo mito es una temperatura ascendente, causada también por el capitalismo, que explica todos los males del planeta, desde el granizo en Utah al maremoto en Madagascar. Destapar la mentira no sirve de nada, pues una mentira repetida mil veces se convierte en verdad. Ni las críticas racionales al mito del palo de hockey ni las denuncias de Bjorn Lomborg en su libro El ecologista escéptico, parecen poder nada, como se lamenta con razón Philip Stott o nuestro compañero José Carlos Rodríguez desde estas mismas páginas. El palo de hockey busca las costillas del capitalismo. Para eso está.

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A propósito del CNIC
La revolución pendiente de la ciencia española

José Canosa

Libertad digital. Suplementos 21 de marzo de 2006.

Las recientes iniciativas del Gobierno central y de trece grandes empresas españolas para la puesta en marcha del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) revelan desconocimiento de cómo funciona la ciencia. La ciencia florece en instituciones en las que se ha creado un entorno de excelencia a lo largo de décadas o siglos. Una vez establecido, este entorno es independiente de cualquier individuo y produce resultados de forma ineluctable. Dicho entorno requiere un marco institucional estable de características bien definidas.

Una institución de excelencia tiene que ser independiente del poder político y debe ser establecida a perpetuidad, con la ambición de que dure hasta el fin de la civilización. El pilar básico es el Consejo de Gobierno (Patronato), que ha de tener poder y control absolutos sobre la institución. Si ésta es pública, la Administración responsable debe nombrar a dedo a los miembros del Patronato, para mandatos de duración fija superior al mandato de la Administración. El número de miembros natos del Patronato (es decir, los cargos políticos) debe ser mínimo, no superior al 25%. Debido a la atrición natural, los miembros del Patronato son renovados escalonadamente por las Administraciones sucesivas, de forma que ninguna de ellas puede imponer su Patronato. Este sistema de gobierno debe ser establecido por una ley con una amplia mayoría (por ejemplo, de dos tercios), es decir, con el consenso de los principales partidos.

Una vez establecido el Patronato, éste nombra, por mayoría simple, al presidente, rector o director de la institución por un período indefinido, aunque puede ser destituido en cualquier momento si pierde la confianza de la mayoría del Patronato.

El Patronato establece asimismo la política de personal. Cuando se trata de crear una nueva institución como el CNIC, la elección del primer director es crucial, puesto que idealmente debería liderar la institución durante décadas para marcar el rumbo inicial y establecer las primeras tradiciones.

¿Qué nos enseña la historia sobre la creación de grandes instituciones científicas de prestigio mundial y sobre el nombramiento de sus primeros directores?

– David Jordan, un zoólogo marino de 40 años, fue nombrado primer presidente de Stanford y lideró la universidad durante 22 años, desde su fundación en 1891. Hoy es la tercera universidad investigadora de Estados Unidos, después de Harvard y el MIT.

– William Harper, investigador de estudios bíblicos y lenguas clásicas de 36 años, fue nombrado en 1891 primer presidente de la Universidad de Chicago por la Junta de Gobierno y lideró la universidad durante 15 años, hasta su muerte (1906). Hoy Chicago ocupa el puesto 22 entre las mejores universidades investigadoras de Estados Unidos.

– Simon Flexner, catedrático de patología de la Universidad de Pennsylvania de 38 años, fue nombrado en 1901 primer director del Instituto Rockefeller de Investigación Médica (hoy Universidad Rockefeller). Estuvo 34 años al frente del Instituto, hasta su retiro (1935). Esta institución ha producido hasta el presente 23 premios Nobel de Medicina.

Lo interesante de la fundación de estas instituciones es que sus impulsores y benefactores, Rockefeller (Chicago e Instituto Rockefeller) y Stanford (Universidad de Stanford), eran hombres de su época sin estudios universitarios y casi nula cultura académica. Sin embargo, como emprendedores de éxito, eran jueces agudos de la naturaleza humana y supieron rodearse de los asesores adecuados para crear "instituciones que perdurasen tanto como la civilización" (del discurso inaugural de Jordan en la apertura del primer curso de Stanford, en 1891).

 

¿Cuál es la historia del CNIC? Creado en 1999 por iniciativa del Ministerio de Sanidad, se convierte en breve en una sucesión de iniciativas y decisiones coyunturales, llevadas a cabo por sucesivos jefes de Gobierno y ministras, en que los aspectos institucionales básicos, como la constitución del Patronato y sus funciones, apenas se han mencionado.

Hasta ahora ha sido la ministra de turno la que ha llevado la voz cantante y tomado las decisiones importantes. Al cabo de cinco años, lo único claro es que el pasado septiembre se inauguró un edificio suntuoso de 60 millones de euros, y que en el verano de 2005 había cinco empresas que iban a colaborar en el proyecto y ahora hay trece. Éstas han constituido un "Patronato pro CNIC" (¡no confundir con el Patronato CNIC!).

La consecuencia directa de esta inestabilidad es que hoy el Patronato de la Fundación CNIC aún no está constituido, ya que "la composición del Patronato, órgano de gestión de la Fundación CNIC, se modificará en un futuro para dar entrada a representantes de la Fundación Pro CNIC" (nota de prensa de Sanidad, 15 de diciembre de 2005). La ministra de Sanidad y Consumo es la presidenta del Patronato.

O sea que, antes de los cimientos, ya han construido la casa. Se ha nombrado a seis miembros de un Comité Científico Asesor del CNIC y a su presidente, Valentín Fuster, un cardiólogo del máximo prestigio mundial del Hospital Monte Sinaí de Nueva York, un hospital privado no universitario. Pero no se prevé el nombramiento de un director científico ejecutivo del CNIC, ya que éste es un puesto reservado para Fuster, que se incorporará a tiempo completo en 2009, una vez cumplidos los 65 años. Entretanto, a sus 62 años, trabajará ocho días al mes en Madrid, y la responsabilidad de la dirección ejecutiva será desempeñada por un "subdirector científico".

Los responsables del CNIC confían en que la garantía de que todo irá bien es haber "puesto al frente" del centro a una figura mundial de la cardiología como Valentín Fuster. El fracaso de la experiencia habida con el anterior "consultor ejecutivo" del CNIC, Salvador Moncada, también una figura mundial de la biomedicina de 62 años, no ha servido de lección. Las figuras mundiales de la ciencia son también seres humanos, interesados en asegurarse un retiro dorado.

El grado de compromiso de Fuster con el CNIC se refleja en el hecho de que el CNIC ha acordado transferir 5 millones de euros para financiar los Valentín Fuster Laboratories, una nueva unidad de investigación que será establecida en el Monte Sinaí de Nueva York: el plan Marshall al revés (nota de prensa del Monte Sinaí, 30 de enero de 2006). Tanto el Gobierno como las empresas privadas que apoyan el CNIC muestran un alto grado de papanatismo si piensan que pueden sacar algo útil de esta serie continuada de disparates.

Por primera vez en España, los gobiernos han mostrado su voluntad de lograr el progreso científico poniendo en juego medios económicos considerables, lo cual es muy encomiable. Desafortunadamente, el lobby científico español, con su campaña machacona de que el problema fundamental es el dinero, ha convencido al Gobierno de ello. Y la solución alcanzada, edificio y figura estrella de edad avanzada con control ejecutivo y proponente de un costoso e inútil puente aéreo Nueva York-Madrid, está abocada al fracaso.

Como la historia nos enseña, la solución es crear una institución independiente con un Patronato que se perpetúe a sí mismo, regulado por ley y no por una ministra. Este Patronato debe elegir a un director científico ejecutivo, asesorado por un comité de científicos del máximo prestigio. El Gobierno y las empresas deben limitarse al control de la financiación.

¿Cuál es el perfil adecuado del director del CNIC? La condición necesaria mínima es que sea un médico brillante y español de unos 40 años de edad que se incorpore a tiempo completo. Sería deseable que el candidato hubiera logrado un prestigio sólido trabajando en una institución de primera línea en alguno de los países "globalizados" (no burocráticos), como Estados Unidos, Inglaterra o Suiza.

Idealmente, debería ser una persona como Simon Flexner, que creó de la nada una de las instituciones médicas del mayor prestigio mundial y que combinó en su persona una capacidad científica brillante y un genio organizador y del liderazgo. O un Valentín Fuster de 37 años, como el que fue contratado como jefe de cardiología del Monte Sinaí en 1981.

Summers, presidente de Harvard, ha vetado recientemente el nombramiento de dos candidatos ilustres a cátedra: un catedrático de Stanford y un otro catedrático de Cambridge (Inglaterra), ambos de 54 años, a pesar de que tenían el apoyo unánime de sus futuros departamentos y las recomendaciones de los profesores evaluadores externos. Summers quiere ponderar más la promesa o proyección de futuro de un candidato que sus logros pasados. Más crudamente, Summers no quiere "volcanes extintos", estrellas académicas que han dejado atrás el cenit de la creatividad.

Tenemos el dinero, tenemos el talento científico y la voluntad política y empresarial: creemos una institución de excelencia.

José Canosa, doctor en Física Aplicada por la Universidad de Harvard y ex investigador en el Centro Científico de IBM en Palo Alto.

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Última modificación: 20-04-2006