José O. Colón Ruiz
Androide y yo habíamos comprado un APC BACK UP para proteger la
información programada en su sistema y la computadora. Era viernes por la tarde, antes de
Navidad. Las tiendas estaban muy concurridas y los bullicios nos molestaban.
Un hombre joven había robado unos pantalones en unos grandes almacenes y salió
corriendo. Un guardia de seguridad y unos empleados de la tienda salieron corriendo tras
él...Uno de ellos llevaba un teléfono celular y llamó para pedir ayuda. Androide I me
dijo:
- ¡Oiga!, qué adelantados están esos teléfonos.
- Buen amigo, ya pronto las personas podrán verse cuando hablan.
- ¡Cuénteme, Amo, cuénteme!
- Bueno, todo empezó con unos experimentos de un inventor, allá por el
1873...
- ¿Quién fue ese gran hombre y cómo lo hizo?
- Alexander Graham Bell...
- ¡Cuénteme! ¡Cuénteme!
- Ya en el año 1873, Bell había intentado enviar algunos mensajes a
través de un hilo conductor, porque creía posible recoger y trasmitir todos los sonidos
de la voz humana.
- Interesante, Amo.
- El día 2 de junio de 1875, el inventor estaba en un extremo del hilo y
Watson, su compañero del experimento, trabajaba en las lengüetas del otro extremo del
hilo conductor. El ayudante, observó que una lengüeta se había quedado adherida al
imán. La desprendió y la lámina emitió un sonido brusco.
- ¡Vaya que mucho han ayudado los accidentes en las invenciones!
- Sí, buen amigo, pero han requerido mucho trabajo y esfuerzo. Déjame
explicarte. Bell llegó rápidamente y le pidió que no tocara nada y repitieron la
operación durante una hora y al otro día se trasmitió el sonido de la voz humana.
- ¡Eureka, todos esos experimentos hacen que yo pueda existir!
- Y mucho más. Ya viajamos a la Luna, buen Amigo.
- Yo vine de la base Espacial Internacional, que todavía están
ensamblando...
- ¡Pero, Androide, déjame terminar ! El asunto es que continuaron
trabajando hasta que pudieron transmitir la primera frase inteligible. Después del
invento vino la difusión y, luego, la comercialización hasta nuestros días...
- Ya la gente no puede vivir sin ellos, Amo.
Cuando salíamos en nuestra "van", pudimos ver que ya habían arrestado al
joven delincuente.
Aquel día, Androide hizo muestra de sus habilidades, ayudándome a instalar la
batería que nos serviría de protección de nuestro equipo de computadora y del propio
Androide.
Marilina Ross
No... permanecer y transcurrir
no es perdurar, no es existir
ni honrar la vida.
Hay tantas maneras de no ser
tanta conciencia sin saber,
adormecida.
Merecer la vida no es callar
y consentir, tantas injusticias repetidas.
Es una virtud, es dignidad
y es la actitud de identidad
más definida.
Eso de durar y transcurrir
no nos da derecho a presumir
porque no es lo mismo que vivir...
honrar la vida.
No... permanecer y transcurrir
no siempre quiere sugerir
honrar la vida.
Hay tanta pequeña vanidad
y nuestra tonta humanidad
enceguecida.
Merecer la vida es erguirse
vertical, más allá del mal
de las caídas.
Es igual que darle a la verdad
y a nuestra propia libertad
la bienvenida.
Eso de durar y transcurrir
no nos da derecho a presumir
porque no es lo mismo que vivir...
honrar la vida.