Editorial
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ISSN: 1575-2844

Revista Vivat Academia

 Histórico. Año IX

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Abril 2007. Nº 84

LAS FRASES DEL MES:

Una ramera puede mandar en una camarilla, la camarilla en un consejo y el consejo en un senado.

Jonathan Swift

No hay mayor dolor que recordar los tiempos felices desde la miseria.

Dante Alighieri

La demofarsa o democracia a la española

En tierras extremeñas, entrando en Zafra, se puede ver una pintada: "¡Basta ya de demofarsa!" Uno no puede leerla sin sentir la cruda realidad de la política española, una auténtica farsa, o peor aún, una democracia dictatorial o una dictadura democrática, tanto da.

Antecedente primero. Era de suponer, los españoles, faltos de una educación y práctica democráticas de muchos siglos de tradición, han hecho del preciado sistema de gobierno un sayo a su medida. Cada uno entiende el concepto según le va en la vida o según le conviene en cada momento o circunstancia.

Antecedente segundo. El efecto pendular es una constante de nuestra historia. Es bien conocido, cuando un péndulo se pone en movimiento, sólo alcanza la situación de reposo tras muchas oscilaciones, muchos periodos de tiempo en los que la resistencia del medio ha dado cuenta de la energía del movimiento. La tiranía de las ideas pasa de un extremo al otro, sin que las Instituciones tengan tiempo de reaccionar.

El producto del primer caso consiste en el despotismo de los votos. Además -quizás para disfrazar la ausencia de democracia real-, en España hemos democratizado todo, hasta aquello que repugna a la conciencia o va contra las leyes de la Naturaleza. Dándole un poco de tiempo al tiempo, cuando se juzgue una conducta delictiva, deberán formar parte del tribunal representantes de los delincuentes. No se tratará ya de tener una defensa justa en un juicio justo, se tratará de imponer la ley de los votos, a ser posible, de forma paritaria. ¿Creen ustedes que exageramos? Hagan un pequeño análisis de los derroteros por los que discurren las instituciones de enseñanza, crisol donde se forjan las voluntades del mañana, y vean los resultados de la democratización, tanto en los niveles primarios y secundarios como en los superiores. Pongamos un hipotético ejemplo, sacado de la intersección de situaciones reales:

En la Universidad X, Departamento Y, existe un grupo de profesores y personal administrativo que, si bien no constituyen la mayoría, son numerosos. Si el grupo, por conveniencias personales, muy contrarias a las necesidades y obligaciones que le son inherentes desde el punto de vista profesional, decide tomar el poder, en el sentido literal del término, tendrá asegurado el éxito. El resto, bien por cansancio, bien por enemistades personales, bien por envidia (al parecer el pecado capital más característico de los españoles), bien porque la corrupción da pie a la "ganancia de los pescadores", dispersará los votos en una elección democrática y terminará por aceptar la tiranía de los elegidos. Esto último en función de un factor perverso: la justificación del voto a posteriori. Incapaces de reconocer su error o su malicia a la hora de meter la papeleta en la urna, se convierten en los mejores valedores de los ganadores.

Un patrón de este estilo, a cualquier nivel, lleva a una falta absoluta de crítica de las actuaciones del gobierno, lo cual da lugar, en el ámbito de la política nacional, a extremismos defensores con ferocidad de acciones infames.

Modelos de esta guisa los podemos encontrar en comunidades de vecinos, clubes culturales o deportivos, ayuntamientos y todo tipo de instituciones. Evidentemente, el mal no reside en la democratización en sí, sino en la falta de cultura democrática de los implicados, sobre todo de aquellos que deciden mirar hacia otro lado y prefieren los malos resultados, antes de ver a su enemigo político o personal en la cumbre.

El efecto pendular es aún más pernicioso, conduce al famoso "cambio de chaqueta". Lo peor de todo es que revela una ausencia total de principios e ideas en consonancia con la realidad social. En España es común el transfuguismo. Así, no es difícil encontrar militantes de un partido de un color que, en poco tiempo, defienden los colores contrarios, dependiendo de las posibilidades de medrar ofrecidas por las tonalidades en boga. Y, como era de esperar, la ensalada aliñada con la falta absoluta de espíritu crítico de los ciudadanos resulta amarga e indigesta. De la misma forma que un mal estofado produce cólicos intestinales, un mal guiso político acarrea la diarrea mental; y para este mal no se conoce remedio.

Todo ello origina un espectáculo farsario: fiscales que solicitan menores penas que los abogados defensores de los delincuentes; jueces que dictan sentencias contradictorias o beneficiosas para los poderosos de turno: políticos de cualquier signo que, mientras gobiernan, mienten descaradamente, pues la ignorancia del pueblo aceptará el engaño sin rechistar o pensárselo dos veces; medios de comunicación cómplices de las falsedades de los gobernantes; periodistas demagogos incapaces de la crítica objetiva; etc., etc.

En este escenario, la corrupción, de todo tipo, arraiga en los ciudadanos sin escrúpulos, en muchos ámbitos mayoría, nadie va a poner límite a sus desmanes, y así aprovechan la ocasión para tiranizar a los más débiles, más cumplidores de las normas o más fieles a sus principios.

LA REDACCIÓN

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Vivat Academia, revista del "Grupo de Reflexión de la Universidad de Alcalá" (GRUA).
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Última modificación: 08-05-2007