Editorial
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ISSN: 1575-2844

Revista Vivat Academia

 Histórico. Año IX

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Mayo 2007. Nº 85

LAS FRASES DEL MES:

Hay gente que está demasiado educada para hablar con la boca llena, pero no les importa hacerlo con la cabeza hueca.

Anónimo

Hay dos clases de personas: quienes trabajan bien y quienes quieren recibir el crédito, procura estar siempre en el primer grupo, hay menos competencia.

Indira Gandhi

Improvisación, una virtud muy española

La improvisación y la siesta son las dos características de la idiosincrasia española que más se conocen por ahí, aunque, a diferencia de la segunda, la primera nos ha proporcionado muchos problemas a lo largo de la historia; mas con ella convivimos, al parecer, felices y contentos.

Poco importa, ya sea un gobernante –rey o ministro-, ya sea un edil, ya sea un ciudadano de los de a pie, ya sea en relación a su vida privada, ya sea en el ejercicio de sus funciones profesionales, su forma de actuar no estará sujeta a una planificación y estudio previo de las consecuencias de sus actuaciones, estará dictada por la improvisación que, al fin y al cabo, es menos costosa en tiempo y esfuerzo.

Ciertamente, si buscamos los sinónimos de improvisación, nos encontraremos con: espontaneidad, sencillez, naturalidad, llaneza, invención, creación e innovación. En consecuencia, los españoles somos espontáneos, sencillos, naturales, llanos, etc. Pero algo falla en el razonamiento, pues de inventivos, creativos e innovadores tenemos poco, al menos en el mundo de la ciencia y la tecnología; ¿recuerdan aquello de "que inventen ellos"? Posiblemente la elección de los significados análogos esté sesgada por nuestra propia forma de ser. No obstante, impremeditación es también sinónimo de improvisación, y de eso andamos muy sobrados.

La improvisación es genialidad en algunas facetas de la creatividad artística, sin embargo, ni los mejores músicos de Jazz improvisan sin atenerse a unas reglas que, de no cumplirse, dan lugar a la malsonancia y el fracaso.

Existen datos que parecen apuntar en la dirección mencionada más arriba. Así, en aquellos gloriosos años en que los españoles éramos inmigrantes en muchos países europeos, la capacidad para improvisar en el trabajo era una de nuestras cualidades más apreciadas –si una máquina no marchaba, allí estaba el español para darle el golpe afortunado, en el sitio apropiado, a fin de volverla a poner en funcionamiento-, pero ello era así, quizás, porque siempre había alguna mente planificadora y organizadora cerca supervisando. Dejarlo todo al azar y a la chispa de genialidad del momento puede resultar catastrófico.

Aquí improvisamos lo mismo una campaña electoral, la construcción de un puente o las relaciones internacionales. Ejemplos hay muchos y muy recientes.

Si ustedes han tenido la fortuna de poder estrenar una vivienda, se habrán encontrado seguramente, por poner un ejemplo sencillo, con la ubicación inapropiada de los enchufes, que terminan escondidos tras un mueble. A lo peor el arquitecto no los ubicó bien en los planos pero, con toda seguridad, el electricista, independientemente de lo anterior, los habrá colocado donde mejor le convino, a tanto la hora de trabajo.

En las actuales elecciones municipales y autonómicas, los líderes políticos van, sobre la marcha, tomado ideas de sus adversarios para ridiculizarlas o adaptarlas a su inexistente programa, conformando los hitos de su propia campaña, prometiendo entonces medidas de gobierno de lo más absurdas; sería imposible y demasiado largo enumerarlas todas. Si una propuesta es descabellada, después de unas cuantas vueltas al ruedo del debate se convierte, simplemente, en irracional. Ya alguno (suponemos en broma) ha encontrado la solución al problema de los cayucos que llegan a Canarias. Todo consiste en recortarlas y remolcarlas hasta situarlas en las costas cantábricas. Sea broma o no, lo que indica esa "genialidad" es una nueva falta de previsión del futuro: adiós al turismo en las islas.

En los servicios de urgencias de un hospital se improvisan tratamientos a los pacientes, sin más que verles la cara al entrar por la puerta; eso sí, después de haberse pasado un buen rato, ante un mostrador, aunque tengan un brazo colgando, dando los datos correspondientes a la fecha y lugar de nacimiento, domicilio, número de teléfono y un largo etcétera, y tras haber sufrido tres horas en una sala de espera (sí, tres horas, hemos sido testigos directos de un caso parecido recientemente). Desde luego, nada comparable a esas series televisivas tan de moda. La toma de datos, suponemos, se deberá a un intento de planear el entierro, en caso de fallecimiento. Hasta cierto punto, podemos entender la improvisación en urgencias, pero todos sabemos que lo mismo sucede en una consulta normal.

En este país, no se planifica la utilización de los recursos naturales y menos aún las repercusiones de las actuaciones urbanísticas en relación con los anteriores; y ello no sólo en correspondencia con la tan traída y llevada corrupción de los gobernantes, existe también una marcada ignorancia, agravada por las prisas con que los españoles solemos hacer las cosas. Nos podemos encontrar así con: un camping en una torrentera, seca durante años, pero que una temporada lluviosa arrasa por completo; una urbanización o una autopista taponando el discurrir natural de las aguas y provocando esas famosas inundaciones que "nunca habían conocido los más viejos del lugar"; retenes contra incendios en los que la falta de preparación técnica y ausencia de material adecuado provoca la pérdida de muchas vidas humanas; pasillos, puertas y ascensores de hospitales por donde no pueden circular o entrar las camillas; presupuestos de organismos a modificar continuamente para que aquello funcione...

En el mejor de los casos, pueden elaborarse en España proyectos casi perfectos, sin embargo, y muy probablemente, se habrá pasado por alto que toda instalación necesita de un mantenimiento, así el deterioro natural terminará provocando la ineficacia de lo bien proyectado. Dejamos al lector la fácil tarea de encontrar sus propios ejemplos.

Como tenemos una tradición muy marcada en esto de la improvisación, va a ser muy difícil que cambiemos de actitud, al menos en unos cuantos siglos. Tengan en cuenta que llegamos a improvisar una invasión de Inglaterra, con un título tan rimbombante como la "Armada Invencible".

LA REDACCIÓN

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Vivat Academia, revista del "Grupo de Reflexión de la Universidad de Alcalá" (GRUA).
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Última modificación: 04-06-2007