Visita de androide I, nuestro robot, y la idea de
los burritos
Calentamiento Global y el terrorismo mundial
José O. Colón Ruiz
Aquel mismo día recibimos la visita de Androide I, que tenía en unos de sus
"chips" unas ideas que no sabía de dónde las había recibido, y quería
aportarlas a las nuestras.
- Amo, aquí le traigo a Androide I, nuestro amigo el robot.
- Hola, Androide I, ¿qué te trae por acá?
- ¡No se haga, Amo!, que usted sabía ya que yo vendría a aportar ideas a
la solución del calentamiento Global y el terrorismo.
- Androide I, es que las luchas entre nosotros los seres humanos no nos
conducirán a nada bueno.
- Amo, ¿recuerda la idea de los dos burritos amarrados a una estaca que se
juntaron en un lado y así pudieron comerse la hierba?
- ¡Siiiií, Buen Amigo!, en estos días he estado recibiendo ideas, que no
se de dónde proceden para que escriba sobre el tema.
- No se haga, no se haga.
- La idea es que las naciones se unan y establezcan un plan mundial, para
mejorar la distribución de los recursos, sin las guerras que sólo conducirían a la
destrucción del Globo Terráqueo y sus habitantes.
- Amo, y la utilización de la ciencia para mejorar el ambiente inmediato,
las guerras entre razas con sus religiones, porque la multiplicación de las plantas por
progresión aritmética, uno, dos tres, cuatro, y los humanos por progresión geométrica,
dos, cuatro, ocho dieciséis, etc., no conduce a nada bueno.
En eso Paleto entra en la conversación y aporta:
- Los judíos han mejorado el ambiente con sistemas de riego.
Y Androide nos dice:
- Y los chinos pasaron una ley para tener un solo hijo por familia y ahora
están utilizando la energía solar para calentar sus hogares.
- Sí, mis amigos, con la clonación, el estudio del DNA, la cooperación
entre naciones, podríamos aguantarnos por siglos en este planeta hasta que podamos
emigrar a otros sistemas o planetas.
Y todos a coro:
- A Marte. ¡A trabajar todos juntos!
José O. Colón Ruiz
Pensando yo. Pasan los días, y las noches silenciosas, sin el cantar del mini sapito,
el coquí, me ensordecen. Ya los pajarillos que alegraban mi vida apenas se escuchan.
Y Paleto llega y me dice:
- Y con la sequía ya casi no queda agua para beber. Y cada día hay menos
caballos y demasiada gente.
- Buen amigo a eso se le llama sobrepoblación.
- Explíqueme eso, Amo.
- Se considera sobrepoblación cuando hay más personas de las que el
espacio pueda acomodar en relación con su cabida y alimentación. Por ejemplo, en mis
tiempos de niñez, mi padre tuvo once hijos, porque teníamos más de treinta cuerdas en
nuestra finca. Y sembrábamos para les necesidades y nos sobraba para vender y tener
suficiente dinero para las otras cosas indispensables.
- Claro, pero nosotros los caballos tuvimos que ser traídos a América,
además los pastos ya empezaban a escasear en algunas partes de África y otros países.
- Y nosotros los trajimos para el trabajo y el transporte.
- Amoo, con los adelantos tecnológicos, ya no nos necesitan y sólo nos
usan para carreras.
- Paleto, lo que yo iba a explicarte es un posible remedio a la parte que
tiene que ver con la sobrepoblación.
- No me venga con lo de los chinos, que eso de la abstinencia no funciona.
- Bueno algo es algo, peor es que no se haga nada y tengamos que comernos
los unos a los otros, o morir. Bueno sí..., pero con los adelantos de la ciencia tenemos
muchos medios, pastillas, profilácticos y muchos otros más.
- Dígame.
- Lo primero que tenemos que hacer es establecer una ley a nivel mundial.
Un solo hijo.
- Qué fácil lo pone usted.
- Siií, no va a quedar más remedio. El planeta se encoge cada día más.
Creo que, para la solución, ya tenemos La Organización de la Naciones Unidas y La Unión
Europea, entre otras.
- Amo... Y esta solución debe tomarse lo antes posible, porque puede
llegar el momento que ya sea muy tarde.
Aquel día, Paleto, se fue enseguida pues tenía que llegar temprano, antes que los
pocos caballos que quedaban en la finca se comieran el pasto y lo dejaran si nada que
comer.