Concepción Estrada Núñez
Me parece vergonzoso que se acuse a Virgilio Zapatero de machismo porque no guarda la
cuota de mujeres en la Universidad. Como mujer siento vergüenza de la colocación de una
de estas señoras en un puesto que no se merece por meritos propios, por el simple hecho
de ser mujer. No hay duda, tenemos los peores políticos de la historia, pero es una
vergüenza que hayamos tenido mujeres ministras de tan bajo nivel intelectual amparadas en
la cuota. Tal es el caso de la ministra Trujillo, inútil total, o la ministra de cultura,
catedrática de derecho constitucional, que se pasa la constitución por debajo de la pata
en su propio ministerio y no hace más que exhibir su "palmito" con estúpidos
modelitos, sin tener en cuenta, porque no lo sabe, que, desde que existe la Pasarela
Cibeles, los trabajadores de la confección están trabajando de forma clandestina porque
no ganan ni para la Seguridad Social.
Los parados de larga duración están en el paro porque algunas mujeres, que ocupan
puestos para los que no están preparadas, deciden redimir el mundo, todo por la maldita
cuota. Valga como ejemplo de esto la consejería de empleo y mujer de la CAM: para
taquilleras y conductores del Metro exige que sean menores de treinta años. Da la
casualidad que pueden acceder emigrantes, pero un español mayor de 30 años no puede.
¿No es esto discriminación en tu propia tierra a favor del extranjero y del más joven?
¿No es esto un ejemplo de cacicazgo a la femenina?
Otro ejemplo: los jóvenes tienen el privilegio de tener sus planes de vivienda para
menores de 35 años, inclusive emigrantes, pero los españoles de más edad se quedan
fuera. No se mira la necesidad, se mira la edad (prohibida esta discriminación
explícitamente por la constitución europea).
No es a Virgilio Zapatero al que debemos demonizar, es al Zapatero de arriba, al
estúpido y patán, al que no tiene conocimientos científicos mínimos, al peligroso y
nocivo, al que cura las enfermedades por decreto.
Hay demasiadas mujeres en la administración y en el gobierno, mujeres inválidas para
sus puestos, cuyo único y exclusivo mérito es ser mujer. Lo cierto es que los hombres me
inspiran solidaridad, no rechistan a la discriminación a la que les están sometiendo
ciertas resentidas de la vida, algunas que no valen un higo, pero que están mandando o
quieren mandar.
Esto no pasaría así si tuviéramos un ápice de democracia. Cada ciudadano elegiría
a su propio diputado (como en la República, por circunscripción) y nadie tendría que
invocar al machismo. Es por aquí por donde hay que ir, no por el camino de la
"discriminación positiva", que es tanto como reconocer que las mujeres somos
inferiores al varón. Son las mujeres inferiores intelectualmente las que se apoyan en
estas tesis. Es la única manera que tienen de acceder a los puestos, ya que no parecen
dotadas intelectualmente.
Los hombre y mujeres somos los dos polos de una misma especie, si no vamos juntos
dejaremos de existir como tal. Somos iguales intelectualmente, y eso está fuera de duda
entre los que no padecen heterofobia, pero ciertas señoras lo ponen en duda y son las
enfermas. Y son estas señoras las que quieren un cupo discriminador, porque eso son los
cupos, pura y dura discriminación, que siempre es negativa jamás la
discriminación puede ser positiva-. Sólo copian lo malo de otros países. Valga un
ejemplo: en USA se discriminó positivamente a los negros. A un aspirante negro pobre se
de daba una beca, aunque tuviera menos puntuación que un aspirante blanco pobre, el cual
se quedaba sin beca. ¿Qué han conseguido con esto? Que un estudiante mediocre haga
carrera antes que un estudiante brillante. El resultado es que el mediocre no consigue
nada, el brillante no llega a nada, y hay que importar científicos extranjeros.
Otro ejemplo de cinismo femenino lo supone la señora Rosa Regás. Se ha empeñado en
defender a la República, pero desde la peor de las posiciones. Me explicaré. Esta
señora ocupó el puesto de Director General, puesto reservado a los funcionarios de
carrera; es el último esclavón de acceso que tiene un funcionario. Los funcionarios por
ley se jubilan a los 70 años. La señora Rosa Regás, es una advenediza en la
Administración, carece de toda experiencia para el puesto y, además, accedió con más
de 70 años (otros con cincuenta estamos en la basura y no encontramos trabajos). De ahí
que no respetase la ley de protección de libros singulares que hizo su propio partido y
que no permitiera la utilización de libros anteriores a los años cincuenta (por
desconocimiento). Cambió la decoración de la BN a su gusto, sin respetar estilos y no
aportó nada de lo verdaderamente necesario: ver porqué faltan revistas que no cumplen el
depósito legal, quitar las empresas que, siendo propiedad de los altos cargos (una
inmoralidad) salen más caras que los funcionarios y sirven para esquilmar el Estado, etc,
etc
No me extiendo más, considero que he dicho suficiente. Creo que en vez de discriminar
a las personas más válidas en favor de estúpidas razones, se debe fomentar los grupos
de colaboración, no la competencia. La ciencia es colaboración y transmisión, nunca
discriminación. Por eso no avanzamos, porque discriminamos, con falsos argumentos, con
egoísmos encubiertos.
Señor Virgilio Zapatero, siga así, ponga al más válido y deje al otro Zapatero la
estupidez y la incapacidad.
José O. Colón Ruiz
El Mundo, nuestro mundo físico, aunque no lo creamos, se encoge , cada segundo, a cada
momento. Cada día habemos más seres humanos, y menos animales y menos espacio para
cultivar... Lo que nos ha llevado a las guerras, desde tiempos inmemorables, desde la
creación del hombre.
A pesar de nuestras diferencias parecía lograrse el balance. Pero, desde algún tiempo
a esta parte algo ha ido sucediendo. Nuestro planeta se estropea cada día más,
haciéndose la vida cada día más difícil.
Y han surgido más, guerras. A las cuales hemos dado a llamar GUERRAS SANTAS. Y creo
que si no hacemos algo, para detenerlas seguiremos peleando hasta el fin de nuestro mundo.
Lo cual sería fatal.
Y ¿el Calentamiento Global? ¿Cómo combatirlo? Los Polos se derriten. Se dice que es
irreversible.
Cada día habemos más seres humanos y el balance normal de la naturaleza no podrá ser
suficiente. Las luchas entre razas, pueblos y religiones podría ser fatal. En Irak, por
ejemplo, Medio Oriente, matan decenas de niños, mujeres y gente indefensa. Y ¿para qué?
¿Guerras Santas? ¿Acaso estamos usando a Dios como pretexto para justificar las muertes?
Las tres razas que bullen en mi DNA, árabe , judía y española, me sacan de quicio. Y
tengo que escribir como si Dios me lo ordenara. Pero tampoco puedo usar a Nuestro Padre de
pretexto. Alá, en mi sangre.
Yo se lo dejo al tiempo, que todo lo resuelve. La Naturaleza seguirá su curso. Y si no
resolvemos lo de la sobrepoblación, ni los invernaderos o mudanzas a otros planetas, nos
resolverán el problema.
Como dicen los jíbaros boricuas, "QUE DIOS NOS COJA CONFESAOS."
Grupo de estudiantes de ecología humana de la Universidad Autónoma de
Madrid. Movimiento Humanista la fuerza de la no violencia
Este texto ha sido el resultado de un intenso trabajo de recopilación de
datos, de un debate de ideas y de un amplio consenso logrado entre alumnos de quinto curso
de la Licenciatura en Biología que se imparte en la Universidad Autónoma de Madrid. Como
se puede suponer, la intención de este manifiesto no tiene ninguna causa interesada ni un
ánimo de sembrar la inquietud. Ninguno de ellos tiene relación alguna con ningún grupo
mediático, político o económico, ni limitaciones impuestas por ninguna jerarquía
académica, por lo que cuanto escriben proviene tan sólo de su vocación por difundir una
información que entienden necesaria sobre un gravísimo problema, que nos atañe muy de
cerca, desde un punto de vista basado en datos científicos.
El cambio climático es ya más un hecho constatado que una teoría. Este fenómeno ha
alcanzado gran resonancia en los medios de comunicación en los últimos años, sin
embargo, la fragmentación de la información, el escepticismo y la creación de intereses
cruzados han creado un clima de confusión general que afecta a la percepción de la
gravedad de esta crisis inminente.
Los medios de comunicación ofrecen a diario noticias sobre el cambio climático, si
bien éstas presentan, muchas veces, una información puntual, a veces contradictoria,
vagamente desarrollada y ampliamente desligada. Por otra parte, la difusión general y no
especializada sobre el tema parece permitir que cualquier persona, sin importar su
formación o sus conocimientos reales sobre este fenómeno, pueda pronunciarse de forma
aparentemente consistente y válida. Así pues, es extremadamente frecuente oír tesis
infundadas a personajes públicos sin ningún tipo de formación científica, provenientes
del mundo de la política, la economía, el periodismo o la televisión, relegando los
datos y estudios científicos al mismo nivel que estas opiniones subjetivas.
Como consecuencia, la percepción del verdadero problema queda minimizada para muchas
personas que no observan en los pequeños cambios producidos en su entorno inmediato
ningún síntoma preocupante.
En el ámbito de la difusión de los datos sobre este problema hay también factores
que favorecen la inconsistencia de la información acerca del cambio climático y sus
consecuencias. En primer lugar, parece existir una confusión generalizada entre los
ecólogos (científicos que se dedican al estudio empírico de la dinámica global y local
de los ecosistemas) y los ecologistas (activistas, con o sin formación, que defienden el
cuidado de la naturaleza incondicionalmente) dando a su vez el mismo valor a los actos y
tesis de ambos, reduciendo al nivel de activismo exaltado y desmereciendo la credibilidad
de los datos y conclusiones puramente científicas y demostrables de los ecólogos. Por
otra parte, algunos científicos corruptos, cuyos nombres han sido recientemente revelados
por la Academia de Ciencias Británica, han sido sobornados por las grandes empresas
petroleras y de otros sectores, para tergiversar u ocultar datos, así como emitir tesis
en contra del calentamiento global con el fin de mantener su producción y sus beneficios
aún a costa de seguir promocionando esta catástrofe. El cambio climático, lejos de ser
considerado con la seriedad que se merece, se ha convertido en una carta más a jugar en
la economía mundial. Ignorado o subvalorado por unos y visto como un negocio a explotar
por otros, el cambio climático es contemplado bajo un peligroso prisma empresarial.
Este tratamiento de la información da lugar a una confusión general que es acentuada
por el estudio discreto de los efectos que produce y producirá el cambio climático, en
vez de un análisis global y generalizado, y que no permite una concienciación seria y
realista del fenómeno que nos acontece. La Tierra es un sistema extremadamente complejo
en el que se dan simultáneamente una enorme cantidad de procesos altamente
interrelacionados y la variación drástica de la dinámica de uno o varios de estos
factores puede repercutir, como de hecho ya está ocurriendo, en el funcionamiento general
del ecosistema global, con catastróficas consecuencias para los seres humanos.
El calentamiento global es consecuencia de un aumento considerable en el nivel de CO2
y otros gases producidos, fundamentalmente, aunque no únicamente, durante la quema de
combustibles fósiles en la atmósfera terrestre. Como ya está suficientemente
comprobado, este incremento de concentración ha producido un aumento en el efecto
invernadero de nuestro planeta y la consecuente subida de las temperaturas medias anuales
en todo el globo y acidificando las aguas oceánicas al difundirse el CO2 como
ácido carbónico. Este cambio en la temperatura está ligado a la aparición de otros
fenómenos subyacentes que se retroalimentan provocando una desestructuración general de
la dinámica ecológica de nuestro planeta y los seres vivos que lo habitamos.
Así pues, el aumento de las temperaturas tiene consecuencias visibles directas sobre
el derretimiento anormal y acelerado de los casquetes polares y otras masas heladas, si
bien en pocas ocasiones se plantean los graves problemas que a su vez conlleva éste
hecho. Al derretirse estas enormes masas de hielo se liberan al mar millones de litros de
agua dulce y de muy baja temperatura, provocando un aumento inmediato del nivel del mar,
lo que inundará zonas costeras y tierras por debajo su nivel actual (como los Países
Bajos, por ejemplo), pero también modificando las corrientes oceánicas actuales
afectando seriamente a los ecosistemas marinos de los que depende la pesca mundial y
modificando los patrones climáticos dependientes de los casquetes polares, resecando el
aire y desertizando amplios territorios.
Pero no todo el hielo está en los casquetes polares, según publicó recientemente
Gabrielle Walker en la prestigiosa revista Nature, el permafrost del ártico, extensa capa
de tierra permanentemente helada y extremadamente rica en materia orgánica, está
derritiéndose de forma acelerada, lo que puede dar lugar al liberación masiva de una
cantidad de metano comparable a la ya presente en la atmósfera. Este aumento desmesurado
en la concentración de gas invernadero retroalimentará los efectos del calentamiento
global acelerando su ritmo y extremando sus consecuencias.
Por otro lado, se ha estimado que el aumento de tan sólo dos grados en la temperatura
media global será suficiente para reducir en un 60% la producción mundial de cereales y
así como más gravemente la de otras plantas cultivables. Los cereales son la base de la
alimentación humana y del ganado que producimos, lo que irremediablemente desembocará en
una crisis alimentaria a escala mundial. Este deterioro en la capacidad de producción,
así como la reducción de las tierras habitables por la trasgresión marina y la
desertización, y la acentuación de las desigualdades económicas y sociales aumentarán
de forma desorbitada las migraciones humanas en situaciones desesperadas (y no sólo en
los países pobres), fomentando un clima de conflicto inminente.
La destrucción generalizada de los hábitats naturales promueve además la extinción
masiva y abrupta de gran cantidad de especies, desestabilizando la gran complejidad
biológica de los ecosistemas. Este hecho, tenido generalmente en baja consideración, es
de una gran importancia, pues los recientes estudios sobre la integridad ecológica
revelan que estos sistemas son extremadamente complejos y regidos por las interacciones
estabilizantes de todos sus componentes, y muy especialmente de una inabarcable cantidad y
variedad de virus y bacterias. Estos microorganismos son los más abundantes de todos los
seres existentes en la Naturaleza y están presentes en todos los sistemas biológicos y
ecológicos. Según estudios publicados en Nature, por cada litro de agua marina hay cerca
de 1010 virus y 109 bacterias que regulan la base nutricional de la que dependen todos los
organismos acuáticos (incluidas las especies de pesca habitual) e incluso influyen en los
ciclos geoquímicos como la descomposición orgánica, la asimilación del nitrógeno y el
azufre en los vegetales o la formación de las nubes. Los estudios en otros ambientes,
como el suelo o el hielo ártico, revelan resultados similares en cuanto a variabilidad,
importancia y abundancia. Pero estos microorganismos, pese a desempeñar un papel
imprescindible en los sistemas equilibrados, son susceptibles a los cambios en la
dinámica del planeta, y una variación en la capacidad infectiva o en la dinámica normal
de los mismos puede tener consecuencias catastróficas en el desequilibrio de los
ecosistemas y la malignización de estos microbios. Existen estudios, constatados y
publicados en revistas especializadas, que prueban que los cambios en la temperatura
global afectan a estos y otros microorganismos potenciando la aparición y el efecto de
enfermedades que están llevando a la extinción de especies por medio de epidemias
impulsadas por el cambio climático. Los seres humanos, como seres vivos que somos, ya
estamos potencialmente expuestos a las enfermedades emergentes y a los cambios en la
distribución de aquellas infecciones que actualmente se restringen a regiones
específicas, pero este fenómeno puede conducir, además, a la aparición de nuevas
plagas.
Además, la desaparición de especies desorganiza las complejas redes de nutrición de
los ecosistemas equilibrados, permitiendo el desarrollo desmesurado de especies de
invertebrados y microorganismos susceptibles a convertirse en plagas para los seres
humanos y para los cultivos, acentuando la previsible grave situación de los mismos. De
forma análoga, los arrecifes de coral, en los que se condensa gran parte de la
biodiversidad marina, están sufriendo severamente los aumentos en la temperatura y acidez
del océano, desapareciendo de forma drástica la base de estos ecosistemas esenciales
para la integridad de los océanos, pero también para la alimentación y la vida humana.
Según expuso Camilo Mora, de la Dalhousie University en Canadá, a la revista Science:
"los arrecifes generan cerca de 30.000 millones de dólares al año en pesca, turismo
y protección de las costas ante las tormentas marinas" y "albergan a 9 millones
de especies un tercio de todas las formas de vida conocidas".
Pero el problema es aún más complejo. El nivel de CO2 en la atmósfera es
regulado de forma natural por los procesos fotosintéticos de los vegetales, muy
especialmente en la extensa selva amazónica. Sin embargo, la exhaustiva actividad de
deforestación que se está llevando a cabo en la Amazonía y otras selvas con fines
únicamente comerciales está disminuyendo de forma radical la extensión de este
ecosistema que alberga a la mayor parte de la biodiversidad terrestre, ejerce un efecto de
filtro sobre el gas invernadero y es un generador mundial del oxígeno que respiramos. La
destrucción de la selva conlleva grandes repercusiones sobre la vida en la Tierra y el
interés por su conservación no tiene nada que ver con salvaguardar la existencia de
especies exóticas por fines morales o humanistas, sino que su erradicación compromete
seriamente la calidad de vida e incluso la supervivencia de la misma, destruyendo la mayor
fuente de oxígeno del planeta, favoreciendo la acentuación de la oscilación de las
temperaturas, modificando la dinámica hídrica de todo el globo y desestabilizando un
complejo ecosistema del que pueden emerger diversas enfermedades y plagas.
Muchos de los problemas que hemos mencionado, y algunos más, son conocidos y
difundidos constantemente, pero hay dos conceptos sobre los cuales no se habla
suficientemente: El primero es el de "retroalimentación". Entre todos los
fenómenos naturales mencionados existe una compleja red de interacciones sujetas a
procesos de retroalimentación positiva (efectos derivados de un fenómeno que, a su vez,
lo aceleran) y negativa (que lo mitigan), pero el desequilibrio creado por las actividades
humanas ha potenciado los procesos de retroalimentación positiva. Algunos son muy
evidentes, como el hecho de que la disminución de la superficie helada reduce la
capacidad de reflejar el calor del sol, con lo que se acelera el calentamiento que, a su
vez, acelera el proceso, pero hay muchos otros, menos intuitivos, pero de una importancia
semejante, como la saturación de las aguas marinas en su capacidad de absorber CO2, el
hecho de que el agua menos salinizada se calienta y evapora más rápidamente produciendo
vapor de agua, también con efecto invernadero, y unos cuantos más, también de origen
antrópico, cuyas consecuencias son una aceleración progresiva del calentamiento global.
Y el proceso ya está desencadenado.
El segundo, es que los fenómenos ecológicos siguen la dinámica de los "sistemas
complejos", en la que todos sus componentes están íntimamente interrelacionados y
en los que una alteración del equilibrio tiene consecuencias en todo el sistema que no
son proporcionales a dicha alteración. Es lo que se conoce como "relaciones no
lineales".
Los sistemas complejos se caracterizan por una gran capacidad de ajuste a las
alteraciones, pero llegados a un punto de desequilibrio extremo, la consecuencia es un
colapso catastrófico.
Ante este desesperante panorama, probablemente más cercano de lo que comúnmente se
cree, es necesario buscar soluciones inmediatas y efectivas. Es más, todos los esfuerzos
de la Humanidad deberían estar encaminados en esta tarea. Sin embargo, en lo que parece
un intento por conservar la forma de vida actual de los países ricos y el sistema
socioeconómico imperante, lo que, a modo de anestesia mental, llega a la población, son
las ideas de determinados científicos (o científicos de determinados países) que tratan
de teorizar soluciones tecnológicas basadas en un remarcable e inadmisible reduccionismo
científico y en la completa incomprensión del ecosistema terrestre y del cambio
climático como fenómenos de alta complejidad de interacción.
Entre estas soluciones encontramos ideas tecnológicas que, si bien seducen al público
general con su aspecto sacado de las novelas de ciencia ficción, se basan en una visión
mecanicista de la vida en la que los factores se pueden modificar individualmente y no se
retroalimentan (lo cual es claramente erróneo) y son absolutamente dominables y
comprensibles para el hombre (lo que también es falso y necio): bombardeo de la
atmósfera con gases de azufre, puesta en órbita de filtros y espejos solares, creación
de "árboles" artificiales, desarrollo de productos transgénicos... Todas estas
"soluciones" son claramente ilusorias respecto a su viabilidad y sólo
provocarían aún más efectos nocivos como la intoxicación de la atmósfera, cambios en
la dinámica climática, descenso de la capacidad fotosintética de los vegetales,
contaminación biológica... Sin embargo, parece que la solución tecnológica más tenida
en consideración es la vuelta a la energía nuclear como fuente energética no productora
de gases invernadero. Como es ampliamente conocido, la energía nuclear genera residuos
radiactivos altamente nocivos para la vida, que no se pueden reciclar ni eliminar de
ninguna forma conocida. Los residuos nucleares son almacenados en barriles y enterrados en
estructuras subterráneas o submarinas, con la vaga esperanza de que cuando salgan al
exterior haya transcurrido suficiente tiempo para no tener que buscar culpables. Estos
residuos se almacenan en países del tercer mundo bajo la falsa excusa de que no
provocarán ningún daño a la población, pero lo cierto es que si la seguridad fuese
absoluta nadie se molestaría en exportar estos productos tóxicos a países
subdesarrollados. Las fugas radiactivas ya ocurrieron en el pasado con el auge de esta
tecnología y sus efectos fueros catastróficos, prolongándose durante generaciones. Y
todo esto, sin contar con la posibilidad de accidentes o ataques premeditados.
Por otro lado están las llamadas energías renovables o ecológicas. Estas fuentes de
energía (solar, eólica, hidráulica, biocombustibles, etc.) presentan ciertos problemas
con respecto a su instalación e impacto sobre el medio, pero su mayor limitación es que
no son capaces de generar tanta energía como los combustibles fósiles, por lo que su
utilización aislada no permitiría el mantenimiento del consumo energético actual ni del
mercado vinculado a éste.
Los más prestigiosos (y galardonados) "profetas del cambio climático"
culpan de esta situación "al ser humano" en abstracto, y promueven soluciones
basadas en la actitud individual ("Qué debo hacer para luchar contra el cambio
climático") y soluciones tecnológicas en las que muchas empresas
"pioneras" ven una nueva y enorme fuente de ingresos. Pero si algo está claro
es que la única solución para hacer frente a la tremenda crisis que se avecina no pasa
por reforzar la tecnología y la economía, sino en arrancar de raíz la fuente del
problema. El cambio climático es, única y exclusivamente, producto del modelo
socioeconómico actual, su desarrollo desorbitado a partir de la revolución industrial y
el apoyo científico a su práctica a lo largo de los últimos doscientos años. La
explotación indiscriminada de los recursos naturales, y la repartición extremadamente
desigual de la riqueza, que sitúa al 99% de la población bajo las decisiones de unas
pocas personas y entidades, la irreflexión sobre los avances tecnológicos y la
contaminación y el agotamiento de todas las fuentes naturales son las condiciones
necesarias para la supervivencia de un modelo socioeconómico que basa el supuesto
bienestar humano en el aumento constante y creciente de la riqueza económica de unos
pocos, aunque irremediablemente provoque el empobrecimiento de la calidad de vida
ambiental y social del resto del planeta. La amplia liberalización de las operaciones
privadas y la ausencia de control sobre ellas o, en otras palabras, la transferencia de
decisiones económicas desde un campo, al menos, supuestamente, bajo control democrático
(gubernamental) a uno carente del mismo (privado), hace que los modos de producción y de
movimientos de capital se configuren a escala planetaria, mientras los gobiernos van
perdiendo atribuciones ante lo que se ha denominado la "sociedad en red" (la red
de los poderosos) cuyo único interés son sus crecientes beneficios. La búsqueda de
soluciones tecnológicas irreales se basa en la intención de mantener este sistema
socioeconómico intacto como base del desarrollo humano, si bien es más que evidente que
es este desarrollo neocapitalista el que nos ha llevado a la crítica situación actual.
Por lo tanto, la solución lógica pasa por la concienciación de la verdadera gravedad de
este problema al público general (que es la finalidad de este texto) y a los dignatarios
que nos gobiernan, realizar análisis complejos e integradores para prever las
consecuencias y paliar coherentemente sus efectos, pero, sobre todo, aplicar un inmediato
cambio hacia un modelo socioeconómico que no comprometa la existencia del Hombre sobre la
Tierra.
No se trata de una propuesta utópica o candorosa. Somos conscientes de que si los
máximos responsables de esta desesperada situación no han cambiado su actitud
depredadora a pesar de que pueden ver diariamente los rostros de sus víctimas, no van a
hacerlo pensando en las generaciones futuras. Se trata de dejar constancia de que las
verdaderas causas de este problema son evidentes y de que no habrá solución si no se
hace frente a ellas.
Tratar de conservar la tierra para las generaciones futuras ha sido siempre una de las
metas del hombre en todos los pueblos del mundo. Al ser olvidada esta obligación moral
durante más de tres siglos de desarrollo insostenible e irracional, ahora nos veremos
obligados a luchar duramente por conservar la esperanza para la vida.
Además de una breve valoración de sus elementos formales y
estéticos, el trabajo contempla otros aspectos fundamentales: incidencia de la
publicidad; franjas de edad y sectores destinatarios; filosofía base de sus contenidos;
análisis y crítica de la imagen y modelos femeninos propuestos; "canales de
comunicación" existentes entre estas publicaciones y sus lectores; rol cultural.
- Son productos muy atractivos visualmente que priman los aspectos
gráficos sobre los contenidos escritos; y de precios muy asequibles.
- Cada una de ellas está dirigida, preferentemente, a segmentos de edad y
capacidad adquisitiva concretas; en cualquier caso, varones sin cargas familiares.
- El peso de la publicidad, análoga en casi todas ellas, ya sea directa o
indirecta en sus diversas presentaciones, alcanza de media el 481 % de sus espacios.
Más parecen catálogos que revistas "clásicas".
- La omnipresente imagen de la mujer presenta una alta carga sexual:
envuelta en mucho glamour y luciendo magníficas curvas. Una mujer que se manifiesta
pragmática, joven, bellísima, sofisticada, en perfecto estado de revista; y a la
que hay que conquistar y complacer (en particular, sexualmente). Pero, por contra, casi
nunca se habla de cultivar relaciones estables de pareja.
- La política de comunicación con los lectores es unidireccional -de la
redacción al lector- y dirigista.
- Mentalidad que destilan: consumismo, hedonismo, relativismo
y con
mucho glamour; siempre que se maneje pasta, claro. Todo, "políticamente muy
correcto". Y sin asomo de crítica social. Mera distracción, pues.
- Son productos "globales" que apenas recogen la
propia idiosincrasia cultural, con contenidos análogos a los que pueden encontrarse en
naciones muy alejadas de la nuestra.
En definitiva, proclaman: "gustarse para gustar", "vive
al día y deja vivir", "disfruta de tu cuerpo
y del ajeno",
"todo tiene un precio", "las marcas sí importan", "tú decides,
nadie más".
Deseamos que el trabajo sea de su interés.
En el momento que se hace política para enredar y esconder datos, para confundir a la
opinión pública que es la que paga, se falsifica y esconde información para agredir a
la naturaleza y a los ciudadanos por encima de las leyes, no nos podemos limitar "a
sugerir". Si es para explotarla como listillos como un negocio más, entonces
entramos en política abierta sin contemplaciones. Entonces entramos en una guerra
informativa para defender a los expertos por encima de todo. Hoy hay una verdadera guerra
de manipulación y falsificación ahí fuera traficando con noticias, que cada vez son
más los que la saben identificar...