Un hombre llega a la tienda de «Cartier», en la Plaza Vendôme
de París, en compañía de una joven y espléndida mujer, y juntos escogen para ella una
joya de 50.000 euros. El hombre se da cuenta y, con mucho aplomo, le dice: - Tengo el presentimiento de que Ud cree que este talón puede no tener fondos, verdad? - Pues sí.... - ¡Bien!, haremos una cosa. Como hoy es sábado y mi banco está cerrado, le propongo que guarde el talón y el regalo. El lunes Ud procede a su cobro y, cuando se le haya librado el importe de la joya, haga el favor de enviarla a casa de la señorita. ¿De acuerdo? Aquí le dejo mi número de teléfono por si hubiera cualquier anomalía. El vendedor, más tranquilo, accede a esta solución, ya sin ninguna duda, asegurando que la joyería procedería de esa forma y que él mismo, en persona, procuraría por el buen término de la operación. El lunes por la mañana, se procede a la presentación del talón en el banco y, evidentemente, resulta impagado.Entonces el vendedor monta en cólera y llama al cliente que le responde: - ¡No se preocupe! A Ud todo esto no le ha costado nada, salvo una pequeña molestia, y yo he hecho el amor ¡todo el fin de semana! ¡Muchas gracias por su colaboración y ¿sin rencores? Fuenteovejuna Volver al principio |
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