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Contenido de esta sección:
"El deporte delega en el cuerpo alguna de las
virtudes más fuertes del espíritu: la energía, la audacia, la paciencia... "
Girandoux
Benjamín Hernández Blázquez. Universidad Complutense de
Madrid.
El deporte actual, olímpico o no, con sus versátiles manifestaciones,
se ha convertido en una actividad tan compleja como la sociedad en que está inscrito. El
fin último del deporte es el progreso humano; por consiguiente, el avance deportivo
basado en la investigación, no será otra cosa que la convergencia de múltiples campos o
ramas del saber científico, como la fisiología, sociología, economía, psicología,
genética, etc, con el denominador común de la cuantificación o cualificación numérica
que implica una amplia base de datos.
Consumido ya el primer lustro del tercer milenio y, a escasos meses de
los Juegos Olímpicos de Pekín, muchos observadores y politólogos defienden que el
deporte es el fenómeno social más importante de esta generación, Cuenta con muchas
organizaciones o federaciones con más afiliados que la ONU y, a veces, se hace más por
la distensión y la paz que en cualesquiera de las otras entidades planetarias.
El deporte, desde los postreros decenios del siglo pasado, ha
abandonado su configuración primitiva de lucha pacífica del hombre contra el hombre para
la consecución de un fin superior: la victoria. Para los agones griegos, aparecía como
un elemento versallesco: "desgraciado Mardonio, tu nos has enviado a combatir
contra unos hombres, que no pugnan por el dinero, sino por la gloria". Hoy,
en la dinámica U.E., es tema de estudio profundo y docencia en unos campos en los que a
los antiguos vocablos como palestra, dólico, teocoleon, leonidon, buleuterion
le
suceden otros, cual carrera de relevos, como chándal, cibernética, vídeo, doping,
forsbury
Pero entonces, como ahora, desde Aristóteles hasta el COI pasando por
el alemán Schiller y los colleges británicos, el placer de los magnos
espectáculos hay que entenderlo por el placer de las actividades deportivas en sí
mismas, como dos cosas que siendo distintas convergen en un mismo fenómeno. En todos los
Juegos Olímpicos, siempre se proclama como "el mayor espectáculo",
mejor que los anteriores, hito o peldaño de referencia futura.
El deporte moderno, que nació bajo la cúpula universitaria de la
Sorbona francesa, con la idea de recuperar el ideal de la cultura helénica, nos ha
demostrado que el protagonismo histórico tiende a repetirse en lo concerniente a apogeo,
mercantilismo, engaños, nacionalismo, profesionalismo, políticos de toda índole y
paradojas de todos los estilos.
Porque, paradójico es que las universidades españolas exhiban una
hoja de servicios del deporte de lo más paupérrimo. Los rectores presentan como
denominador común la manida idea de la precariedad de recursos, que últimamente ha
quedado atrás. Impera la ausencia de iniciativas aunque, por otra parte, existen
departamentos e institutos superiores donde se elaboran variadas tesis doctorales sobre
ciertos aspectos y modalidades deportivas.
La mayoría de los rectores de las universidades españolas apuntan en
sus programas electorales lo excelso del deporte, dedicando unas cuantas de páginas a su
proyecto. Cuando son elegidos olvidan sus promesas y solamente lo actualizan cuando se
presenta como un problema en su gestión o cuando algún alumno de esa universidad ha
exhibido de forma mediática algún galardón mundial u olímpico y sin referir que ya era
un deportista de elite antes de entrar en la universidad. En cualquier caso, juegan a la
defensiva con el deporte.
Asimismo, en los proyectos de decanos y directores de Centros está
ausente un análisis o meditación de la realidad deportiva de su entorno y esto desemboca
necesariamente en aquella frase de Asimov sobre la ciencia "Cuando existe un
problema lo primero que hay que hacer para resolverlo es ver que existe y, por ende, tomar
conciencia de ello".
Juan Pedro Rodríguez
www.juampedrino.com
Quien puede lucir canas habiendo visto pasar ante sus atentos ojos a miles y miles de
alumnos de toda procedencia, edad y condición, no tiene por menos que esbozar una sonrisa
de pena cuando atiende hoy día a la polémica que viene suscitando el intento del poder
político por implantar a golpe de decreto que en el ambiente de una aula cualquiera se
consiga inculcar al alumnado un mínimo de educación para esa vida que todos hemos de
vivir como ciudadanos, tal vez denominable educación para las ciudadanías, o, como es
moda hoy, Educación para la Ciudadanía. Da igual.
También da igual que se enfoque la cosa como una evaluable asignatura más, o como una
alternativa a otras enseñanzas éticoreligiosas, o como unas normas mínimas de urbanidad
y de comportamiento, o como una formación del espíritu en cualquier sentido: el caso es
que se percibe hasta por los antiobjetores que esto no marcha, que la educación española
brilla por su fracaso, que la juventud apenas brilla en nada, que los comportamientos
humanoides van en retroceso, que el ser humano se tecnifica al compás del
embrutecimiento, que no se avanza humanamente,
en definitiva: que a los nietos de
hoy no envidia ya nada el nieto de ayer. Y ahora llegan los responsables políticos,
atisban, miran y ven cómo está el panorama, y, como intuyen fuente de votos en el
intento por solucionarlo todo, se lanzan a la palestra apuntando inventos que, en puridad,
no sólo no inventan nada sino que además estorban sobremanera a lo ya inventado. Si se
me perdona la simpleza de la comparación, sería parangonable el caso que planteamos al
invento de un obligatorio taparrabos de hojas de parra para atajar la proliferación de
embarazos estivales en una playa nudista.
El caso comparado no es otro que pretender por ley que en una aula cualquiera se
ciudadanee al alumnado de modo tal que salga de allí comportándose como ciudadano, visto
que ni antes ni después de la clase ni, ¡ay!, durante la misma, su comportamiento es
propio de lo que sería deseable en un españolito de a pie. Habrá, pues que, antes de
meter otro invento en el aula, razonarse si ya estaba inventado, no vaya a ocurrir que las
hojas de parra sigan su tendencia otoñal y quede la playa hecha una hojarasca y los
adanes revueltos con las evas enceladas.
Si lo que se pretende con ese invento es que la generalidad de la joven ciudadanía
acabe su enseñanza obligatoria habiendo al menos oído la conveniencia de convertirse en
ciudadanos solidarios, participativos, tolerantes, ecológicos, responsables, tal vez
sumisos, es probable que a la mitad les entre eso por la oreja, si el profesor consigue
que se le oiga, y también es probable que una décima parte lo lleven a cabo mañana -hoy
es pronto- y entonces ya tendremos al educado ciudadano convencido de que el casco de una
moto es un salvavidas, o de que el reciclaje del plástico nos beneficiará en el futuro,
o de que los semáforos están para respetarlos, o de que todos tenemos los mismos
derechos; aunque es difícil que haga (o quiera hacer) algo más concreto que eso quien no
haya sido habituado antes a ponerse el casco al subirse a la moto, o a tirar las botellas
en el contenedor apropiado, o a no saltarse el semáforo en rojo, o a no pinchar con el
compás al compañero de pupitre.
La realización de los dos tipos de actos anteriores (de muy distinta magnitud por ser
los primeros abstractos y los segundos concretos) es, hoy día, imposible de toda
imposibilidad porque el único medio utilizable de que se dispone en la actualidad para
inculcar esos valores es la escuela (no, no: mejor, el aula) ya que ni en la familia ni en
la calle (ni en la escuela) se pueden adquirir debido a que la familia y la calle han
delegado esa función en el precioso recinto del aula. Pero ni siquiera ese medio (el
único, repito) es viable hoy día porque una aula-tipo ni es ya lo que dice el
diccionario, ni es ya la sombra de lo que se pensaría que debería ser; y a los
profesores me remito; y a los alumnos; no a los directivos, evidentemente.
¿Qué ha ocurrido, entonces, como para que ese medio escolar no sirva ya para que
sirva para lo que no ha servido? Ha ocurrido simplemente que el verano se ha hecho
invierno y en la playa nudista es imposible ver a nadie en pelotas: los pocos que
transitan por allí van tapados hasta los ojos; todos los taparrabos sobran; el astuto
político ha llegado tarde.
Lo que ha ocurrido en la playa, y en las aulas, para que se sepa, es que la gente que
por allí transita, o que se sienta en un pupitre, se ha adaptado al medio y los nudistas
afrontan el invierno como el alumno afronta el instituto. Y ese medio ha cambiado en estos
últimos años como de la noche al día o como del verano al invierno: si hubo un tiempo
en que en cualquier aula, desde que se entraba por la puerta hasta que se salía al
recreo, se aprendía, además de unas evaluables asignaturas, a evitar la impuntualidad,
la insubordinación, la dejadez, la despreocupación, la negligencia, el descuido, el
desorden, la indisciplina, el desaseo, la desvergüenza, la extravagancia, la inurbanidad,
la suciedad, la irrespetuosidad, la desconsideración, la grosería, la vileza, la
indecencia, la descortesía, la impasibilidad, la chulería, la desobediencia, el
egoísmo, la terquedad, la irreflexión, la importunidad, el bullicio, la molestia, el
descaro, la arrogancia, el atrevimiento, la insolencia, el insulto, el arrebato, la furia,
la infamia, la violencia, la agresividad, el avasallamiento, la provocación, la
brutalidad, la crueldad, la falsedad, la mentira, el desinterés, la ignorancia, la
trivialidad, la flojedad, la pereza, la apatía, la abulia, la desidia, la
irresponsabilidad, la inercia, la indiferencia, la maquinación, el enredo, la malicia,...
y a convertirse consecuentemente en ciudadanos solidarios, participativos, tolerantes,
ecológicos, responsables, sumisos tal vez, hoy día ese medio se ha trastocado de tal
modo que ha degenerado en el terreno abonado donde crecen todas esas incivilidades. Y a
quienes lo viven día a día me remito. Intentar, por tanto, aprovechar ese medio actual
para la educación de la joven ciudadanía, da igual ya en la magnitud que sea (abstracta
o concreta), es no tener ni idea de si hoy mismo pega abrigo o manga corta.
La única solución está, pues, en provocar la llegada de un nuevo y ya urgente verano
en el que los ciudadanos, en seco o al desnudo, puedan elegir libremente taparse o
descubrirse sin necesidad de que nadie uniformado los moleste con estupideces otoñales.
Reflexión
A propósito del editorial del número 89 de Vivat Academia
Jesús Miguel Sáez González
La verdad es que pocos españoles se paran, estos días; a razonar. Cada día
observamos como el individuo actúa más bien como primate; en ese caso y como dice
Goytisolo, "prefiero equivocarme yo que no con la razón de los demás"; y
añado que el hombre es de razones pero no de razón.
Viene siendo habitual; desde hace ya un tiempo, que la razón parece imponerse a las
razones; en ese caso algunos medios actúan según sus intereses unificando criterios de
los jerifaltes políticos (démonos una vuelta por esas tertulias, donde los invitados son
del mismo signo, con una mano de cal democrática por montera, si es que alguna vez han
oído hablar de esa palabra). Gobbels decía que una mentira tantas veces repetida se
trasforma en una verdad. Esta conducta parece instalada, propiciada por supuesto con toda
pretenciosidad y alevosía; pues las noticias se interpretan con anterioridad al hecho
mismo, desviando la atención del propio suceso tal y como ha ocurrido de manera objetiva,
y recitado como chismorreo tantas veces, que a la salud de algunos se ha de creer a pies
juntillas; cuando en el fondo se debe dudar (por ejemplo, se pone una pica sobre los
emigrantes). Poderoso caballero es Don dinero, dijo Quevedo.
El Apocalipsis esta aquí, recitan cada mañana muchas emisoras y medios escritos. Todo
va mal; menos nuestro culo a fin de mes (pienso), pues cobramos sueldo. Somos libres, dice
una emisora, debe añadirse, cercenando la libertad de los demás, y reinventamos el juego
de tirar la piedra y esconder la mano, con todo lo que esto lleva consigo, incluyendo la
motivación para que los de siempre apliquen su ley y justicia; es decir, la antigua norma
de que un país es su cortijo -el nuestro grande y libre-, con que envolverse de
patriotas, para excluir al resto, la diversidad a eliminar. Hay que decir que la viejas
ideas, que gobernaron 40 años, no han muerto, sino que se han puesto al día,
reciclándolas; y gozan de beneplácito y gracia; y desgraciadamente todos aquellos que
lucharon por las libertades son puestos en duda a día de hoy, masacrados.
Desde los micrófonos; los voceros esgrimen engaños, chismorreos nunca demostrables,
ya no con pasión, sino con violencia verborreica. Si es preciso se acude a la falsedad,
al trazo grueso, a la sin razón, al descrédito, y sobretodo a la bilis, a lo más bajo
de la sin razón, atentando si es necesario a la inteligencia; y dando vítores a aquello
que dijo Millán Astray: la cultura ha muerto, muera la inteligencia (además hay que
decir, y no se debe olvidar, que algunos telediarios son más bien noticiarios de cartón
piedra y tanto recuerdan al Nodo en sus menesteres). En ese caso y como réplica
utilizaré una frase de Cernuda: "Todo es verdad salvo el Odio", porque este
viene aparejado por la mentira. Ojo por ojo, el mundo acabará ciego, dijo Ghandi.
Me considero ciudadano del mundo; como decía Aristóteles. En España he nacido por
azar, las fronteras como la bandera están en nuestra imaginación, son pura abstracción,
y todos somos en realidad náufragos. Admiro a aquellos que cada mañana se levantan a
trabajar con esfuerzo, ellos hacen país, desde profesores de universidad a pescadores,
pasando por científicos y creadores. No entiendo de razas ni religiones, sino de
individuos que se comunican entre sí.
Reynaldo Cordero
Parecía que en la Universidad Pública española la libertad de expresión estaba a
salvo y así lo había puesto por escrito (1) Ricardo Galli, un conocido profesor de la
Universidad de las Islas Baleares (UIB) experto en nuevas tecnologías y, probablemente,
el más prestigioso comunicador de software libre en nuestro país, junto con Jesús M.
González Barahona, de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC).
La mala noticia es que, en la Universidad Pública, un docente se puede encontrar con el
panorama -como le pasó al propio Galli- de que el Rector (o Rectora) te llame por
teléfono y te advierta que "un profesor debe abstenerse de escribir
opiniones que podrían llevar a la universidad a juicios", argumento
kafkiano, a poco que uno piense en ello, y que demuestra hasta dónde puede llegar el
apoyo que puedes esperar de la universidad, o sea cero. La historia está perfectamente
detallada (2), en primera persona. y la copiamos a continuación de este apunte, para
mayor comodidad.
(1) La universidad pública, último reducto (de la libertad de expresión)
(http://mnm.uib.es/gallir/posts/2005/03/26/208/)
(2) El cierre de mi blog en la UIB (http://ricardogalli.com/2007/10/24/el-cierre-de-mi-blog-en-la-uib/)
NOTA: A continuación
copiamos ambos documentos, para mayor comodidad. No obstante, recomendamos a los lectores
el acceso a los enlaces anteriores, donde encontrarán un buen número de comentarios muy
sustanciosos.
Saturday 26/3/2005
Filed under: En la prensa http://mnm.uib.es/gallir/posts/category/en-la-prensa/,
Educación http://mnm.uib.es/gallir/posts/category/educacion/
gallir @ 13:46
El título es parte de la frase que me ha dicho un amigo periodista muy reconocido
y famoso, yo llevaba años devorando su artículos antes de conocerlo
personalmente. Él es de aquellos que periodistas que quedan muy pocos porque
ya han muerto o porque están en el paro. Hace "periodismo de
investigación" hasta para los detalles más nimios, y dice lo que piensa que hay que
decir, no lo que el consejo editorial de gran empresa mediática multinacional
considera "cómodo". No diré el nombre porque no le gusta, pero los que lo
conocen personalmente saben muy bien de quién estoy hablando. Pues hace muy poco he
tenido una conversación telefónica de casi dos horas muy interesante.
Todo más o menos comenzó cuando le comenté que leer las noticias del Cyberpaís me
producía una especie de déjà vu y que estaba cansado del exceso de politicorrectismo
en todos los medios.
Allí fue donde me empezó a contar los entresijos de las grandes empresas editoriales
y cómo ha sido la trayectoria profesional de muchos de los periodistas que leemos día a
día en todos los medios, especialmente aquellos dedicados el mundo del software y las
tecnologías. Son historias de culebrón, está todo entrelazado, por sangre, herencias,
cuñados, favores pagados o deudas comunes.
La historia es que me dijo que es peor que el politicorrectismo, se trata que en
este país para llegar a ser periodista de medio y tener "salario de general de
brigada" [sic] no hay que ser incómodo. Hay que escribir sin molestar a los demás,
y cuando se molesta a alguien es por alguna campaña pre diseñada y pensada por la
empresa para obtener algo a cambio.
Aquellos periodistas con opinión y que saben mucho duran muy poco en las empresas, o
son atacados hasta por sus colegas. Vaya, se aplica aquello de "el que se mueve no
sale en la foto". En la opinión de mi amigo eso se aplica en casi todos los negocios
y en casi toda la sociedad. Lo que se exige ahora es no hablar: "calla y trabaja,
sobre todo calla, si quieres llegar alto".
Por eso me dijo que los únicos que dicen realmente los que piensan son aquellos cuyo
nómina está asegurada independientemente de lo que digan. Y me dijo:
Eso sólo ocurre en la universidad pública, es el último reducto donde se puede
opinar libremente sin que te encuentres en el paro al día siguiente.
Pues sí, tiene estrictamente la razón. Podrán tomar "represalias", pero es
muy difícil y raro que sean tan graves como para dejar a profesores en el paro.
En los últimos tiempos yo he tenido dos "campañas" contra mí por defender
al software libre, y por supuesto criticar duramente y sin tapujos al modelo del software
privativo. La última ha sido casi de risa (http://mnm.uib.es/gallir/posts/2005/03/07/170/)
y ha venido de una persona externa a la universidad, aunque ha insistido, son varios los
profesores o "jefes" que han recibido esa carta explicada en el apunte.
Pero tuve otra, desde adentro, que duró varios años y que incluso pidieron "mi
cabeza" al rector de la universidad. Por supuesto el ataque venía de un personaje de
esos casposos, anticuados, un informático que tenía un cargo importante en el centro de
cálculo, cada día con traje oscuro. Uno con pretensiones de blue suite. De esos
que son capaces de gritar "esos del software libre/Linux son unos pringados",
"el Linux no es pofesional", "nunca habrá un Linux mientras yo
ocupe mi cargo".
Mientras tanto el correo electrónico con software privativo muy caro no funcionaba, no
se podía enviar más de unos pocos kilobytes de attachments, los servidores de
millones de euros se caían casi cada día, sólo dejaban dar clases en Windows porque el
"GNU/Linux es inseguro", publicaban en la prensa que nuestra universidad era una
de las primeras en tener wireless en todo el campus y cuatro años después todavía no es
cierto. Incluso se dieron "cursos de seguridad" donde explicaban a los
profesores que los servidores principales de la universidad tenían telnet y no ssh porque
este último era inseguro os prometo que es verdad. Así teníamos y
seguimos teniendo todavía muchos problemas con la infraestructura básica.
Mientras tanto se gastaban millones en transmitir ópera del Liceu en directo y se creían
que estaban en Silicon Valley.
Durante la época que ese señor era un "cabecilla" no me he callado y he
dicho en público y en privado lo mismo que el párrafo anterior, además de explicarles
que que el software libre ofrecía las soluciones sin tenerse que gastar tanto dinero, por
lo que me parecía casi inmoral lo que estaban haciendo, sobre todo teniendo en
cuanta nuestras carencias. La réplica fue dura, con llamadas a directivos los fines de
semana o con "razzias" cuasi policiales para controlar qué tenía en mis
servidores GNU/Linux, y por supuesto con la clásica campaña continua de desprestigio
profesional, un mobbing en toda regla (aunque ese mismo informático ex-cabecilla pofesional
preguntaba hace poco a otro informático "¿qué es eso del PHP? ¿tú lo
sabes?" ) .
Y veo que tiene razón, he tocado muchos los cojones a algunos. Digo y opino
exactamente lo que pienso. No me libro de peleas, malentendidos y acusaciones de todo
tipo. Pero puedo seguir opinando. Si hubiese estado en otro lugar no habría durado dos
horas.
El salario no es alto, hay épocas de mucho estrés, tenemos mucha burocracia,
demasiados alumnos y muy pocos recursos, faltan más profesores, no tenemos casi personal
de administración y servicios
pero soy un afortunado por ser profesor de
universidad. Puedo hacer pública mi opinión personal, al contrario que para la
mayoría de "opinadores profesionales".
Le comenté mi amigo periodista:
Todavía hay esperanzas, la universidad pública todavía existe, y los weblogs
y blogs de los "independientes" son cada vez más leídos. Aunque ya hay
una campaña desde algunos medios tradicionales contra los bloggers
y la
universidad pública.
"Es lógico y coherente", me dijo.
El cierre de mi
blog en la UIB
Ricardo Galli, de software libre. Octubre 24, 2007
Guardado en: UIB, legales, ética http://es.wordpress.com/tag/uib/
, http://es.wordpress.com/tag/legales/,
http://es.wordpress.com/tag/etica/ -
gallir @ 8:38 pm
Esta mañana recibí una llamada de la rectora de la UIB solicitándome que elimine un
apunte (copia completa en este nuevo blog http://gallir.wordpress.com/2007/08/
20/%c2%bfquien-observa-a-los-pseudo-observatorios-de-internet/) porque recibieron una
carta o llamada telefónica del señor Canals amenazando con iniciar acciones legales a
la universidad por ser subsidiaria al estar alojado bajo el dominio uib.es.
Me pidió además que aunque pueda seguir con mi blog me abstenga de escribir
opiniones que podrían llevar a la universidad a juicios.
Le expliqué mi total disconformidad con el pedido, así mismo le expresé que lo
haría (y que cerraría mi blog) porque tengo una enorme deuda moral con ella, de sus
épocas de síndic de greuges de la UIB. Estoy cumpliendo con mi palabra, y le pido
disculpas por las molestias personales y pérdida de tiempo que le pude haber ocasionado.
Pero también explicaré mi opinión, cuyas ideas fundamentales ya las expresé a la
rectora en mi conversación telefónica (debo admitir que parecía comprenderlas, aunque
se mantuvo firme en que retire el apunte en cuestión).
La constitución española reconoce dos derechos fundamentales: la libertad de
expresión y la libertad de cátedra. Por supuesto, aunque fundamentales, ambos derechos
están limitados por las leyes y el autor es el último responsable de sus opiniones. En
mi caso mi apuntes van "firmados" por lo que asumo toda la responsabilidad legal
de la que nunca he intentado rehuir.
Según me han comentado, parte del equipo rectoral afirmaba que no debería poder tener
un blog personal en el dominio uib.es. Aunque no hay normativa específica de la UIB para
estos casos se contradice con las políticas y promesas de promover Internet y el debate
público de las ideas. En caso de haber una política restrictiva sobre este tema, por
lógica también debería aplicarse a todas las opiniones personales de correos
electrónicos desde la uib.es e incluso a las opiniones personales dentro de las
instalaciones físicas de la universidad, como las aulas. Ahora ya no confío ni en lo que
pueda escribir por correo electrónico desde la UIB o que use mi dirección gallir @
uib.es.
El problema fundamental parece ser que se trata de "Internet" ya que nadie me
solicitó que "controle" mis opiniones en las aulas o en artículos en medios
externos aunque firme como "profesor de la UIB". En estos casos, Internet, y
desde un servidor pagado por un proyecto de investigación y del que soy el único
administrador que no depende ni es administrado por la "institución"
deberían haber acudido a la Ley 34/2002, de 11 de julio, de Servicios de la Sociedad de
la Información (LSSI).
Si hubiese habido interés del equipo rectoral de ante la duda mejor
respetar los derechos fundamentales el mismo equipo asesor legal de la UIB podría haber
respondido al requerimiento del señor Canals de la siguiente forma (es una adaptación de
una de las respuestas que enviamos desde el Menéame a uno de los cease&desist):
Según el artículo 11 de la Ley 34/2002 de 11 de julio, recordar que sólo es de
aplicación las medidas provisionales que prevé este artículo cuando un órgano
competente por razón de la materia lo hubiera ordenado. A fecha 24 de octubre de 2007,
los responsables de uib.es no han recibido notificación de ningún órgano competente en
relación con el asunto suscitado.
Según los artículos 14, 15 y 16 de la Ley 34/2002 de 11 de julio, la UIB no puede ser
considerada responsable de ninguna infracción de los preceptos del artículo 13 (de
responsabilidad) ya que como indica el propio artículo 16, se exime de responsabilidad
cuando no se tiene conocimiento efectivo de que la actividad o la información almacenada
es ilícita o de que lesiona bienes o derechos de un tercero susceptibles de
indemnización, pero que en todo caso, ese conocimiento efectivo predicado existirá,
única y exclusivamente, cuando un órgano competente haya declarado la ilicitud de
los datos, ordenado su retirada o que se imposibilite el acceso a los mismos, o se hubiera
declarado la existencia de la lesión, y el prestador conociera la correspondiente
resolución (artículo 16 párrafo tercero de la Ley 34/2002 de 11 de julio).
Pero no lo han hecho han elegido la opción más cómoda, y con un método al que
sabían me resultaba imposible negarme.
Es que está muy bien eso de defender y exigir que la libertad de cátedra estén
garantizados por la Constitución, pero claramente el punto de vista cambia cuando
defender esa garantía involucra un poco de tiempo y/o decisión política mínimamente
valiente. En estos casos parece que prevalece "mejor que no haya follones" y se
le pide al autor que no deje rastro de su opinión, aunque se trate de casos tan absurdos
como cartas o llamadas telefónicas de un "emprendedor" enfadado porque lo han
criticado sus noticias en prensa o sus métodos nada éticos hasta penalizados por
buscadores de posicionar dominios de Internet.
Por supuesto, estoy en radical desacuerdo con la decisión del equipo de dirección de
la UIB, ni siquiera puedo llegar a comprender mínimamente cómo han llegado a tomar esta
decisión.
Mientras que en una microempresa como Menéame dedicamos mucho tiempo y esfuerzo en
defender la libertad de expresión de 50.000 personas anónimas y a las que ni
conocemos contra las amenazas legales de abogados de empresas "ofendidas",
mi Universidad, esa que debería ser el centro de debate sobre libertad y sociedad de la
información, la de opinión libre y honesta de sus miembros, la que tiene un equipo de
abogados y un equipo directivo de respetados doctores y científicos ha tomado la vía
menos valiente, pero la más cómoda
como si la "libertad" fuese un regalo
divino que no necesita que se la defienda.
Así llegamos a la triste situación de que sólo una carta, email o llamada
telefónica todavía no lo sé de un abogado "mediático" somete a
una universidad incluso aunque la Constitución o la polémica LSSI le respalden.
Hace año y medio escribí "La universidad pública, último reducto (de la
libertad de expresión http://mnm.uib.es/gallir/posts/2005/03/26/208/)"
donde reproduje una frase de un amigo mío:
Eso sólo ocurre en la universidad pública, es el último reducto donde se puede
opinar libremente sin que te encuentres en el paro al día siguiente.
En ese mismo artículo alabé mucho a la UIB por la libertad que me han dado para
opinar, a pesar de las molestias que causó a algunos de sus directivos disculpas y
gracias a ellos. Poco tiempo después, y con un equipo directivo que se presentó
como "progresista" debo decir todo lo contrario: Alfred, estimado amigo, ya ni
siquiera eso.
Por otro lado hace poco tiempo critiqué de forma bastante dura (http://mnm.uib.es/gallir/posts/2007/10/18/1203/)
la forma en que se estaba llevando la propuesta de la LISI la modificación a la
LSSI citada más arriba. Hoy leo en el blog de la diputada Lourdes Muñoz que se
aprobó la finalmente por unanimidad (http://lourdesmunozsantamaria.blogspot.com/
2007/10/la-lisi-aprobada-en-comisin-unanimidad.html). La cito textualmente:
Respecto a la retirada de contenidos de páginas web. No se podrá cerrar ninguna
página web sin intervención judicial cuando se trate de derechos fundamentales de
libertad de expresión, información o cátedra. Todos los grupos hemos votado por
unanimidad que la Ley no deje caminos a la censura.
De ser verdad, disculpas por la crítica si fue injustificada. Pero por razones obvias
espero me permitan dudar de que esos derechos estén garantizados incluso en instituciones
académicas.
Voy acabando, no puedo escribir demasiado claro además me está costando mucho
medir mis palabras, pero espero que se haya comprendido las razones por las que reseteo
y comienzo otro blog, y el porqué de mi sentimiento de tristeza y fracaso.
La única razón de que mi blog estuviese en la UIB, a pesar de las discusiones y malos
rollos que me ocasionaba, era porque constituía mi particular activismo por la libertad
de expresión y el debate honesto en la universidad, estaba orgulloso de él, y de que
funcionase
hasta hoy.
Casi tengo en los genes que failure is always an option, pero creo que éste es
mi fracaso personal más triste.
Actualización
F. E. Canal, el que presuntamente "amenazó con acciones legales" si no se
eliminaba el apunte escribe este comentario. Según él no hubo tal "amenaza",
ni que haya pedido el cierre del blog (¿y el borrado del apunte?). Gracias además por el
"apoyo moral", pero ahora ¿a quién debo creer? De todas formas, gracias, es
bueno saberlo ya que hasta ahora no me informaron de nada (sí, pedí a la rectora que me
envíen una copia de la carta si exitiese).
Aún así le rectifico y me ratifico, mi apunte sobre el
"observatorio" tiene críticas fundadas y con pruebas (no podía ser tan
errónea mi crítica para que el dominio "criticado" haya
"desaparecido" súbitamente y redireccione hacia un nuevo web con su nombre
personal). Y siempre tuvo derecho a réplica en mi blog anterior, de hecho la ha ejercido
sin problemas (y por duplicado.. triplicado, también el mismo rollo exacto en
el Menéame, además de los correos privados).
Le había prometido que las críticas y respuestas que tenía en borrador se las haría
llegar por privado, pero con la insistencia cansina-victimista me está dando argumentos
para otro buen apunte.
La jaula de las
vírgenes
Edurne Uriarte
Publicado en abc.es (06/10/07)
EL multiculturalismo le juega muy malas pasadas a la izquierda. Le destroza su discurso
sobre la igualdad entre sexos, entre otras cosas, a través del velo y otras imposiciones
opresivas contra las mujeres, que la izquierda se obstina en confundir con libertad
religiosa o cultural. Ahora, la Generalitat y, a lo largo de la legislatura, el Gobierno,
que ha dejado claro que no piensa prohibir el velo y que lo considera comparable a
cualquier símbolo religioso. Es decir, suspenso demoledor en el capítulo de la I de
Igualdad del vídeo de las Juventudes Socialistas. La derecha europea, que tampoco conoce
mucho del significado del velo, al menos se opone en mayor proporción a él en nombre de
los principios liberales.
La izquierda, en nombre de los principios multiculturales, apoya la desigualdad de las
mujeres musulmanas y permite su práctica delante de sus propias narices y en contra de
los principios de igualdad de sus constituciones. La consecuencia, denuncia la escritora
ugandesa Irshad Manji, expulsada a los 14 años de la escuela por criticar el islam, es
que ahonda el pozo de las mujeres musulmanas. Apuntala los barrotes de la jaula de las
vírgenes que Ayaan Irsi Ali denunció en su libro «Yo acuso». Se preguntan ambas
musulmanas liberales por qué los occidentales tienen tanto miedo a posicionarse contra
los abusos del islam.
Primero, por miedo a la persecución fundamentalista, les respondería. Nadie se olvida
de Theo Van Gogh, ni de los muchos musulmanes amenazados en la propia Europa. Y segundo,
por un profundo desconocimiento del significado del velo, que lleva a la izquierda a
meterlo en el multiculturalismo como si de la defensa de una lengua minoritaria o de un
exótico instrumento musical se tratara.
Entre las muchas estupideces que provoca el desconocimiento, está ésa que compara el
velo con las presiones estéticas que sufren las mujeres occidentales y les llevan, por
ejemplo, a someterse a operaciones de cirugía estética. Como ha dicho Irshad Manji, no
sé de ningún padre que desherede a su hija por querer aumentar el tamaño de sus pechos,
pero sí porque se niegue a ser circuncidada o a casarse con quien se le ha asignado.
O porque se niegue a llevar el velo, que es un elemento más de la jaula de vírgenes
en la que están atrapadas las mujeres del islam más conservador. La jaula que las
encierra bajo la vestimenta, en las casas, ocultas de la vista de los hombres. Que les
inculca desde niñas, también en Gerona y con nuestro apoyo, que deben obediencia a los
hombres y que cualquier incumplimiento de las normas sexuales que rigen para ellas, pero
no para ellos, provocará la vergüenza y el deshonor de su familia y las arrojará al
estercolero social. Como la virginidad, cuya pérdida antes del matrimonio provoca cada
año el asesinato de 5.000 chicas en países islámicos, según Naciones Unidas. O la
mutilación de genitales que aún se lleva a cabo en más de treinta países. O la
exhibición pública del cabello y de otras partes del cuerpo, que provoca el rechazo de
la familia y de la sociedad y la persecución.
Los mismos que confunden el velo con las operaciones de cirugía estética alegan que
las musulmanas europeas se lo ponen o se lo quitan con libertad, aunque tengan ocho años,
como Shaima. En apoyo a su teoría, cabe citar a Abdelaziz ibn Abdelrahman, miembro del
Consejo Consultivo de Arabía Saudí que, al ser preguntado por la falta de derechos
políticos de las mujeres en su país, afirmó que no hay problema, si se les preguntara a
las mujeres, dirían que no quieren participar, que ya están representadas por los
hombres. Como la madre de Shaima y otras europeas. Conformes con esa jaula que las protege
de la furia de su familia y de su comunidad.
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