El Rincón Literario
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ISSN: 1575-2844

Revista Vivat Academia

  Histórico. Año X

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Diciembre 2007 - Enero 2008. Nº 91

Contenido de esta sección:

24 horas con Guillermo Cabrera Infante (Jesús Miguel Sáez González)
Paleto y la Virgen de Santa Rosa (Leyenda de Lares) (José O. Colón Ruiz)

24 horas con Guillermo Cabrera Infante

Jesús Miguel Sáez González

En un lugar del azar de la mente, de cuyo nombre, fecha y datos puede que me acuerde, existía, por entonces, un insoportable deseo por aprehender; mientras un bostezo estupendo se apoderaba de su boca, en la última mesa del colegio; justo en ese territorio comanche que divide la mezquindad entre los profesores y la cinefilia alobada, además literaria. Fue a conocer en su deleite a Octavio, Cortazar, Donoso y Gabriel, compañeros de juegos desde entonces, como antes también lo fueron Alfonso dícese Sánchez, Teresa y de Jesús, José y Luís de Borges, Luís de Calanda y tantas otras constelaciones, que alucinaban entre perplejidades y suspiros a veinticuatro fotogramas o palabras por minuto, vendiéndote el alma e invitándote a traspasar las trincheras de lo asocial; entre comillas. Este niño lo lleva claro -decían.

En una de estas tertulias, que juegan entre la ficción y la realidad, tuvo deleite en conocer a Caín, que por entonces se apodaba Guillermo. Caín, ese chivo loco por los cuadros (Fotogramas), apartado bajo la neblina de Londres, como sus Tres tristes tigres, dormía al raso de una Arcadia todas las noches; mientras el humo flotaba sobre sus ojos de exiliado; como Rodrigo de Triana, aquel que descubrió el tabaco, allá por la Habana, y lo quemaron como a un puro -dicen que fue Zeus, un puñetero santo-. Caín posee un don, maestro de la vanidad, que lo convierte en un hermoso Apolo de la palabra, nada menos que difunto, entre tratamientos de choque y fumarretas de locura, tras leer, con toda probabilidad, el Quijote de las Indias. Este narrador irreverente fluye entre limbos de glamour al ritmo de Conga, describiendo ese Oficio del siglo XX, tan discutido como una paternidad: fue antes Edison o los Lumiere.

Discutíamos por Ciudadano Kane aquella tarde Néstor, Caín y un servidor. Entonces Cabrerita, con ese su aroma de sutil vanidad, se equivocó y cayó en la cuenta, se dignó como un maestro a retractarse, mientras sus labios repetían una y otra vez la palabra Rosband, dejando así caer una bolita de nieve que rodaba por el suelo enmoquetado de su casa londinense, donde, por cierto, nunca sale el sol. Todos nos sorprendimos por su extraño parecido con aquella escena planificada por Welles el renacentista, esta película que todos ustedes, supongo, ya conocen, y donde se reinventa una nueva forma de contar y por contar. Caín se levantó, más tarde, poseído por una indescifrable paciencia; mientras tanto Néstor y yo nos mirábamos sorprendidos en contraplano, más por nuestra humildad que por oficio.

Esta anécdota siempre la narro por parecerme cinéfilamente inolvidable, irreprochable. Ya no recuerdo si fue verdad o me lo pareció, los años no me lo permiten, pero aún oigo de boca en boca a esos juglares, probablemente mentirosos, que la recitan.

De vuelta siempre a la realidad como Cervantes. Aquel muchacho, tan anodino, se deleita en escribir su primera crítica, Sospecha de Alfred Hitchcock, entonces la pérfida Gorgona lo castiga al patíbulo, que otorga el ridículo en su desdicha, y a vagar eternamente por el Hades.

Años después, y con estas palabras, este autor renegando de la burla de un pasado infiel, y desde el escepticismo, siempre con la literatura y el cine por delante, levantó el vuelo.

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Paleto y la Virgen de Santa Rosa
(Leyenda de Lares)

José O. Colón Ruiz

- ¡Amo, hace mucho tiempo que usted no nos cuenta una leyenda.

- Paleto, es que hemos caído en un "slump"...

- ¡Oiga, o me habla buen español o inglés! ¡Déjese de anglicismos!

- Buen amigo, es que el "issue" del "English only" está de moda.

- ¡Y dale con los anglicismos!

- Bueno, amigo, es que todo queda en cuentos, frases con la ventana cerrada, o una puerta abierta, esperando misterios. Luego, uno va en busca de la palabra de la existencia exacta.
>> En fin, pétalos de amor.

- ¡Espere!, ¡Espere! Espere Amo, que yo no entiendo esas frases líricas.
>> Vamos al tema de hoy. ¿Y la leyenda de la Virgen de Santa Rosa que me iba a contar?

- ¿Cuento o leyenda, amigo?

- ¡Bueno...!

- Paleto, cuenta la leyenda que en Lares había una niña que solía pasar por un camino vecinal para llegar al pueblo. En la ladera de uno de los cerros, había un pozo de agua cristalina y pura. Un día, cuando la niña iba para su casa se le apareció la Virgen de Santa Rosa.

- ¿Cómo La Virgen del Pozo de Sábana Grande?

- Bueno algo parecido. En Puerto Rico, La Virgen ha hecho presencia en diferentes lugares de la isla.

- Y en Europa, Amo...

- Déjame terminar. El asunto es que esta Virgen profetizó los temblores de tierra habidos en la isla en 1911 y 1920.

- Sí, esos temblores son historia, porque los maremotos cubrieron varios pueblos y provocaron desastres.

- En realidad, Paleto, la historia pasó de generación en generación.

- ¿Leyenda, Amo?

- Sí. En el lugar de la aparición de la Virgen, con el tiempo, se construyeron dos escuelas y un estacionamiento. Luego, La Compañía Colorama, que retrata y produce tarjetas ilustrativas, tomó una serie de fotos en La Plaza de la Revolución de Lares para un trabajo. Se dice que, al revelarlas y ampliarlas, notaron que en la parte superior aparecía la Virgen.

- ¡Amo, ahí se retrata y termina la leyenda!

- Sí, y no, pues en 1988 se realizó un censo entre los que aseguraban haber visto la Virgen de Santa Rosa. Tal fue la afirmación, que el alcalde de entonces, Antonio Oliver, y el alcalde de ese año (1988), Don Miguel Pagán, levantaron un Acta Notarial, ante el licenciado Abigail Feliciano, dando testimonio sobre este acontecimiento.

En eso, Paleto relincha al escuchar un trueno estridente e irse la luz por unos segundos. Al sonido de un nuevo trueno relincha otra vez, suave, como pidiéndole a la Virgen que lo protegiera.

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Vivat Academia, revista del "Grupo de Reflexión de la Universidad de Alcalá" (GRUA).
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Última modificación: 11-01-2008