¿Deporte en la Universidad de Alcalá?Julio Gutiérrez. Universidad de Alcalá El deporte en la Universidad de Alcalá ya no es una asignatura pendiente. El deporte en la UAH ha agotado todas las convocatorias, incluidas las de gracia, en consecuencia, y gracias a sus autoridades académicas, las actuales y las pasadas, debería abandonar el Campus. Por un lado es una buena noticia, los que han dedicado sus esfuerzos a intentar parar el desastre ya no tendrán que preocuparse del asunto. ¿El tiempo perdido? Estamos muy acostumbrados a que nadie valore nuestro trabajo y el tiempo es algo que, al parecer de políticos y gestores universitarios, nos sobra a los docentes y al personal de Administración y Servicios. Veamos algunos ejemplos. Se implantaron los estudios en Ciencias del Deporte sin instalaciones mínimamente adecuadas y, después de varios años, seguimos en la misma situación. Tan sólo se ha construido un nuevo polideportivo, a utilizar con mucha delicadeza; en él no se pueden organizar ciertas actividades ¡porque se puede deteriorar! A la "cabeza" no le cabe eso de "mens sana in corpore sano". Un alumno que desee practicar su deporte favorito deberá hacer sacrificios, no sólo sin recompensa, sino, en muchos casos, con penalización. Verdad es que existen algunas asignaturas de libre elección que premian, con un par de créditos, el aprendizaje de ciertos deportes. Sin embargo, como ya indiqué en su día, eso sólo puede servir para atraer a los cazadores de créditos; además, en los nuevos planes de estudio desaparecerán con toda seguridad. La práctica deportiva se debe recompensar cuando es habitual y extendida a lo largo de la mayoría de los años de permanencia en las aulas. Hablemos de la ubicación de las instalaciones; la historia es casi una novela de suspense. Cuando Gala ganó por primera vez las elecciones, las instalaciones consistían en un par de porterías junto a los hangares, donde personal y alumnos se dejaban, literalmente, el pellejo de rodillas y codos practicando el único deporte posible, el fútbol, por supuesto. El programa electoral prometía la maravilla de las maravillas (bien es verdad que no había sido redactado por el propio candidato, sino por algunos deportistas aficionados de la Universidad de Alcalá). Entre los "hangares" y el edificio de Ciencias se ubicarían las instalaciones deportivas. Las nuevas edificaciones para los centros se construirían alrededor, y la estructura medio en ruinas sería acondicionada para biblioteca central, amén de ser la base de un polideportivo. Quedaban así las instalaciones deportivas en el centro mismo de la actividad docente, con fácil y rápido acceso. Pero nuestro gozo tardó poco en caer en el pozo de la preocupación. Durante una sesión de la Junta de Gobierno, nos enteramos, incluidos los miembros del equipo rectoral, del destino de la zona reservada al deporte: el jardín botánico. ¿Y las instalaciones deportivas? "Ya veremos..., ¿pegadas a la carretera de Meco?"; es decir, al destierro. Claro que también fueron al destierro los centros del Politécnico, pero eso fue muy posterior. Mejor no cansamos al lector con los avatares y desventuras del Servicio de Deportes y las instalaciones correspondientes. Añadiremos un dato, tras mucho presionar, conseguimos que se creara la plaza del director de los Servicios y no se perdieran, como venía siendo habitual, los fondos del Consejo de Universidades concedidos para la construcción de polideportivos. Después de muchos años y enorme esfuerzo, las instalaciones deportivas de la UAH fueron una caricatura de las existentes en cualquier otra universidad española, mas todos contentos, al fin y al cabo ¡menos da una piedra! Gran sacrificio supuso la implantación de deportes minoritarios, obligados a ubicarse en plan nómada, como los israelitas en el desierto, en busca de la "Tierra Prometida". En cualquier caso, resulta irónico que se haya dado al nuevo polideportivo el nombre de "Manuel Gala"; su interés por el deporte era más bien escaso, tirando a nulo. En otra ocasión quizás hablemos de cómo y por qué se implantaron los estudios de Ciencias del Deporte durante su último periodo de gobierno. Cuando al fin parecía que el Servicio de Deportes estaba bien planificado y tenía asignado el territorio correspondiente en el plan de ordenación del Campus, nos enteramos, leyendo los documentos de un Consejo de Gobierno del mes de febrero, del "regalo" de casi 30.000 metros cuadrados de dicho territorio al Instituto Cajal del C.S.I.C. Ahora, ese terreno debe ser recalificado como edificable, sin embargo, en el Campus existen parcelas de las mismas o mayores dimensiones ya destinadas a la ubicación de edificios designados como docentes y/o de investigación. ¿A qué viene tal desatino? Lo peor: nadie, salvo el rector y quizás el gerente, sabía algo acerca de la parcela destinada al "regalo", hasta la lectura de los documentos del mencionado Consejo de Gobierno. En ellos se especifica: "La concesión administrativa se otorgará sobre la parcela AA-1 del Campus externo de la Universidad. Dicha parcela será ampliada en la superficie necesaria hasta un máximo de 30.000 metros cuadrados con cargo a la actual parcela DP-2". Y eso porque los más avispados saben que la parcela DP-2 está destinada al deporte (el proyecto asigna una superficie bastante pequeña sobre la parcela AA-1, según nuestras pesquisas). Una última reflexión: ¿Cuánto le supondrá al C.S.I.C. la venta del solar, sede actual del I. Cajal, en pleno centro de Madrid? Ciertamente, también puede ocurrir lo mismo que aconteció con el edificio del Instituto Geográfico, a saber, una vez construido, los investigadores dijeron que a Alcalá venía a trabajar "Rita la cantaora", y allí siguen, junto a la glorieta de "Cuatro Caminos", en Madrid. Volver al principio del artículo Volver al principio |
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