José Luis Sampedro "¿Europa prefiere autores más ricos pero menos leídos?" Cuando yo era un muchacho, en la España de 1931, vivía en Aranjuez un Maestro Nacional llamado D. Justo G. Escudero Lezamit. A punto de jubilarse, acudía a la escuela incluso los sábados por la mañana aunque no tenía clases porque allí, en un despachito que le habían cedido, atendía su biblioteca circulante. Era suya porque la había creado él solo, con libros donados por amigos, instituciones y padres de alumnos. Sus 'clientes' éramos jóvenes y adultos, hombres y mujeres a quienes sólo cobraba cincuenta céntimos al mes por prestar a cada cual un libro a la semana. Allí descubrí a Dickens y a Baroja, leí a Salgari y a Karl May. Muchos años después hice una visita a una bibliotequita de un pueblo madrileño. No parecía haber sido muy frecuentada, pero se había hecho cargo recientemente una joven titulada quien había ideado crear un rincón exclusivo para los niños con un trozo de moqueta para sentarlos. Al principio las madres acogieron la idea con simpatía porque les servía de guardería. Tras recoger a sus hijos en el colegio los dejaban allí un rato mientras terminaban de hacer sus compras, pero cuando regresaban a por ellos, no era raro que los niños, intrigados por el final, pidieran quedarse un ratito más hasta terminar el cuento que estaban leyendo. Durante la espera, las madres curioseaban, cogían algún libro, lo hojeaban y a veces también ellas quedaban prendadas. Tiempo después me enteré de que la experiencia había dado sus frutos: algunas lectoras eran mujeres que nunca habían leído antes de que una simple moqueta en manos de una joven bibliotecaria les descubriera otros mundos. Y aún más años después descubrí otro prodigio en un gran hospital de Valencia. La biblioteca de atención al paciente, con la que mitigan las largas esperas y angustias tanto de familiares como de los propios enfermos, fue creada por iniciativa y voluntarismo de una empleada. Con un carrito del supermercado cargado de libros donados, paseándose por las distintas plantas, con largas peregrinaciones y luchas con la administración intentando convencer a burócratas y médicos no siempre abiertos a otras consideraciones, de que el conocimiento y el placer que proporciona la lectura puede contribuir a la curación, al cabo de los años ha logrado dotar al hospital y sus usuarios de una biblioteca con un servicio de préstamos y unas actividades que le han valido, además del prestigio y admiración de cuantos hemos pasado por ahí, un premio del gremio de libreros en reconocimiento a su labor en favor del libro. Evoco ahora estos tres de entre los muchos ejemplos de tesón bibliotecario, al enterarme de que resurge la amenaza del préstamo de pago. Se pretende obligar a las bibliotecas a pagar 20 céntimos por cada libro prestado en concepto de canon para resarcir -eso dicen- a los autores del desgaste del préstamo. Me quedo confuso y no entiendo nada. En la vida corriente el que paga una suma es porque:
Y yo me pregunto: ¿qué obtiene una biblioteca pública, una vez pagada la adquisición del libro para prestarlo? ¿O es que debe ser multada por cumplir con su misión, que es precisamente ésa, la de prestar libros y fomentar la lectura? Por otro lado, ¿qué se les desgasta a los autores en la operación?.¿Acaso dejaron de cobrar por el libro? ¿Se les leerá menos por ser lecturas prestadas? ¿Venderán menos o les servirá de publicidad el préstamo como cuando una fábrica regala muestras de sus productos? Pero, sobre todo: ¿Se quiere fomentar la lectura? ¿Europa prefiere autores más ricos pero menos leídos? No entiendo a esa Europa mercantil. Personalmente prefiero que me lean y soy yo quien se siente deudor con la labor bibliotecaria en la difusión de mi obra. Sépanlo quienes, sin preguntarme, pretenden defender mis intereses de autor cargándose a las bibliotecas. He firmado en contra de esa medida en diferentes ocasiones y me uno nuevamente a la campaña. ¡NO AL PRÉSTAMO DE PAGO EN BIBLIOTECAS! 30 de Enero de 2008 Referencia: blog de David Bravo. Volver al principio del artículo Volver al principioDecálogo para formar un delincuenteEmilio Calatayud El popular juez de menores de Granada, Emilio Calatayud, conocido por sus sentencias educativas y orientadoras, ha publicado un libro 'Reflexiones de un juez de menores' (editorial Dauro) en el que inserta un 'Decálogo para formar un delincuente'. Es muy interesante, y dice así: 1: Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece. 2: No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente. 3: Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto lo animará a hacer cosas más graciosas 4: No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad. 5: Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás. 6: Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura. 7: Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre. 8: Dele todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar. 9: Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones. 10: Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo. Volver al principio del artículo Volver al principioLa Sociedad de
la Información y el derecho de los menores.
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AÑO | I.P.C. |
INCREMENTO |
DIFERENCIA |
1982 |
14,00% |
8,00% |
-6,00% |
1983 |
12,20% |
9,00% |
-3,20% |
1984 |
11,90% |
6,50% |
-5,40% |
1985 |
8,20% |
6,50% |
-1,70% |
1986 |
8,30% |
7,20% |
-1,10% |
1987 |
4,60% |
5,00% |
0,40% |
1988 |
5,80% |
4,00% |
-1,80% |
1989 |
6,90% |
4,00% |
-2,90% |
1990 |
6,50% |
6,00% |
-0,50% |
1991 |
5,50% |
7,22% |
1,72% |
1992 |
5,30% |
6,10% |
0,80% |
1993 |
4,90% |
1,80% |
-3,10% |
1994 |
4,30% |
0,00% |
-4,30% |
1995 |
4,30% |
3,50% |
-0,80% |
1996 |
3,50% |
3,50% |
0,00% |
1997 |
2,10% |
0,00% |
-2,10% |
1998 |
2,10% |
2,10% |
0,00% |
1999 |
2,40% |
1,80% |
-0,60% |
2000 |
4,00% |
2,00% |
-2,00% |
2001 |
3,10% |
2,00% |
-1,10% |
2002 |
4,00% |
2,00% |
-2,00% |
2003 |
2,60% |
2,00% |
-0,60% |
2004 |
3,20% |
2,00% |
-1,20% |
2005 |
3,70% |
2,00% |
-1,70% |
2006 |
2,70% |
2,00% |
-0,70% |
2007 |
4,20% |
2,00% |
-2,20% |
82/07 | PÉRDIDA |
-42,08% |
En la tabla se observa que la pérdida es sistemática y que ningún año se ha logrado la inflación prevista, entonces ¿por qué no se revisan los salarios, como ocurre con las pensiones?, por ejemplo.
Si se observa esta otra tabla se puede ver lo que deberíamos estar ganando si, simplemente, se hubiera mantenido el poder adquisitivo
SALARIO |
DEBERÍA |
PÉRDIDA DURANTE |
PÉRDIDA ACUMULADA |
1.000,00 | 1.420,80 | 5.891,20 | 76.585,60 |
1.200,00 | 1.704,96 | 7.069,44 | 91.902,72 |
1.400,00 | 1.989,12 | 8.247,68 | 107.219,84 |
1.800,00 | 2.557,44 | 10.604,16 | 137.854,08 |
2.200,00 | 3.125,76 | 12.960,64 | 168.488,32 |
Estas cifras son abrumadoras, parecen increíbles, pero son simple cálculo.
¿Acaso no vivía mejor, hace tiempo, un jefe de negociado, un médico o un auxiliar?
En las familias, que eran más numerosas, un solo funcionario podía hacer frente a los gastos y, en muchos casos, vivir muy cómodamente. En la actualidad, aún siendo dos los que trabajan, tienen verdaderos problemas para llegar a fin de mes.
Hay que tener en cuenta que esta reducción salarial afecta, de la misma forma, a las futuras pensiones de los empleados públicos, menores salarios = menores pensiones. ¡Vamos, que para toda la vida!
Fueron los SINDICATOS los que ,en la mayor bajada de pantalones de la historia sindical, pactaron, con el Gobierno de turno, que los salarios subieran según la inflación prevista y ¡SIN CLÁUSULA DE REVISIÓN! ¿Les parecería que esto es justo? Quizás los sindicatos, mejor los sindicalistas de turno, estaban cautivos, mejor cautivados, por las prebendas repartidas entre los liberados.
La justificación "oficial" estaba en la crisis económica y en el déficit público. Pues bien, la economía española lleva creciendo a tasas superiores al 3 %, por encima de la media europea, más de doce años (bien presumen de ello los diferentes gobiernos) y existe superávit en las cuentas públicas.
Entonces, ¿por qué se ha de seguir con esta injusticia?
¿Pensarán continuar así otros veinte años?
Lo que sí sería justo es que nos devolvieran lo perdido durante todos estos años, pertenece a los empleados públicos, nos lo deben.
Como parece que ni los Gobiernos de turno ni los Representantes Sindicales quieren hacer nada al respecto, tendremos que ser nosotros los que reclamemos lo nuestro. Tristemente, en este país es siempre aplicable lo de "quien no llora, no mama".
¿Qué podemos hacer?
Uno de los motivos por los que los empleados públicos han permitido esta injusticia es el desconocimiento de la magnitud y la gravedad del problema.
En la actualidad, el correo electrónico es un instrumento muy potente de transmisión de información. Por eso sería interesante, para todos, que difundiéramos estos datos lo más posible , enviándolos a compañeros, amigos, vecinos, conocidos de otras Administraciones, incluso de otras Comunidades Autónomas, para que se adquiera conciencia; las cifras son ofensivas y cuando se conozcan...
Quizás a alguien se le ocurra proponer iniciativas de algún tipo para denunciar lo descrito. Por ejemplo:
Si tienes algún compañero liberado sindical, coméntaselo y ¿por qué no?, pídele explicaciones. Ojalá se consiguiera que los Sindicatos adoptaran como reivindicación:
El establecimiento inmediato de la cláusula de revisión salarial. | |
La recuperación, aunque fuera progresiva, de todo lo perdido durante estos años, pero sin convertirlo en complementos "trampa", como viene siendo habitual. |
Seguro que a alguien se le ocurre:
Enviar cartas y correos electrónicos a periódicos. | |
Intervenciones en programas de radio o televisión. | |
Participar en foros y Blogs de Internet. | |
Acudir al Defensor del Pueblo. ¿Existe algún sindicato europeo de funcionarios? | |
Acudir a las asambleas sindicales y sacar el tema. | |
¿Alguna manifestación, pero sin sindicatos? | |
Seguro que muchas otras, pues somos dos millones y medio y nos interesa a todos. |
Si tienes alguna iniciativa hazla circular, seguro que será bien acogida.
El PSOE modificará los libros de texto y legales para llevar la igualdad hombre-mujer al lenguaje (Juan Fernández-Cuesta) | |
Haciendo nuevas amigas (Arturo Pérez-Reverte) | |
Dejen tranquila a nuestra lengua (Francisco Rodríguez Adrados) | |
La energía nuclear, una alternativa (José Canosa) | |
¿Qué entiende usted por investigación con células madre? (Nicolás Jouve de la Barreda) | |
¿Qué sucede en Dinamarca? (José Luis Restán) |
Juan Fernández-Cuesta. Madrid.
Publicado en ABC, 25/02/08
El Partido Socialista ha decidido «modificar el uso tradicional del masculino para representar a las mujeres en los textos educativos, legales, comunicaciones, publicaciones». Es una de las medidas incluidas en el programa electoral de esta formación política para las próximas elecciones generales, en este caso referida al capítulo «Educación para la Igualdad». Por ejemplo, en un texto de segundo de Secundaria, a «la alta burguesía (grandes comerciantes y banqueros)...» habrá que aplicarle el calificativo de «grandes comerciantas y banqueras». «El deseo de algunos profesores y estudiantes» se convertirá en «el deseo de profesores/as y estudiantes/as». Y «los ciudadanos que se presenten a las elecciones» se convertirá en «los ciudadanos y las ciudadanas que se presenten...».
Así queda incluido en el Programa Electoral 2008 del PSOE después de diferentes estudios realizados por el Instituto de la Mujer, entre otros, y solicitado por distintas plataformas de mujeres. El debate se tensó en Andalucía, y ahora podremos encontrar, en caso de victoria socialista, «maridos» y «maridas», o incluso rectificaciones del diccionario de la Real Academia, pues la gobernanta dejará de ser aquella «mujer que en los grandes hoteles tiene a su cargo el servicio de un piso en lo tocante a limpieza de habitaciones, conservación del mobiliario, alfombras y demás enseres» y el gobernante no sólo será aquel «que gobierna». Los papeles podrán cambiarse.
Estereotipos de género
El PSOE considera que «la promoción del valor de la igualdad de trato de oportunidades entre hombres y mujeres (...) demanda de una educación no discriminatoria, que rompa los actuales estereotipos de género». Así, propone entre otras medidas «revisar y modificar el uso tradicional del masculino para representar a las mujeres en los textos educativos», entre otros, e «incorporar a especialistas en coeducación e igualdad en los órganos responsables de la evaluación, investigación e innovación educativa y en los servicios de apoyo al profesorado». De hecho, va más allá, hasta «reconocer en el ámbito profesional y educativo la figura del agente de igualdad e incluirla en el catálogo de profesiones».
Sin embargo, la necesaria colaboración de la Real Academia para llevar a cabo esta medida parece aún lejana. Sus miembros, a través del Diccionario panhispánico de dudas, consideran, primero, que son «engorrosas», las «repeticiones a que da lugar la reciente e innecesaria costumbre de hacer siempre explícita la alusión a los dos sexos». Y recuerdan que «en los sustantivos que designan seres animados, el masculino gramatical no sólo se emplea para referirse a los individuos de sexo masculino, sino también para designar la clase, esto es, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos».
Esta situación es pura lógica si tenemos en cuenta que el PSOE asegura que «el principal rasgo identificativo es la igualdad». Y añade: «Ampliaremos derechos de ciudadanía a las mujeres porque queremos parecernos a la sociedad a la que aspiramos a representar, compuesta a partes iguales por hombres y por mujeres». En la tónica de este discurso, quiere ir «más allá» de la Ley de Igualdad y, por ejemplo, «velar por mantener la presencia equilibrada en los nombramientos por parte del Gobierno, para los que en todo caso se harán propuestas paritarias» y «elaborar los Presupuestos Generales del Estado con perspectiva de género».
Ese mensaje, sin embargo, se mantiene, porque «a partir de la llegada de la democracia las mujeres se incorporan masivamente a los puestos de trabajo remunerados. Por el contrario, los hombres no se incorporan de la misma manera, ni al cuidado de las personas ni a los trabajos domésticos».
Plan general de usos del tiempo
Todo ello puede ser, a juicio socialista, una cuestión de tiempo. «Desde el PSOE entendemos el tiempo y su gestión como un derecho de las personas. Por ello, proponemos un plan general de usos del tiempo». Con cuatro objetivos. Entre ellos, «mayor armonización de los horarios laborales con los escolares y comerciales», y una «incentivación económica a las empresas para favorecer la flexibilidad en el tiempo de trabajo con el objetivo de conseguir la conciliación de la vida laboral, familiar y personal de los trabajadores».
Arturo Pérez-Reverte
Publicado en ABC semanal, nº 1061
La ventaja de vivir en España es que a veces me dan hecha esta página, o casi. Hoy se la brindo a la Plataforma Andaluza de Apoyo al Lobby Europeo de Mujeres, a cuya presidenta, Rafaela Pastor, debo el asunto. Diré de paso que escribo presidenta porque está impuesto por el uso por eso figura en los diccionarios y también por ese agradecimiento del que antes hablaba; en realidad presidenta es a presidente lo que amanta es a amante; y que yo recuerde ahora, sólo parturienta es de verdad parturienta y no parturiente, pues las únicas que paren son las hembras, mientras que amante, contribuyente, paciente o presidente, por ejemplo, son palabras de género neutro aquí sí es correcto decir género y no sexo, pues hablamos de palabras, no de personas. Pero bueno. Igual todo esto es muy complicado para doña Rafaela. Así que para no darle quebraderos de cabeza, iré al grano. Y el grano es que la antedicha, en nombre de la plataforma que preside, exigió hace unos días que la Real Academia Española incluya en el diccionario las palabras miembra y jóvena, con este singular argumento de autoridad: «Si tenemos que destrozar el lenguaje para que haya espacios de igualdad, se deberá hacer». Y además, dos huevos duros.
Pero lo más bonito del aquí estoy de doña Rafaela se refiere al latín, al que acusa de originar buena parte de los males que afligen a las mujeres en España. El latín es machista y culpable, sostiene apuntando con índice acusador. El español actual viene, según ella, de una lengua forjada en una época «en que las mujeres eran tratadas como esclavas y eran los hombres los que decidían y concentraban todo el poder». Sobre el árabe que también tuvo algo que ver en nuestra parla doña Rafaela no se pronuncia: sería racismo intolerable en boca de una feminata andalusí. Es sólo la lengua de Virgilio y de Cicerón la que, a su juicio, «nos supone un lastre, ya que validamos nuestra sociedad mirando siempre al pasado». Lo curioso es que, a continuación, la señora dicho sea lo de señora sin animus iniuriandi admite que ni sabe latín ni maldita la falta que le hace. Sobre la historia de Roma, de quiénes eran esclavos y quiénes no lo eran, tampoco parece saber más que de español o de latín; pero en política, como en Internet, cualquier indocumentado afirma cualquier cosa, y no pasa nada. Es lo bueno que tienen estos ambientes promiscuos. Cuantos más somos, más nos reímos.
Lo más estupendo y moderno es la conclusión de doña Rafaela: hace falta una represión «a través de inspecciones sancionadoras» de quienes no ajusten su lenguaje a la cosa paritaria, a las leyes de igualdad estatal y andaluza, y a ese prodigio de inteligencia y finura lingüística que es el Estatuto de Andalucía. En cuyo contenido político, por cierto, no me meto; pero cuya pintoresca redacción, que incurre en los extremos más ridículos, debería avergonzar a todos los andaluces y andaluzas con sentido común. O sea: para que España sea menos machista, cada vez que yo me siento a teclear esta página, por ejemplo, debería tener a un inspector de lenguaje sexista sentado en la chepa, dándome sonoras collejas cada vez que escriba señora juez en vez de señora jueza que la RAE incluya algo en el diccionario no significa que sea lo más correcto o recomendable, sino sólo que también se usa en la calle; o me haga pagar una multa si no escribo novelas paritariamente correctas: un guapo y una guapa, un malo y una mala, un homosexual y una lesbiana, una parturienta y un parturiento.
Y sobre todo, el latín. Ahí está, sí, la fuente de todos los males, a juicio de doña Rafaela y su hueste. Tolerancia cero, oigan. Incluso menos que cero. Ni un elogio más a esa lengua que, incluso muerta, sigue haciendo tanto daño. Porque cada vez que a una mujer la despiden del trabajo en Manila por estar embarazada, la culpa es del latín. Cada vez que una mujer taxista le grita a otra conductora lo presencié en Madrid «¡Mujer tenías que ser!», la culpa es del latín. Cada vez que hay una ablación de clítoris en Mogadiscio, la culpa es del latín. Cada vez que un hijo de puta acosa o viola a su empleada en San Petersburgo, la culpa es del latín. Cada vez que un capullo meapilas se arrodilla ante una clínica de Londres con los brazos en cruz para protestar contra el aborto, la culpa es del latín. Cada vez que un marido llega a casa borracho, en Yakarta, y golpea a su mujer, la culpa es del latín. Cada vez que una mujer le pega una paliza en Vigo a la mujer que es su pareja, la culpa es del latín. Si los académicos no hubieran estudiado latín, la Real Academia Española estaría llena de miembras, y el diccionario lleno de jóvenas. Y a las imbéciles, con mucha propiedad, las llamaríamos imbécilas.
Francisco Rodríguez Adrados
Fuente: ABC.es, 2 de marzo de 2008
Bastantes problemas tiene nuestra asendereada lengua española (más en España que en América, la verdad) para que la metan en el quirófano y la sometan a delicadas operaciones en nombre de la igualdad. Pero esto es lo que leo que propone nuestro presidente. Bastantes problemas aguardan al niño en la vida para que, además de ellos y de la lengua común que hablamos todos, tengan que lidiar con un idioma especial, «el igualitario», lo llamaríamos.
En fin, creía que esa oleada había medio pasado. Recuerdo cuando bombardeaban a la Academia con propuestas de estas. Parecía que había escampado. Pero no.
Yo siempre vuelvo a los griegos. Recuerdo aquella anécdota que contaban los cínicos de Jantipa, la mujer de Sócrates. Aburrida de la cháchara de los filósofos bajo su ventana, les vertió encima un jarro de agua. Sócrates, imperturbable, comentó: llueve, ya escampará. ¡Pero no acaba de escampar! Y recuerdo cuando Protágoras, el sofista, quería a su vez introducir la igualdad en el lenguaje: «la artesa» era femenina en griego, pero terminaba en -os, él proponía terminarla en -a. «El gallo» y «la gallina» se las arreglaban con una sola palabra (como nosotros en el caso de «la zorra» o «el ratón»). Protágoras quería dos palabras. Era un feminista anticipado, pero su amigo Pericles no le hacía caso. En fin, perdonen tanto griego, pero no tengo la culpa. Los griegos eran incordiantes y lo anticiparon casi todo.
Y perdonen que vuelva al tema del género, que me aburre soberanamente. Pero me fuerzan a ello nuestro presidente y nuestras feministas. Lo sabemos todo del género, pero los igualitarios y las igualitarias saben poco. No saben, por ejemplo, parece, que los problemas del género no son solo del español, sino de casi todas las lenguas indoeuropeas de Europa (salvo las que lo han perdido, como el inglés). Y que el género no es solo sexo, cuéntenme qué sexo tienen «la silla» o «el banco». Y que no tiene una forma única, hay masculinos en -a («el poeta», «el astronauta»), femeninos en -o («la moto», «la Consuelito»).
Y que la lengua se las arregla perfectamente con una sola palabra para denotar el sexo masculino y el femenino: «el/la estudiante», «él/la poeta», «el/la juez«, «el/la médico». Claro que esto es lo que molesta a algunas (pero muchas mujeres se niegan a ser «la poetisa», «la médica»). Etc. ¡Valiente caja de Pandora, otra vez los griegos, han abierto!
Sobre todo: no hay por qué sacar siempre a la luz el sexo, esa diferencia que a veces no interesa. Hombres y mujeres somos iguales quizá en un 90 o 95 por ciento. ¿Quién nos obliga a marcar siempre el sexo? ¡Qué obsesión! Lo quieren atornillar cada vez más en la lengua. Vaya por Dios.
Y el género no es siempre sexo. Las marcas del género-sexo son irregulares, ya dije. E igual las del género-no sexo: «la mesa», «la nariz», «el banco», «el hombro», «el ordenador» nada tienen que ver con el sexo y carecen de marcas regulares de género. Y a veces ni marcamos la diferencia sexual, no nos interesa. Decimos «el hombre» («los derechos del hombre»), «un niño» («la vecina ha tenido un niño», no conozco su sexo o no me importa), «los niños» (ignoramos su sexo o no nos interesa). E igual en la palabras epicenas, comunes a ambos sexos, como la del gallo y la gallina en griego o las españolas que cité.
En alemán «el niño» y «la señorita» son neutros. El sol es femenino y la luna masculino. Ya ven. Introduzcan la igualdad o la racionalidad.
Cierto, la sociedad evoluciona, en las lenguas la historia deja su huella. Se crean nuevos femeninos cuando el ambiente es propicio para ello. Hay «la presidenta» porque muchas mujeres presiden, la lengua, con el tiempo, toma nota. Pero no podemos hacer una cruda cirugía, imponer en todo el sexo, que de todos modos, cuando interesa, se marca por la concordancia («el juez»/«la juez», repito).
Y, a veces, adrede no se marca. Una palabra calificada de masculina abarca el conjunto hombre + mujer, como en los ejemplos que he dado. Y esto ahorra tiempo y palabras y olvida, intencionadamente, un rasgo que, a veces, carece de interés. ¿Vamos a decir «los funcionarios descontentos y las funcionarias descontentas declararon la huelga?» .
Lo que irrita a algunas, parece, es que ciertos masculinos se usen para designar a mujeres o no las distingan de los hombres. Déjenme un poco de erudición, por favor.
Las lenguas indoeuropeas, de las que vienen casi todas las de Europa (y el Irán y la India), carecían en fecha muy antigua de género. O mejor dicho, tenían un género animado (¡seres vivos, sin distinción de sexo!) y otro inanimado. Así en lenguas anatolias antiguas como el hetita. Luego, en el tercer milenio antes de Cristo, se inventó el femenino (para mujeres, animales hembra, árboles, ríos). La forma antigua, previa a ese invento, se hizo, a veces, por contraste u oposición, masculina: otras continuó siendo indiferente.
El «masculino» usado para mujeres o seres hembras es, simplemente, una continuación de ese uso neutro o indiferente. Lo hay en latín, del que venimos, y en todas partes. No es un insulto. Es un resto de la antigua indiferencia pregenérica, presexual. Hay en estas palabras un uso masculino y un uso neutro, que vale para hombres y mujeres, para todas y todos.
Esa es la cuestión. Ese tema del género no es solo del español. Lean, aprovecho un poco para incluirme en la bibliografía con el libro que acabo de publicar, «Historia de las lenguas de Europa». No nos acomplejemos por el dichoso género, irregularidades semejantes pululan en muchísimas lenguas. No todo es sexo en ellas y el sexo se distingue o no y lo hace de mil formas. Insisto.
No hay regularidad formal para marcar el sexo o el género en general, insisto: la -a final es con frecuencia femenina (con sexo o sin él), pero no siempre. Y la -o final es con frecuencia masculina (con sexo o sin él), pero no siempre. ¿Vamos a prohibir las irregularidades, los verbos irregulares, por ejemplo? Las hay en cualquier lengua.
¿Vamos a descuartizar la nuestra, a coserla luego, quizá a embalsamar el engendro? ¿Y solo en el género o en caprichos mil?
Ya sabemos de las minorías que nos pedían violentamente que expulsáramos del Diccionario palabras que no les gustaban. Pero existen.
¿Vamos a torturar al niño con esta obsesión del género mal entendido, del sexo en realidad, a torturarnos a nosotros? Señoras, Señor Zapatero, paren, paren. Tenemos una lengua y con ella hemos vivido y hemos de vivir. Marca el sexo cuando lo marca y ello de diversas maneras. O de ninguna. En fin, las lenguas y los seres humanos estamos llenos de irregularidades -y de genialidades. Hay sexo y no sexo, igualdad formal y desigualdad formal. Las lenguas no son pura racionalidad igualitaria. Y tienen grandes, inmensas virtudes para expresarnos a nosotros, para expresar al mundo. Como las tienen los seres humanos (sin distinción de sexo).
Sólo pido a los gobernantes y a quienes se creen poseedores (el masculino incluye a todas y todos, qué cómodo) de la verdad y buscan que los primeros la impongan, que no inventen dogmas por falta de información y sobra de prejuicios. Que no fuercen igualdades irracionales que llevan a desigualdades. ¡Sexo y más sexo, incluso cuando no hacefalta! ¡Regularidad formal cuando tampoco la hace! Que nos dejen vivir con nuestra lengua.
Es la que tenemos y es grande. Ni es una cuadrícula regida por racionalismos e igualitarismos infinitamente criticables, ni ofende a nadie. Como es, nos basta.
Y no torturen al niño con tonterías. Ni rompan la lengua española.
Ante el problema generado por la contaminación de los combustibles fósiles, el autor defiende las posibilidades de las centrales nucleares a corto plazo para satisfacer la creciente demanda energética.
José Canosa
Publicado en el diario "El Mundo", 10 de febrero de 2008.
El calentamiento global es un hecho y se debe principalmente al uso de combustibles fósiles. El aumento de la temperatura media de la Tierra afecta a todo el planeta y puede persistir durante siglos, con posibles consecuencias catastróficas. La lucha contra este cataclismo potencial requiere la adopción de políticas racionales al margen de cualquier sectarismo. |
En el informe conjunto de 2005, Climate Change, de la National Academy of Sciences, National Academy of Engineering, Institute of Medicine y National Research Council de Estados Unidos se afirma que los factores antropogénicos son la causa principal del rápido calentamiento global observado desde 1978, aunque parte de éste se debe a la variabilidad natural.
En una declaración de noviembre de 2007, la American Physical Society, la primera sociedad de física del mundo con 46.000 miembros, ha manifestado que el cambio climático es debido principalmente a la emisión de gases invernadero (en especial el dióxido de carbono, CO2) producida por el uso de combustibles fósiles, y que debemos reducir estas emisiones desde ahora mismo, porque la temperatura media de la Tierra aumenta con la concentración de CO2 en la atmósfera.
Antes de la revolución industrial, la atmósfera contenía del orden de 600.000 millones de toneladas (mmt) de CO2. La máxima concentración alcanzada en los 400.000 años hasta la revolución industrial fue de 630 mmt; hoy la concentración es de 800 mmt y, si el ritmo de emisiones sigue creciendo a la tasa actual, la concentración podría elevarse a 1.200 mmt en 2056, el doble de antes de la revolución industrial.
A estos niveles de CO2 pueden producirse cambios climáticos a gran escala e irreversibles, como la desaparición gradual de las capas de hielo de Groenlandia y de la Antártica. Si esta última capa desapareciese, algo que no puede saberse en la actualidad, el nivel global del mar aumentaría del orden de 57 metros y sumergiría por completo al estado de Florida. Esto a su vez disminuiría la luz solar reflejada por el hielo, podría producir cambios en la circulación de los océanos, y modificar todavía más el clima.
Hoy no existen tecnologías para eliminar de la atmósfera los miles de millones de toneladas de CO2 añadidas desde la revolución industrial.
La reducción de CO2 y el fomento del desarrollo sostenible con energías que no emiten gases invernadero es la única opción racional porque de lo contrario, según ha manifestado el profesor Daniel Schrag, director del Centro del Medio Ambiente de Harvard, «estaríamos haciendo un experimento con la Tierra, sin saber cuál podría ser el resultado». En una primera fase, hay que abandonar el uso de combustibles fósiles para la generación de electricidad. En etapas posteriores, habrá que eliminar también las emisiones debidas al uso de combustibles fósiles en el transporte.
¿Cuál es la magnitud del problema de la sustitución de combustibles fósiles por energías no contaminantes? Un par de datos bastan para aclararlo: en 2006 se han utilizado 83 millones de barriles de petróleo por día, es decir, 30.000 millones de barriles al año. Y se han utilizado 3.000 millones de toneladas de carbón.
Para combatir el cambio climático, el presidente Zapatero ha apostado por las energías renovables y ha decidido prescindir de la energía nuclear cuando se llegue al fin de la vida útil de las centrales nucleares españolas. En esta postura recabó el apoyo de Jeremy Rifkin, uno de los sabios fichados para asesorar al PSOE en su programa electoral.
Finlandia genera en la actualidad casi el 30% de su electricidad a partir de energías renovables, objetivo que España espera alcanzar en 2010. No obstante, Finlandia está construyendo el reactor nuclear más grande del mundo con una potencia de 1.600 MW y que generará del orden de 13.000 GWh de electricidad por año.
Asistí a la conferencia que Rifkin impartió en diciembre en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Su oratoria, perfeccionada en más de 90 presentaciones anuales, no ocultó la superficialidad de sus planteamientos. Esencialmente dijo que el problema energético puede resolverse con energías renovables y que una parte tiene que almacenarse en pilas de hidrógeno, para suministrar la energía necesaria cuando no hay sol o viento. Así de fácil. Rifkin no tiene el mínimo sentido científico, el cual consiste en una apreciación cuantitativa de los problemas y de los tiempos necesarios para resolverlos. Cuando se tienen en cuenta el inmenso consumo energético mundial y su crecimiento futuro, es absurdo afirmar que las energías renovables son suficientes para resolver el problema a medio plazo. Los objetivos de la UE para 2010 se limitan a generar el 21% de la electricidad a partir de energías renovables.
Rifkin concluyó con un alegato sectario contra la energía nuclear. En el mismo utilizó falsedades como «las centrales nucleares no son importantes porque sólo generan el 5% de la energía mundial» (el dato real es el 16%). También afirmó que «las centrales nucleares pueden ser objeto de atentados terroristas»; esto es una obviedad rayana en la estupidez, porque los rascacielos han sido objeto de ataques terroristas y nadie propone el cese de la construcción de rascacielos.
Los 58 reactores franceses generan el 80% de la energía eléctrica del país y no han sufrido ningún accidente importante en más de 30 años. En consecuencia, Francia tiene una de las emisiones más bajas de gases invernadero entre los grandes países industrializados. Sobre esto Rifkin comentó: «Pero consumen el 40% del agua potable de Francia para su refrigeración», y lo de siempre, «el problema de los residuos».
Estos clichés baratos me hicieron sospechar del rigor intelectual de Rifkin, por lo que recabé las opiniones sobre él de algunos científicos. David Baltimore, biólogo molecular y premio Nobel, manifestó en el MIT Technology Review: «Creo que Rifkin está tratando de parar todo el progreso actual en biotecnología». Se negó a debatir con él alegando que Rifkin «no sabe de que habla».
El Dr. Henry Miller, antiguo coordinador de biotecnología de la Food and Drug Administration americana, declaró, según cita el New York Times: «La comprensión científica del Sr. Rifkin es nula y sus previsiones de futuros horrores son pura fantasía». Estos comentarios se referían a su cruzada contra el uso de la genómica en el desarrollo de nuevas cosechas y medicamentos.
Una de sus campañas más curiosas fue contra el consumo de carne bovina. Publicó un libro, Beyond Beef, sobre el que el Houston Chronicle comentó: «En la América que Rifkin propone, la carne bovina y el capitalismo están prohibidos, los búfalos pacen en las praderas, los ciervos y antílopes juegan, y los americanos comen guisantes y pan de maíz en solidaridad con sus hermanos del Tercer Mundo». Socolow y Pacala, del Instituto del Medio Ambiente de la Universidad de Princeton, han ganado credibilidad por sus propuestas realistas para controlar las emisiones de CO2 basadas en tecnologías existentes. Casi todas tienen como objetivo eliminar el uso del carbón, y no excluyen otras alternativas. Algunas de sus propuestas son: triplicar la capacidad actual de la energía nuclear; aumentar la potencia eólica por un factor de 120 para desplazar el carbón y producir hidrógeno para coches; aumentar la potencia solar instalada por un factor de 700 para eliminar el carbón; detener la deforestación, etcétera.
La demanda global de energía es inmensa y para satisfacerla tienen que utilizarse las energías que no emitan gases invernadero, incluida la nuclear. En el futuro, las renovables podrán satisfacer toda la demanda; pero en los 50 años próximos, lo que nos queda para evitar una posible catástrofe climática, la nuclear debe tener un papel esencial.
El gobierno americano quiere operar un depósito de residuos nucleares de larga radiactividad que se está construyendo con túneles profundos en Yucca Mountain, una montaña de granito en Nevada, en donde se almacenarían los residuos dentro de contenedores especiales. La oposición del estado de Nevada es total y el proyecto está parado. Objetan que puede haber un terremoto que acabe contaminando en 10.000 años las capas freáticas. Es un problema local.
Al contrario, el CO2 es un problema global y puede provocar el Apocalipsis, no en 10.000 años, sino a partir de la mitad de este siglo. Si desaparecen las capas de hielo de la Antártica y de Groenlandia, el nivel del mar subiría 64 metros y muchas zonas costeras y ciudades quedarían sumergidas bajo el agua (la estatua de la Libertad desde su base hasta el tope de la antorcha tiene unos 45 metros de altura).
Sí, el cambio climático existe y puede ir a peor, pero las medidas necesarias para combatirlo no pueden dejarse al albur de políticos populistas y demagogos pseudo-científicos.
José Canosa es doctor en Física Aplicada por la Universidad de Harvard y antiguo investigador en el Centro Científico de IBM en Palo Alto. www.josecanosa.com
Nicolás Jouve de la Barreda
Publicado en www.paginasdigital.es, 29 de febrero 2008
Al escuchar en estos días de campaña electoral los debates de unos y otros políticos sobre el asunto de la investigación con células madre, he llegado a la conclusión de que o no saben de lo que hablan o, peor aún, lo saben y ocultan datos al atribuir de forma infundada unos resultados a lo que no son más que objetivos inconclusos o investigaciones poco maduras. |
De forma irresponsable se utiliza la ciencia y se engaña a la gente al asociar unos resultados inexistentes a toda investigación con células madre y atribuir éstas de forma exclusiva a los embriones, ocultando la existencia de células madre no embrionarias (cordón umbilical, células amnióticas y cerca de 200 tejidos somáticos de adulto), que son las que realmente ofrecen las mejores expectativas, por su crecimiento moderado y ausencia de rechazo. Es irresponsable la manipulación de la verdad y sobre todo la creación de unas esperanzas infundadas al jugar con los sentimientos de tantas personas aquejadas de enfermedades degenerativas ansiosas de encontrar una solución a sus dolencias o a las de sus familiares (Alzheimer, Parkinson, diabetes, etc.).
Lo primero que hay que recordar es que en España la investigación con células madre embrionarias la trajo el Partido Popular cuando en el año 2003, nos regaló la Ley 45/2003, conocida como la "Ley 3+3", que trataba de corregir en algunos aspectos la vieja Ley de Reproducción Asistida de 1988. La reforma del 2003 partía de un principio bien intencionado, el de la limitación a 3 embriones producidos y 3 implantados, lo que por fin pondría freno a la escalada de la congelación de embriones producidos mediante las técnicas de fecundación in vitro. Sin embargo, ante la insistente demanda de algunos investigadores (entre ellos el actual ministro de Sanidad), se abría por primera vez las puertas a la investigación con células procedentes de embriones en la legislación española. La utilización de los embriones congelados y abandonados (en aquel entonces se hablaba de unos 200.000) se ofrecía como una "salida" al problema de qué hacer con la barbarie de los embriones sobrantes artificialmente mantenidos en los congeladores de los centros de reproducción asistida. Aquella ley prohibía la creación de nuevos embriones para un uso distinto al reproductivo, pero rebasaba con creces las necesidades de investigación en un campo que por otro lado no estaba dando ningún resultado. Casi cinco años después seguimos sin ver la utilidad de los embriones.
Aquella reforma le pareció poco al actual gobierno del PSOE, que decidió sacar su Ley de Reproducción humana asistida y de investigación con embriones humanos con fines terapéuticos para terceros (Ley 14/2006), y sobre todo la Ley de Investigación Biomédica (Ley 14/2007), por las que se eliminaban las limitaciones arriba indicadas, se autorizaba y promovía la utilización e incluso la creación de nuevos embriones con fines de investigación y se establecía la "transferencia nuclear", impropiamente denominada "clonación terapéutica", al tiempo que se prohibía la práctica de la clonación reproductiva. Hay que recordar que la transferencia nuclear consiste en la "producción de embriones" utilizando el núcleo celular (la información genética) de una célula somática en sustitución del núcleo de un ovocito no fecundado. Es decir, se produce un embrión con la información genética del donante del núcleo. Esto en puridad no es otra cosa que clonación reproductiva, contradictoriamente prohibida por la misma ley, ya que es la técnica por la que ya en los años sesenta se llegaron a clonar ranas y más tarde mamíferos, con el dato más significativo de la famosa oveja Dolly y, por si a alguien se le ha olvidado, con el "meritorio" incidente del fiasco de la falsa clonación humana que protagonizó el coreano Hwang Woo-suk en 2005, hoy desprestigiado y expulsado de la Universidad de Seúl.
La oposición a la investigación con células madre embrionarias no significa oposición a la investigación, ni siquiera oposición a la investigación con células madre, sino oposición a la utilización de los embriones, que naturalmente son destruidos sin remisión al extraer sus escasas células. Es por eso por lo que en la gran mayoría de los centros de investigación en los que se desea obtener una fuente de células pluripotentes para curar enfermedades degenerativas como las indicadas más arriba, lo que se está haciendo es buscar alternativas. Las razones son en primer lugar éticas, dado que en la conciencia de muchos investigadores existe la certeza de que un embrión humano es una vida humana en su estado inicial de desarrollo, y esto no es una cuestión de creencias religiosas, sino un hecho científicamente demostrado, dado que nadie en su sano juicio y con un mínimo de conocimientos duda de que el cigoto (embrión de una célula) es la primera realidad corpórea del ser humano. A ello se añaden problemas técnicos por la excesiva capacidad proliferativa de las células embrionarias (riesgo de formación de tumores) y las diferencias del sistema genético de compatibilidad inmunológica (problema de rechazo). Si esto no lo entienden los políticos habrá que explicárselo, primero para que lo sepan y después para que no se enzarcen en dialécticas demagógicas y engaños a la sociedad, y sobre todo para que no se precipiten en la aprobación de leyes injustas e inútiles.
La precipitación legislativa en España es manifiesta cuando constatamos que cuando en otros países se abandona la investigación con embriones, aquí se aprueban leyes para institucionalizarla. Baste recordar que casi al mismo tiempo, a finales de noviembre pasado, dos grupos de investigación de las universidades de Kyoto (Japón) y Wisconsin-Madison (EEUU) publicaron el espectacular resultado de unas investigaciones que suponen una alternativa a la utilización directa de las células madre. Consiguieron reprogramar células de piel y fibroblastos, por tanto células somáticas y no embrionarias, para que se comportaran como si fueran células madre que, debidamente cultivadas, demostraban una capacidad extraordinaria de originar células cardiacas, óseas, neuronas o de cualquier otra de las más de 200 especialidades celulares humanas. Es decir, que cuando otros están de vuelta nosotros todavía vamos.
(Nicolás Jouve de la Barreda es catedrático de Genética en la Universidad de Alcalá)
José Luis Restán
Publicado en Páginas digital 21/02/08
Sorprende el escasísimo eco de los acontecimientos que tienen lugar estos días en las frías tierras de Jutlandia en los medios de comunicación occidentales. Sorprende por la gravedad de los hechos en sí mismos y por el calado del problema que revelan. Desde que la policía danesa desbaratase un avanzado proyecto para asesinar a uno de los dibujantes de las tristemente célebres viñetas de Mahoma, las calles de Copenhague y de otras ciudades del reino se convierten cada noche en un campo de batalla, en el que sólo la policía y las bandas radicales, islámicas y de ultraizquierda, tienen salvoconducto para transitar. |
Recordemos la película de los hechos. El pasado 11-F los servicios secretos daneses desarticulaban una célula terrorista que pretendía asesinar al dibujante Kurt Westergaard, uno de los caricaturistas del periódico Jyllands-Posten, que publicó en septiembre de 2005 unas viñetas ofensivas para la sensibilidad de los musulmanes. El incendio provocado por estas viñetas recorrió el mundo provocando un centenar de muertos, y puso a Dinamarca en el punto de mira del islamismo radical. Por lo que se ve, las amenazas no eran vanas. De hecho Westergaard vive escondido desde entonces y bajo estricta vigilancia policial.
Tras la captura de los terroristas, la prensa danesa decidió publicar nuevamente las viñetas en un gesto de solidaridad con el caricaturista, y para subrayar el sacrosanto principio de la libertad de expresión. Cierto es que podrían haberse encontrado otros procedimientos, porque la libertad no debería utilizarse nunca para el escarnio de las convicciones religiosas, pero la violencia desatada en las calles pone al descubierto un tremendo problema que en Occidente no se desea mirar a la cara: que hay barrios enteros en los que el estado de derecho ya no es efectivo, sino que rige de facto la sharía o ley islámica. De hecho, entre los levantiscos figuran inmigrantes de tercera generación, ciudadanos daneses que no han sabido o no han querido integrarse en la sociedad que les acoge, sino que han preferido construir un gueto. Naturalmente, esto no sucede de la noche a la mañana, se trata de un proceso que pone en evidencia el fracaso del llamado multiculturalismo y todas las políticas de integración.
Dejemos clara una cosa. No simpatizo en absoluto con los autores de las caricaturas de Mahoma. Pertenecen a esa orientación iconoclasta y nihilista que está vigente en tantas franjas de la intelectualidad europea, que entiende la libertad como ausencia de vínculos y como visa para la mofa y el escarnio de los valores. Hay base y hay procedimientos democráticos para enfrentarse a lo que muchos pueden considerar una agresión a lo más sagrado: la crítica cultural, para la que existe amplio espacio en la Europa libre, las respuestas razonadas en los medios de comunicación, el recurso a los tribunales de justicia, y el testimonio público de que lo que manifiestan las viñetas es mentira. Pues bien, nada de eso ha sido aprovechado por los supuestamente agraviados, sino que se ha justificado la violencia y la barbarie contra toda una sociedad y su sistema de libertades.
Ahora el Gobierno danés advierte que va a emplear mano dura, desde la policía hasta la retirada de determinados beneficios sociales e incluso la expulsión del país. Todo eso puede tener su razón de ser, pero el problema seguirá presente. Un flanco interesante (y preocupante) es la connivencia de células de ultraizquierda con el extremismo islámico, que se ha evidenciado estos días en las calles de Copenhague. El nihilismo occidental y el fundamentalismo islámico, irracionalidad e irracionalidad van de la mano, como ya sugería el denostado discurso del Papa en Ratisbona. Y la gran pregunta que surge es si las sociedades occidentales están en condiciones de asumir el desafío de la defensa de su propia identidad y sus valores, así como de la acogida e integración armónica de los inmigrantes, especialmente los de religión musulmana. Esto sólo será posible si Occidente dispone de una fortaleza espiritual y moral que ahora mismo brilla por su ausencia.
Ahora se ve bien a las claras que el relativismo no puede ser fundamento para la democracia y que las mejores estructuras políticas y económicas (Dinamarca las tiene) no bastan para asegurar una convivencia civil que merezca ese nombre. No es cuestión de mano dura sino de claridad de conciencia, de construir un tejido comunitario vivo y de ofrecer una auténtica propuesta educativa, basada en el gran patrimonio que conforman la tradición judeo-cristiana, la herencia greco-latina y la mejor ilustración. En Copenhague se han encendido las sirenas de alarma.
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