Pedro Aliaga Asensio. Roma (Italia) Sr. Llamazares: Leo en la prensa que ha cursado solicitud formal para retirar la cruz y la Biblia de las juras de cargos públicos ante el Rey, y que está preocupado porque aún quedan cruces en los colegios y desfilan militares en las procesiones. En Italia, donde vivo, esa cuestión quedó zanjada con la sentencia judicial favorable al mantenimiento de la cruz en los lugares públicos porque se trata de un símbolo referente para la cultura italiana. Sin embargo, para usted no es así, y cree que se trata de un atentado a la laicidad del Estado. Le pregunto: ¿va usted a pedir la retirada de nuestros museos, como ofensivos, de los Cristos de Velázquez o de las Vírgenes de Murillo? ¿Usted se va a presentar a trabajar en el Congreso el día de Navidad, por la terrible injusticia que representa el descanso para todos los españoles del día del nacimiento de Cristo? ¿Se va a aupar a la torre de la catedral de Toledo, para tapar sus cruces, que ofenden los aires de los millones de turistas que visitan la ciudad? ¿Se va a emplear con los billetes de 20 euros por representar la ventana gótica de una catedral europea, intolerante muestra de agresión religiosa? ¿Va a pedir prohibir la Semana Santa de Sevilla, la Romería del Rocío o de San Isidro, por su carga de ofensiva católica en las calles que a todos pertenecen? ¿Pedirá la retirada de nuestras bibliotecas, estatales y que pertenecen a todos, de las obras de Gonzalo de Berceo, de Lope de Vega y de Galdós, por su propaganda clerical, impensable en un Estado laico? ¿Borrará al Magistral de La Regenta? ¿Pedirá que la Real Academia declare que las Glosas Silenses y Emilianenses ya no son los testimonios más antiguos del castellano? ¿Borrará los apellidos de Navas de San Juan o de Villanueva del Arzobispo, o se empleará con los nombres de San Sebastián o de Sant Feliù de Llobregat por imponer a todos los ciudadanos un membrete con creencias religiosas adheridas? ¿Raspará con su cincel las cruces de Calatrava o de Santiago de los escudos municipales? ¿Liberará al cochino de San Antón de la oscurantista gorrinera católica, o pedirá usted que la pava de Cazalilla sea arrojada desde la Casa del Pueblo, en vez del campanario de la parroquia? ¿Empezará una cruzada para que el "Viva San Fermín" se transforme en un "Viva la serenidad laica de un Estado igualitario en sus manifestaciones lúdicas y/o festivas"? Señor Llamazares: le aconsejo que, antes de que su partido desaparezca definitivamente del Congreso, haga lo posible por cambiar su nombre en el registro civil, pues es indigno de un Estado como España que usted se llame Gaspar, como uno de los Reyes Magos, con evidentes reminiscencias católicas y monárquicas que pueden ofender al pueblo al que usted representa. Volver al principio de la carta abierta Volver al principioRECORTES DE PRENSA
La SGAE tiene rival: EXGAEDavid Corral Fuente: El País, 16/05/2008 SGAE Vs. EXGAE, podría ser el anuncio de las futuras batallas que estas dos entidades disputarán en defensa de la cultura y del reconocimiento de los autores, y en más de una ocasión se antoja que en los tribunales. Sobre el tapete dos filosofías completamente opuestas: del Copyright al Copyleft, pasando por la difusión libre por Internet a los aranceles virtuales en forma de impuestos. En definitiva, son dos modelos antagónicos, dos formas de entender un mismo fin: la defensa y difusión de la cultura. EXGAE nació a consecuencia de las convulsiones provocadas por la SGAE en distintos artistas, músicos, hosteleros e incluso personas que pertenecen al sector informático. Sus malas experiencias con la Sociedad General de Autores les llevaron a la rebeldía. Había otra forma de defender la propiedad intelectual. "La idea sale a raíz de juntarnos mucha gente que ha tenido distintas experiencias, en la mayoría desagradables, para afrontar sus propios problemas por lo que hemos ido buscándonos la vida agrupándonos", asegura Ana María Méndez, representante de las tiendas de informáticas demandadas, APEMIT. En total EXGAE está compuesta por 24 agrupaciones diferentes, dos de ellas incluso aún son socios de la SGAE, pero el tiempo y el desengaño les hizo mirar la defensa de sus derechos con otro prisma y esperar a que expire su contrato con la SGAE. El periodo de permanencia mínimo en la Sociedad General de Autores son tres años y para darse de baja hay que solicitarla un año antes. La nueva asociación no propone un modelo cerrado, a diferencia de la SGAE. El objetivo de esta asesoría, aseguran sus miembros, es mostrar las distintas alternativas que un artista puede disponer a la hora de registrar su obra e incluso mecanismos legales de defensa ante demandas presentadas por la SGAE: "Ponemos en común distintas herramientas que cada uno ha desarrollado, que son efectivas y se constituyen como un material muy valioso cuando te viene una carta o una auditoria", afirma Méndez. Entre esas alternativas se encuentran: el registro de la propiedad intelectual o las licencias Creative Commons y Copyleft, que contribuyen a una libre difusión siempre y cuando se respete la autoría de la obra. Este tipo de licencias son idóneas para un medio como Internet en el que el objetivo de los artistas es su difusión: "Si firmas por un sello y estás en la SGAE para vivir no te da la venta de discos, lo que te dan ingresos son los conciertos", explica Marc Sempere, músico de profesión y que ahora ha decido arrimar el hombro dentro de EXGAE. La tesis defendida por Sempere no es ni mucho menos nueva, el hábitat del músico por naturaleza es el escenario e Internet es la herramienta para propagar su música y conseguir más conciertos. 'LA IMPRENTA' DEL SIGLO XX Hasta 1449 los libros sólo tenían un camino para ser difundidos. Los monjes y frailes copistas eran los encargados de realizar las copias de los ejemplares señalados como actos, la revolución de Gutemberg fue la expansión y difusión de los libros provocada por la imprenta. A partir de ese momento, cualquiera podía acceder a la lectura porque los costes eran cada vez menores. A su vez, la interpretación de la Biblia ya no estaba reservada a los sacerdotes. Al igual que entonces, Internet ha causado un efecto similar: la difusión de música, libros, fotografías... se escapan a las entidades de gestión. ¿Cuál es la copia y cuál es el original? ¿Cómo se agrava con un impuesto algo que físicamente no existe? "La alternativa y la partida se juega en Internet; Coldplay o Madonna se tiran a MySpace que es música gratis. Las maneras de difusión han cambiado y ya no hace falta la figura de una persona que lleva los discos a la tienda. En mi caso, tengo un sello donde subimos la música, hacemos un video clip y dejamos nuestras canciones gratis", asegura Sempere quien sabe que los portales de música dan incluso oportunidades a los artistas noveles. De hecho, este músico catalán advierte: "Internet es la pieza que ha roto la baraja, y sólo llevamos 8 años de Internet". EL NEGOCIO DE LA CULTURA, ¿AGOTADO? Es difícil entender que las futuras sociedades no quieran escuchar música o leer un buen libro, por lo que es paradójico que la cultura se agote como se vacía un barril de petróleo. "Desde las entidades de gestión juegan con el concepto de que el modelo está caduco, cuando la cultura libre también genera beneficios", asegura José, uno de los activistas de EXGAE, quien cree que el único modelo marchito es el de las entidades gestoras "que tienen interés en establecer tasas para seguir prevaleciendo". El modelo que defiende EXGAE diferencia perfectamente al artista y al intermediario. Para esta asesoría el creador intelectual puede vivir de su trabajo sin necesidad de contar con una entidad de gestión. Por lo que creen que los miedos a la extinción de la cultura provienen de estas entidades que cada vez tienen más difícil sobrevivir, en buena medida por la expansión de las nuevas tecnologías que hacen al artista independiente. "La mayoría de socios con los que hablas no están muy contentos. El que está contento es el que cobra que son los que menos", asegura Ana María Méndez quien cree que muchos llegan a la SGAE sin ser conscientes de ello. "Muchos músicos se encuentran que tienen que cumplimentar una serie de papeles que les indican que deben pertenecer a una entidad de gestión. También muchos chavales recién licenciados se encuentra que su trabajo ha sido registrado nada más salir de la Universidad... se está captando a mucha gente de esta forma", explica Méndez quien cree que la EXGAE intenta paliar el desconocimiento. En la misma línea se muestra Marc Sempere quien considera que a día de hoy se tiene la percepción de que se relaciona al mundo de la cultura con la SGAE, de hecho asegura que la Sociedad General de Autores en muchos casos está cobrando cuando no le corresponde: "Muchos artistas que actuamos no somos de la SGAE por lo que no les vamos a pagar, de hecho hay un documento -APRA- en el que se especifica quien no es socio de la SGAE por lo que el dueño del garito o del espectáculo no tiene por qué pagarles", asegura Sempere quien se encuentra envuelto en un litigio con la SGAE, puesto que es el autor de la banda sonora de El taxista ful, una película galardonada en el Festival de San Sebastián y proyectada en los cines. Sempere no pertenece a la SGAE y exige que la entidad gestora no se aproveche de su trabajo. Para Ana María Méndez "el principal problema es que no se logra por ningún medio que las entidades de gestión reconozcan que son sólo gestoras y únicamente tienen capacidad para gestionar un repertorio limitado, que es el de los socios". De ahí, que según esta asesoría, se den situaciones como las de El taxista ful, una de las muchas batallas que lidiaran SGAE y EXGAE. Hay partida. Volver al principio de la noticia Volver al principio de "Recortes" Volver al principioSí a Bolonia, pero no asíCarlos Berzosa Fuente: El País Digital, 09/06/2008 La convergencia en el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) está siendo algo convulsa en nuestro país. El EEES, conocido vulgarmente como Bolonia pretende que converjan sistemas educativos superiores muy distintos entre sí, con la finalidad de facilitar la movilidad de estudiantes y profesores y de conceder validez a los títulos universitarios de cualquier país para poder trabajar en otro distinto. Esto es lo que pretendía la Declaración de Bolonia, de 1999, que defiende la diversidad cultural y educativa de los diferentes países, lo que demuestra que en ningún caso debe confundirse convergencia con uniformidad. Últimamente, es habitual encontrarse en las universidades con carteles que dicen "NO a Bolonia". Los detractores de este proceso lo acusan de querer privatizar la universidad pública, de mercantilizarla, de degradar los títulos universitarios y de querer supeditar la universidad a los intereses del mercado. Recientemente se han producido actos de protesta: contra los rectores europeos reunidos en Barcelona, jornadas de lucha en diferentes universidades, huelgas, manifestaciones, encierros y debates, todas estas acciones enmarcadas en una lucha contra Bolonia. Pero, ¿qué es lo que realmente está pasando? Tengo que declarar que si verdaderamente Bolonia representa lo que dicen los que se manifiestan en su contra, desde luego que no cuenten conmigo en este proceso. No estoy dispuesto a contribuir a la privatización y mercantilización de la universidad pública, ni a degradar los títulos universitarios, ni a supeditar el conocimiento al interés exclusivo del mercado. Tampoco a convertir la Universidad en una escuela de formación profesional en la que predominen con exclusividad las enseñanzas basadas en las capacidades y habilidades, y a que deje de ser lo que debe ser, un lugar donde además de preparar buenos profesionales se genere y se transmita el conocimiento, un espacio de reflexión y pensamiento, de debate y de crítica, y sobre todo un lugar de investigación y de discusión acerca de los problemas y desafíos que atenazan a la humanidad, que son muchos. Para mí Bolonia es su manifiesto fundacional; representa una oportunidad para fomentar la movilidad y la validación de títulos en un espacio europeo amplio. Además, constituye una gran oportunidad para construir una Europa del conocimiento y que la UE no sea sólo un mercado, una moneda, sino también una Europa de los ciudadanos. Las universidades podemos contribuir a que haya no sólo integración económica, sino también política y social. Entonces, ¿por qué dicen lo que dicen sus detractores? ¿se han inventado un enemigo irreal? Creo que no, que los peligros que señalan son reales, pero también creo que no deben ser imputables a Bolonia, sino que son el resultado de las actuales tendencias sociales y de la creciente globalización dominada por el mercado, que afectan negativamente a la universidad. Por eso, bienvenidos sean el debate y la controversia, hay que alabar que estos estudiantes expresen sus inquietudes y que reivindiquen participar activamente en el proceso. ¿Se puede desprender de los documentos elaborados acerca de la convergencia, y de las propuestas pedagógicas presentadas como panacea, algo de lo que los estudiantes denuncian? Pues sí, creo que sí. Pero, en mi opinión, no hay que hacer inevitablemente lo que esos documentos señalan, sino que debemos ser los universitarios quienes elaboremos los planes de estudio y el catálogo de títulos que proponemos para nuestras universidades, así como decidir los métodos docentes a aplicar. Si las cosas se hacen mal, será nuestra propia responsabilidad, no la de otros. Dicho esto, hay que reconocer que el proceso de convergencia en nuestro país ha sido un despropósito. Y lo sigue siendo con actuaciones como las de la Agencia Nacional de Evaluación, Calidad y Acreditación (ANECA), que están inquietando a rectores, decanos y profesores. Hemos vuelto a caer en el vicio de este país, que es crear burocracia, solicitar datos absurdos, algunos de ellos incluso en contra de la autonomía universitaria, y no ir a la verdadera esencia de lo que debe ser un plan de estudios. Por estas razones digo sí a Bolonia, pero no de la forma que se está haciendo. Llevamos demasiado tiempo hablando de Bolonia, confundiendo a profesores y estudiantes. Se está dejando pudrir el proceso de reformas por falta de directrices claras. Parte del profesorado se encuentra desmotivado, cuando no enfadado por la burocracia. El proceso de Bolonia es atacado por una parte de los estudiantes y profesores, dificultado por otros desde arriba, y los que lo tienen que aplicar cada vez tienen menos ilusión en él. Se encuentra en verdaderas dificultades para tener éxito. Los rectores, en este contexto tan complejo, no deberíamos convertirnos en meros seguidores de los dictados emanados desde la ANECA, y tenemos que posicionarnos ante nuestros estudiantes. Podemos, como decía Savater, discutir con ellos lo que es mejor hacer o, por el contrario, explicarles lo que inevitablemente se hará. Me inclino, querido Savater, por discutir lo que es mejor hacer, por no aceptar estoicamente designios divinos irrefutables, y por tratar de llevar esta postura allá donde pueda ser escuchada. Con las nuevas autoridades creo que aún estamos a tiempo. Volver al principio de la noticia Volver al principio de "Recortes" Volver al principioLa Universidad, entre Berlín y BoloniaEmilio Lamo de Espinosa, catedrático de sociología (UCM) Publicado en el diario "ABC" «En la organización de instituciones de enseñanza superior todo depende de aferrarse al principio de que el conocimiento es algo no enteramente descubierto y siempre enteramente por descubrir, y que debe ser incesantemente perseguido». Así afirmaba el memorando «Sobre la organización interna y externa de instituciones de enseñanza superior en Berlín» que Wilhelm von Humboldt redactó en 1810 y que sirvió de base para la fundación de la Universidad de Berlín. Un evento que con seguridad conmemoraremos en dos años, pues lo merece. Lo que todavía no sabemos es si celebraremos el triunfo de aquel proyecto o su definitivo fracaso. Efectivamente, la fundación de la Universidad de Berlín es tenida como el punto de partida, no sólo de la moderna Universidad, sino también de la ciencia. Pues al argumentar que se enseña lo que se investiga, y viceversa, Humboldt le otorgó cobijo institucional a la ciencia cuyo desarrollo había sido por completo ajeno a la Universidad, realizando el sueño de una Casa de Salomón del visionario Bacon. Y de paso, por supuesto, revitalizó una viejísima institución (de las más longevas, según demostró hace años Clark Kerr) por entonces ya caduca, tanto que los Ilustrados la habían condenado. La fusión de la ciencia y la Universidad que allí se fraguó dio lugar a la figura del asalariado a quien se paga para que investigue, del trabajador de la ciencia, por mucho que entonces estuviera encubierto bajo el manto del funcionario prusiano, del Herr Professor. Era el germen de la producción industrial de la ciencia, y con ello el germen de la moderna sociedad del conocimiento. Berlín fue la semilla que incentivó el sistema universitario alemán que, para finales del siglo XIX, era ya la meca del mundo intelectual adonde acudían los jóvenes estudiosos ya fuera de Estados Unidos, del Japón que se occidentalizaba, o becados por la española Junta para la Ampliación de Estudios. Y cuando Estados Unidos se lanza a ampliar su sistema universitario tras la desmovilización de la Gran Guerra (qué hacer con los soldados tras la paz es siempre mal problema), es el modelo alemán el que aplica y generaliza. En la segunda posguerra no será el modelo, sino a los mismos científicos a los que dará cobijo. Si hoy Estados Unidos tiene a diecisiete de las veinte mejores universidades del mundo y un 80 por ciento de los premios Nobel se debe a ello. Pero hay instituciones que mueren de éxito y la Universidad puede ser una de ellas. Por supuesto para Humboldt sólo una minoría podía acudir a la Universidad; se estima que no más de un 1 por ciento. Y todavía cuando Ortega se pregunta en 1930 por las misiones de la Universidad su elitismo está fuera de discusión. Formar profesionales, generar ciencia y producir alta cultura, pues tales son las citadas misiones, es tarea de minorías. Lógico. En 1900 había 29.000 estudiantes universitarios. Para los años treinta la cifra había ascendido a algo más de 100.000. Pero cuando en 1983 elaboramos la Ley de Reforma Universitaria la cifra ya se ha disparado a 700.000, y hoy hay más de sesenta mil sólo en los postgrados, y en el grado hay millón y medio. Entre medias ha tenido lugar un evento crucial: la democratización de la Universidad. Y con él, el cambio de la cantidad en calidad. Pues era evidente que una institución que proporcionaba poderosas oportunidades de movilidad ascendente tendría amplia demanda. Y la tuvo, por supuesto, imposible de frustrar en sociedades democráticas. El descubrimiento del «capital humano» legitimó esa demanda. Y los gobiernos de todo el mundo incentivaron el acceso a la Universidad. Incluso el franquismo lo hizo con la Ley General de Educación de 1970. Y poco a poco la tasa de escolarización fue creciendo, y creciendo, y creciendo. Hoy supera en muchos sitios el 70 por ciento (el 90 por ciento en Japón), y en no pocos países el objetivo es universalizar la Universidad (así lo dijo Clinton en su segundo mandato). Pues bien, el resultado es Bolonia. Es decir, bajo el argumento de construir un espacio europeo de educación superior, lo que hay de verdad es la transformación de la Universidad en sistema general de enseñanza post-secundaria. Efectivamente, es más que discutible la necesidad (e incluso la conveniencia) de homogeneizar la Universidad europea. Europa, desde luego, tiene otras prioridades, y es una ingenuidad creer que así se va a incentivar la movilidad, ya sea de profesores, de estudiantes o (menos aun) de titulados. Las lenguas y el Estado de Bienestar inhiben más de lo que Bolonia puede hacer. Por lo demás, la competencia entre sistemas distintos puede ser buena. Pero Bolonia es el destino inevitable. Cuando las tasas de escolarización post-secundaria se aproximan al cien por cien, a la universalización, no hay alternativa: la Universidad se transforma en el sistema de formación de los profesionales que la vida social demanda. La enseñanza superior es ya, en la moderna sociedad del conocimiento, el equivalente a lo que fue bachillerato en la sociedad industrial. Por lo demás, en España el Ministerio de Educación pudo, malamente, aguantar presiones para multiplicar las Universidades. Pero llegaron las transferencias y las Comunidades Autónomas no resistieron ni quince minutos, y hoy cada ciudad tiene su Universidad, como hace décadas ocurría con los Institutos de Bachillerato. La Universidad es la máquina de formar profesionales. No puede no serlo. Y de ahí se deduce todo lo demás: la enseñanza se reduce a tres o, como mucho, cuatro años, el grado se profesionaliza y el postgrado se transforma en maestría. ¿Y el profesorado? Aunque no se entere, él también se transforma en docente, en enseñante. Y así, si la Ley General de Educación de 1970 transformó toda la enseñanza post-secundaria en enseñanza universitaria, hoy le damos la vuelta al argumento y estamos transformando toda la enseñanza universitaria en formación profesional post-secundaria. Bolonia, repito, es el destino inevitable. Qué le vamos a hacer. Pues sí, algo podemos y debemos hacer. Re-inventar la Universidad. Bolonia, que es inevitable para la enseñanza post-secundaria, está siendo letal para las viejas funciones de la Universidad: investigación y creación de cultura. Que la vieja Universidad se transforme en sistema de formación profesional terciario puede ser inevitable e incluso bueno. Pero también debe serlo el dar cobijo a la investigación, al pensamiento crítico, a la reflexión, a la creación, a la excelencia, a dos de las tres misiones de la Universidad, hoy arrinconadas por la tercera. Nuestra Universidad nunca ha llegado a destacar por su calidad investigadora pero a lo largo de las dos últimas décadas empezaba a despuntar, y son muchos los indicadores objetivos que lo muestran. Si no hay alternativa a Bolonia llevemos Berlín y Humboldt al post-grado pues tampoco hay alternativa y no podemos volver al que inventen ellos. Y es ahora cuando el Gobierno decide separar la Universidad del Ministerio de Educación y fusionarlo con Investigación. Dudo que hayan meditado mucho la medida pero, como todo, ofrece una oportunidad. Pues es urgente aclarar definitivamente el futuro de los programas de doctorado, potenciarlos con financiación competitiva, aclarar el destino de Departamentos y, sobre todo, Institutos de Investigación, utilizar los mejores investigadores acreditados con sexenios de investigación. Los profesores necesitamos urgentemente que se nos aclare el futuro de la vieja Universidad de excelencia, no que se nos ofrezcan planes de jubilación anticipada para sustituirnos por baratos obreros de la enseñanza. Bolonia puede ser vital para la enseñanza pero letal para la investigación. Caminar desde Berlín a Bolonia es dar marcha atrás. Volver al principio de la noticia Volver al principio de "Recortes" Volver al principioCien titulaciones universitarias tienen menos de diez alumnosM. A. Fuente: ABC Periódico Electrónico S.A., 22/05/2008 La creación indiscriminada de centros y estudios universitarios comienza a convertirse en un grave problema ya que, salvo en el área de Ciencias de la Salud y en alguna titulación específica de otros campos, la oferta de plazas supera a la demanda y cada año aumenta el excedente de puestos en todos los campus. Un centenar de centros académicos propios o adscritos de universidades públicas tienen matriculados menos de 10 alumnos de primero en unas 45 titulaciones, en algunos casos no superan los cinco y en otros tienen un solo alumno, según informa la agencia Efe. No obstante, y de acuerdo con los datos facilitados en las instituciones, con este escaso número de matriculados, no se mantiene abierta un aula para un único alumno sino que éste se integra en las que imparten estudios similares, ya que en la mayoría de los estudios se trata de especialidades que se desgajaron de Filologías, Ingenierías Técnicas o Magisterio. Los datos recogidos del estudio publicado por el Consejo de Universidades sobre oferta, demanda y matrícula de nuevo ingreso en las universidades públicas y privadas en el curso 2006-07 han registrado algunas correcciones en el curso que ahora enfila la recta final. El año pasado se inscribieron 211.968 alumnos de primer año en alguna de las 140 carreras oficiales que suman 2.701 titulaciones. En total se ofrecieron 250.769 plazas, de las que quedaron libres el 15% (38.801). Entre las carreras con menos aceptación aparecen algunas diplomaturas, ingenierías técnicas y diferentes filologías (licenciaturas). Precisamente, en numerosas ocasiones los rectores han advertido de la necesidad de racionalizar la oferta. «No puede haber -han lamentado- 23 filologías clásicas para 47 universidades públicas». Además, abogan por establecer acuerdos para que la oferta no se repita y por fomentar la especialización de las universidades como forma de evitar el desajuste y favorecer la calidad. Ahora, el 75% de los universitarios tiene un campus en un radio inferior a 25 kilómetros de su domicilio y sólo el 18% del total se matricula en una comunidad distinta a la de origen. La nueva normativa para adaptar el sistema universitario al Espacio Europeo establece unas exigencias más duras para aprobar nuevos estudios, entre ellas, la de acreditar la previsión de alumnos. Esto significa que si se estima una matrícula baja la propuesta podría ser rechazada por el Consejo de Universidades. Se establecen otros requisitos que pretenden evitar la oferta desordenada de carreras con el consiguiente despilfarro de medios. Además, desaparece el catálogo de títulos, que se sustituye por un registro. Cada Universidad podrá proponer las titulaciones que considere oportuno sin atenerse a un listado previo y cerrado. Volver al principio de la noticia Volver al principio de "Recortes" Volver al principioSólo diez carreras exigen al alumno más de un aprobado para accederLa Selectividad ya no es lo que era. Es cierto que los 150.000 alumnos que la afrontan este mes tienen que pasar maratonianos exámenes de tres días para acceder a la Universidad. Pero, a medida que ha ido descendiendo el número de universitarios (un 10% desde 1999), han bajado las notas de corte. J. A. Unión FUENTE: El País Digital, 12/06/2008 Ya sólo hay 10 carreras (de 124 diplomaturas, licenciaturas e ingenierías) a las que no se pueda acceder, en algún lugar de España, con un aprobado justo. Una menos que el año pasado, porque a Periodismo ya se puede entrar con un 5 en la Miguel Hernández de Elche. La lista de las más duras probablemente no sorprenda a nadie: Arquitectura, Enfermería, Fisioterapia, Odontología, Medicina, Biotecnología, Veterinaria, Ingeniería Aeronáutica e Ingeniería Técnica Aeronáutica y Comunicación Audiovisual, aparte de Terapia Ocupacional (5,02) y Ciencias de la Actividad Física (5,01). Biotecnología en la Autónoma de Barcelona, con un 8,68, tiene la nota más alta. Pero ni todo el mundo está dispuesto a desplazarse (aunque las becas de movilidad llegarán el próximo curso hasta los 5.700 euros), ni a renunciar a la carrera que desea en la facultad que quiere. Hay unas que son clásicas en la lista de las más inaccesibles: la nota de corte más baja para Medicina, cuyas plazas están limitadas (aunque aún no se sabe cuántas habrá el próximo año) es 7,92. Para Ingeniería Aeronáutica, es un 7,84. Pero, por ejemplo, Administración y Dirección de Empresas, se puede estudiar con un 5 en más de la mitad de las facultades, aunque se necesita un 7,83 para hacerlo en la Pompeu Fabra de Barcelona. Para maestro en Educación Infantil en la Universidad de Valencia se pide un 7,35. Es decir, la dificultad depende de qué estudiar, pero también de dónde. Más le vale hacer bien la Selectividad al que quiera hacer Traducción e Interpretación en Alicante (8,5), Comunicación Audiovisual en Santiago de Compostela (8,12), Periodismo en la Carlos III de Madrid (7,66) o maestro de Lengua Extranjera en Murcia (7,23). Esta prueba, tal y como está planteada ahora, tiene los días contados (la reforma llegará, posiblemente, en 2010). Pero, de momento, aunque un simple aprobado puede abrir casi todas las puertas, algunas siguen reservadas a las mejores notas. Volver al principio de la noticia Volver al principio de "Recortes" Volver al principioRelación entre clima y manchas solaresFuente: Expansión.com Publicado por Aquiles el 13 de Enero de 2008 Un centro de investigación independiente confirma una teoría de la NASA: el Sol entrará en un proceso de "hibernación" en apenas 20 ó 30 años. El nuevo ciclo solar podría provocar una peligrosa ola de frío en la Tierra. Un centro de investigación independiente de Florida confirma una teoría anunciada por la NASA en 2006: el Sol entrará en un proceso de "hibernación" en apenas 20 ó 30 años. El nuevo ciclo solar podría provocar una "peligrosa llegada de frío" al planeta. El supuesto consenso científico en torno a la existencia de un progresivo calentamiento global provocado por el aumento de las emisiones de CO2 a la atmósfera del planeta corre el riesgo de convertirse en una de las mayores falacias de la historia de la ciencia. Al menos, si se confirma una nueva teoría acerca del cambio climático que es totalmente opuesta a la defendida por el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Las previsiones del IPCC apuntan a que las temperaturas a finales de este siglo aumentarán entre 1,8 y 4 grados respecto al periodo 1980-1999. Pero la realidad puede ser bien distinta: hacia el año 2030, las temperaturas podrían descender drásticamente. El calentamiento climático que sufre el planeta, de apenas 0,017 grados centígrados al año, según las mediciones que desde 1979 realizan los satélites en diferentes niveles de la atmósfera terrestre "estimaciones mucho más precisas que las realizadas en la superficie", podría mutar hacia el inicio de una nueva era glaciar o, al menos, de enfriamiento global. La causa de este particular proceso respondería a los distintos ciclos de actividad que cada cientos o, incluso, miles de años, registra el Sol. Deceleración El Space and Science Research Center (SSRC) de Florida acaba de confirmar una teoría sobre la reducción de la actividad solar avanzada por la NASA en 2006. Entonces, la entidad científica más prestigiosa del planeta en materia de investigación espacial detectó un particular fenómeno: "La superficie del Sol está experimentando importantes cambios" que podrían tener "repercusiones sustanciales sobre la futura actividad solar". "Normalmente, el cinturón solar avanza a una velocidad media de 1 metro por segundo. Sin embargo, en los últimos años, se ha decelerado hasta los 0,75 metros por segundo en su parte norte y hasta 0,35 en el sur. Nunca hemos observado una velocidad tan baja", afirmaba entonces la NASA. De acuerdo con esta teoría, puesto que la velocidad de dicho cinturón influye en la intensidad solar, "un cinturón lento implica una actividad solar más baja", según los científicos del organismo espacial estadounidense. Según la observación de los expertos, tales indicios apuntan a que el denominado "Ciclo Solar 25 comenzará a partir de 2022?, y éste implicará uno de los periodos de actividad solar "más débiles desde hace siglos". Ahora, el SSRC de Florida acaba de confirmar la teoría anunciada por la NASA. Según el director de este organismo, John Casey, los cambios que experimenta la superficie del Sol son "el resultado de ciclos que provocan oscilaciones climáticas que varían desde el enfriamiento al calentamiento una y otra vez" en el planeta Tierra. Por ello, "se avecina un nuevo cambio climático", pero, a diferencia de lo defendido por la ONU y los grupos ecologistas, provocará "un periodo de intenso frío en el planeta". El departamento que dirige Casey afirma que la alternancia de los distintos ciclos solares a lo largo de los últimos 1.100 años influye de forma directa en las temperaturas que registra la Tierra en una probabilidad superior al 90%, según el estudio de SSRC. La llegada del Ciclo 25, tal y como anunció la NASA, provocará un "enfriamiento global". Un fenómeno que Casey no duda en denominar "hibernación solar". De hecho, según esta misma teoría, "no resultaría extraño que se registrasen temperaturas más altas en el planeta justo antes de que éstas caigan de forma drástica", advierte. Algo que coincidiría con el proceso de calentamiento global que acontece en la actualidad. Este organismo prevé que la "llegada de una peligrosa era glaciar" se producirá en apenas 20 ó 30 años. Debilidades del IPCC De confirmarse, este fenómeno desmontaría toda la teoría del calentamiento que tanta preocupación ha generado a lo largo de los últimos años, y cuya causa, según la ONU, se debe a la actividad humana: la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera. De este modo, el supuesto consenso científico presenta, en realidad, grandes debilidades. El documental "El gran timo del cambio climático", dirigido por el británico Martin Durkin, ya adelantaba una teoría muy similar basada en la opinión de diversos científicos repudiados por el IPCC. La Academia de Ciencias Rusa reafirmó también la importancia de la actividad solar en el clima del planeta: "Se avecina una glaciación", advirtieron. Las "pequeñas Edades de Hielo" El enfriamiento climático de la Tierra debido a la relajación de la actividad solar no es nuevo: en el último milenio ha habido varios de estos ciclos bien documentados. Los últimos son el Mínimo Spörer (1420-1570), el Mínimo Maunder (1645-1715) y el Mínimo Dalton (1790-1820). En España, estos periodos glaciales en miniatura hicieron que se vieran hielos flotantes en Baleares, en la primera semana de 1697, o las reiteradas ocasiones en las que el río Ebro se congeló junto al mar, en Tortosa, en diciembre de 1506, cuando la gente lo cruzaba a pie. Estos ciclos, cuyo frío e impacto en la agricultura fueron un grave problema para la subsistencia humana, dejó al menos algunas curiosidades celebradas. Por ejemplo, un estudio estadounidense asegura que los violines construidos al final del Mínimo Maunder por Amati, Guarneri y Stradivarius debieron su calidad no sólo a la maestría de estos luthiers, sino también a las características de la madera de los árboles que crecieron en ese periodo, lo que marcó, quizá, la diferencia en el tono y brillantez de los instrumentos. Volver al principio de la noticia Volver al principio de "Recortes" Volver al principioEspaña se resiste a acabar con las bombas de racimoEl Gobierno defiende a las empresas de armas en un tratado internacional contra esta munición Las bombas de racimo son bombas que, al caer, se abren y sueltan numerosos explosivos. Muchos de éstos no llegan a explotar al caer y, de esta manera, se convierten en minas antipersona. España, uno de los mayores exportadores de armas del mundo, se niega a aprobar un tratado que, al menos, prohiba este tipo de armamento. Fuente: publico.es El Gobierno de España mantiene sus reservas a la eliminación total de la fabricación, almacenamiento y uso de las bombas de racimo. La próxima semana tendrá lugar en Dublín (Irlanda) la última conferencia internacional del Proceso de Oslo, que pretende lograr la firma de un tratado similar al consensuado por 170 países hace una década para acabar con las minas antipersonales. Las ONG Greenpeace y Fundació per la Pau denunciaron ayer que España (productor de estos explosivos) protege la postura de las empresas armamentísticas. Los reparos del Gobierno lo sitúan junto a los principales países productores de estas bombas (llamadas de dispersión). Son China, EEUU, Alemania o Brasil, frente a otros que ya se han postulado por su eliminación total como Noruega, Austria o Bélgica. Las modernas son "seguras" Los gobiernos de los países donde hay fabricantes pretenden aprobar un tratado que elimine las bombas antiguas, pero no las actuales. Según ellos, los artefactos modernos son seguros. Greenpeace y la Fundació per la Pau denuncian que esa excepción evitaría el "estigma" necesario sobre esta munición tan mortífera con los civiles y se seguiría utilizando. "No hay bombas de racimo buenas o malas, como tampoco había minas antipersona más o menos destructivas", resume Mabel González, de la ONG ecopacifista. Las bombas de racimo fueron lanzadas por última vez en Líbano en 2006. El ejército israelí bombardeó con cuatro millones de pequeños artefactos de fabricación estadounidense e israelí las ciudades libanesas. Un millón de ellas no explotaron. Una misión de la ONU, en la que paradójicamente participa España, se encarga ahora de limpiar estos explosivos. Sin embargo, muchos niños de la zona caen en la trampa de coger un artefacto brillante del tamaño de una mano como si fuera un juguete. La consecuencia inevitable es la amputación de la mano. Si el Gobierno no apoya definitivamente la firma de un tratado que acabe por completo con esta munición, estará, además, incumpliendo su propio compromiso legal. La "Ley de control del comercio exterior de material de defensa y doble uso", aprobada el año pasado, obliga al Ejecutivo a promover aquellos tratados internacionales en contra de "todos los tipos" de bombas de racimo, según el texto. En la última reunión que mantuvieron las ONG con el Gobierno socialista, los responsables del Ministerio de Exteriores les trasladaron que su pretensión era promover un tratado blando para obtener el máximo consenso internacional posible. Las ONG creen que una puerta abierta a un tipo de bombas de racimo supone la continuidad de su uso. El parlamento catalán apoya a las ONG por la eliminación total Una propuesta de resolución firmada por todos los partidos del Parlament de Catalunya aprobó el pasado lunes instar al Gobierno español a tener un papel activo en la conferencia de Dublín (Irlanda). Los partidos apoyan la postura de la campaña "Stop Bombas de racimo" promovida por varias ONG que pretenden que la conferencia posibilite la firma de un tratado internacional que prohiba el uso, almacenamiento y fabricación de este tipo de munición. Con la firma de ese compromiso, el Govern se coloca un paso por delante del Gobierno en la presión para la eliminación total de este tipo de armas. El Ejecutivo presidido por José Luis Rodríguez Zapatero pretende que el tratado internacional que se firme la semana que viene en Irlanda elimine de manera parcial esta munición. La comisión de Cooperación y Solidaridad del Parlament, promovió los siguientes puntos: reforzar el Proceso de Oslo, impulsar iniciativas ya tomadas por otros países de su entorno como las moratorias en la fabricación (el último fue Austria), que cumpla la ley de comercio exterior que obliga a España a promover la eliminación total. Fundació Per la Pau La aprobación de estos puntos se produce un mes después de que los miembros de la Fundació Per la Pau comparecieran en el Parlament para pedir la ayuda de la Generalitat en la lucha contra estas bombas. De momento, el Gobierno español, a través de su participación en las reuniones previas a Dublín, ha defendido la inclusión de excepciones en el tratado final. La representación del Ministerio de Exteriores que el Gobierno envió el año pasado a la última conferencia de Viena, se puso de parte de los países fabricantes de estas bombas, que defendieron los intereses de sus propias empresas. Esta postura consiste en prohibir el armamento antiguo, pero no el que se fabrica actualmente. Volver al principio de la noticia Volver al principio de "Recortes" Volver al principio |
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