Eduardo Acaso Deltell
Y termina la Historia del Cielo. Sólo queda referirnos, como no podía ser de otra manera, al Día del Juicio Final y a la Resurrección de los Muertos. En otras palabras, al Fin del Mundo, que se dice pronto. - Tranquilo Hijo dijo el Dios Padre al ver, un día, a Jesucristo preocupado. Acababan de hacer la primera oveja clónica-. Tranquilo porque la destrucción de mi obra está planteada para dentro de unos cuantos miles de eones, millón arriba, millón abajo. No sé, lo tengo apuntado por ahí. Resulta que Dios sabía que el Mundo se iba a acabar gracias a su omnisciencia (luego volveremos sobre esto de la omnisciencia porque tiene tela). Por tanto, se encontraba confiado y alegre, dado que sus problemas iban a solucionarse de una vez por todas. Con el fin del Universo, se decía, ocurre algo parecido a lo de "muerto el perro se acabó la rabia". "Cómo me pesa el haberlos hecho", murmuraba para sí entre risas. Pero cuidado, no se trataba de que Dios fuera a destruir su obra como en el diluvio- faltando así a la palabra dada a los hombres, sino que era el Mundo el que se iba a ir al garete él solito. Ojo. Lo del frenado gravitatorio de la expansión del cosmos que lleva a una inversión del proceso de carácter centrípeto para finalizar en el colapso final. Lo del universo pulsante. - Y hasta entonces hay que aguantar como sea, ¿no es eso? contestó Jesucristo. - Yo creo que sí concluyó el Dios Padre, mientras sonreía al ver a Elías que llegaba por el oeste revoloteando y dejando un rastro de alegres llamaradas en el límpido azul. Hombre, mira quién viene. - ¿Qué tal? ¿Cómo lo llevamos? exclamó a modo de saludo el profeta-. - Bien, normal. ¿Y tú? - Por aquí andamos. Pero el carro dio un amplio giro e inclinándose, se sumergió en las nacaradas masas de una poderosa nube que navegaba hacia el sur. - Pero, ¡qué majo es y qué ingenio tiene! dijo Dios al verle desaparecer-. - ¿Has pensado qué fastos van a acompañar el Fin del Mundo? Porque habrá que hacer algo, digo yo. Unos festejos, un ritual, no sé preguntó curioso el Dios Hijo-. - Hombre, hay tiempo. Se barajan varias opciones: Resurrección de los Muertos, Génesis II, Apertura del Séptimo Sello, Llegada del Anticristo, Aquí Paz y después Gloria, Día del Juicio Final, Jornada de Puertas Abiertas, en fin Todo esto, claro está, iría con unas mayúsculas enormes y fanfarrias trompeteras como nunca se hayan oído, pero ya te digo que todavía no se ha decidido nada. - Y hasta entonces, aguantar. - En efecto. Y no olvides cortarte un poco en lo de los ámbitos porque, como pongas más tubitos, yo creo que sólo van a llegar al Cielo los fontaneros. Todo esto, qué duda cabe, lleva a uno de los enigmas doctrinales más gordos que existen en la actualidad. Se trata del aparente incumplimiento del juramento de Dios a Noé y que fue sellado con el Arco Iris. La verdad es que lo dijo bien clarito: "No destruiré el Mundo. Es más, os lo doy". Y es que, se diga lo que se diga, queda mal que Dios prometa una cosa y luego haga otra. Que lo puede hacer, evidentemente sí, pero queda mal. Sin embargo, parece ser que, utilizando un subterfugio interpretativo tan sutil como imaginativo, ha considerado que su compromiso con Noé sólo le obligaba a no destruir el Mundo por acción. Atención a esto último. Lo repetiré: Por acción. Tipo Diluvio, explosiones y cosas de esas. ¿Por qué recalco esto? Porque Dios entiende que su alianza, tal como estaba formulada, no contemplaba el fin de su obra por omisión. Es decir, dejándola que campase ella sola con sus leyes astrofísicas, biológicas y demás, en la seguridad de que se destruiría tarde o temprano. Vale, el argumento se puede aceptar, aunque la cosa está traída un poco por los pelos, pero es que esto nos lleva a otros problemas doctrinales como el que la obra de Dios es una chapuza, por ejemplo. ¿Significa que Dios no es omnipotente? ¿Qué no puede hacerlo mejor? Como esto es imposible, la pregunta es: ¿Por qué ha querido hacer Dios una obra imperfecta? ¿O es que no es imperfecta? Porque está claro que lo ha hecho aposta y a lo mejor Él ve las cosas de otra manera. - Lo tengo todo pensado exclamó el Dios Padre levantándose de su trono-. Primero irá la Resurrección de los Muertos y luego, el Día del Juicio Final. - Hombre, a mi lo de la Apertura del Séptimo Sello me gustaba interrumpió el Hijo-. - Nada, nada. Primero los muertos y luego el Juicio. Para no alargar mucho esta Historia del Cielo, que ahora sí que acaba, pues lo que se diga a continuación pertenece ya a lo futurible, se cree que en el Día del Fin del Mundo, ocurrirán las siguientes cosas en el capítulo de medidas no estructurales: Las tumbas se abrirán, con lo que habrá una peste que no se pueda estar; se congregará a la humanidad toda en torno a un sitio no determinado aún pero que tiene que ser grande y oreado y se procederá al llamado Juicio Final. Imagínense la escena. El trono de la Santísima Trinidad y su Madre, brillando con un fulgor como jamás se haya visto. mientras innumerables ángeles acompañan y guardan a las almas que han ascendido a los Cielos. Al otro lado, la misma cantidad de demonios vigilando a los condenados y en el centro, la gente; bien vivos porque así les ha pillado el gran Día, bien muertos. El Día de los Muertos Vivientes. Ahí es nada. Esos últimos, preferentemente de la época de Moisés y Abraham porque los pobres, como ya se ha dicho, no están en nómina en ninguna parte y hay que regularizar su situación. Lo que no entiendo muy bien es lo que van a hacer con los otros muertos. Esto es, aquellos cuyas almas están ya en el Cielo, Purgatorio, Limbo o Infierno. ¡Es que los ángeles van a agarrar los cuerpos y se los van a dar a sus dueños? ¿Para qué? Hola cuerpo mío, dirán. ¿Y luego? Con lo molesto que es llevar el cuerpo encima. Tampoco se entiende en qué va a consistir el Juicio Final. Un ejemplo: Parece ser que, según me cuenta mi madre y espero que se me perdone por esta alusión personal, mi abuela era una santa y lleva ya mucho tiempo en el Cielo. ¿Es que en el Día del Fin del Mundo se la va a juzgar otra vez? ¿Y si ahora, por alguna triquiñuela jurídica, me la condenan? ¿Qué pasa? ¿Al Infierno con la abuela? ¿Pero lo del Cielo no era para siempre? Queda claro pues, que ante estas contradicciones falta mucho por precisar a la hora de imaginarnos lo que sucederá ese día. Por lo que respecta a medidas de carácter estructural se cree que, además de la destrucción del mundo, claro, se producirá el fin del Purgatorio, porque tarde o temprano quedará vacío, dado que sólo tendrá altas y ningún ingreso. También desaparecerá el Limbo porque parece lógico aunque nadie sabe muy bien el porquéNOTA. Y finalmente, quedarán únicamente el Cielo y el Infierno con sus elegidos y servidumbre tan ricamente. A continuación se procederá a cortar definitivamente todos los tubitos y los dos ámbitos se sellarán para siempre en total aislamiento. - Cierra San Pedro. Y el Cielo se plegará sobre sí mismo con un estruendo tal que resonará por el Orbe Todo y durará lo que pueda durar en nuestra imaginación y aún infinitamente más, con sus cuarenta días y cuarenta noches, por los siglos de los siglos y a través de incontables eones hasta setenta veces siete. O sea, una cosa como irreversible. Pero ya digo, es especular porque nada de esto ha ocurrido todavía. Falta, eso sí, por comentar lo de la omnisciencia. - ¿En qué consiste la omnisciencia? - La omnisciencia consiste en que Dios lo sabe todo. - ¿Y por qué lo sabe todo? - Porque así lo ha querido su omnipotencia. - ¿Y por qué lo ha querido? - Lo ha querido porque sin duda le place. - ¿Y por qué le ha placido? Sólo explicar que la omnisciencia nos introduce en problemas interpretativos realmente insolubles que arrojan sombras y misterio a la Historia del Cielo contada páginas atrás. - ¿Tan grave es la cosa? - Me temo que sí. - ¿Y por qué te lo temes? Porque la omnisciencia, como es natural y por definición, supone saberlo todo, no sólo en el espacio, sino también en el tiempo, de manera que del futuro se tendrá un conocimiento absoluto, dado que éste forma parte del conjunto de las cosas que hay y que acontecen en el Orbe. - Sí que es grave, sí. - Además, aunque no fuese así, basta con apelar a su omnipotencia para poder ver todo el futuro si así quiere. - ¿Y por qué lo querría? - Porque le place. - ¿Y por qué le ha placido? Este conocimiento sobre el futuro obliga entonces, a replantearse los acontecimientos que jalonan la Historia del Cielo y que se han relatado en estas páginas. Los dolorosos como los gozosos, los cruciales como los anodinos, los terribles como los tiernos, los obvios como los oscuros. Por ejemplo: Si Dios sabía que el Mundo iba a salvarse, ¿a qué tanto Diluvio? Otro ejemplo: ¿Por qué no le dio a Lucifer una bofetada a tiempo, si sabía lo que iba a suceder? ¿Por qué hacer unas tablas de la Ley, si se destruirían sin remedio cuando se arrojasen sobre los idólatras? Luego hizo otras tablas. ¿Despilfarro? ¿Le plugo? Por ejemplo, con los idólatras, ¿no sabía ya que iban a pecar?, entonces, ¿por qué lo de cabrearse? Por otra parte, ¿a qué tanto tubito si luego se van a quitar? En otras palabras, ¿para qué el Mundo si luego desaparece? - Me dejas de piedra. - Además, es que hay otra cosa. Si Dios lo sabe todo y ojo a este "todo", porque no significa que sabe mucho, sino todo. Cuidado con esto. Casi estoy por ponerlo con mayúsculas: TODO. Si lo sabe TODO, decía, es que posee lo que hay que saber del futuro, también del pasado y con mayor razón del presente. Eso significa, atención ahora, que Dios es una especie de ente universal, en donde tiempo y espacio se entremezclan en un punto eterno y un instante infinito. El Tiempo, por tanto, en Él se dilata o acorta a voluntad. El espacio se aproxima y se aleja. A Él confluye todo y de Él sale. Es el principio y el fin, el Magma Primario en donde bullen universos creados ya y por hacer, la marea perpetua, el Poseedor del Conocimiento Absoluto, el Poder, el Único, el Aleph total, el Ojo. - Vale, vale, ¿y qué? - Pues que, para Dios, toda esta Historia del Cielo ha sucedido bien en un instante, en una pura fugacidad, bien dura y durará siempre. A lo mejor ahora somos parte de un pasado infinitamente lejano que aún gira en sus sueños. O no hemos existido aún, pero nos agitamos en Él como espectros. O seremos, fuimos y somos a la vez en torbellino incesante y sin fin, inmersos en una historia en donde se confunden causas y efectos, argumento y sentido, trama y desenlace. Que no es una historia, vamos. - ¿Quieres decir que de lo dicho nada? ¿Que en el fondo no se sabe si la Historia del Cielo es como es, ni cuándo fue, es o será como quiera que ésta sea o haya sido? ¿Que entonces, tú y yo, todos, somos menos que un suspiro? - Hombre, yo creo que una posible interpretación de esta paradoja es que Dios sencillamente se divierte en su insondable soledad y hace universos como el que juega; lo de los dados. - Me dejas de piedra. - O que lo contado sólo sea un reflejo mortecino de la verdadera historia que nuestra visión de seres inferiores, limitados como estamos a un entorno ciertamente ínfimo y sometidos a una muerte inevitable, impide darnos cuenta cabal. De cualquier modo, lo quiso como lo quiso, así lo hizo. Todo ello gracias a su omnipotencia claro. - ¿Pero por qué? - Porque así lo quiso. - ¿Y por qué lo quiso? - Porque le place. - ¿Y por qué le place? FIN NOTA: Como todo el mundo sabe, últimamente ha surgido una nueva corriente doctrinal que niega la existencia del Purgatorio y del Limbo. Las consecuencias de esta inexistencia con carácter retroactivo son graves. Deja a los niños muertos y no bautizados y a los muertos con cargas veniales en una situación bastante desairada por lo que pedimos, desde estas líneas, respeto y rigor ante afirmaciones de esta naturaleza. Sin embargo, las mismas fuentes señalan que el Infierno sí que existe y que, además, está prácticamente vacío. Así que ojo. Falta saber quiénes, de los personajes conocidos en la historia, se consumen en el fuego eterno, porque de los que están en el Cielo sí tenemos información. Volver al párrafo Volver al principio de la "Historia del Cielo" Volver al principioAndroide I y la antimateria
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