Detrás de unos ojos azulesJesús Miguel Sáez González, crítico de cine. Detrás de unos ojos azules, la mirada no pasa desapercibida, tranquila no más, penetrante, con total normalidad, la elegancia de un actor, estando sabiendo estar, no en la distancia sino en la proximidad, quizá robándole el plano a alguna de esas chicas de la primera fila que suspiran, cuando ese Dios se hizo carne, y el seductor comparte sus quinielas con Joanne, la compañera de siempre -qué envidia maja, se dice Maripuri cuando besa mil veces la misma foto desgastada en aquel guateque, donde Pablo ni es por asomo el galán Paul, sólo un baile basta, Diana de Paul Anka en el pick up y casada de por vida-. También se es infiel -dijo una tarde mi tía Feli- a este mundo que ya no le pertenece, sino al otro, en pleno debate sobre quién gusta más los rubios o los morenos no la Saeta, que a esas piernas sólo le gustaban los hombres y entonces, en un suspiro, el blanco y negro pasó sin quererlo a ser technicolor, porque la Gran Vía arriba y abajo, salvo las marquesinas, eran de color sepia, tantas veces con las manos en los bolsillos en dirección Galerías Preciados, y unas medias en Sepu -escondían unas piernas, y si me mira, me está mirando Paul con sus ojos traviesos, como venga Pablo veremos-; y un cuchillo atraviesa el alma -me excita la confesión y su sueño húmedo con rosario en la mano, al pater ni se lo digo-, y la muerte con su sangre también cae sobre Madrid con las virtudes del desarrollismo. Pero él siempre estaba allí, en la pantalla, esperando pacientemente con una Bud, tanto tiempo, hasta la eternidad, si es posible. El cómico, sin embargo, hay que entenderlo no se despide, sólo hasta luego, prefiere agotarse en silencio con la sonrisa que lo hace mortal, en este otro mundo, el nuestro, y si es posible distinguir todos los mundos, que son todos también posibles, pero discretos y felices, porque se es feliz si se ama hasta la extenuación, y una tarde, aquel niño comió una tarde, sin alardes ni corbatas, Paul era también así: Paul Newman. Volver al principio de "Detrás de unos ojos azules" Volver al principioLa Divina ComediaJesús Miguel Sáez González, crítico de cine. VICKY CRISTINA BARCELONA de Woody Allen Lejos del mundanal ruido, quizás más ajenos a éste, bordeando la realidad o acudiendo a la ligereza de que la vida es un suspiro evanescente que debemos aprovechar como un impulso irracional que nos revela el vivir en el instante -Carpe Diem-, y no regresará el sentir inmediato como una comedia insustancial y furtiva, cargada en el fondo, quizás, de una melancolía insondable que, triste, juega nuestro destino, el que procura el azar juguetón como un diablo que se adhiere a nuestros corazones y su impulso, el de la búsqueda de placer y su confrontación o su opuesto o el equívoco incompatible del amor, cuando este interactúa, en su infidelidad amarga y posesiva incontrolable, infantil hasta ser inestable, hasta el caos como enfermedad y testigo (narrador en off), adherido a un entorno mágico (Barcelona bellamente filmada) irrenunciable, casi idílico como sus intérpretes-personajes (destacable elenco, mención Javier Bardem y Penélope Cruz) Ficha técnica: Nota: Se aconseja su visionado en versión original con subtítulos en castellano, el doblaje efectuado en nuestro idioma o en catalán lastra su resultado último al haberse rescrito los diálogos y su tono, con lo que las situaciones de humor se ven anuladas Volver al principio de "VICKY CRISTINA BARCELONA" Volver al principio de "la Divina Comedia" Volver al principioQUEMAR DESPUES DE LEER de Ethan y Joel Coen Nada tiene que ver sentirse como un idiota, sino serlo, pertenecer a la gran liga de los idiotas. De esta premisa parten no sólo las secuencias hilirantes de situación sino aquellos resortes dramáticos, que en el fondo habitan en la comedia americana, y que funcionan como un bisturí descarnado hasta el límite, para cumplir la metáfora del absurdo, de todo un microcosmos social o político, hábilmente diseccionado las paranoias en el mundo moderno dejan sus propios cadáveres sin identidad, pero sujetos a la realidad-; y sus intérpretes cumplen perfectamente su cometido como cómicos que contrapuntean un guión milimétrico. Ficha técnica: Volver al principio de "QUEMAR DESPUES DE LEER" Volver al principio de "la Divina Comedia" Volver al principioLa felicidad puede ser algo más que una mueca o un gesto, una sonrisa en positivo permanente que no perece y rellena los espacios vacíos, algo más que una simple imagen sin colisionar, sabiendo hasta el saber histriónico del momento, no como autoprotección, sino como entrega; creo que máxima pero perniciosa si debajo los mundos posibles sitúan el dolor más que subterráneo, la catarsis cotidiana, hiperrealista, a punto de estallar; en definitiva, la otra cara de una misma moneda por azar. Cuento un paso naturalista más: la miseria y la soledad de las emociones, de la planificación familiar, la anulación de tantos espíritus libres, la violencia entre padres e hijos, la xenofobia, la falta de expectativas sean cuales sean. Y si es posible aún iluminar el mundo, uno entre tantos seres anónimos -Poppy (Sally Hawkins)-, comprenderíamos las constantes y la vitalidad, no debe ser gris la vida, sino la esperanza, aunque sin perder el paso el infantilismo peterpanesco que subyace dentro de la permeable bondad, puede, sólo si las preguntas no son las exactas. Para otros los instantes felices son sólo sensaciones, momentos que casi ni permanecen. Ficha técnica: Volver al principio de "HAPPY-GO-LUCKY" Volver al principio de "la Divina Comedia" Volver al principioOtro cine español posibleJesús Miguel Sáez González, crítico de cine. TIRO EN LA CABEZA de Jaime Rosales Desde la ficción heterodoxa y elíptica, el punto de vista toma distancia (utilización de teleobjetivos), pues las imágenes vienen a ser fenomenológicas en sí mismas, desprovistas de toda acción dramática, ajenas a todo cariz psicológico que suponga juicios a priori sobre el personaje -un tipo normal que pasa desapercibido-, al que seguimos en su vida cotidiana; hablando con amigos, enamorándose, preparándose el desayuno o la cena, jugando con un niño, esperando a alguien en la estación (los diálogos son inaudibles, imperceptibles, están amputados por sonidos de calle vaciados de ideología, sólo movimiento en los labios). Así son los primeros sesenta minutos de metraje que dan paso, sin solución de continuidad, a la reconstrucción de unos hechos o sucesos verídicos bien documentados: el asesinato de dos guardias civiles el 1 de Diciembre de 2007 por la banda terrorista ETA (de improviso, sin justificación alguna, ni lógica o causa o motivación, cuanto menos reflexión, el sujeto se trasfigura en monstruo psicopático, ángel exterminador endiablado y vengativo, un etarra quién ajusticia la inocencia y el equilibrio de lo cotidiano, en nombre de la barbarie, dejando dolor y muerte). Así el documento real alimenta la ficción de la primera parte de la cinta, como los hechos reales sustentan lo ficcional del último tramo de la misma (surgiendo de los mismos parámetros formales, seguimos los acontecimientos, construidos estos bajo los códigos del cine negro). El resultado es un film ensayo- inquietante, desgarrador, áspero en lo formal y en lo moral, cuya indagación estilística supone una reflexión moral, sólo construida por el espectador desde sus convenciones profundas. Ficha técnica: Volver al principio de "TIRO EN LA CABEZA" Volver al principio de "Otro cine español posible" Volver al principio |
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