Editorial
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ISSN: 1575-2844

Revista Vivat Academia

  Histórico. Año X

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Octubre 2008. Nº 99

LAS FRASES DEL MES:

Dios nos envía los alimentos, el demonio los cocineros.

Thomas Deloney

Nadie se hizo perverso súbitamente.

Décimo Junio, Juvenal

¿Qué fue primero, el huevo o la gallina?

Existe una creencia muy extendida sobre la conexión entre el poder y la corrupción, totalmente errónea: "el poder corrompe". Nada más lejos de la realidad. El poder no corrompe a nadie, son los corruptos los que corrompen el poder.

Esa idea nace de una evidencia experimental mal interpretada. Pocos –más bien ninguno- de los poderosos están libres de corrupción, entonces, es fácil deducir que las personas honradas, cuando llegan a ocupar puestos de gran responsabilidad, terminan por ser atacadas por un virus misterioso, para el cual no hay todavía vacuna eficaz. Pero ello equivaldría a deducir que "el andar engorda". Muchas de las personas con tendencia a la obesidad, normalmente aconsejadas por un médico, andan diariamente, y es frecuente ver por nuestras calles grupos de "gorditos" en su trotadora actividad. El andar puede no adelgazar, pero jamás engorda. De forma análoga, sólo los corruptos llegan habitualmente al poder, porque se necesitan grandes dosis de podredura para poder escalar la cima de los puestos importantes. Se necesita haber tenido unas tragaderas muy grandes para comulgar con las ruedas de molino de la política. Se necesita ser un hábil embustero para poder convencer al gran público, en pleno día soleado, de estar en la medianoche. Se necesita haber pisoteado muchas cabezas, sin escrúpulo alguno, para tener el apoyo de los que realmente gobiernan en la sombra. Y, por supuesto, tanto da si se trata de un sistema dictatorial o una democracia de las más exquisitas, al final siempre hay un poder en la sombra. Ejemplos pueden encontrarlos en cualquiera de los países del mundo mundial.

Quizás en las democracias, donde se necesita el voto de los ciudadanos para terminar en la cumbre, es donde más se nota la metamorfosis, a veces espectacular, de la honradez a la corrupción. A los dictadores se les supone, de entrada, la falta de honradez. Sólo el deshonesto es capaz de disfrazar su verdadera naturaleza de lobo con una inocente piel de cordero, y así engañar al votante. Una vez en la poltrona, no solamente no necesitan el camuflaje, sino que les estorba para mantener el equilibrio y, como es natural, se desvisten sin tardanza.

Además, como dice el refrán, "Dios los cría y ellos solitos se juntan". Es cuestión de supervivencia el entenderse mutua y perfectamente, aunque militen en bandos distintos y estén lidiando el combate de su vida profesional: "A la izquierda, con calzón rojo, el actual campeón, tres legislaturas, 128 escaños. A la derecha, con calzón azul, el aspirante, 110 escaños". Se ladran, pero no se muerden. Se dicen lindezas de todo tipo, pero toman el café amigablemente porque saben que , cuando les toque pasar de aspirantes a campeones, o viceversa, el juego político va a ser el mismo.

Un ejemplo muy reciente. ¿Han notado ustedes, en estos días de crisis acuciante -todos se devanan los sesos a fin de encontrar la fórmula ideal del relanzamiento de la economía-, que ninguno de los líderes políticos, en el poder o en la oposición, hablan de bajar el precio de los carburantes, como medida paliativa, cuando el precio del crudo está cayendo en picado? Es más, los periodistas, atentos a la mano que los alimenta o los pude alimentar en el futuro, han proclamado a los cuatro vientos -la semana pasada-, que la inflación española ha disminuido gracias, entre otras cosas, a la bajada de los costes del petróleo. ¿Cabe, en cabeza racional, semejante mentira? ¿Han notado ustedes, consumidores, transportistas, taxistas, pescadores y agricultores, una reducción en su cuenta en la gasolinera? A los poderes económicos que amparan las poltronas de los corruptos les viene de perlas conservar altos los precios para forrarse y a los corruptos mantenidos les viene de perlas mantenerlos altos para, entre otras cosas, sufragar sus substanciosos sueldos a costa de los contribuyentes. (¿Algún consejo de administración también?)

En lo anterior, sólo hemos mencionado las corruptelas internas en los países gobernados, pero, ¿qué opinan, queridos lectores, de las muchas alianzas y contubernios entre los corruptos en el poder de diferentes estados y las multinacionales explotadoras de los países del tercer mundo? Hasta las empresas farmacéuticas echan mano de los paraguas gubernamentales del primer mundo, para mantener aprendices de corruptos en los países subdesarrollados, donde experimentan sus nuevos productos o los venden a precios abusivos.

Todo consiste en llenar la faltriquera, cuanto más y más rápido mejor –de los bancos mejor no hablamos; recientemente, en estas mismas páginas, hemos mencionado que esos jamás iban a perder, pasara lo que pasara-.

Pero esto no es lo peor. En realidad, nos enfrentamos al paradigma de la pescadilla enroscada, lo cual nos conduce a la imposibilidad de encontrar una solución. Nuestro engañoso sistema del "estado del bienestar" se mantiene gracias a las muchas empresas que obtienen beneficios astronómicos, exprimiéndonos sin que se note mucho. Para su engrandecimiento necesitan de la protección de los corruptos en el poder y, si algún honrado se les cuela, porque supo disfrazarse a la inversa –natural de oveja con piel de lobo-, lo sacrifican sin más, porque las ovejas se crían para eso, para ser sacrificadas y nutrir nuestras mesas. Los corruptos precisan del poder para desplegar sus ambiciones y, como se dice ahora, realizar y desarrollar su personalidad, en consecuencia, necesitan de un sistema económico protector, aunque deban pagar el alto peaje correspondiente.

En conclusión, el poder en sí mismo, entendido como el ejercicio de una actividad al servicio de una colectividad, no puede existir libre de corrupción en la sociedad moderna, de ello se encargan los que llegan a ostentarlo. Se ejerce la actividad al servicio de unos pocos, quizás más poderosos, para mantenerse en el poder. Además, para un ciudadano medianamente corrupto, cuanto más podredumbre haya en las alturas, más posibilidades tiene de beneficiarse; a río revuelto... A veces y por mera casualidad, algún que otro ciudadano honrado también resulta beneficiado. Siempre hay una excepción para confirmar la regla.

LA REDACCIÓN

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Vivat Academia, revista del "Grupo de Reflexión de la Universidad de Alcalá" (GRUA).
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Última modificación: 23-10-2008