En este número contamos, por primera vez, con la colaboración de un estudiante que nos ilustra sobre la forma de soldar adecuadamente, lo cual no es nada fácil, junto con algunos recortes de prensa interesantes. Todo lo que quería saber sobre cómo soldar y no se atrevía a preguntar.Por Arturo Pérez París. Alumno de la Escuela Politécnica de la Universidad de Alcalá. Hace un tiempo, un año más o menos, me di cuenta de algo que me dejó perplejo: Muchos compañeros míos de carrera no saben hacer soldaduras en componentes o conectores. Por cierto, yo estudio, o por lo menos lo intento siempre y cuando me dejan claro, Ingeniería Técnica de Telecomunicaciones. El evento descrito es normal. Nadie les ha enseñado y como es lógico por "ciencia infusa" no se aprende nada (cuando menos yo aún no lo visto). Sobre este punto me gustaría hacer una pequeña reflexión antes de continuar con el presente tema:
En fin, retomemos nuestro tema. Cuando vi este problema me dije a mí mismo: Tienes la oportunidad mediante la revista de comunicar lo que se sabes. ¿Por qué no lo hacemos?. Pues bien, espero que el presente escrito ayude a quien lo lea. Ahora, a soldar sólo se aprende practicando, así que recomendaría su ejercicio debido a lo útil que resulta, (sobre todo para la gente de mi gremio), cara al mundo profesional . La soldadura de metales de fácil fusión, como el plomo y el estaño, es llamada soldadura blanda o estañadura. Normalmente no se emplean el estaño o el plomo solos, sino una aleación de ambos, en las proporciones adecuadas según su fin, (a diferentes tipos de trabajos diferentes tipos de aleaciones). Este tipo de soldadura se emplea cuando la temperatura de las piezas unidas, en su trabajo habitual, no sobrepasa los 250º C. Esta temperatura funde los aludidos metales o su mezcla. La soldadura blanda se suele emplear en la unión de chapas y piezas de latón, hojalata, cobre o bronce, colectores de inducidos, empalmes, soldadura de tubos y como no en lo que a nosotros más nos interesa: la unión de componentes a circuitos impresos y la de los cables a sus respectivos conectores. En la soldadura blanda o estañadura se usa generalmente el plomo y el estaño, como se dijo, ahora bien, existen diversas proporciones de estos dos metales según el trabajo a realizar, no es lo mismo soldar componentes electrónicos a un circuito, que soldar dos cañerías de plomo. La aleación a emplear será distinta. En el primer caso, que es el que además nos interesa, la aleación utilizada es del 60% estaño 40% plomo, cuyo punto de fusión está entre los 180º C y los 230ºC. Para el segundo caso la proporción es diferente e incluso nos lo podemos encontrar con plata que aumenta la dureza de la soldadura y el punto de fusión, mas esto no es lo que necesitamos. La presentación de las aleaciones es diversa, según las necesidades a las que esté destinada, a saber:
La adherencia del estaño (que será como coloquialmente denominaremos a la aleación) sobre el material a soldar no es posible sin el empleo de un material fundente-desoxidante. Para nuestras aplicaciones será una resina o pasta que no sean de tipo ácido, ya que si así fuere se corroería el cobre de las placas o los pines de los componentes. Normalmente los hilos de aleación de estaño para soldar, que realidad son tubitos huecos, llevan en su interior una pequeña cantidad de esta pasta desoxidante a la que se denomina "alma". Del soldador, además de tener la capacidad de producirnos cuantiosas quemaduras al calentarse (sobre todo en aquellos individuos/as poco hábiles), las características que lo determinan son la potencia y el tipo de punta para soldar; además de las propiedades mecánicas comunes de toda herramienta. Existe una amplia gama de modelos de este útil, desde los más sencillos y baratos de lapicero hasta los más sofisticados y caros capaces de depositar automáticamente el estaño al soldar. Los prototipos que habitualmente nos encontraremos son:
La siguiente tabla nos muestra el soldador a usar según el trabajo a realizar:
Gran número de soldadores posee puntas intercambiables, multiplicando así la disponibilidad de estos instrumentos. Las puntas son de cobre, para permitir una buena conducción del calor. Este metal tiene el inconveniente de que es atacado y disuelto por el estaño líquido y el fundente. Pronto se notan orificios diminutos y pequeñas irregularidades en la aleta de soldar, lo que da lugar a soldaduras pobres, por ello las mejores llevan un recubrimiento de aleaciones de hierro, aluminio, cromo y níquel. Al bañar la punta se estará pendiente de la temperatura, comprobando cuando funde el estaño, momento en el que se procederá a recubrirla. Esta operación se realiza fundiendo en la punta, por contacto, un poco de resina. Posteriormente se aplica estaño que se frota con un trapo limpio (hay que procurar que éste no sea de un material plástico como el nylon, ya que al ser plástico se derretiría en la punta guarreándola). Es preciso notar que, estando el soldador muy caliente, se adhiere mal el estaño, por lo cual, como antes quedó indicado, la operación del baño se debe realizar en el instante en que la temperatura alcanzada empieza a fundir el estaño. Muy importante para realizar buenas soldaduras es que la punta esté lisa y perfectamente limpia, exenta de residuos de estaño o resina quemada. Por esto, cuando se suelde se tendrá siempre a mano un paño limpio o esponjas destinadas para tal fin (p.e. las que suelen traer los soportes para los soldadores).
Una vez elegidos el soldador y el estaño apropiados, para la soldadura que se realizará, interesa ver cómo deben realizarse las soldaduras. Estando escrupulosamente limpios los elementos por soldar, se aplica el soldador al punto en el que se va a efectuar la soldadura para dar calor a la zona. Sin este calor previo, se corre el riesgo de que la soldadura quede mal o lo que en el argot de la profesión se denomina soldadura fría. Una vez caliente la zona que se desea soldar, se aplica el estaño. Si las operaciones anteriores se han realizado correctamente, el estaño se extenderá por la zona que ha de soldarse. Cuando suceda esto, retírese rápidamente y a un tiempo estaño y soldador. La soldadura aparecerá limpia, brillante y redondeada al primer intento ( ). A pesar de que ésta es la forma general de efectuar las soldaduras, son necesarias ciertas condiciones para cuando se efectúa la soldadura de los siguientes elementos:
Por último, se añadirá que son muchos los accesorios que facilitan la operación de soldar o de desoldar: alicates, pinzas, tijeras, etc. Por ello, es recomendable acercarse a los comercios especializados con el fin de conocerlos. No obstante, cabe destacar algunos que se usan más específicamente en estos menesteres:
Con esto doy por finalizado el presente artículo; mas antes quisiera agradecer a Dª. Matilde París del Pozo su colaboración en este escrito, sin la cual éste no hubiese sido posible. Espero que haya resultado del gusto del lector; si así no hubiera sido, desde aquí hago propósito de enmienda para que el próximo salga mejor (eso si no me echan antes por "rollista" ). Si por el contrario le gustó (al más puro estilo Shakespeariano), quedemos como amigos y volvamos a encontrarnos donde la diosa fortuna más le complazca. Quizás esta manera de despedirse termine convirtiéndose en todo un clásico. El tiempo lo dirá. Volver al principio del artículo Volver al principioRECORTES(¡Lo que algunos científicos discurren para llamar la atención y salir en los periódicos!). El laboratorio de Brookhaven evalúa si un ensayo suyo destruiría la TierraPor ALICIA RIVERA. Diario "El País", Madrid ( 21-07-99) El director del Laboratorio Nacional de Brookhaven, uno de los mayores de EEUU, ha convocado una comisión de expertos para una insólita tarea: decidir si un inminente experimento de física nuclear entraña riesgo de destrucción de nada menos que todo el planeta Tierra. El experimento se hará acelerando iones pesados para hacerlos chocar y reproducir condiciones de alta energía parecidas a las del Big Bang en el origen del universo. La instalación, llamada RHIC, es la más potente de su tipo y creará pequeñísimas condensaciones de materia superdensa. El supuesto riesgo de hecatombe planetaria sería la creación, además, de un hipotético tipo de materia nuclear, los strangelets, o extrañitos, que contendrían quarks denominados extraños, a diferencia de los núcleos atómicos normales que contiene sólo quarks up o down . "El peligro del que se ocupa el comité de Brookhaven, supongo, sería que un extrañito pudiese comerse otros núcleos atómicos normales, engordando así hasta caer al centro de la Tierra y desde allí absorberla entera", comenta el físico teórico español Álvaro de Rújula, del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN). Y explica: "El Sol brilla porque quema hidrógeno. Sin embargo, una botella de hidrógeno en la Tierra no arde sola porque las temperaturas alcanzables aquí no bastan para que los núcleos de hidrógeno lleguen a ponerse en contacto: su carga eléctrica hace que se repelan. Los extrañitos, si existen, también tendrían carga positiva y también repelerían otros núcleos atómicos; no son más explosivos que cualquier otro material". Robert Jaffe, antiguo colaborador de De Rújula, ha dicho: "El riesgo es extremadamente pequeño, pero la probabilidad de que algo extraño suceda no es nula". "Cuando Jaffe habla de pequeña probabilidad se refiere sin duda a la posibilidad de que sea falsa la idea de que los extrañitos más estables tengan carga positiva", dice De Rújula. "No creo que uno pueda adjudicar una probabilidad a la veracidad de una idea. Esta idea está basada en consideraciones totalmente claras y establecidas. No apuesto un millón de ecus a que el experimento de Brookhaven no iniciará el fin del mundo, no sería deportivo: quien apostase contra mi no podría cobrar. Pero sí apuesto a que el comité de sabios llegará esencialmente a la conclusión de que este asunto es tan de ciencia ficción como parece". El RHIC, instalado en Long Island (Nueva York), hizo un primer ensayo la semana pasada y está previsto que el experimento empiece en otoño, informa The Sunday Times. Ahora surge un revuelo en torno a un supuesto riesgo que bien pudo arrancar de un comentario superficial, quizás jocoso, de algún científico. Pero los responsables de Brookhaven prefieren aclarar cualquier rumor que pueda levantar alarma social, y más ante un cambio de milenio capaz de generar irracionales pánicos apocalípticos. Volver al principio del artículo Volver al principio de recortes Volver al principioLean esta interesante entrevista a uno de los científicos de mayor reconocimiento internacional, que pone en tela de juicio el uso de los índices de impacto para evaluar la investigación. ENTREVISTA a Manuel Perucho, profesor visitante de la Universitat Pompeu Fabra"Para tener éxito en ciencia, hace falta sentido común, suerte y, por desgracia, mucho trabajo" INMA SÁINZ DE BARANDA "La ciencia está llegando a situaciones absurdas", advierte el especialista en genética del cáncer JOSEP CORBELLA. Diario "La Vanguardia", Barcelona. "Suerte, paciencia, sentido común y, por desgracia para mí, porque yo de natural soy vago, mucho trabajo farragoso". Esta es la receta de Manuel Perucho, autor de dos descubrimientos que han revolucionado la genética del cáncer, para hacer aportaciones científicas importantes. Pero en la actualidad "casi todo el mundo tiene prisa por publicar y, en lugar de hacer investigaciones importantes, publican artículos irrelevantes por puro espíritu de supervivencia. La ciencia está llegando a situaciones absurdas". Perucho explicó a "La Vanguardia" su visión de cómo debe hacerse la ciencia el pasado martes durante una visita relámpago a Barcelona para ultimar detalles de su incorporación a la Universitat Pompeu Fabra. -¿Cómo debe hacerse la ciencia? -Mi norma siempre ha sido seguir el consejo de Saul Spiegelman, que decía: "Si tienes suerte, tal vez dentro de cinco años hagas algo interesante". Yo siempre me lo he tomado con tranquilidad, trabajando a cinco años vista, esperando a ver si tenía suerte y al final salía algo interesante. Y por ahora siempre ha salido. Pero hoy día todo se rige por los malditos índices de impacto, que son muy nocivos para la investigación a largo plazo. -¿Qué problema hay con los índices de impacto? -En un principio los índices de impacto eran un criterio objetivo para evaluar las investigaciones. Cuanto mayor es el índice de impacto de la revista donde publicas tu investigación, en principio más influyente es. Pero esto ha degenerado hacia una situación absurda. La ciencia está sometida a una impactolatría, como dice Jordi Camí. Parece que, si no publicas en una revista con un índice de impacto alto, tu trabajo ya no vale. La investigación no se puede valorar así. -¿Por qué no? -Porque llega un punto en que la gente va a lo seguro y trabaja para publicar, no para descubrir. Esto no es hacer investigación. Investigar es salir a explorar lo desconocido y hay que ir con el espíritu del cazador. Nunca sabes dónde va a saltar la liebre, son las reglas del juego. No puedes hacer que la liebre salte donde tú quieres. Lo que pasa con la impactolatría es que la gente le dice a la liebre dónde tiene que saltar para asegurarse de que tendrá resultados que publicar. -¿Cuántas horas al día hay que trabajar para ser un número uno en ciencia? -Demasiadas, por desgracia; esto habría que arreglarlo. Últimamente ya no hay manera de descubrir nada interesante sin hacer un montón de trabajo tedioso en el laboratorio. Yo siempre he ido buscando atajos para ahorrarme este trabajo tedioso, y tal vez por esto he hecho los descubrimientos que he hecho, porque he buscado técnicas para hacer las cosas más rápido. Pero esto tiene un límite y la labor del director de un grupo de investigación incluye estimular a la gente que recoge datos aburridos para que no se rindan. -¿Los científicos de 50 años tienen tantas ideas como los de 30 o lo tienen más difícil para hacer aportaciones importantes? -Esto es un tópico. Siempre es bueno tener gente joven en un grupo científico porque se renuevan las ideas y las energías, pero Picasso siguió pintando obras maestras hasta más allá de los 80 años. Hay gente que tiene ideas originales cuando son mayores y otros que no las tienen ni cuando son jóvenes. Eso depende de las aspiraciones de cada uno. Si lo que quieres es medrar y trepar, tú mismo te aniquilas la creatividad; pero si lo que quieres es investigar, te mantienes activo y sigues teniendo ideas. -¿Hay que tener una creatividad especial para hacer grandes descubrimientos? -No creo, yo lo único que he hecho ha sido aplicar el sentido común. -Pero usted iba a contracorriente. Cuando pidió financiación para la investigación de los genes mutantes mutadores, le dijeron que estaba entre el 5% más malo de los proyectos que se habían presentado. -Sí, pero es que en los tumores que analizamos había millones de mutaciones. No se lo creyeron, pero para mí era de sentido común que era obra de genes mutantes mutadores. Kary Mullis, el descubridor de la PCR, dijo: "Manolo no tiene miedo de exponer su cuello para que se lo corten". Y era verdad. Pero esto no significa que yo tenga un espíritu revolucionario. Las mutaciones estaban allí, era evidente, ¿qué iba a hacer yo? ¿Callarme? Volver al principio del artículo Volver al principio de recortes Volver al principioAunque el artículo que insertamos a continuación es de fecha tan lejana como el pasado 4 de abril, nos ha parecido conveniente agregarlo, tras la entrevista a Manuel Perucho, ya que incide en lo mismo, la incidencia negativa en el progreso científico que han tenido los métodos de valoración del quehacer de los trabajadores de la ciencia, o lo que es lo mismo, el pesaje de los artículos y la aplicación de los índices de impacto. En esta ocasión, además, por un no español, es decir, sin sospecha de que esté intentando justificar nuestra falta de "impactología" o de "publicacionería". La élite destronadaOxford y Cambridge, superadas por Yale y Harvard, según un experto británico ISABEL FERRER, Leicester. EL PAIS DIGITAL, Sociedad. Martes, 4 de abril de 1999. Oxford y Cambridge, las dos joyas de la educación universitaria británica, ya no están en la cima del mundo. En una crítica devastadora, David Cannadine, recién nombrado director del Instituto de Estudios Históricos de Londres, ha apeado de su pedestal a ambos centros. Según él, no forman parte de la élite académica. Su enorme burocracia interna, la falta de fondos y, en especial, la desilusión de muchos de sus investigadores han despejado el camino para que Harvard, Yale o Princeton, todas ellas en Estados Unidos, acaparen el nuevo cuadro de honor. Famoso por su monumental obra Declive y caída de la aristocracia británica, y curtido por un decenio en la Universidad estadounidense de Columbia, en Nueva York, Cannadine ha regresado al Reino Unido con un espíritu de lo más combativo. Sin pensarlo dos veces, ha aprovechado su primera comparecencia de relieve, la toma de posesión como director del Instituto de Estudios Históricos, para reprochar a las universidades británicas su peor defecto: la complacencia. "Ya no ofrecen una atmósfera de estudio donde florezcan trabajos nuevos, o enfocados de forma innovadora, y capaces de atraer a un público más amplio", dijo. Para demostrar que sus críticas no eran personales ni le movía animosidad alguna, reconoció enseguida que los profesores universitarios británicos están peor pagados que sus colegas estadounidenses. "Tienen demasiado trabajo, sobre todo de carácter administrativo, que les impide investigar. Su moral está por los suelos y acaban frustrando a sus mejores alumnos, que prefieren no seguir sus pasos", afirmó. Su conferencia, reproducida de inmediato por todos los medios de comunicación nacionales, ha generado un duro debate, del que el propio Cannadine ha salido indemne. Tal vez porque su peor crítica, y también la más certera, se refería a la prueba periódica a que son sometidas todas las universidades británicas y que mide sus "índices de producción académica". O dicho de otro modo, el número de libros y artículos publicados por cada centro y del que depende la cuantía de los fondos que reciben. En realidad, se trata de otra "tabla de excelencia" a añadir a las que marcan ya el sistema educativo nacional desde la primaria. Un sistema temido y rechazado por los académicos que se afanan en lograr los primeros puestos de la lista confeccionada luego con todas las universidades. "Nuestros historiadores escribieron 2.000 libros y 5.000 artículos en 1997. Se les obliga a ser productivos, pero la urgencia misma de dicho requerimiento destruye casi sus obras. Lo que pudo ser un trabajo novedoso, polémico e importante, acaba por dividirse en tres artículos distintos faltos de verdadero rigor", dijo. A pesar de la dureza de sus palabras, Cannadine no ha regresado a su país sólo para vapulear a sus contemporáneos. Reconoce sin problemas que las universidades son más grandes y ricas en Estados Unidos, y que han sabido ganarse mejor al sector privado. En el Reino Unido hay también algunos ejemplos de buen hacer en este campo. Un 60% de los ingresos de Cambridge, por ejemplo, procedía el pasado año de donaciones particulares. Aunque compara los problemas de financiación de las universidades británicas a los padecidos por la sanidad pública, el historiador ha preferido no ofrecer recetas milagrosas. Como el Gobierno, que reparte los presupuestos, tiene un límite, lo mejor sería no depender sólo del erario público, ha venido a decir. Sue Inversen, jefa de investigación de Oxford, es una de las voces que han replicado a Cannadine. Juzgar a las universidades por sus resultados, ha dicho, constituye un ejercicio de estilo, pero "el peligro estriba en dedicarle demasiado tiempo y perder la noción de lo que cuenta de verdad: la calidad académica, con la que Oxford sigue comprometida". Volver al principio del artículo Volver al principio de recortes Volver al principio |
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