Un lector de Vivat Academia, que nos pide guardar el anonimato, nos ha enviado este cuento, que encontró atrapado en algún rincón de la "telaraña", con la intención de que lo incluyamos en el rincón literario, a lo que accedemos encantados. DIARIO DE UN EX-MARIDOEn un hotel, bastante cutre, de una ciudad cualquiera del llamado primer mundo, se encontró el cadáver de un hombre, de unos cuarenta años de edad, con aspecto de ejecutivo y síntomas de haberse pasado tomando píldoras para dormir. En la mesilla de noche se encontraba abierto un diario que contenía ocho páginas escritas; cada una de ellas estaba dedicada a un día de la semana. Les recomendamos su lectura atenta, para evitar el mal que ha provocado la muerte de este probo trabajador. LUNES Me he quedado solo en casa. Mi mujer está ausente toda la semana. Es un cambio que me viene de perlas. Presiento que el Perro y Yo lo vamos a pasar en grande. He preparado un riguroso programa de actividades, y sé exactamente a qué hora me levantaré, cuánto tardaré en ducharme y arreglarme, y cuánto en preparar el desayuno. También he calculado el número total de horas que me llevará lavar los platos, hacer la limpieza, sacar a pasear al perro, ir de compras y cocinar. Ha sido una grata sorpresa darme cuenta de que me queda mucho tiempo para hacer lo que quiera. No sé por qué las mujeres hacen que el trabajo doméstico parezca tan complicado, cuando en realidad es mínimo el tiempo que hay que dedicarle. TODO ES CUESTION DE SABER ORGANIZARSE. A la hora de la comida me he servido un bistec y le he dado otro al perro. Puse en la mesa un bonito mantel, una vela y un florero con rosas para crear un ambiente agradable. El perro ha cenado paté de entremés y también el plato fuerte, este último acompañado por una exquisita ración de verduras. De postre le serví unas galletas de chocolate. Yo tomé un poco de vino y me fumé un habano. No me había sentido tan a gusto en mucho tiempo. MARTES Debo revisar mi programa: creo que necesita algunos ajustes menores. Le he explicado al perro que, desde luego, no todos los días son fiesta, así que no debe esperar entremeses a diario, ni que le sirva cada comida en tres tazones, pues tendría más trastos que lavar. En el desayuno me he dado cuenta de que el zumo de naranja hecho en casa tiene un inconveniente: hay que lavar el exprimidor cada vez que se usa. Una solución es preparar zumo para dos días; así la frecuencia se reduce a la mitad. También he averiguado que las salchichas se pueden calentar junto con la sopa, lo cual representa una cacerola menos que lavar. Definitivamente, no pienso pasar la aspiradora todos los días, como quería mi mujer; pasarla cada tres días es más que suficiente. La clave está en usar zapatillas para estar en casa y limpiarle las patas al perro al subir de la calle. Por lo demás, me encuentro de maravilla. MIERCOLES Empiezo a creer que los quehaceres domésticos llevan más tiempo del que me había imaginado. Tendré que reconsiderar mi estrategia. Primer paso: he salido a por un poco de comida para llevar; así no perderé tanto tiempo cocinando. No debe uno tardar más en preparar la comida que en comérsela. Hacer la cama es otro problema: primero hay que levantarse, luego ventilar la habitación y después extender sábanas y mantas. !Qué engorroso! Creo que no es necesario hacer la cama todos los días y menos si voy a acostarme en ella todas las noches. Es una tarea sin sentido. Ya no preparo nada especial ni complicado para el perro. Le he comprado alimento enlatado para mascotas. Puso cara de repugnancia, pero de nada le valdrá. Si yo tengo que conformarme con comida preparada, él también puede hacerlo. Le he atado un trapo en la cola al perro, así va limpiando toda la casa mientras se pasea. Nota: No se debe preparar zumo de naranja para dos días, un poco más y no lo cuento. JUEVES He pensado que el zumo de naranja se podría guardar en la nevera, o mejor en el congelador, pero entonces tendría que acordarme de que lo tengo ahí, y ya tengo demasiadas cosas en la cabeza. Y además, ¿cómo puede ensuciar tanto una fruta que parece tan inocente? !Es inconcebible! Se acabaron los zumos caseros. De hoy en adelante comprare zumo embotellado, listo para beber. Descubrimiento: He conseguido salir de la cama sin desarreglar casi las sábanas; después sólo he tenido que alisar un poco la colcha con las manos. Desde luego, hacer esto requiere práctica y no puede uno moverse mucho mientras duerme. Tengo la espalda dolorida, pero una ducha caliente me dejará como nuevo..., cuando consiga encender el calentador. He dejado de afeitarme todos los días, pues me parece un desperdicio de tiempo; además, así gano unos minutos muy valiosos que mi mujer nunca pierde, porque a ella no le sale barba ni bigote. Descubrimiento 2: Es absurdo usar un plato limpio en cada comida. Lavar los platos tan a menudo empieza a ponerme nervioso. Nota: He llegado a la conclusión de que no hace falta pasar la aspiradora más que una vez a la semana. Salchichas en la comida y en la cena. VIERNES !No quiero saber nada de zumos de frutas!. Las botellas pesan muchísimo. Otro hallazgo: Las salchichas saben bien por la mañana, desmerecen en la comida, y son insufribles en la cena. Comerlas más de dos días seguidos puede causar nauseas. Le he comprado alimento seco al perro. Es tan nutritivo como el enlatado y no ensucia el tazón; ¡ya no lo lavaré más! Me he dado cuenta de que se puede comer la sopa directamente de la olla. Sabe igual y no hace falta usar sopera ni cucharón. !Por fin dejaré de sentirme como una máquina lavaplatos!. He decidido no fregar más el suelo de la cocina. Esta tarea, al igual que hacer la cama, me ponía los nervios de punta. Toda la casa está llena de trozos de gamuza. El perro se queda sin cenar. Nota: Tendría que prescindir de las latas; el abrelatas se ensucia. Nota 2: He encontrado la forma de limpiar la cocina y los platos a la vez. He puesto todos los platos sucios por el suelo de la cocina y he utilizado la manguera de la terraza con agua a presión. Es fantástico porque no hace falta utilizar jabón. De paso he limpiado el suelo y las puertas de los armarios. SÁBADO ¿Qué objeto tiene desvestirse por la noche, si a la mañana siguiente hay que vestirse otra vez? Yo prefiero dedicar ese tiempo a dormir un poco más. También he dejado de usar sábanas y mantas, lo que me ahorra el trabajo de hacer la cama. El perro dejó caer unas migajas y lo reprendí. ¿Acaso se ha creído que soy su criado? ¡Qué curioso!, de pronto me doy cuenta que mi mujer, a veces, me habla así ... Hoy toca afeitarme, pero no tengo la menor gana de hacerlo. Estoy hecho un manojo de nervios. El desayuno consistirá en algo que no haya que desenvolver, abrir, rebanar, untar, cocer ni mezclar. Todas estas cosas me sacan de quicio. Plan: Tomar la comida directamente de la bolsa, encima de la estufa, sin platos, ni cubiertos, manteles ni demás cacharros. Me duelen un poco las encías. Tal vez sea por la falta de fruta, que no he vuelto a comprar porque pesa demasiado. ¿Será acaso la primera señal del escorbuto? Mi mujer me ha llamado por teléfono, por la tarde, y me ha preguntado si había limpiado las ventanas y la ropa. Yo solté una carcajada histérica y le dije que no tenía tiempo para esas cosas. Hay una avería en el baño: el desagüe está atascado de espagueti, pero no me preocupa mucho porque he dejado de ducharme. NOTA: El perro y yo comemos juntos, directamente del refrigerador. Tenemos que hacerlo a toda prisa, para que la puerta no esté abierta mucho tiempo. Nota 2: El invento de la manguera ha sido un fracaso. Las cocina huele a moho y supongo que los armarios se empezarán a pudrir en poco tiempo. El suelo esta lleno de los restos de comida que había en los platos, si no los limpio se empezarán a enganchar al suelo y será peor. DOMINGO El perro y yo hemos hecho las paces. Nos quedamos en la cama viendo la tele, donde aparece gente comiendo toda clase de manjares deliciosos. A los dos se nos hizo la boca agua. Estamos débiles y de mal humor. Esta semana he comido algo del tazón del perro. A ninguno de los dos nos ha gustado. Hoy sí tendré que ducharme, afeitarme, peinarme, prepararle algo de comer al perro, sacarlo a pasear, lavar los platos, arreglar la casa, ir de compras y hacer varias cosas más, pero estoy hecho una piltrafa. Siento como que me caigo y se me empaña la vista. El perro ha dejado de menear la cola. En un supremo esfuerzo de conservación, hemos salido casi a rastras en busca de un restaurante, nuestro instinto de supervivencia ha podido más que nuestro agotamiento. Encontramos un restaurante y estuvimos allí más de una hora, comiendo viandas exquisitas en distintos platos. Después nos hospedamos en un hotel. El cuarto está limpio, arreglado y es muy acogedor. He encontrado la solución perfecta para mantener la casa impecable. Me pregunto si a mi esposa, alguna vez, se le ha ocurrido hacer lo mismo. SIGUIENTE DOMINGO Ha pasado una semana desde que llegó mi ex-mujer a casa. Sigo en el hotel, pero el martes se me acabaron los ahorros. Estoy de lavaplatos en la cocina del hotel, hacen comida para 200 personas. He abandonado al perro porque no podía darle de comer. Sólo ahora me doy cuenta de que nunca hubiera tenido que dejar marchar a mi ex-mujer tanto tiempo. Mi vida ha dejado de tener sentido. Todas las demás páginas están en blanco Volver al principio |
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