LA FRASE DEL MES:Presencia de ánimo y valor en la adversidad, valen para conquistar el éxito más que un ejército. John Dryden Como no me he preocupado de nacer, no me preocupo de morir. Federico García Lorca ¡Vivat Academia cumple tres años!Felicidades para todos aquellos que han hecho posible este nuevo aniversario, lectores ocasionales o asiduos y colaboradores. Estos últimos con su esfuerzo y, en ocasiones, su valentía, han trazado la línea de la revista en el espacio de la reflexión, la información y la crítica de lo absurdo. ¡Enhorabuena! No vamos a repetir lo ya comentado en los anteriores aniversarios, acerca del alcance, repercusión y difusión de los contenidos, pero si haremos un análisis de lo que ha sucedido en estos 36 meses (30 números) de andadura. En un principio, el gran grupo opositor a la gestión del sempiterno equipo de gobierno de la Universidad de Alcalá vio el nacimiento de Vivat Academia como el arma imprescindible para desmantelar una situación insostenible. Se equivocaron en su mayoría, porque una revista de este estilo sólo puede crear opinión y, si quiere sobrevivir, debe dar cabida a la controversia y el debate. Así ha sido y así seguirá siendo en el futuro, mientras haya personas con ganas de ponerse delante de un ordenador. Bien es verdad que, si estudiamos los artículos publicados, pocos, casi ninguno, han proporcionado datos en favor de la política universitaria que se lleva a cabo en al UAH. Eso sólo puede indicar dos casos posibles, bien no existen argumentos favorables, bien nadie se atreve a descubrir públicamente su juego en una comunidad en conflicto permanente desde hace años. Indudablemente los hemos esperado con ilusión, pero no han llegado. Nos podemos preguntar si ello ha sido bueno o malo. De lo que no cabe duda alguna es del cambio profundo operado en nuestras autoridades académicas: han pasado de ser contrariamente feroces a la publicación de Vivat Academia, a mantenerse prácticamente al margen de su edición mensual. Pero hay más, mientras los gestores de la UAH ignoraban completamente el uso de la red para transmitir información, estas páginas les mostraron el camino de hacer más accesible la misma y, por fin, cayeron en la cuenta. No obstante, siempre hay algún mal pensado que saca correlaciones entre el anuncio de la aparición de un número de VA y las misteriosas "caídas" del servidor en que se ubica. No es raro recibir, los primeros días tras la aparición de la revista, mensajes en los que nos preguntan sobre el porqué de accesos imposibles (véase: página inexistente, usted no tiene permiso para entrar en esta sección y demás, cuando no una "sinrespuesta"). Pero eso es "harina de otro costal". Sin llegar a pensar mal, está claro que los Servicios Informáticos de la Universidad de Alcalá siguen en la misma situación tantas veces denunciada desde estas mismas páginas, y eso después de haber visto pasar por ellos varios directores. ¿Será uno de esos problemas irresolubles? Parece obvio que Vivat Academia se ha convertido en referencia, no sólo del mundillo universitario sino, en general, de toda la comunidad docente, tanto española como extranjera. Y ello es más significativo por cuanto no se limitan nuestros lectores a consultar y responder a los artículos de opinión. Hemos recibido peticiones de ayuda desde el otro lado el Atlántico, se han interesado por el paradero de alguno de nuestros colaboradores de la sección literaria, se citan ya los artículos que sobre la cibersociedad y los aspectos del consumo hemos publicado, nos han solicitado información adicional acerca de los documentos técnicos aparecidos y un largo etcétera. Nos sentimos satisfechos por poder prestar todos esos servicios a la cibercomunidad. Uno de los aspectos más trascendentes de nuestra publicación ha consistido en el esfuerzo por mantener a los universitarios españoles enterados de todo el proceso de reforma universitaria, emprendido por el gobierno español. Desde el famoso "Informe Bricall" a las sucesivas redacciones de la LOU, los documentos íntegros pueden ser consultados en todo momento, gracias a las posibilidades que nos brinda el ser una revista digital. Vivat Academia ha promovido el debate sobre la reforma universitaria, cuando otros grupos, socialmente más significativos, parecían dormirse en los laureles (ahora promueven una respuesta tardía y completamente ineficaz a todas luces). Sin embargo, hay un aspecto en el que no podemos hacer otra cosa que sentir decepción. En estos tres años hemos asistido, totalmente consternados, a la desmembración casi completa de aquel grupo opositor que mencionábamos al comienzo. Si bien Vivat Academia no pretende ser únicamente el vehículo de esta oposición, como ya hemos afirmado, sí que lamenta que ese desmoronamiento haya llevado a una disminución drástica de las denuncias, artículos y demás contribuciones de algunos colaboradores. Aunque desconocemos exactamente los motivos, intuimos que las ambiciones personales, el intento de imponer un líder de la oposición y el abuso de confianza, tratando de utilizar la buena voluntad de ciertos compañeros, han posibilitado esta deplorable situación. Esperamos sinceramente que la reflexión lleve a una nueva etapa de cooperaciones entre todos aquellos que sueñan con una Universidad de Alcalá distinta. Esa inhibición casi absoluta de la comunidad universitaria española, durante estos últimos meses, ante la promulgación de la nueva Ley Orgánica, con movilizaciones extemporáneas e interesadas a las que aludimos más arriba, también nos induce a pensar que estamos pasando momentos difíciles. Resulta evidente que con actitudes parecidas pocos problemas de los que diariamente nos conciernen podemos resolver. Vivat Academia continuará en la brecha, pese a todos estos inconvenientes, insuflando mensualmente a sus lectores un hálito de optimismo, en la idea de que sólo dando publicidad a los problemas y aportando soluciones, se conseguirá un sentimiento unánime de renovación en todos los aspectos de la vida universitaria, sin olvidar a las demás comunidades docentes. Gracias a todos. LA REDACCIÓN Volver al principio del editorial Volver al principio |
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