Iniciamos una nueva sección en nuestra revista, con la que pretendemos dar salida a las aficiones literarias de nuestros colaboradores. Para comenzar, nada mejor que contar con la ayuda de un escritor consagrado internacionalmente que, con toda seguridad, nos empujará a sacar el "autor" que todos llevamos dentro. Vivat Academia se honra y enorgullece de la colaboración de IVO KLARIC, Agregado Cultural y Primer Secretario de la Embajada Croata en España, quien gentilmente nos ha enviado una muestra de su colección de "cuentos de guerra", escritos bajo las bombas que llovían sobre Dubrovnik. Ivo, investigador incansable, es un enamorado de todo lo español, desde la gastronomía a la vida universitaria, pasando por el folklore y el humor. Hemos de agradecerle su disponibilidad y entusiasmo, cuando le solicitamos su ayuda para lanzar este rincón literario. Nadie mejor para presentarlo que su amigo F. J. Juez Gálvez, a quien corresponde la nota introductoria y traducción al castellano de los cuatro cuentos que irán apareciendo en sucesivos números de Vivat Academia. Para esta primera entrega hemos seleccionado "EUROPA REZA...", por aquello de que se acerca la Navidad. Volver al principioTraducción y nota preliminar de F. J. Juez Gálvez, MadridPreliminarAl concebir sus cuentos, nuestro autor parte siempre de la realidad, de un detalle -o de varios- sucedido realmente. Por ejemplo, cuando Sarajevo sufría los bombardeos más atroces, podía leerse en la prensa que sus habitantes pasaban hambre e incluso morían de inanición porque las organizaciones humanitarias les habían mandado harina, pero no levadura. En esas mismas fechas los periódicos publicaban fotografías de los parques y campos de fútbol de Sarajevo convertidos en cementerios. Al mismo tiempo se celebraba la Conferencia de Lisboa... Y eso mismo vale para los demás cuentos. Sin embargo, los acontecimientos reales le sirven al autor sólo como fundamento de unos cuentos en que lo real y lo irreal se mezclan hasta el absurdo lógico, en busca, según sus propias palabras, de refugio mental contra los horrores circundantes. Un yate americano en Dubrovnik, cuyo título parafrasea el de una obra de teatro del autor croata Milán Begovic (1876-1948), "Un yate americano en el puerto de Split", es el primero de los cuentos de la serie de "Cuentos de guerra" que ha publicado; lo escribió en un refugio antiaéreo, sobre las rodillas, en días de alarmas aéreas en Zagreb y de bombardeos en Dubrovnik. Ya han pasado varios años desde que la guerra estuviera en su trágico apogeo, primero en Croacia, luego en Bosnia y Hercegovina. Y como muchos acontecimientos importantes se olvidan demasiado pronto, hay que recordar que en aquel momento la comunidad internacional se comportó respecto a esa tragedia más o menos conforme al adagio Roma deliberante Saguntum periit. Muchos medios de comunicación y muchos políticos no hablaban más que de "partes en conflicto". Las víctimas no eran víctimas, el agresor no era agresor; sólo había "partes en conflicto". Para el autor, "partes en conflicto" es palabrota o una especie de insulto, porque mientras una de las "partes en conflicto" se defendía con la "ayuda humanitaria" -sin levadura- , la otra "parte en conflicto" machacaba Sarajevo son las armas más sofisticadas. Nuestro autor se enfrenta a esa conducta con la única arma de que dispone: una pluma cargada de ironía, fina ironía, pero también amarga. Y se teme que hoy, con el paso del tiempo, a los poco enterados algunas de sus palabras les parezcan demasiado "fuertes". Pero hay que acordarse de esa danse macabre, de las terribles imágenes que veíamos a diario, y esperar que esa atroz realidad no se vuelva a repetir. Ivo Klaric nació en Split. En la Universidad de Zagreb estudió Filología Románica. Profesor, periodista, redactor-jefe del Semanario escolar, de las revistas Nuestro libro y El arte y el niño, conocido traductor literario del francés e italiano (Marques de Sade, Alexandre Dumas, André Gide, Jean Genet, Albert Camus, S de Beauvoir, Fracoise Sagan, Gabriele D Annunzio...) y esporádicamente del español. Su género literario favorito es el cuento breve y, al menos a primera vista, humorístico. Como escritor no le interesan las "grandes cosas", sus temas son les choses de la vie, lo que pasa en la calle, en la escuela, en casa, en el trabajo... Es un excelente observador de los detalles, a menudo sólo perceptibles cuando se encuentran en sus cuentos, ingenuos a primera vista; en ellos, con distanciamiento -casi siempre en primera persona-, con fina ironía, con frecuentes juegos de palabras, critica sutilmente la realidad social. Aunque su expresión es sencilla, sus cuentos tienen más de un estrato, oculto en algún juego de palabras, en alguna alusión mitológica, histórica, literaria... Por eso puede decirse que Klaric es un escritor exigente con sus lectores y que, a despecho de los posibles influjos recibidos, ha formado un estilo propio, característico e inconfundible. La forma expresiva favorita de Klaric es el diálogo. La mayoría de sus cuentos podría dramatizarse, lo que quizá se deba a la dilatada experiencia teatral del autor. Es un excelente conocedor de los recursos del croata literario, lo que quizá le venga, al menos en parte, de familia: tanto su padre, Branko Klaric (1912-45),como su tío Jaksa Ercegovic (l918-45), fueron poetas. No obstante, el encanto de sus cuentos radica justamente en el uso de los dialectos croatas, levemente estilizados, y en especial del dálmata. Los cuentos que presentamos son fruto de una situación excepcional; con todo, son buena muestra de la creación del autor. Ivo Klaric es miembro de la Asociación de Traductores Literarios Croatas, de la Asociación de Periodistas Croatas y del Centro Croata del P.E.N. Desde junio de 1993 desempeña el cargo de Agregado Cultural de la Embajada de Croacia en Madrid. Volver al principioIVO KLARICEUROPA REZA...El Ministro de Asuntos de Allá y Acullá a su secretaria: -Señorita, por favor, intente ponerme en comunicación urgentísimamente con los señores de esta lista, en el orden que le he indicado. Deje ahora todos los demás asuntos; esto es realmente importante. Hay que aprovechar la ocasión antes de que se corte la línea telefónica. Al cabo de una hora, la secretaria entra en el despacho del Ministro de Asuntos de Allá y Acullá. En la mano izquierda papel, en la derecha bolígrafo. -¿Y bien? -Señor Ministro, justo cuando he llamado el Presidente Cossiga estaba rezando en la capilla privada del palacio presidencial. Su secretaria me ha informado de que le ha dicho que quiere una paz absoluta. No quiere que nada ni nadie lo moleste mientras reza por la paz en Croacia. Después, si sus rezos en la capilla presidencial no dan fruto en los próximos cinco años, el señor Presidente marchará directamente a la iglesia de San Jerónimo de los Croatas. Por si acaso... Es todo lo que me ha podido decir. -¿Mitterand? -Tampoco está. Esta mañana temprano se fue en peregrinación a Lourdes. Para rezar por la paz en Croacia... -¿Pero no era ateo? -No sé...eso creo, pero ya sabe usted que algunas personas, cuando se hacen mayores... -¿Walesa? -Lleva ya un mes sin volver por Varsovia. Nadie sabe dónde está. Las malas lenguas dicen que fluctúa entre el Gobierno y la Presidencia. Sin embargo, su secretaria me ha soplado que ella cree que está en Czstochowa, donde ruega fervorosamente a la Virgen Negra para que aparte de nosotros este cáliz. -¿Havel? -De haber llamado cinco minutos antes, habría podido dar con el señor Havel. Por el momento está encerrado a cal y canto en las habitaciones privadas de la Presidencia, con orden de no dejar pasar a nadie. Teme que se le vaya el entusiasmo creador. Está escribiendo, pues, el drama Croatia plorans. Y, según su secretaria, va para largo. -¿Vranitzky? -Esta mañana temprano se unió por fin al "Baluarte del Amor", y reza en la catedral de San Esteban con los refugiados croatas. -¿Qué hay con los demás? Kohl, Carlson, González... -Todos rezan, señor... ¡Todos! -respondió la secretaria, verdaderamente exultante. -El Ministro suspiró con alivio. Luego, tras una breve pausa: -Por favor, llámame ahora al señor Carrington. -Ya he llamado, señor. Nada más oír todo lo que le acabo de exponer,
intenté adelantarme a sus deseos. Lleva dos meses enteros rogando fervorosa, pero que muy
fervorosamente, al señor Milosevic para que pare. Porque, como no pare, le dará en el
culete. Así lo amenazó. P.D. : -¡No te lo van a pasar!- me dijo el amigo de la barra que revisa palabra por palabra todo lo que preparo para publicar. -¿Por qué? ¿Te parece que no está de acuerdo con el Decreto de Información en Guerra?- dije yo. -No. No es eso. No tiene moraleja. No has dado en el clavo, ¿me entiendes? -¿En serio? P.D. a la versión española : Gracias a estas oraciones unos 250.000 bosníacos se encuentran en el paraíso. Volver al principio |
|