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Nueva página dedicada a las contribuciones de carácter
electoral, ante las próximas elecciones a rector. En esta sección incluiremos también
las intervenciones públicas de los precandidatos declarados que ellos mismo nos
proporcionen
Queridos compañeros y compañeras
Nada más conocido el resultado de las elecciones al Claustro, pedí
públicamente al Rector que lo convocara para debatir sobre nuestra situación y declarara
concluida esta etapa y, de esta forma iniciar una transición tranquila. Las cosas han
sido más tortuosas, pero felizmente aquí estamos hablando de lo que tenemos que hablar.
En estos momentos necesitamos afrontar tres grandes retos en nuestra
Universidad:
| Uno es el financiero: Un endeudamiento que representa un
tercio de nuestro patrimonio, que nos veamos obligados a aprobar presupuestos con déficit
sin garantías, y proyectos que un día se consideraron soluciones para conseguir fondos,
como la Fundación General, se hayan convertido, precisamente, en un problema para las
finanzas generales; son temas que no se pueden banalizar. El problema que necesitamos
arreglar aquí es de Ingresos, pues la Universidad en los últimos tiempos no
consigue lo que necesitamos.
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| Otro reto es el de la erosión de las condiciones de trabajo
de los miembros de la Universidad, sobre todo en cuanto a la docencia. De ello hay indicios
económicos: basta comprobar la reducción progresiva del peso relativo del gasto en
Departamentos, centros y estudiantes (4,65% en 1992, 2,9% en 2001). Hay indicios de
debilitamiento de la responsabilidad institucional: Tal es la progresiva limitación
de los medios de los profesores a los que eventualmente conseguimos con proyectos y
contratos. Y hay indicios morales: sometidos a la reducción de alumnos, asuntos
como las dotaciones y distribución docentes se van mal resolviendo con luchas personales
cada vez con menos transparencia y más desconfianza. Y en el PAS crece la desconfianza
con las promociones y con la amenaza de competencia llamada privada, que cuando se ha
arbitrado ha demostrado ser inexperta e ineficiente. Todo esto significa un divorcio
creciente entre la "gran política" del Rectorado (necesaria) y la "vida
diaria" de los servidores de a pié de la institución, igualmente necesaria.
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| Y el tercer reto que hay que afrontar, es el de un liderazgo
positivo en la Universidad. Se han convertido en endémicos, por ejemplo, el
desencuentro del Rectorado con la Junta de PDI y con el Consejo Social; son frecuentes las
mayorías agónicas, casuales y erráticas en la Junta de Gobierno y crece un inexplicable
enfrentamiento de las representaciones de profesores y alumnos, cuando lo normal es que,
estuviéramos ocupados en la búsqueda del objetivo común de calidad de nuestra docencia,
en cuya reclamación tienen toda la razón los estudiantes.
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¿Es caótica nuestra situación?, no. Su gestión, Sr. Rector,
globalmente en los 17 años ha sido adecuada y, en lo inmediato, lidia como puede ante
problemas y conflictos crecientes. Ahora somos una Universidad grande, buena en muchas
cosas, pero con problemas y con conflictos internos crecientes que hay que resolver. Es la
contumaz dialéctica de crecimiento, conflicto provocado por el crecimiento, cambio
para recuperar consenso y estabilidad.
Tenemos que recuperar capacidad de negociación, tenemos que
restablecer el encuentro dentro de la institución entre "gran política" y
"vida diaria" y tenemos que restablecer un liderazgo arbitral. O sea, estamos
ante un genuino caso de necesidad de renovación, que se expresó en el resultado
de las elecciones al Claustro. De modo que el "estado de la Universidad"
es el de la reclamación de un reconocimiento de final de etapa y comienzo de otra.
A todo lo anterior se ha venido a unir el anuncio inexorable de la
nueva Ley. Y Vd., Sr. Rector, en consecuencia con un análisis acertado de las elecciones
del Claustro del 28 de Febrero y con el anuncio de la citada Ley, ya ha declarado en
público que estamos en transición y que no es su intención seguir siendo Rector en este
proceso.
Si es así, no hay motivos para alargar innecesariamente los primeros
pasos de esta renovación. En lugar de luchar como parte interesada, Vd. debe, asumir un
papel consensuador en una transición en la que no podemos entrar con victimismos y
anunciar una fecha de elección que sea aceptable a todas las partes.
No hago cuestión de dos o tres meses antes o después, eso realmente
no tiene importancia en este proceso de transición; lo que sí le pido, Sr. Rector, es
que la fecha que anuncie sea aceptable para todas las partes: también para esa que ha
expresado su oposición y crítica y ha obtenido merecidamente su triunfo en las
elecciones para este claustro. Vd. debe de ser el Rector del consenso para esta
transición en la que no podemos entrar divididos de antemano.
Y puesto que hablamos de intenciones y promesas, metidos ya en esa
transición particular y general, en mi caso, de ser elegido Rector me comprometo a
dimitir y convocar nuevas elecciones cuando empecemos a funcionar con la nueva Ley.
De modo que estamos esperando a escuchar aquí, en este Claustro que se
ha ganado el derecho al cambio, una propuesta de Vd. aceptable para todos.
El Claustro y el presupuesto
José Morilla Critz
Celebramos este año el 400 aniversario del nacimiento de Baltasar
Gracián y no está de más traer a colación uno de los sabios consejos de su Oráculo
manual y arte de Prudencia (Huesca 1647):
"No se han de negar de rondón las cosas, vaya a
tragos el desengaño; ni se ha de negar del todo, que sería desahuciar la dependencia:
queden siempre algunas reliquias de esperanza, para que templen lo amargo del negar;
........ El no y el si son breves de decir, y piden mucho pensar" (edición
facsimil de Marcial Pons, Madrid 2000, p. 464)
Yo no voy a votar globalmente contra estos Presupuestos, lo cual es
hacer lo que hice tanto en la comisión (en la que recién me incorporé cuando ya
llevaban algún tiempo elaborándose) como en la Junta de Gobierno, en la que se aprobaron
por escasa mayoría. Y ello por las razones que, en suma di en la misma.
Pero antes de razonar esta posición, que es simplemente mía, haré un
pequeño comentario sobre las características más importantes de este Presupuesto.
Es un Presupuesto de austeridad e incluso de pobreza, porque
el incremento del gasto total en relación al año anterior es prácticamente
insignificante (0,25%), agravado por el hecho de que los Ingresos no sólo no se
mantienen, sino que disminuyen, si descontamos el déficit previsto de 660 millones
de pts..
Pero en este contexto de forzada austeridad, crece el Gasto
de personal (de todo tipo, docente y no docente) en torno al 12% (811 millones más) y
los Gastos Generales y de Administración un 12,5%, pero éste como consecuencia de
un extraordinario crecimiento (desde menos de 100 millones a 300 millones) de los Gastos
financieros asociados al endeudamiento viejo y nuevo (ya un tercio de nuestro
patrimonio) pues en el resto de gastos se han llegado a reducir 130 millones en Servicios
Comunes, Secretaría General, Servicio Jurídico, Acción cultural, Tribunales, Relaciones
internacionales generales, Mantenimiento y conservación de investigación, Aparataje
científico, Diversos investigación, y algunas partidas más. Algún incremento
significativo sólo lo hay en alguna partida como Equipos Técnicos Informáticos (que se
duplica) como consecuencia de un contrato nuevo para el mantenimiento del Servicio. Y en
lo demás simplemente se ha incrementado el 2% de inflación oficialmente prevista que, en
términos reales ya sabemos es una reducción.
Otras partidas son de menor significación y hay cambios formales
que no nos deben de inducir a error, como la reducción significativa en el conglomerado
de Departamentos y Estudiantes, Desarrollo científico y tecnológico e Investigación de
Departamentos, pues es fundamentalmente el resultado de no aparecer reflejados este año
los remanentes que, eso sí, por la misma razón no debieron haber aparecido el año
anterior, pero por lo visto entonces convenía producir el efecto psicológico de una
aportación adicional, que no la era. Destaco también una significativa reducción en los
gastos previstos en Infraestructura, y en este aspecto, una reducción de la
aportación neta de la Universidad a la misma. La demás, como sabemos, constituye un saco
propio de inversiones finalistas. Algo similar podríamos decir de Investigación,
que registra un importante incremento (aprox. un 50%), como consecuencia de contratos
finalistas previstos de fondos FEDER y Contrato-Programa con la CAM.
En resumen lo que todo esto significa es que hemos conseguido de
nuestros verdaderos patrocinadores (la CAM) un incremento de los ingresos para los
gastos de Personal insuficiente con lo que hemos pactado, acordado, previsto, etc. entre
nosotros para ampliación, mejora, reconversión, promoción, etc. de plantillas y, de
gastos Corrientes, no hemos conseguido ni tan siquiera lo suficiente para el nivel de
gastos generales, mantenimiento, etc. del año anterior y, desde luego, nuestros ingresos
propios (con excepción de las tasas oficiales que, se prevén en todo caso estancadas)
están a años luz de ser algo significativo en nuestras finanzas. Y como a eso hay que
añadir que para tapar el agujero neto corriente (déficit de 460 millones) e
histórico (Deuda de 7.000 millones) tenemos que pagar por intereses 200 millones
más, nos encontramos que nos faltan 660 millones que, de momento, la CAM dice que
seguramente algún día pagará, cuando hayamos incrementado aún más esos déficits en
años sucesivos a este ritmo.
En fin:
Empezamos a tener un problema serio de ingresos que, queramos
o no va a tener que ser afrontado en los próximos años, dado el contexto que se avecina,
con cambios estructurales en los presupuestos sucesivos, tanto en la forma, como en
las prioridades, como en las estrategias para conseguir dinero. En éste no se han
empezado siquiera a afrontar, ni estudiar, esos posibles cambios. El año pasado ya
apuntaba yo este fenómeno: estamos igual pero más agobiados y es porque la
institución no está precisamente en sus mejores condiciones de consistencia y nervio
convivencial para afrontar un asunto de esta importancia.
Nos hemos ido metiendo nosotros mismos en una trampa de incremento
en los gastos de personal (seguramente por la debilidad interna que tenemos en
nuestros órganos de deliberación y decisión, como consecuencia del poco consenso que
hay entre nosotros) que, inevitablemente, debería llevar aparejado un incremento de los
gastos generales que nos permitan trabajar, pero que no conseguimos, seguramente porque no
tenemos tampoco la consistencia necesaria para ver incrementado nuestro respeto ante
instancias exteriores.
Se hacen en este Presupuesto unos recortes de gastos serios,
que no pueden ni deben ser objeto de crítica, al contrario, felicito a los servicios que
los han hecho, que han estudiado minuciosamente las liquidaciones reales de partidas de
años anteriores. Pero, sinceramente, poco más se puede hacer recortando.
A estas alturas del año nos encontramos ya, por otra parte, con
muchas cosas irreversibles:
| Ya hemos gastado en numerosas partidas (sobre todo de Gastos
Generales) de acuerdo a un presupuesto no tan restrictivo prorrogado y ahora tendremos, en
consecuencia, que aplicar el ajuste sólo en seis meses o menos.
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| Algunas de las pocas ampliaciones han significado modificaciones de
contratos, que todos nosotros ya hemos visto en acción (como el de microinformática) y
de los que no sé cual sería la consecuencia de vuelta al presupuesto anterior. Otro caso
es que, en el ejemplo puesto, y dada la estructural carencia e insatisfacción general al
respecto, al final se demuestre que esa ampliación y cambio de contrato hayan repercutido
en una mejora del servicio. Lo suyo es esperar.
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| Están creadas las expectativas (con la anuencia de todos) de las
reconversiones, promociones, etc.
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| Y estamos ante una esperanza de cambio general y renovación en la
dirección de la Universidad, que debería reflejarse en la práctica de los próximos
meses en un trabajo concentrado en conocer en profundidad la situación financiera de
la institución y sus organismos, empresas y fundaciones asociadas y elaborar con
tiempo unos Presupuestos para el año 2002 acordes con la situación.
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Son pues éstos, unos Presupuestos llenos de tantos condicionamientos
que vienen, en la práctica, sin remedio global (otra cosa podrían ser, para aquellos que
así lo estimen conveniente, la introducción de algunas pequeñas modificaciones) y son
el fruto de una etapa terminal. Vienen aprobados con escaso margen y vienen precedidos de
la carencia del requisito más necesario en una situación de este tipo: el entendimiento
entre el proponente (el Rector) y quienes han de aprobarle su pieza esencial de política
como es el Presupuesto (el Claustro), como vimos recientemente en la sesión del pasado
día 3.
En suma, con este Presupuesto, nuestro Rector nos pide que le demos el
respaldo moral y político para conseguir la financiación para un déficit que es
el fruto de todas las debilidades concentradas de la institución, que está
verdaderamente en crisis de liderazgo positivo. Sinceramente, me gustaría darle mi apoyo,
soy un hombre de la institución y no es momento para ponernos chinas en el camino.
Pero ante lo que está ocurriendo no me escudo como muchos otros compañeros en la no
comparecencia (que la tendría bien simple pues hoy mismo he tenido que retrasar la
convocatoria de un Tribunal del que soy Presidente), sino que vengo aquí a abstenerme,
como el principal acto de protesta, porque un Presupuesto es siempre más que un
Presupuesto. No olvidemos que en torno a la discusión sobre el Presupuesto nació,
precisamente, la democracia moderna. Y la democracia en la época postmoderna en la que
vivimos se identifica con consenso, integración y no arrogancia.
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